Ramón C. S., de 21 años, padecía graves adicciones y tenía una orden de alejamiento de su familia por agresión. Los días previos a su muerte había sido muy violento. Causó destrozos en su finca, en la calle José Aguilar de Valencia. Pese al mandato judicial, se personó en el domicilio. "Esta noche vendrá a por mí la Policía", vaticinó minutos antes en el bar de abajo. Y esta acudió, pero a por su padre. Ramón C. P. fue detenido por el presunto homicidio de su hijo, que presentaba signos de estrangulamiento y golpes en la cabeza. "Ya está todo arreglado", escribió tras los hechos a su mujer.
El homicidio tuvo lugar entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, tal y como informó Levante-EMV. Este diario fue quien también reveló el truculento mensaje de Ramón C. P. a su pareja. Ella misma, L. S. A., le responsabilizó del crimen entre gritos cuando acudió al edificio. "Mi marido ha matado a mi hijo", le escucharon bramar los vecinos, según ha podido recabar EL ESPAÑOL en el lugar de los hechos.
Fuentes de la Policía Nacional precisan que recibieron el aviso a las 00.50 horas del domingo. El homicidio, no obstante, se habría producido alrededor de una hora antes. Pero Ramón C. P. no avisó a los servicios de emergencias. Fue su mujer quien lo hizo tras recibir los mensajes y acudir a la vivienda. La investigación se encuentra abierta todavía. Está por ver si el hombre, de 52 años, acabó realmente con la vida de su vástago.
En cualquier caso, según las primeras pruebas recabadas, el padre abrió la puerta a su hijo. Se originó una pelea y el progenitor golpeó al chico con un objeto contundente. La disputa continuó en el suelo, y fue entonces cuando se produjo la supuesta asfixia. Los investigadores analizan cuál de las dos agresiones le pudo causar la muerte.
La deriva violenta del joven parece haberse agudizado durante los últimos días. Tanto es así que, solo tres semanas antes, padre e hijo departían tranquilamente en el bar. Es por ello que los hechos han conmocionado a todo el vecindario, que conocía los problemas de adicción del chico, pero no era consciente de los que derivaron en la orden de alejamiento.
"Era un chico enfermo"
"Era un chico enfermo. Nadie, por graves problemas de adicción que padezca, merece una muerte como esta", relata a las puertas del edificio una mujer. Afectada, explica que fue su profesora. "Me enseñó los tranquilizantes que estaba tomando, él quería salir, superarlo", asegura. "Alguien con problemas de adicción que llega a tener una orden de alejamiento de sus padres debe ser atendido para tratarse", lamenta.
Pero no fue así. El joven Ramón deambulaba por la zona pese a la orden de alejamiento. "Yo mismo le vi también el sábado por la tarde, me crucé con él en el ascensor", cuenta un vecino de la familia. Los residentes aseguran que consumía cocaína, porros y alcohol.
La ausencia de la madre en el domicilio es otra de las incógnitas por resolver. Algunas de las fuentes consultadas aseguran que la pareja no estaba separada, sino que ella se había marchado del domicilio por, precisamente, los problemas de convivencia que había generado su hijo. Tanto su nombre como el de Ramón C. P. constan todavía en el buzón.
El matrimonio era de la Falla Indutria-Santos Justo y Pastor, una de las más grandes de esta zona del barrio de Ayora, pegado al de El Cabanyal. Como en el vecindario, el parricidio ha causado también una gran conmoción en el entorno de la falla.