Cuando el padre de los hermanos Figurato se enteró de que sus hijos querían dejarlo todo por abrir una pizzería se preocupó. Tanto Vittorio (Calabria, Italia, 1987) como Riccardo (1991) contaban con buenos trabajos tras muchos años de estudios universitarios y su idea, a priori, parecía una locura. Pero ellos no cesaron en perseguir su sueño hasta que abrieron en Madrid la pizzería Fratelli Figurato, que recientemente ha sido nombrada la tercera mejor pizzería de Europa y la mejor de España.
“Ahora mi padre es nuestro mayor fan; hasta nos manda recetas para que sigamos innovando y mejorando”, explica a EL ESPAÑOL Vittorio, el mayor de los hermanos, al que se le adivina una sonrisa pese a llevar la mascarilla puesta. Tanto él como Riccardo no sólo han entrado por la puerta grande en el 50 top pizza, “una guía que es como la Michelin, pero de pizzerías”, sino que una de sus pizzas, la Diavola de León, ha sido condecorada con el premio especial a la mejor pizza de Europa. Su precio: 12,90 euros. Sumando las que hacen de esta clase más las del resto de la oferta, el restaurante puede hornear, cada semana, entre 1.800 y 2.000 pizzas artesanales.
Pero esta historia de éxito comenzaba muchos años atrás y con muchos vaivenes internacionales desde su Italia natal hasta asentarse en Madrid, tras pasar por Inglaterra, Francia o Estados Unidos. “Nosotros, aunque nacimos en Calabria, desde muy niños hemos vivido en Caserta, una ciudad a 20 kilómetros de Nápoles. Y en mi familia siempre hemos sido todos unos apasionados de la gastronomía. Mi padre, mi madre, mis abuelos… siempre han hecho que mi hermano y yo crezcamos alrededor de la cocina. Al menos dos veces por semana comíamos pizza de Nápoles. Ahí empezó nuestra pasión”, cuenta Vittorio, quien ha recibido a este periódico en el restaurante Fratelli Figurato-Trattoria Popolare, una de las dos pizzerías que regentan en la capital.
Los años, no obstante, fueron pasando y parecía que lo profesional y lo pasional, al principio, no casaban, así que cada hermano inició su propio camino. Vittorio Figurato, el mayor, se fue a la capital italiana, a la Universidad de Roma La Sapienza, para estudiar Psicología, mientras que Riccardo prefirió quedarse en casa para estudiar Negocios en la Universidad de Nápoles Federico II. Ya ven, la pizza de su infancia, prácticamente había desaparecido de sus vidas.
Hasta que los hermanos Figurato, años después, se reencontraron en París. Vittorio había pasado un año de Erasmus en Inglaterra hasta arribar a la capital francesa para hacer un máster en Marketing. En ese año, en 2009, Riccardo también se fue a la misma ciudad a hacer su Erasmus. “Allí vivimos juntos y los sábados por la noche empezamos a hacer pizzas caseras e invitábamos a nuestros amigos y compañeros de todos los lados del mundo. Era algo que nos encantaba”, recuerda Vittorio.
A Madrid, por amor
Los hermanos Figurato, de esta manera, continuaron sus trayectorias estudiantiles y profesionales. Vittorio se mudaría a Londres a trabajar en marketing. “Desde allí empecé a hablar con mi hermano de hostelería, quería montar algo. Me gustaba”, esgrime el ahora pizzero. Riccardo, entonces, estaba en Madrid en donde comenzó y acabó un máster en Marketing —paso por Estados Unidos mediante—. Y fue en la capital de España en donde conoció a Inés, una chica gallega que a día de hoy sigue siendo la pareja de Riccardo.
“Por ella mi hermano se quedó a vivir aquí. Yo vine a verle desde Londres y me quedé encantado con Madrid. Me pareció una ciudad súper bonita, en donde se vive bien, con gente amable… Y, al final, también decidí buscar trabajo aquí”, desvela Vittorio. Así fue como los hermanos Figurato se asentaron en la capital de España, por el amor de Riccardo a Inés. Ambos, ocupaban sendos puestos en empresas de marketing, pero la idea de dedicarse a la hostelería les seguía rondando la cabeza. Les carcomía.
