El polígono industrial de Tres Cantos (Madrid) vive desde hace unos días una situación convulsa. El pasado jueves, la organización Cruelty Free International destapó el supuesto maltrato animal que se ha llevado a cabo en los laboratorios de Vivotecnia situados en este lugar, al menos entre 2018 y 2020. La activista Carlota Saorsa grabó las imágenes dentro de este centro experimental que ahora está rodeado de personas defensoras de los derechos de los animales.
Decenas de activistas aguardan a las puertas de este lugar la liberación de los animales maltratados en estos laboratorios. En la tarde de este lunes, mientras unos vigilan la puerta, otros acuden al Ayuntamiento de Tres Cantos a protestar en una manifestación que escolta la Guardia Civil. "Vivotecnia explota y tortura", es la pancarta que encabeza la marcha.
Parece inexplicable que ocurran cosas así. Más si cabe, en una sociedad que trabaja de la mano con el Gobierno. La legislación y los controles rutinarios que se realizan han sido, cuando menos, ineficaces. El vídeo muestra cómo en el laboratorio se vejan, torturan y matan animales.
Las farolas del polígono industrial de Tres Cantos están llenas de pegatinas con consignas contra el maltrato animal este lunes. La Comunidad de Madrid dijo el domingo en un comunicado que los animales están "bajo el cuidado y supervisión de la CAM, y de un veterinario in situ". Aquí no parece fiarse nadie. También se hacían controles rutinarios y, sin embargo, la activista grabó estas prácticas durante dos años en los que nadie puso pie en pared.
El mayor de los problemas que tienen ahora los aquí presentes es la falta de información. Llevan desde el jueves esperando la liberación de los animales y aún nada. Aguardarán hasta que no salgan los animales, pero no saben cuándo ocurrirá.
Dentro de los laboratorios hay macacos, monos, perros y, en su mayoría, conejos, ratas y ratones. Los activistas no quieren que a ninguno de los que aún están ahí dentro les pase nada más y por eso vigilan, aunque el número exacto de animales se desconoce.
Vivotecnia era, hasta hace unos días, un laboratorio más. En su propia página web, casualmente en mantenimiento este lunes, se podía leer: "Nuestro objetivo es alcanzar los más altos niveles de bienestar animal, no sólo desde el punto de vista de nuestra responsabilidad moral sobre ellos, sino también porque estamos convencidos de que no podríamos alcanzar la excelencia en las investigaciones sin un bienestar animal adecuado".
Su director general es Andres Köning. "Trabajamos en todo momento para garantizar la calidad de nuestro trabajo, siempre teniendo en cuenta el bienestar animal", apuntó a The Guardian el pasado jueves en un comunicado.
Las imágenes expuestas en el vídeo son de extrema crueldad, como se puede comprobar más arriba. Ratas sangrando por los ojos; conejos que se rompen la columna; ratas hacinadas; perros sangrando; monos y cerdos gritando... Además, el vídeo muestra el trato vejatorio de los empleados a los animales.
Reina el oscurantismo
Las activistas que se encontraban este lunes a las puertas de Vivotecnia aún no se explican cómo ha ocurrido todo esto. La divulgadora científica y activista Barbara González se hace muchas preguntas que aún están por responder: "Aquí en principio se realizan inspecciones periódicas. Es lo que preguntamos y lo que reclamamos a todas las personas que sean responsables de estas inspecciones, ya sea la propia empresa, quienes subcontratan aquí los servicios, la Comunidad de Madrid o el Ministerio de Ciencia e Innovación que ha estado dando subvenciones. ¿Sois incompetentes o cómplices ante esta situación?".
Barbara no se fía. Se ha descargado todos los documentos públicos conocidos que relacionan a las instituciones y a Vivotecnia. Narra enfadada cómo a Carlota, mujer que grabó las imágenes, las autoridades le hicieron caso omiso. "Esa -la cuestión del párrafo anterior- es la duda que tenemos, porque la trabajadora que habló con su supervisor, que recibió luz de gas y que tenía formación para saber que estaba incumpliéndose la ley, tuvo que recurrir a una ONG internacional para destapar lo ocurrido".
Vivotecnia estaba dentro del Acuerdo de Transparencia de la Confederación de Sociedades Científicas Españolas, al menos hasta el viernes, uno de los reconocimientos más importantes en el sector. Aun así, Carlota logró grabar malas praxis durante dos años. Bárbara lanza una batería de preguntas ante esta incongruencia. "¿Entonces de qué vale ese acuerdo? ¿qué tenemos que hacer? ¿Infiltrarnos en absolutamente todos los laboratorios del Estado Español porque no estáis haciendo vuestro trabajo? ¿De qué vale vuestro acuerdo si en un momento una trabajadora tiene que estar dos años sacando pruebas?".
Ante todo esto, reclama una auditoría externa, aunque ya no se fía de nadie. "Muy externa tendría que ser", comenta tras ver la implicación de la administración con esta empresa. "Aquí hay un entramado tan largo de subcontrataciones, queremos entender qué está pasando", continúa Bárbara.
