En aquel verano de éxtasis infinito (y paz efímera), en el que Antonio Rebollo iluminó con su flecha el cielo de Barcelona y Curro añadió cinco tonalidades más al color que Los del Río pintaban para Sevilla, Gloria Benéitez afrontaba los últimos meses de embarazo confiando en el fin de los calores.
El deseo no era menor. Valencia de Don Juan, la localidad del sur de León en la que residía con Jesús Fernández, su marido, era y sigue siendo el destino paradisiaco para los asturianos cuando el mercurio no aprieta lo suficiente al norte del Negrón. Coyanza, como también se conoce históricamente al municipio, se convierte cada verano en el Benidorm con piscina de toboganes y castillo gótico-militar de aquellos vecinos del Principado que cada año ‘bajan a secarse’ (expresión tan gráfica como tradicional) a orillas del Esla.
Gloria dio a luz a Andrea ya entrado el otoño. La hoja caduca cubría lo que antes fue verbena y apenas quedaban asturianos en Valencia de Don Juan. Quizás algún jubilado, de esos que reparten el año a mitades iguales entre los dos territorios, en el mejor de los casos. La rutina había vuelto a la localidad, la hija de Gloria y Jesús ya estaba aquí y a Felipe González aún le quedaban tres años en la Moncloa. El socialismo iba encarando el final de lo que fueron catorce años del mandato más longevo de la democracia.
El 20 de octubre de 1992 llegaba al mundo la flamante Secretaria de Igualdad del PSOE, nombrada recientemente en el Congreso que los socialistas celebraron en otra Valencia, la del Levante. La responsabilidad llegaba con sabor a mar cuatro días antes de soplar las 29 velas. Curiosa coincidencia para una vida en la que las fechas (y los lugares) marcan un trayecto que hasta ahora solo es de subida.
Inicios diferentes
La de Andrea Fernández no es una carrera política de las que empiezan con el acné de las juventudes socialistas y el trabajo más ‘marronero’ entre bambalinas. La etapa escolar, desarrollada íntegramente en Valencia de Don Juan en las aulas del Colegio Bernardino Pérez primero y del IES Fernando I después, dio paso a la universidad, ya en la capital de la provincia.
Andrea aterrizó en 2014 en el PSOE leonés desde el asociacionismo juvenil tras haber sido secretaria general de FADAE, organización estudiantil de carácter apartidista mientras estudiaba Derecho en la Universidad de León. No tardó un año en ir en las listas del partido para el ayuntamiento de su pueblo en las municipales de 2015.
Andrea supo cuándo destacar dentro del partido. “Nos conocimos en un comité del partido, pero el momento en que algunos vimos su potencial fue en la presentación de las listas para las elecciones generales de abril de 2019”, recuerda Pablo en declaraciones a EL ESPAÑOL, compañero de partido y actual responsable de Cultura en la Diputación de León. “Ella tomó la palabra y vimos que tenía tablas, que lo hacía con convicción e ideas y para alguien nuevo mostró una firmeza sorprendente”, destaca echando la vista atrás.
Apuesta segura
Hay un nombre clave en la apuesta por Andrea Fernández desde los inicios. Javier Alfonso Cendón se hizo con las riendas del PSOE leonés en unas primarias agitadas en las que los socialistas de la provincia tuvieron que pasar dos veces por las urnas, en primera y segunda vuelta. Andrea entró en el equipo de Cendón como –precisamente- Secretaria de Igualdad, a finales de 2017.
Con su equipo tejido, la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa acabó empujando a unas elecciones generales en las que el líder provincial del partido no dudó en contar con ella como número 2 al Congreso de los Diputados. Andrea ya era una habitual de las reuniones con colectivos, solía asistir a los Lunes sin Sol (iniciativa que recuerda a las víctimas de la violencia machista en la capital) y es “naturalmente encantadora”, como destaca Ana Arias, compañera de partido en León y responsable de los Recursos Humanos de la Diputación. Y Cendón no falló en la apuesta.
Desde entonces su nombre en una lista es sinónimo de éxito. El PSOE consiguió en aquellos comicios primaverales de 2019 que la mitad de los diputados por León tuvieran el carnet del puño y la rosa, haciendo que Andrea Fernández fuera la diputada socialista más joven del Congreso, precisamente en la legislatura más corta de la historia democrática española.
No importó repetir las elecciones casi ocho meses después. El PSOE revalidó la representación en la provincia (que siguiendo la tendencia nacional cambió al diputado de Ciudadanos, Justo Fernández, por el de Vox, Pablo Calvo). Andrea y Javier seguían en la Carrera de San Jerónimo y ese es el escenario en el que ha dejado claro que no era una diputada más.
Antes de las segundas generales del año, el nombre de Andrea volvió a estar presente, esta vez a modo testimonial al ser la última, en la papeleta del PSOE para el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan, en las municipales que también se celebraron en 2019. Esta vez, tras 24 años fuera del poder, Juan Pablo Regadera volvió a llevar a los socialistas a hacerse con el bastón de mando de la localidad coyantina.
