La Audiencia Provincial de Madrid inicia este lunes el juicio con jurado contra Alberto S.G., acusado de estrangular a su madre, trocear el cadáver y comerse sus restos en 2019 en el domicilio en el que convivían en la capital madrileña. La Fiscalía pide 15 años y cinco meses de prisión.
El acusado, que se encuentra en prisión provisional desde el 23 de febrero de 2019, se sienta en el banquillo como presunto autor de los delitos de homicidio y profanación de cadáveres por lo que además de la referida pena de cárcel el Ministerio Público reclama que indemnice en 90.000 euros a su hermano.
En su escrito de conclusiones provisionales, el fiscal relata que a principios de 2019 el acusado vivía con su progenitora en un domicilio de Madrid, en el distrito de Salamanca, muy cerca de la plaza de toros de las Ventas. A finales de enero o en los primeros días de febrero discutió con ella.
Añade que tras un enfrentamiento verbal se dirigió a ella sujetándola del cuello y con el propósito de acabar con su vida le presionó fuertemente con sus manos hasta estrangularla y causarle la muerte por asfixia. Ya tenía 12 antecedentes por maltratarla.
A continuación, el acusado trasladó el cadáver hasta el dormitorio de la vivienda y lo colocó sobre la cama "con el propósito de ir haciendo desaparecer su cuerpo", para lo cual procedió a su descuartizamiento empleando una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina que tenía en la casa.
Una vez troceado el cuerpo el acusado se fue alimentando en ocasiones durante unos quince días de restos cadavéricos, "guardando algunos en varios recipientes de plástico por la vivienda y en el interior de la nevera y arrojando otros a la basura dentro de bolsas de plástico", siempre según el relato de la Fiscalía.
Los hechos ocurrieron a principios de 2019. Tras una denuncia que avisaba de que María Soledad, de 66 años, llevaba un mes sin dar señales de vida. Los agentes se personaron en el domicilio familiar.
"¿Está María Soledad en casa?", le preguntó la patrulla. "Sí, mi madre está dentro", contestó su hijo Alberto. Una vez accedieron al domicilio, los policías vieron una imagen dantesca y esperpéntica que, según contaban a este diario, ni siquiera podían imaginar y, ahora, recordar.
Alberto había matado a su madre y después la había descuartizado en minúsculos trozos que había ido almacenando en táperes. Unos recipientes que estaban distribuidos por diferentes espacios de la casa y que según contó a los agentes se había estado comiendo con la ayuda de su perro Coque.
Con una actitud fría, el joven madrileño relató a los agentes cómo había acabado con la vida de su madre y cómo también después había practicado canibalismo con los restos mortales de esta, mientras la patrulla de policías observaba la escena del crimen. Fueron las últimas palabras que pronunció Alberto aquel día ante las autoridades, pues una vez admitió lo que había hecho, fue detenido y no hizo declaración alguna en sede policial.
Cuando pasa poco más de un año de este terrible suceso, Alberto se enfrenta ahora a un jurado popular por la muerte de su madre y la práctica de canibalismo.