La sensación, en las dos primeras procesiones de Semana Santa para vacuanrse en el Wanda Metropolitano, es similar: confusión, enfados y quejas. Ni el Jueves Santo, con un sol implacable, ni este Viernes Santo, ya con lluvia. Da igual. El caos, a las puertas, se repite entre los 8.000 madrileños citados por día. No saben dónde ir, ni por qué puerta entrar, ni cuánto tendrán que esperar -aunque la media es de dos horas-. Sólo tienen un mensaje con la citación y la certeza de que les pondrán la primera dosis de AstraZeneca.
Inés, por ejemplo, este jueves, estaba citada a las 16:40, pero llegó una hora antes –por si acaso–. Hizo 60 kilómetros con su hija, desde Aranjuez al Wanda Metropolitano, para vacunarse contra la Covid. “Sabía que me iba a tocar hacer cola, ya me lo imaginaba”, contaba, resignada. Pero no creía que fuera a ser para tanto. En la explanada principal, a la altura de la imponente bandera del Atlético de Madrid, no daba crédito ante lo que le espeaba: tres horas de espera por delante, a pleno sol. “Ya pensaba que iba a ser un caos. Pero hay que ponerse la vacuna; es necesario”, reconocía.
Lo que no entiende Inés es por qué ella, de Aranjuez, tiene que vacunarse tan lejos de su casa. Realmente, no es la única que andaba perpleja por tener que acudir al templo rojiblanco. Francisco, por ejemplo, llegó desde Carabanchel; Alfonso, desde Cuatro Vientos; Toñi y Luis, desde Villaverde… “Esto es una vergüenza, un caos...”, adjetivaban, unos y otros, mientras esperaban, indignados, su turno.
Este jueves sólo había caras de cansancio, de aburrimiento, de hastío… En total, están citados 8.000 madrileños por día (4.000 por la mañana y 4.000 por la tarde) entre 60 y 65 años. Todos, dispuestos –aunque con miedo– a ponerse la vacuna de AstraZeneca. Hubieran preferido la de Moderna o Pfizer. O vacunarse en el Zendal, donde todo funciona a la perfección y las esperas no han sobrepasado los 30-45 minutos. Pero, resignados, admiten: “Si es lo que hay, adelante”.
Una cola eterna
Todos, al llegar, se hacen la misma pregunta: ¿dónde tengo que ir para vacunarme? Ninguno lo sabe. “No hay nadie que nos dé indicaciones, ni que nos atienda….”. Total, que buscan el principio de la cola y empiezan a caminar hasta llegar a la puerta que, con un letrero grande, anuncia el final: ‘Punto de vacunación’. Allí, enseñan su citación y se ponen la vacuna. "Pero esto es aleatorio, sin que importe la hora ni nada...", se quejaban, este jueves.
Pero, para llegar hasta allí, muchos, estos días, esperan entre dos y tres horas. "Es un caos", comentaban, Miguel y Carmen, este mismo jueves en conversación con este periódico. Ambos se vacunan el mismo día. Tienen 64 y 63 años respectivamente. Y están enfadados, muy enfadados.
— ¿Cuánto llevan esperando?
Casi tres horas. Esto es una vergüenza. Estábamos citados a las 17:40, pero hemos venido mucho antes. Un compañero nos ha dicho que, en realidad, que podíamos venir a la hora que quisiéramos. Da igual la hora. Si estás en la lista, pasas, te vacunan y ya está.
— ¿Qué sensación tienen?
Que esto es un caos. Somos gente mayor, con artrosis, con dolores musculares… Te cansas de estar de pie. Está muy mal hecho. No tenemos 20 años, al que no le duele el pie, le duele el espinazo.
— ¿Les preocupa que los vacunen con AstraZeneca?
Todos tenemos nuestro día. Si tenemos que morir hoy, mejor aquí, en el Wanda (bromean). Estamos deseando que nos la pongan porque no hemos comido.
La gran incomprensión, por parte de todos, radica en la organización. ¿Cómo es posible que, si todos los vacunados tienen una hora concreta, tarden entre tres y cuatro horas en pasar al estadio para recibir su dosis? Ángel, que ha acudido de acompañante de su mujer, no daba crédito este jueves. Aunque él, por suerte, no tuvo que recorrer muchos kilómetros. Vive en Madrid. Pero, aún así, no se lo explicaba.
— ¿Da la sensación de que está mejor organizado el fútbol aquí que la vacunación?
Mira que es fácil de administrar. Es tan sencillo como poner una lista con los apellidos… Pero aquí no hay nadie que te informe. Qué costaría que hubiera tres o cuatro personas orientando a la gente. Cuando vienes al fútbol, llegas con tu entrada y sabes la letra y la puerta que te corresponde.
Críticas del Gobierno
Pero Inés, Ángel o Carmen no están solos. El ministerio de Defensa ha sido muy crítico con las largas colas del Wanda Metropolitano. Así lo constató Esperanza Casteleiro, número dos de Margarita Robles -vacunada este sábado en el Wanda-, en su visita el pasado viernes para ponerse la primera dosis. “Había pocos puestos de vacunación para unas instalaciones inmensas y el elevado número de personas citadas”, ha reconocido.
“De incrementarse este número se podría hacer menos sufrida la espera para todos los ciudadanos, dándoles un mejor servicio”, ha proseguido Defensa. Y eso mismo lo comparten, en gran medida, todos los madrileños citados este sábado.
Alfonso, por ejemplo, esperó más de dos horas y media el jueves tras llegar desde Cuatro Vientos al Wanda Metropolitano. “Es una vergüenza cuando en Madrid hay 40 pabellones, 40 plazas, 40 cosas… Se están riendo de nosotros”, contaba, enfadado. “Menos mal que hace un buen día, que si no...”, le apoyaban Toñi y Luis. Como también lo hacía Francisco: “Es una canallada que yo tenga que venir desde Carabanchel hasta aquí, sin comer nada… Que nos lo hubieran dicho”, finiquitaba, resignado.
La lluvia
Todos, en general, comparten sensaciones: se vacunan con miedo, pero también con esperanza. Eso sí, todos creen que se podría haber organizado mejor el dispositivo de vacunación, que contempla que la Comunidad de Madrid administre 140.000 dosis en toda la Semana Santa.
Este viernes, Viernes Santo, ya no es el calor sino la lluvia caída desde la madrugada el problema añadido a la larga espera. La explanada en torno al Wanda ha amanecido encharcada y hacen falta paraguas, con similar confusión que horas antes.
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