Le damos los nombres que rodean al laboratorio, la estructura montada alrededor de Vivotecnia. Bárbara comenta con rabia: "Mientras que investigáis, quizás ellos están buscando a la cabeza de turco de todo este lío".
Acuerdos con el CSIC
La actividad de Vivotecnia se centra en realizar análisis de seguridad y toxicidad de fármacos y de productos sanitarios, biocidas y de las industrias cosmética, química y agroquímica. La empresa, cuyo administrador único en el Registro Mercantil es actualmente otra sociedad llamada Advanced Biotechnologies Investment, opera desde el año 2007.
En el año 2019, la facturación de la mercantil ascendió a los 7,3 millones de euros, con un beneficio de 249.570 €. Tiene 177 empleados.
Desde el Ministerio de Ciencia e Innovación se ha concedido ayudas a sus investigadores y el CSIC incluso ha firmado un contrato con Vivotecnia. Este contrato está en vigor y su objetivo es "dar un servicio de manipulación, mantenimiento y limpieza de animales de laboratorio en varios animalarios del CSIC", según desveló El Confidencial.
Vivotecnia debía trabajar para el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y para el Centro Nacional de Biotecnología durante los años 2021 y 2022 por 774.064 euros más IVA. El acuerdo fue firmado por Joan Parra Farre, representante de la mercantil, y Alberto Sereno Álvarez, secretario general del CSIC.
Fuentes de la cartera que dirige Pedro Duque han asegurado a EL ESPAÑOL que el contrato del CSIC con Vivotecnia implica, únicamente, que investigadores de la empresa privada trabajen en los laboratorios de la organización pública.
De la misma manera, hace pocos meses Vivotecnia y el Ministerio de Ciencia e Innovación tuvieron un acercamiento para probar la vacuna de la Covid-19 en macacos. Sin embargo, el ente público decidió contratar estos servicios con una empresa holandesa.
A priori, Vivotecnia no opera desde el pasado jueves. La Comunidad de Madrid emitió un comunicado el pasado domingo asegurando que suspendió la actividad investigadora del laboratorio tras realizar una inspección de urgencia ese mismo día y constatar indicios de maltrato animal. Es decir, las agresiones mostradas en el vídeo habrían seguido hasta hace pocas fechas y fue el jueves cuando se descubrió.
Se paralizó la actividad investigadora a partir de entonces a priori. La empresa ha emitido un comunicado en el que asegura también que ya ha abierto una investigación interna.
Por su parte, desde la Dirección General de Derechos de los Animales, dependiente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y Vicepresidencia Segunda, se han congratulado por el cierre llevado a cabo tras la intervención de la Comunidad de Madrid.
Laura Duarte, presidenta de PACMA, comenta que su partido ya ha presentado una querella ante la fiscalía por lo ocurrido. Les falta información aún, pero esperan poder dilucidar cuanto antes lo ocurrido. Creen que si reciben subvenciones es porque las inspecciones no dejan de hacerse. "El propio laboratorio tiene una responsabilidad pero también la tienen las administraciones", apunta.
El rescate de los animales
La entrada de Vivotecnia tiene desde el jueves escolta. Está la Guardia Civil y también varias decenas de activistas que quieren saber qué ocurrirá con los animales que hay dentro. Laura Luengo, cofundadora de Santuario Vegano, pensaba que la Comunidad de Madrid sacaría durante el día de hoy a los animales. No hubo fortuna.
"Se hizo público el comunicado ayer como para que todo el mundo dijera qué bien, pero es que seguimos sin saber qué van a hacer con ellos: dónde van a ir, qué día, ni siquiera si van a salir. Ahora ha venido un veterinario para ver las condiciones de bienestar en que están los animales, pero nadie nos informa", expone Luengo en conversación con EL ESPAÑOL en el Polígono Industrial de Tres Cantos.
No van a rendirse. Luengo está acostumbrada a rescatar animales. Los lleva a su protectora para después hacerles pasar por el veterinario, curarlos y buscarles un hogar. Esta vez no será diferente. "La idea es estar aquí y hacer presión para que los animales vayan a hogares dignos", comenta.
Además, las activistas "no creen que sea un caso aislado". Así lo reseña Paula González, directora de Million Dollar Vegan España. Ella cree que "estamos perfectamente capacitadas para desarrollar modelos alternativos a la experimentación animal. Esto puede dar pie a que como sociedad civil tengamos un debate de quién se beneficia de esto, si es útil o no, si es ético o no y qué podemos hacer como sociedad".
Paula piensa que los animales tienen que ponerse a salvo lo antes posible. La sociedad, opina, debe abrir el debate: "¿La experimentación animal no es la panacea. Se cree que el 12% es para medicina. ¿Y el resto del porcentaje para qué es? ¿No hay otro tipo de modelos? ¿No podríamos estar, en vez de subvencionando a empresas que humillan, vejan, asesinan y torturan a animales indefensos, a empresas que utilicen otro tipo de modelos alternativos? Es lo que nos merecemos".