Los padres, contra los coles bilingües: “Son 'carne de cañón' de abandono escolar para los alumnos”
Los progenitores denuncian que el bilingüismo debilita el aprendizaje de sus hijos en la escuela y segrega a los alumnos entre "listos y tontos".
3 octubre, 2021 02:31Noticias relacionadas
Cuando llega septiembre y comienza el curso escolar, el teléfono de Carmen Morillas, la presidenta de la Federación Regional de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado Francisco Giner de los Ríos (FAPA), no para de sonar.
Algo normal, pensarán. Y lo era, realmente, hasta hace unos años. Entonces, los padres y madres primerizos llamaban a la FAPA para resolver cuestiones básicas sobre libros, profesores o dinámicas en la clase. Ahora, en cambio, los progenitores llaman casi siempre para pedir ayuda, ayuda frente al programa bilingüe que por lo general han impuesto a sus hijos en el colegio en el que estudian y del cual es prácticamente imposible salir.
Esa, claro, no es la única razón. Esa llamada de auxilio se produce tras varios años en los que padres y madres han visto que, lejos de que su hija o hijo hayan mejorado el inglés, han disminuido su aprendizaje y sacan peores notas, a pesar de que su esfuerzo es mucho mayor. En otras palabras, el bilingüismo se ha convertido en una barrera cada vez más grande para sus vástagos.
Una tesitura en la que se encuentran miles de alumnos, desde que las comunidades autónomas lanzaran el programa bilingüe a principios de los 2000, permitiendo a centros públicos y concertados adherirse de forma voluntaria. Aunque muchos colegios e institutos, siendo conscientes del problema, han comenzado a atajarlo abandonando el bilingüismo. Es el caso de casi 90 colegios e institutos en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra.
"Cuando presentaron el programa bilingüe, hicieron una campaña de marketing muy buena en muchas comunidades, entre ellas, Madrid. Y claro, ¿cómo no va a querer un padre lo mejor para sus hijos? El criterio general de los padres fue el de confiar. Sin embargo, con el tiempo vieron lo que estaba sucediendo", lamenta Carmen Morillas.
¿Por qué no funciona el bilingüismo en las aulas? Según los expertos consultados por este periódico, existen dos motivos. Los alumnos, en la mayoría de casos, se encuentran con un léxico y una gramática en libros de asignaturas ciencias e historia mucho más avanzados que los de inglés, por lo que les cuesta gran trabajo comprender las lecciones y acaban memorizando los contenidos, sin obtener ningún aprendizaje. Para que usted lo entienda de manera más sencilla. Mientras el alumno aprende el presente simple o los colores en la materia de inglés, se encuentra con el presente perfecto y oraciones pasivas para comprender el funcionamiento del cuerpo humano en el libro de science (ciencias, en inglés).
Abandono educativo
Morillas recuerda decenas de llamadas de padres y madres a principio de curso, pero especialmente una, según cuenta a EL ESPAÑOL. "Hemos tenido de todo, pero no me olvido de cuando nos llamó una familia migrante, que no tenía recursos para apoyar después del colegio a su hija con extraescolares. Eran bilingües, hablaban castellano, pero el inglés se había convertido en una barrera para la pequeña. Después, nos hicieron una visita y la madre se puso a llorar, son situaciones que crean mucha angustia. Al fin y al cabo, si en primaria empiezan a rezagarse, más tarde pueden ser carne de cañón de abandono educativo", sostiene.
Otro de los problemas que denuncian numerosos padres es que, dependiendo de donde vivan, se ven obligados a matricular a sus hijos en centros públicos bilingües sin quererlo. "Nos cuentan que si, por ejemplo, en su barrio hay 3 colegios, todos son bilingües, y se los tienen que comer aunque no quieran, porque no pueden llevarlos a otro sitio. Claro, ¿qué otra opción tienen? Luego llaman, cuando acaban la primaria, para preguntar qué tienen que hacer para sacarles del programa bilingüe", apunta la presidenta de la FAPA.
Desde la puesta en marcha del bilingüismo en las comunidades autónomas, la FAPA, acompañada de diferentes asociaciones y sindicatos, ha reclamado constantemente evaluaciones rigurosas del programa a las Consejerías de Educación con el fin de cambiar algunos aspectos. Nunca han recibido respuesta.
