Probamos las mejores croquetas de Madrid: los cinco lugares secretos donde encontrarlas
EL ESPAÑOL se pasea por cinco restaurantes de la capital para probar este plato cuya fama está al alza. Cada vez tiene más aficionados y recetas.
8 junio, 2021 01:33Noticias relacionadas
Nunca imaginé que me fueran a dirigir palabras malsonantes incluso antes de escribir. Esta vez me ocurrió. El motivo de tales improperios esta vez no era otro que la envidia: yo sólo había dicho a mi grupo de amigos que les iba a descubrir sitios nuevos donde comer croquetas en Madrid.
Todas estas palabras dirigidas hacia mí y hacia mi familia, por supuesto, eran en tono jocoso. La pasión por las croquetas no parece que sea nueva. Gustan a casi todo el mundo. Si el Grand Prix era el programa del abuelo y el niño, la croqueta es la comida de ambos. Y si algo consuela en alguna comida familiar en la que tienes que aguantar a tu cuñado, es que quizás haya croquetas.
Nunca tres sílabas habían puesto de acuerdo a tanta gente. Ni nunca tres sílabas habían dado para tantas historias. Es cierto que, en los últimos tiempos, quizás se vive una exageración por las croquetas, puesto que no todas están buenas. Para acertar, hay que saber dónde ir. Y, sobre todo, antes de pedirlas hay que preguntar: "¿Son caseras?"
La cuestión, aunque no lo parezca, es fundamental. Puede evitar llevarnos un desengaño mayor que el que se llevó tu cuñado cuando se enteró que Ortega y Gasset no eran sus dos españoles favoritos. Las croquetas caseras están muy bien. Las congeladas suelen defraudar por lo general.
Tal es la hipérbole de la croqueta, que cada vez las hay de más sabores. Antes, la elección era limitada: croqueta de puchero o de jamón y para de contar. Ahora las hay casi de lo que quieras.
EL ESPAÑOL ha acudido a cinco restaurantes diferentes, de distintas zonas de Madrid, para comprobar de qué están hechas las mejores croquetas que hay en la capital madrileña. Hemos probado de boletus, carabineros, chipirones, jamón, cocido y espinacas, entre otras.
S. R.: Croquetas reales
Nuestra primera parada en esta ruta es en la calle López de Rueda, 49. Se trata de una zona privilegiada, al lado del Mercado de Ibiza de la capital, en un sitio un tanto escondido pero muy recomendable. Además, está muy bien localizado: sales de la boca de metro de Ibiza y te das de bruces con su terraza.
Nada más entrar, lo primero en lo que me fijo es en su buen aspecto. La decoración parece nueva en lo que se autodenomina 'gastrobar' y 'vinoteca'. Ya lo sé, podría pedir vino para ver cómo se manejan por estos lares, pero entonces habría tenido que escribir otro estas líneas.
Preguntamos por las croquetas. "¿Te ponemos un variado de las que tenemos?" Vamos allá, que se diría en Andalucía, obtienen como respuesta. En un cartel lo advierten: "¡Cositas que nos gustan mucho! Croquetas de jamón ibérico y de gamba y carabinero".
En la tele, mientras tanto, una foto de los que parecen ser los dueños con el Rey Felipe VI. ¿Habrán probado estas croquetas en La Zarzuela?
Nos llegan cuatro croquetas de tamaño pequeño, dos de cada una de las especialidades. Es decir, nos han traído media ración, que nos ha costado 8 euros. Probamos primero la de jamón. La bechamel está en su punto y deja un buen sabor a jamón. Buena puntuación a la primera.
Vamos con la siguiente. La de gambas y carabineros tiene pinta de tener una bechamel más suave. Crujiente por fuera, el sabor no puede ser mejor. ¡Espectacular! Sin duda, hay que probarlas.
La Tasca del Retiro: Paso obligatorio
Avenida Menéndez Pelayo, 11. En nuestra segunda parada no nos alejamos mucho del Parque del Retiro. De hecho, nos vamos enfrente y allí encontramos La Tasca del Retiro. La verdad es que tiene pintaza absolutamente todo y sería imposible desmerecer algo. El menú nos mira, pero hemos venido a por las croquetas.
Seis croquetas seis, por 11,90 euros. Dos de chipirones, dos de jamón ibérico y dos de ricota de espinacas. Son contundentes, grandes y tienen un aspecto para ponerles un piso en primera línea de playa en Zahara de los Atunes. Esperemos que no defrauden a nuestro paladar.
Primero, de nuevo, vamos a lo seguro. Las de jamón son las más fáciles de cocinar dentro de lo que cabe. Casi que son la receta tradicional. En este caso, la bechamel es un poco espesa, pero de sabor está muy buena. No tienen ninguna demasiado pan y no son pesadas, algo que siempre se agradece.