“Desde el primer momento me sorprendió de ella la capacidad que tiene para transmitir cuando habla. Expresa sus ideas de una manera fresca, ágil, con cuidado vocabulario, y sintetiza muy bien su argumentario”, asegura el alcalde del pueblo, que defiende que desde que fueran en la misma lista “casi siempre que hablamos por WhatsApp se dirige a mí como ‘jefe’, y mira tú quién es en todo caso el jefe de quién…”.
El regidor no esconde que enseguida conectaron muy bien, que la alegría es general en la agrupación socialista local tras el nombramiento y que, como coyantino y alcalde, “es un orgullo y una oportunidad tener a otra coyantina como diputada en el Congreso”. Este punto no es baladí. Las primeras palabras de Andrea Fernández, aquella noche electoral en el que fue elegida por primera vez en las generales, hizo bandera de ser pionera en eso de llevar a Coyanza a la Cámara Baja representando a todos los leoneses.
Cambios vitales
Antes del paso a la política activa, Andrea Fernández había trabajado en la abogacía laboralista dentro del gabinete legal de una empresa en la que, según su declaración de bienes, no llegaba al mileurismo. El salto al ser diputada es astronómico, con un sueldo anual cercano a los 86.000 euros brutos al año. La diputada vive entre León y Valencia de Don Juan, se comunica a través de su inseparable iPhone y es una habitual del AVE León-Madrid. Si el hemiciclo lo requiere, hace noche en la capital. Pero, al menos a corto plazo, no hay plan de aterrizar en la villa de forma permanente a pesar de que ha sabido moverse a la perfección en sus ambientes y camarillas.
La confirmación de que Andrea Fernández iba a dejar su impronta en Madrid no tardaría en llegar. En una entrevista con este medio, lejos de mostrar los nervios de los comienzos o una perfil más sumiso con la línea marcada por el partido abrió un debate que aún hoy sigue latente. "Hay que regular la pornografía, ahí se educan las manadas" rezaba el titular. No estaba en Madrid para ser comparsa.
Aquella declaración de intenciones fue la pica en Flandes tanto para que sus propios compañeros de hemiciclo supieran que en Andrea tenían una política dispuesta a la pelea de ideas como para recibir insultos y amenazas a través de las redes sociales. Pero los posibles desencuentros no frenan una voluntad clara. En Twitter se apoya uno de los pilares de su acción política. A pesar de que para muchos el pajarito azul resta más que suma, ella lo convierte en altavoz de sus ideas y propuestas, teniendo a mano la ironía que facilita un meme de Pantomima Full o un GIF de Paloma Cuesta en ‘Aquí no hay quien viva’.
Perfil propio
Con 20.500 seguidores, @afernb apostó durante un tiempo por recibir solo las respuesta de aquellos a los que interpelaba o seguía debido al aluvión constante de críticas, improperios y demás exabruptos. Eso sí, cuando pisa un charco, consciente de ello, lo pisa con los dos pies. Ella no duda en discutir la idea con quien se ponga por delante, como le ocurrió con el periodista Antonio Maestre, con quien tuvo un intercambio de pareceres incómodo a cuenta de la derogación de la reforma laboral.
“[…] A partir de ahí la turra que quieras”, sentenció en uno de sus tuits de respuesta. Tampoco son escasos sus propios paisanos que, desde que progresa en Madrid, denuncian que echan en falta un apego más constante a la provincia, reclamando que se posicione en cuestiones como la despoblación, el éxodo juvenil y, cómo no, la búsqueda de una autonomía para la Región Leonesa. A pesar de los cientos de tuits, esta última es una bala que Andrea esquiva por norma general.
La apuesta por regular la pornografía y abolir la prostitución abrió un campo nuevo en el feminismo del PSOE, en un momento en el que Unidas Podemos buscaba abanderar en solitario dentro de la coalición la lucha de las mujeres. El protagonismo ganado por Fernández fue clave para que finalmente sustituyera a Carmen Calvo en la secretaría de Igualdad, al entender los socialistas la necesidad de un perfil que de batalla (y construya el relato) ante los postulados feministas de los morados. No solo está llamada a ser la cara visible del nuevo PSOE, sino que debe llevar la manija y ser impulso de las políticas más feministas del Ejecutivo. Y en el futuro, si nada falla, estar ahí.
Este protagonismo, marcado por ir con todo en sus postulados (sorprendió iniciando una comisión en el Congreso relatando con las búsquedas más frecuentes de un portal de pornografía en internet) le ha llevado a que sus papel en la Cámara no sea meramente testimonial. Está presente en la Comisión de Investigación sobre la conocida como 'Operación Kitchen', fue ponente en la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia y es Portavoz adjunta de la Comisión de Justicia.