"Saqué a mi hijo del programa"
Enrique Martín es psicólogo y padre de dos hijos. Dos vástagos con los que ha vivido en sus carnes todo lo que ha expuesto en los párrafos anteriores Moribia. Sacó a su hijo mayor del colegio bilingüe, algo que le costó bastante; y cuando quiso hacer lo mismo con el pequeño se dio cuenta de que el sistema estaba montado de tal manera que si lo hacía podía entorpecer su educación. Una experiencia que le llevó a participar en el documental La chapuza del bilingüismo, de Paco Serrano, profesor bilingüe, y que refleja cómo funciona el programa en la Comunidad de Madrid.
Cuenta este progenitor que le bastó poco tiempo para ver lo que sucedía, cómo su hijo dejó de lado el castellano y puso todos sus esfuerzos, en balde, en el idioma extranjero. "Lo acabamos cambiando a un centro no bilingüe y allí pudimos comprobar las consecuencias del programa bilingüe en el que había estado. Empezó a estudiar ciencias naturales en castellano y no entendía nada. Ni siquiera cómo eran los reinos animales, y se lo tuvo que reestudiar en castellano, pese a haberlo estudiado antes", recuerda Enrique Martín, en conversación con EL ESPAÑOL.
Un retroceso que dejó más que claro, apunta este psicólogo, "que mi hijo no aprendía en bilingüe, sino que le enseñaban en inglés; el alumno que lo aprende también en castellano depende del profesor que le toque y de la suerte", denuncia.
Un modelo que segrega
Después, llegó el turno de su hijo pequeño. Con la lección aprendida, lo apuntaron a un colegio que aplicaba el bilingüismo progresivamente y no de golpe cómo ocurría en la mayoría. No funciono demasiado y es más, cuando quisieron cambiarlo a la modalidad de castellano, vieron que eso podría traerle al estudiante todavía más problemas. Enrique se dio cuenta de que el instituto segregaba a los alumnos entre "listos y tontos", entre los que prosperaban en el programa bilingüe, y los que fracasaban y regresaban a las clases en castellano.
"¿Qué haces? ¿Te arriesgas a meter a tu hijo en una clase donde el nivel de los alumnos es bajo y en la que los profesores son conscientes de ello? Todo esto, además, sucedió en pleno covid. Al final, lo dejamos en el programa bilingüe, pero nos sentimos empujados a ello. Mi hijo tiene suerte porque nosotros hemos podido pagarle clases extra de inglés, pero quienes no pueden hacerlo se ven condenados a dificultades en el estudio y de comportamiento. El sistema está montado así, tiene un problema estructural y es urgente revisar su planteamiento", critica este padre.
En algunos centros públicos, añade Miguel Martinez, portavoz de Acción Educativa, una asociación que aglutina a profesionales de todos los ámbitos de la educación, la segregación va mucho más allá. "Hay institutos en el barrio de Vallecas, en Madrid, que tienen programa bajo y programa medio; es decir, que de entre los que no han podido cursar el programa bilingüe, han creado dos niveles distintos. Si empiezas a segregar, a veces no tiene fin".
Frente a esto, algunos institutos han comenzado con los grupos mixtos, aquellos que combinan clases en castellano e inglés, pero sin que el inglés sea el idioma en el que estén los libros de asignaturas troncales como puede ser Ciencias Naturales o Historia. "La clave está ahí, en ir aumentado el idioma paulatinamente. Mantener la lengua materna durante primaria y más adelante introducir el inglés en actividades más prácticas, de ocio en la escuela, como hacer teatro, crear un grupo de música...", insiste.
Trabajar dos veces
Miguel Escribano es otro padre que también ha vivido en primera persona el fracaso del bilingüismo en sus hijos, pero con un añadido: él también era al mismo tiempo profesor y director del centro donde estaba implantado el programa. Estaba, porque este centro decidió en 2018 abandonarlo por tres razones. La demanda por parte del alumnado era cada vez menor, los medios con los que contaba el profesorado eran mínimos y el sistema por el que todo se estructuraba, absurdo. Tanto que docentes como este responsable educativo tenían que dar la clase en inglés y después, en español, para que los alumnos comprendieran la materia. En otras palabras, todos tenían que trabajar dos veces, tanto el profesor como el estudiante.
"Yo he conocido el programa como profesor, porque he dado clase, como padre, porque mis hijos participaban, y dentro del programa directivo. Dábamos Ciencias Naturales, Geografía e Historia en inglés, lo que requería un buen nivel, fluidez y mucha preparación. Pero a pesar de que el alumnado era bastante bueno, nos dimos cuenta de que fue a menos. Yo mismo veía que mis hijos adquirían un nivel de conocimientos menor y se esforzaban mucho más. Así que decidimos abandonarlo en 2018", sentencia Escribano a este periódico.