Y en 2016 tomaron una decisión: dejarlo todo por abrir un restaurante. “Por nuestros estudios más o menos controlábamos la parte empresarial”, dice Vittorio, que añade que “al principio pensamos en un bar de tapas de pasta fresca”. Pero al no cuajar la idea, abrieron en diciembre de 2017 la primera pizzería Fratelli Figurato, sita en el número 37 de la calle de Alonso Cano, un pequeño local cuyas mesas fueron hechas por ellos mismos, ya que los ahorros que tenían para invertir rondaban los 50.000 euros. Y, sólo el horno —un horno artesanal eléctrico que sólo se fabrica Nápoles—, costaba 20.000 euros.
Allí comenzaría una carrera vertiginosa que les llevaría a ocupar la décima posición de las mejores pizzerías de Europa en 2020 y la tercera en 2021 —y mejor de España—. “La verdad, cuando nos dieron ese premio en 2020 no nos lo creíamos. Al parecer, vienen los jueces en secreto, comen y ya después te mandan un mail en el que te explican que tu pizzería ha entrado en el top 50. Y lo de este año ya ha sido maravilloso porque hemos alcanzado la tercera posición, algo que ni imaginábamos porque hemos superado a pizzerías con gran tradición y renombre”, expresa, orgulloso, Vittorio.
Las claves del éxito
Pero los hermanos Figurato no dejaron nada al azar para que su pizzería, en tan sólo tres años y medio, se haya convertido en la mejor de España. Desde sus inicios tenían clara una filosofía que, para Vittorio, sigue y seguirá siendo la piedra angular del proyecto: “Nuestro restaurante representa a la cocina regional del sur de Italia y todo lo que hacemos, desde la salsa hasta la masa de las pizzas, es totalmente artesanal. No compramos nada hecho. Elaboramos nuestras pizzas y pastas a partir de los ingredientes que importamos frescos desde Italia cada dos semanas. Queremos ser una pizzería familiar, de barrio, que represente a la gastronomía italiana y que podamos vender en España productos de calidad”.
Para ello, los hermanos Figurato, desde el inicio, se han rodeado de familiares o amigos cercanos para que su negocio sea familiar. “Queremos que nuestros clientes se sientan como en casa cuando vengan. Por ello, por ejemplo, no nos planteamos que estas pizzerías se vuelvan franquicia”, continúa Vittorio. Y, también, por esta idea de negocio familiar, los hermanos han contado desde el principio con la ayuda de su tío, Costantino Castriota, y de un amigo de su infancia con el que crecieron, Angelo Ferrara.
El primero, de hecho, es sommelier y es el encargado de la oferta de vinos que tiene Fratelli Figurato y, el segundo, actualmente ejerce como director de operaciones de las pizzerías. “Desde 2018 se mudó también a Madrid y nos ha ayudado mucho”, agradece Vittorio, que recuerda, tras cosechar sus éxitos, como se fraguó la fama de su pizzería: “Cuando abrimos en Alonso Cano, no sabíamos que se encontraba en el barrio italiano, donde están, por ejemplo, la Embajada de Italia o la Scuola Italiana. Allí nos empezaron a visitar muchos diplomáticos u otras personas italianas que luego nos recomendaban. A partir de eso, poco a poco crecimos”.
Y el menú se fue haciendo más complejo, sobre todo, a partir de 2019, cuando se unió al proyecto de Fratelli Figurato el chef Nicola Mettivier, otro amigo de la infancia de Vittorio y Riccardo. Entre todos, han desarrollado una idea de negocio que no sólo vende las mejores pizzas de España, sino que pretende también respetar la gastronomía italiana, “pero sin olvidar que este país nos ha acogido muy bien”. Por ello, por ejemplo, “la pizza Diavola de León, la mejor pizza de Europa, es la única que tiene un ingrediente español: el chorizo de León. La hicimos para homenajear a España por todo lo que nos ha dado”, concluye el pizzero.
—Y, Vittorio, ¿cuál es el secreto para que sus pizzas sean las mejores de España y las terceras mejores de Europa?
—Nuestra pizza tiene dos secretos: una buena masa y unos buenos ingredientes. Por un lado, la masa está hecha con agua, levadura, harina y sal —como todas—, pero empleamos la técnica de panadería de medir cada ingrediente al milímetro para que la masa esté perfecta y no sea pesada en la digestión. Eso no es tan común, porque se suele hacer a ojo. Y, por otro lado, compramos y usamos los mejores ingredientes. Por ejemplo, la pizza Margarita, que es la más básica, lleva la mejor mozzarella, la mejor albahaca, el mejor aceite de oliva y, por supuesto, la mejor salsa de tomate, que también hacemos nosotros.
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