Érase una vez una banda de rock que le hizo una canción a su “agüita amarilla”. Tu madre lava la vajilla con mi agüita amarilla / moja el patio del colegio / y moja el ayuntamiento / mi agüita amarilla. Ese mismo año, nació otra banda de rock (ellos decían hacer agropop) que le cantaba al “bolillón”. Me di cuenta de que al moro / se le cayó una piedra de hachís / la lie y cogí un bolillón. Era 1986 y España vivía su movida tardía, su explotío cultural postergado por la dictadura franquista. Nacían Los Toreros Muertos y No me pises que llevo chanclas.
Al frente de dichas bandas estaban, respectivamente, Pablo Carbonell y Pepe Begines. Hoy, 35 años después, suman sus fuerzas para crear la fusión de ambos grupos: Toreros con chanclas. Vuelve con esto aquel espíritu de ruptura que les llevó a los escenarios hace ya tantos años. Y lo hacen con una gira bajo el brazo.
Pepe y Pablo ya peinan canas pero se sienten tan jóvenes como el primer día. Entre ellos hay una gran sintonía, propia de quien lleva 35 años compartiendo escenario. El uno completa las frases del otro, y viceversa. Por si alguien esperaba hierro en el asunto, antes de empezar Pablo se mete un cojín en el pecho. “Me voy a poner tetas”. Y así.
P: ¿Cómo surgió esta idea de Toreros con chanclas?
Pablo: Que te lo cuente él que se lo sabe mejor que yo.
Pepe: Pues no tenemos la menor idea. El caso es que tenemos muchas ganas de hacerlo.
Pablo: Estaba todo muy oscuro, era de noche. Había un humo raro por ahí, en el ambiente. Y no era temprano, depende de como lo mires. El caso es que la idea creó las ganas. Entonces ahora mismo estamos henchidos. Porque, claro, con la juventud que tenemos perenne, ya era hora de hacerlo. No sé cómo surgió la idea, pero lo cierto es que ha sido muy bien recibida y mucha gente se ha preguntado: ‘¿Y por qué no lo hicisteis antes?’. Porque él necesitaba una madurez que no tenía cuando empezó y yo, en cambio, me he quitado años con mi nueva etapa de caminante por la sierra.
P: Respecto a este nuevo proyecto habéis dicho, cito textualmente, que os movéis “en el amplio espectro que va desde Fernando Esteso y su anuncio de coñac La Parra hasta Frank Zappa o los Sex Pistols”. ¿Me podéis desarrollar esta idea, por favor?
Pepe: Yo te la desarrollo, con mucho gusto. Verás, por una parte, están las canciones de Los toreros muertos, con otro tipo de intelectualidad, y las nuestras, con intelectualidad rural encriptada. Las ganas de pasarlo bien y la carencia de cierto tipo de vergüenza nos hace hacer este tipo de carcones.
P: ¿Solo de “cierto tipo” de vergüenza?
Pepe: Bueno, sin vergüenza. Lo que sí es verdad es que coincidimos plenamente en que ya está bien de cantarle al amor. Yo no me imagino a Pablo haciendo una canción que empiece diciendo: ‘Te quierooo’. Bueno, pues no. Todavía no.
Pablo: Pero ya veremos, eh. Que como me dé a mí la vena romántica... O como nos dé a los dos. Porque quizás, Los toreros muertos o No me pises que llevo chanclas, hemos entendido que esa parcela pertenecía al mundo privado. Pero ahora que hemos unido fuerzas y salimos con falditas al escenario, pues es posible que tengamos que cantarle al amor. Aunque, nada más lejos de nuestro ánimo, provocar tumultos y desmayos.
Pepe: Lo que sí es verdad es que el resultado de lo que estamos haciendo no se parece a nadie, que es lo que nos interesa.
Pablo: por eso estas mezclas tan raras. Si tú coges nuestro Kalimotxo de mamá y lo mezclamos con No, no veo na, te sale algo que está entre Frank Zappa y Fernando Esteso.