Andrea Fernández ha ido directa a más de un talón de Aquiles de la masculinidad que ahora llaman frágil con su defensa del feminismo. Los debates abiertos no son entendidos desde algunos sectores de una sociedad que hasta hace no tanto reía con aquello de ‘mi marido me pega’. Pero ella, como comenta Ana Arias a este periódico, “va a ir hasta las últimas consecuencias con la defensa del feminismo y las políticas de igualdad”.
La ‘otra’ Andrea
Más allá del debate político, Andrea Fernández sigue disfrutando cuando puede de una cerveza con amigas en el Café Diario de Valencia de Don Juan, un punto de referencia que siempre recomienda al visitante. Si toca andar por León capital, Tula Varona es uno de los lugares ideales. Las conversaciones surgen solas en este pequeño rincón de la ciudad en el que conviven los libros de viejo, los vinilos, las infusiones y una terracita tranquila no muy lejos del meollo.
Hubo tiempo antes de la pandemia de disfrutar del Sonorama Ribera (uno de los grandes festivales de música del país) haciéndose fuerte en el camping de Aranda de Duero o de bailarlas todas hasta no poder más en el Planeta Sound de Ponferrada. Lo de la música, aunque sea en pequeño formato, es un ‘must’ de su agenda. No es difícil dar con ella en algún concierto del leonés Fabián en el Gran Café de León e, incluso, sorprenderla escuchando a Quique González (aunque el último disco, “de entrada no”), a Zahara o a un buen ramillete de grupos del indie nacional como McEnroe.
Sus compañeros de partido a nivel local destacan de ella que “es trabajadora, está preparada y se puede debatir con ella, no es de esas personas que dicen aquello de ‘por mis narices’. Además es discreta, muy discreta”. Sus relaciones amorosas nunca han trascendido (más allá de contados noviazgos dentro del partido) y mantiene vigente una soltería sobre la que no desvela más información.
Devora poesía y prosa y, aunque no sobra el tiempo, no se olvida de llevar más o menos al día su futuro doctorado en Filosofía del Derecho en la Universidad de León. Eso sí, asegura que cuando todo esto acabe, las oposiciones a secretario-interventor podrían ser la opción ganadora.
Proyectos vitales y una fecha
En el debe sigue pendiente ese viaje a Cuba en solitario que se propuso meses atrás, empujado por el recuerdo demasiado lejano de aquella escapada a Grecia. No debe ser fácil estar a las puertas de iniciarse como treintañera, con los placeres de la juventud llamando a la puerta cada poco y con una vida política tomando velocidad de crucero.
Pero la leonesa hace ver que hay tiempo para todo. En los últimos tiempos Madrid ha ejercido un gran papel en su vida social y, aparte de una amistad forjada entre pasillos con la diputada Isaura Leal, de la que afirma aprender siempre, hace buenas migas con Emma López Araujo, concejala socialista del Ayuntamiento de Madrid. En el grupo tampoco faltan periodistas que cubren la vida parlamentaria y la relación con Adriana Lastra es todo lo estrecha posible. Su presencia en el núcleo del partido a nivel nacional no deja de ser una apuesta del combo formado por el presidente del Gobierno y la vicesecretaria general del PSOE.
Fruto del entendimiento y de los buenos lazos tejidos en la corte, en julio de este año avisaba en un grupo de Whattsap de los socialistas leoneses la buena nueva: se incorporaba al equipo de organización del 40 Congreso Federal del PSOE. “Estoy muy contenta y espero dejar el pabellón del PSOE de León como merece”. Era el escalón siguiente. Pero no el último.
“Desde el minuto uno vi que ella iba a llegar lejos, supo aprovechar la oportunidad que tuvo”, comenta en confianza Ana Arias.
La tarea copó buena parte de ese tiempo de juventud, pero la leonesa se reservó un momento cumbre de la cita en el que tomar parte. Andrea moderó uno de los debates del Congreso, y no uno menor: el que juntó a Carmen Ávila de Manueles, José Luis Escrivá, Félix Bolaños y al expresidente y confidente de la propia Andrea, José Luis Rodríguez Zapatero. La elección fue certera, hasta el punto de que algunos asistentes al Congreso defienden que fue el único debate del que salieron ideas claras y aplicables lejos de los lugares comunes.
Futuro
Pero los globos aerostáticos, los aplausos y los mojitos de aquellas noches de otoño quedaron atrás. También aquella icónica imagen con la que el PSOE quiere dejar claro que está preparado para lo que viene. Andrea, mano en alto, sonrisa por bandera, camisa blanca y un cambio de 'look' que arroja una declaración de intenciones. Las que ya había verbalizado antes, desde aquella vez que cogió el micrófono y sorprendió a sus propios compañeros de León.
Lo que queda por delante está por escribir en una carrera política vertiginosa. El peso de ser la ‘savia nueva’ del PSOE necesita de espaldas que puedan soportar buenas cargas. Y Andrea, la hija de Jesús el carpintero que quiso ser socialista desde que de pequeña vio a Zapatero en Valencia (la de Don Juan), ya ha ido tomando medidas de las alforjas.