La OCDE dixit. España es el país de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos con el mayor número de alumnos que han repetido curso en la ESO. Concretamente, un 8,7% de los estudiantes de este ciclo de secundaria no han superado su curso, respecto al 1,9% de la media de los 32 países que conforman la institución internacional. Algo similar ocurre en Bachillerato, cuyos datos no son halagüeños. Aquí, la tasa de fracaso es del 7,9% de los alumnos, frente al 2,9% del promedio en 2019. Sólo República Checa supera a España en bachilleres repetidores. Por ello, EL ESPAÑOL ha hablado con profesionales del sector educativo para que expliquen las razones por las que España lidera estos infames rankings.
“España es un país en el que no se debate de educación, sino de ideología educativa. La metodología para enseñar no cambia, es decir, no está basada en dar competencias a los alumnos, sino en darles conocimientos para los exámenes, que luego olvidan. Por ello, tenemos altas tasas de fracaso escolar y abandono escolar. Además, tenemos un sistema educativo que se mide por lo que ofrecemos a los alumnos y no por lo que el alumno aprende y aprehende, es decir, lo que interioriza. Es algo que debería darnos vergüenza a todos”, explica a EL ESPAÑOL, muy crítico, Enrique Castillejo (Córdoba, 1971), presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España.
En otras palabras, este profesional de la educación sostiene que si un alumno de la ESO sólo estudia los autores de Literatura, por ejemplo, para aprobarlos en un examen, el año que viene se olvidará. Esto incide en que se genera, poco a poco, un déficit en la formación del alumno que al final puede acabar en el fracaso escolar, cuya expresión es la repetición de curso. Gota a gota, muchos de nuestros estudiantes arrastran carencias en su formación “porque no les formamos en competencias”. “En España, tenemos la cultura de que cuanta más materia le demos a los chavales, mejor. A lo mejor, sería bueno no dar tanta, pero que se afiance bien”, agrega Castillejo.
Pese a ello, el experto no sólo considera que eso como la causa que está detrás de que este país sea el que más repetidores tiene de la OCDE, sino que tenemos un “sistema educativo en quiebra”. Por ejemplo, Castillejo cuenta que, en la actualidad, “muchos profesores no saben cómo afrontar la enseñanza del siglo XXI porque nadie les ha enseñado a hacerlo y eso se permite en este país. A muchos, y lo reconocen, les falta dotación en pedagogía”.
Altos ratios, baja atención
Los profesores, no obstante, también se sienten atados de pies y manos frente una realidad que, desde hace tiempo, llevan denunciando. “Desde mi perspectiva, que es desde el aula, hay varios factores importantes que pueden explicar los altos porcentajes de repetidores en los alumnos de secundaria. Uno de ellos es la ratio. Tener tantos alumnos por aula influye en la manera en que los profesores podemos dar una atención más personalizada a aquellos alumnos que tengan más dificultades. Como las ratios son tan altas, muchas veces no podemos dar a cada estudiante la atención que necesita”, inicia Borja Delgado, profesor de Biología y Geología en el IES África, en Fuenlabrada, Madrid.
Esta realidad, que sobre todo se aprecia en la enseñanza pública, es algo en lo que coinciden los docentes de secundaria. Alberto Sánchez (Madrid, 1989) se queja de los altos ratios de alumnos por aula. Es decir, “podemos llegar a tener entre 30 y 38 alumnos por aula en secundaria. Eso, evidentemente, influye en que podemos dar una atención más individualizada y se ralentice el proceso de enseñanza. Además, no podemos dedicarles el tiempo que necesitan. Si fuesen 15 alumnos por aula, la atención al alumno sería más efectiva”, esgrime.
De hecho, el profesor Delgado añade, en este sentido, que en el curso pasado, el 2020-2021, “hemos apreciado que se ha bajado el número de repetidores”. ¿La razón? “Porque las circunstancias sanitarias derivadas de la pandemia provocaron que los ratios de los alumnos fuesen menores”, lo cual ha generado que haya habido una atención al alumnado, dentro de lo que cabe, algo más personalizada. La lección que se puede extraer de esta circunstancia es que hace falta más inversión en la educación para, al menos, salvar este escollo.
“Parece que en este país no se percibe la educación como algo fundamental. Por tanto, gastar en ella no sería un gasto, sino una inversión de futuro. En España se invierte poco y mal. No digo que viertan cantidades ingentes, sino que tiene que haber un gasto en educación sostenible. Por ejemplo, invertir en un mayor número de profesionales disminuye la ratio. Eso influiría de manera positiva en los alumnos. También habría que repensar los currículos que son muy extensos e inabarcables para muchos alumnos que necesitan más atención y profundizar en los contenidos”, reflexiona el profesor Delgado.
Enrique Castillejo, pedagogo, va un paso más allá y sentencia: “En España no interesa lo más mínimo la educación”. Para él y otros profesionales del sector este tema se ha vuelto un arma arrojadiza entre los partidos y sus ideologías. “Nuestro sistema se ve interrumpido cada poco tiempo con nuevas legislaciones. Ninguna ley educativa cambia los problemas estructurales, como la metodología de enseñanza. Varían contenidos y alguna cosa, pero es como marear la perdiz. Aparte, otra cosa que influye en el fracaso escolar es que existe un desarrollo legislativo dispar en cada comunidad autónoma. Cada uno aplica la norma como considera y eso genera desigualdades entres los alumnos”, arguye el pedagogo.
Más repetidores chicos que chicas
Por si fuera poco, en muchas ocasiones las diferencias entre las tasas de repetidores no sólo tiene que ver con el ámbito territorial, también hay diferencias en el número de repetidores de secundaria en función del género de los estudiantes. Según el estudio de la OCDE publicado este jueves, un 60% de los alumnos que ha repetido curso en 2019 en la ESO o Bachillerato son varones. Ellas suponen el resto. Pero, ¿a qué se debe esta circunstancia?
Alberto Sánchez, profesor de secundaria, que es muy cuidadoso con los datos ofrecidos porque “habría que estudiar bien cómo se ha tomado la muestra”, considera que los roles sociales pueden tener algo que ver en la mayor tasa masculina de repetidores. “Hay relaciones sociales que se reproducen en nuestras aulas. En este caso, los varones con peores resultados tienden a comportamientos más disruptivos y a enfrentarse al ámbito académico y, las chicas, por una tendencia mayor a aceptar las normas y a respetar más el marco normativo, puede que se centren más en lo académico. En todo caso, es un análisis de brocha gorda, ya que hay que analizar otras circunstancias como los contextos socioeconómicos”, analiza Alberto.
Las cuestiones sociales, en este caso, también influye para el profesor Borja Delgado, ya que su experiencia le ha transmitido que “las chicas se adaptan mejor al modelo de organización y desarrollo que se da en los centros educativos en la actualidad”. Todo ello se puede enmarcar también, desde luego, en algo puramente biológico, ya que las chicas maduran antes que los chicos, quienes a las edades de secundaria a lo mejor no consideran primordial atender en clase, por ejemplo.
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