P: ¿Os tomáis la música más en serio de lo que parece o realmente siempre estáis de broma?
Pablo: Aquí me gustaría matizar una cosa. El humor es probablemente la cosa más seria que ha generado el ser humano. Y lo ha creado para quitarle gravedad a la vida, que es un verdadero drama. La vida es una enfermedad mortal. Entonces, para poder aceptar nuestro destino triste, tenemos dos caminos: o reírnos, o volvernos locos. Y ambas cosas están muy unidas. La gente sensata tiende a volverse loca. La gente insensata, como nosotros, tendemos a reírnos. La risa es un bofetón a la murte y cuando uno ríe es inmortal. Este espíritu nos anima a juntar nuestras fuerzas y proponer delante del público dos horas de enajenación.
La nueva propuesta de estas dos bandas se ha materializado en un medley (mezcla de canciones en jerga musical) titulado Agüita agropop, que mezcla Mi agüita amarilla con varias otras caciones de la banda de Begines como Bolillón, ¿Y tú de quién eres? o Rebujina agropop.
A ritmo de ska, las dos bandas -ahora una- hacen una declaración de intenciones de lo que es este nuevo proyecto. No solo habrá solo medleys, aseguran, también temas originales. Asimismo, la banda-mezcla mantiene a todos los miembros de las dos. Es decir, que habrá ocho personas en el escenario. El próximo 15 de enero se estrenan en Madrid.
P: ¿El rock ha muerto?
Pepe: No, no ha muerto. Sigue vivo en los vinilos. Sigue vivo en la eternidad que marcó algo no efímero. Tuvo su época dorada, su ‘belle epoque’. Pero tiene eso, que es inmortal.
Pablo: La gente decía que el teatro había muerto porque llegaron los cines. Ahora la gente puede pensar que el rock ha muerto porque ha venido el reguetón. Bueno, todas estas cosas pasarán. La música, por su gran disparidad, siempre encontrará mecanismos para sobrevivir. Y uno es el que hacemos nosotros, mezclar el rock con el humor, con el circo, con la sátira.
Pepe: Antes era todo mucho más silvestre. Salía porque sí, por vocación. Pero vocación con mucha cinta aislante. Ahora tu padre te regala la guitarra y el ampli. Ahora el padre te lleva a operación ‘tiburcio’. O si tienes cualidades dándole patadas a un balón, te lleva a los juveniles del que sea. A ver si crea un Messi. Antes iba la gente por delante de los padres y ahora van los padres por delante de los hijos.
Pablo: ¡Ostras! Efectivamente, La Bola de Cristal fue un programa hecho para los niños y ahora los programas se hacen para que los padres lo aprueben para que lo vean los hijos. La libertad de expresión se ha resentido y creo que una de las mejores maneras de volver a dinamitar [seguramente pensaba en otro término] la libre expresión de los artistas es el sentido del humor. Yo he sido el payaso que se ha reído de la música durante muchos años. y ahora me he encontrado a un payaso que se ríe de mí.
Pepe: Ahora que dices esa palabra, yo no entiendo cómo se puede usar la palabra payaso como insulto. ¿Sabes lo que te digo? Yo siempre he abogado por una música sin complejos, aunque tengo mi casa llena de discos de Chick Corea, Frank Zappa, Elvis, Aaron Presley… La cultura musical que hemos tenido nos da la seguridad para estar con el humor en la mano.
P: Yo os había preguntado por el rock pero os habéis pasado al humor…
Pablo: Es que creo que el rock se toma demasiado en serio a sí mismo. Pero yo creo que el que decide ser rockero, a pesar de que se tome en serio, es un payaso. En el sentido más bonito de la palabra.
Pepe: Hay una cosa que me gustaría que reflexionemos sobre ella. ¿Habéis visto alguna imagen de Los Beathes, off the record, que no estén haciendo el payaso?
