Víctor Aparicio lleva 13 años trabajando en la sanidad pública madrileña y no tiene plaza fija. Y, si los planes del Gobierno, adelantados esta semana por EL ESPAÑOL, no cambian, va a seguir sin tenerla. El Ministerio de Hacienda ha aprobado un borrador —en el marco del proyecto de ley de estabilización del empleo público— que decreta que los interinos que ocupen su plaza desde antes del 1 de enero de 2016 de manera ininterrumpida puedan optar a ella a través de un concurso de méritos. Es decir, la vía para ser funcionario sin opositar.
Esta medida, tal y como está planteada actualmente, deja fuera de esa opción a plaza a los interinos de Sanidad y de Educación, es decir, a la inmensa mayoría de los interinos españoles. “Nos ha pillado por sorpresa pero tampoco nos sorprende. Ahora mismo por parte de las instituciones públicas hay una desatención hacia los tres pilares de la sociedad, que son la cultura, la sanidad y la educación, que es pasmosa”, considera Víctor, que trabaja como enfermero en la UCI del hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Como él, hay cerca de 330.000 interinos que no van a poder optar a una plaza, según los cálculos de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). “Yo terminé la carrera en 2008 y firmé mi interino en 2018. Tengo 13 años trabajados para la Comunidad de Madrid pero no tengo derecho a acogerme a esta medida. Y nunca he dejado de trabajar. En estos 13 años solo he cogido el paro 15 días”, protesta Víctor.
La noticia ha caído como una bomba sobre los interinos españoles, quienes, a través de determinados sindicatos, llevan meses negociando estas medidas con el ministerio. El borrador, conocido esta semana y adelantado por EL ESPAÑOL, ha sido pactado por los grupos parlamentarios de PSOE, Unidas Podemos, ERC y PNV.
“Nosotros seguimos solicitando entrevistas con los diferentes grupos parlamentarios”, asegura Susana Arroyo, profesora y portavoz de la Confederación Intersindical. “Hay mucho que mejorar todavía. Estamos a tiempo de hacer las cosas bien. Si se hace con el funcionariado en general, también se tiene que hacer con sanidad y educación”.
Susana, igual que Víctor, se ve afectada negativamente por este borrador. Este profesora de secundaria acumula más de ocho años en su trabajo, pero ahora mismo no podría optar a un concurso de méritos.
Lo mismo le ocurre a Andrea Estévez, que atiende a este priódico desde Galicia. También es profesora de secundaria y portavoz de la Central Unitaria de Traballadores (CUT). “Nos ha sorprendido que no recoja todo lo que tiene que recoger. Que se vaya por este camino, no, no nos ha sorprendido. Los sindicatos llevamos tiempo trabajando para conseguir un concurso de méritos”, explica.
“Lo que nos sorprende es que se establezcan cinco años y no en tres como marca Europa”, se queja Andrea. “Es un borrador que está incompleto, que deja fuera a las personas que sufren la mayor precariedad. Son lo que tienen esos contratos temporales tan inestables. No da solución ni a la directiva europea ni consigue el objetivo que se propone”.
Sin embargo, esta profesora se muestra medianamente optimista: “No creo que lo vayan a dejar fuera, creo que lo van a añadir a posteriori. Como esto aún no está aprobado tenemos que seguir haciendo ruido y fuerza, porque llevamos muchos meses trabajando para que se apruebe el concurso de méritos”.
Medicos temporales
La sanidad y la educación son los dos sectores públicos donde existe una mayor temporalidad en el trabajo. Sirvan como ejemplo estos testimonios. O, por abarcar un abanico más amplio, un estudio del sindicato médico CESM y la Organización Médico Colegial (OMC) asegura que más de la mitad de los médicos que ejercen en España (unos 160.000 según el INE) encadenan más de seis años con un contrato temporal.
El experto en derecho laboral Fabián Valero, socio-director de Zeres Laboral, considera que estos sectores soportan "la mayor bolsa de fraude" del sector público. Asimismo, ve en esta futura norma importantes “visos de inconstitucionalidad”.
La norma todavía está pendiente de aprobación y tiene camino por delante. Pero, una vez aprobada, además, tendrá que ser aplicada por cada comunidad autónoma. “Cada comunidad autónoma va a tener sus requisitos propios y vamos a tener que presentar los méritos que cada una crea convenientes”, protesta Víctor, el enfermero, visiblemente indignado.
“Nosotros entramos en un concurso de oposición [o de méritos]. Nosotros no opositamos a una plaza. Tenemos una precariedad laboral tan pasmosa que nuestros contratos son completamente discontinuos. Continuamente se nos cambia de puesto de trabajo, de manera que intentar demostrar la continuidad en una misma plaza para nosotros es prácticamente imposible”.
En enfermero considera que estas medidas, además enfrentan a los trabajadores y diluyen la responsabilidad de las administraciones. “Provoca que nos peleemos entre nosotros por quién tiene más derecho a ocupar una plaza. Lo que están haciendo es calentar el ambiente para que nosotros, con un poquito de suerte, nos matemos y que la administración pública se vaya de rositas”. Divide y vencerás, que dijo Julio César.
—¿Qué les dirías a los responsables de este nuevo borrador?
—Que se trasladasen a esos aplausos de las ocho de la tarde. “No os vamos a olvidar”. ¿Qué era exactamente ese compromiso? ¿Se iba a hacer algo por reforzar la sanidad pública que estaba tan sumamente devastada? Hemos pasado una guerra mundial. No ha habido bombas, no hay edificios derruidos, ni hemos tenido sangre por las calles. Pero España ha vivido una auténtica guerra. Estamos en la posguerra y hay que invertir para reconstruir. España contaba con un déficit de 120.000 enfermeras antes de la pandemia. ¿Qué les hace creer que, a día de hoy, las tienen?
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