Las distinguimos bien por su color. Las verdes, como no podía ser de otra forma, son las de ricota. El sabor a espinaca es intenso y se queda en la boca. Tiene una textura perfecta. Se ve nada más abrir la croqueta por la mitad, pero es que al probarla hay una explosión de sabores. Top 3 de todas las probadas.
Y por último, probamos a las vencedoras. Croquetas de chipirones de La Tasca del Retiro. Su color negro puede que echen a alguien para atrás. Por favor, si es su caso, no coma por ojo y pruébela. Tienen un sabor espectacular que no deja indiferente y no es para nada pesada. De las mejores croquetas para los que gustan de este plato. Top 1 de la prueba. Sin ninguna duda.
Bodega La Ardosa: Las de toda la vida
Aquí una taberna castiza. Sólo hace falta entrar para comprobarlo. Hay cerveza de importación, vermú de grifo y las mesas son, en su mayoría, botas de vino. Aquí el postureo, si es que lo hubiere, es 'vintage'.
La pared de detrás de la barra muestra las botellas que se utilizan a un nivel alcanzable para los camareros. Arriba, llenos de polvo, los jereces y botellas que deben tener un año más que los bosques. La panorámica es, para los que gustan de lo antiguo, muy bonita.
Este castizo bar es famoso por dos cosas: el pincho de tortilla y las croquetas. Hoy vamos a probar sólo lo segundo. Situado en calle de Colón, 13, La Ardosa es un bar centenario, fundado en 1892.
Pedimos un variado de croquetas. Un cartel nos advierte que están deliciosas, como si nos estuvieran retando. Las hay de cabrales, cecina y carabinero.
Las mejores son las de cecina sin duda alguna. Al menos para nosotros. Tienen muchísimo sabor y no deja indiferente. Incluso si no las miramos, sabemos que estamos comiendo una croqueta de cecina. Sin duda alguna, es nuestro top 2 de la prueba.
Tampoco decepcionan las croquetas de cabrales. Sabor intenso a queso y los amantes del mismo lo sabrán apreciar. Llama la atención en este plato que cada croqueta tiene una forma diferente. Hemos recibido otras seis.
Quizás la única que sí nos deje con ganas de más es la de carabinero. Está buena, no nos engañemos, pero le falta quizás un poco de sabor a carabinero. Si hubiera que calificarla del 1 al 10 le pondríamos un 7. Por este plato y una botella de agua hemos pagado 13.75 euros.
Taberna de Gúchil: Para el día a día
Calle de Alberto Aguilera, 6. Allí está situada la Taberna Gúchil. Un bar/restaurante que cumple con lo que es: un bar de menú. De los de toda la vida, vaya. Porque sí, podemos comer croquetas un día cualquiera y no tenemos que recriminárnoslo.
Nos acercamos a la barra y preguntamos si tienen croquetas caseras. Claro, las de cocido, recibimos como respuesta. Y es que encontrar este plato en la restauración es complicado. El motivo es sencillo: antes de la croqueta hay que hacer el cocido.
Cuando vemos venir el plato, ya sabemos que no son croquetas; son croquetones para gente con mejor saque que Rafa Nadal. El tamaño de estas es incomparable. Veremos qué tal sientan, porque uno de los problemas de las croquetas es que sean muy pesadas en el estómago.
Crujientes por fuera y con la bechamel en su punto, están muy buenas. Saben a cocido, y el sabor es fácilmente identificable. Eso sí, quizás la mano con la sal se fue en algún punto de la preparación. El precio fue de 10 euros, según dijo el camarero que se marcara en la máquina.
Lateral: A cualquier hora
En la madrileña calle de Fuencarral, 43, encontramos Lateral. A simple vista, se trata de un concepto moderno de comida. Se trata de una cadena de restaurantes que está muy presente en la capital y otros puntos de España. Las croquetas pueden ser industriales, pero están muy buenas. Sobre todo las de rabo de toro.
Lo bueno que tienen este tipo de establecimientos es que puedes ir a cualquier hora y la cocina está abierta. Si has terminado tarde las reuniones, puedes acudir, pedir y te lo hacen. Es una ventaja para los que trabajan en exceso o tienen horarios desacompasados.
De esta forma, pedimos las croquetas y nos las traen. En Lateral tienen, por 7,30 euros, un plato de croquetas mixtas que combinan las de rabo de toro con las de boletus.
Personalmente, preferimos las de rabo de toro por tener un sabor más concentrado. Las dos son, no obstante, muy recomendables. De estilo alargado, sería casi imposible diferenciarlas a simple vista.