P: Sí, cuando llegó Yoko Ono. En la grabación del Abbey Road, por ejemplo.
Pepe: (Risas) Esa es buena.
Pablo: Bueno, a ellos los llamaron los hermanos Marx de la música.
Pepe: Creo que eso [hacer el payaso] lo que crea es un estado de ánimo. Entonces te encuentras feliz. Estás con tus colegas haciendo música. Entonces nosotros quizá hagamos verdad eso. Porque si tú te lo pasas de puta madre, estás todo el día en una furgoneta y llegas al escenario y parece una marcha fúnebre, pues tampoco, ¿no? Nos lo pasamos de puta madre, tampoco vamos rompiendo teles, pero nos bajamos del escenario y somos los mismos.
P: ¿No os han vetado de ningún hotel todavía?
Pablo: Bueno, yo sé que a los Hombres G no les dejan entrar en los hoteles donde han estado Los toreros muertos en Colombia. Por lo que habíamos hecho nosotros. Era un gran Hotel, el Intercontinental de Medellín, y decidió que grupos de rock, no.
P: ¿Quieres desarrollar eso?
Pablo: No (risas). En realidad yo no fui. [Más adelante desvela quién fue].
P: ¿Qué bandas actuales en España están haciendo ahora cosas interesantes?
Pablo: Es que después de que desaparecieran los Payasos de la tele, ya estoy un poco huérfano.
Pepe: Yo tengo una buena amistad con Kiko Veneno, que no es de ahora pero sigue haciendo cosas. También me gusta Leiva.
Pablo: A mí me gusta mucho el Kanka. Hacía mucho tiempo que no salía un cantor. Cantautores tenemos muchos. Pero el cantor, el hombre que habla con la voz del pueblo, estábamos faltos de eso. Y en cuanto a grupos, creo que nadie ha llegado tan lejos como Love of Lesbian.
P: ¿Ni siquiera Vetusta Morla?
Pablo: Ni siquiera Vetusta Morla. También los vi cuando empezaron, no sé si ahora tienen otra propuesta escénica.
P: Ya que hemos hablado del humor, retomo: ¿Os sentís ahora menos libres para hacer determinados chistes o determinadas canciones que antes?
Pablo: Los toreros muertos somos un grupo que nació con la idea de romper la seriedad del mundo musical, en el 86. Burlarnos un poquito del ‘star system’. Luego de gamberrismo tampoco… Bueno, lo voy a decir. El que la montó en el hotel fue el manager, no los artistas. Con eso quiero decir que Los Toreros Muertos no tenemos nada de gamberros. Siempre que se piensa en el humor hay quien dice: ‘Pues yo cuando me tomo dos copas soy igual de gracioso’. Y no es cierto. El humor nace de una reflexión, muchas veces, del dolor y de la verdad. Y es una especie de vía de escape. Pepe, ¿hace cuánto que no te tomas una caña?
Pepe: 10 años.
Pablo: Yo voy a ahora a por el segundo, aunque he estado mucho tiempo sin beber. El humor es la cosa más seria que te puedas imaginar. Una frase de Heinrich Böll en Memorias de un payaso: “Cae antes un payaso borracho que un tejador borracho”. Dedicarte al humor y beber, es absolutamente incompatible.
P: ¿De esto debemos deducir que no os mordéis la lengua más que antes?
Pablo: La libertad de expresión, en los años en los que nosotros salimos, era una fiesta.
Pepe: Era una fiesta, sí.
Pablo: Y la gente disfrutaba de que uno dijese lo que le daba la gana, y nos la pelaba. Esa es la expresión. Ahora todo se cuestiona y todo el mundo tiene la necesidad de ofenderse para ser alguien. Contra estos ofendiditos, yo no tengo remedio. Cuando yo veo que alguien se ofende por algo que yo he dicho, lamentablemente, me entran ganas de no decir más. No tengo cintura para aguantar ofendiditos. Igual un día me harto ya de los ofendiditos y que se ofenda el que quiera.