Cuentan los vecinos de Os de Civís (Lleida) que, al final de un camino de carro que bordea el río de Setúria, hay una gran roca. Está en lo alto de la montaña y tiene una cruz marcada por un cincel. La roca era el signo inconfundible que ha delimitado durante siglo y medio la frontera entre Andorra y España. Desde la roca, la línea divisoria discurre por la cresta de la montaña pero, hacia el sur, la cresta se difumina en una especie de llanura, conocida como el Planell de la Tosa.
Allí es donde el consorcio formado por Nord Andorrà y el Comú de la Massana, Vallnord-Pal Arinsal ha instalado una planta fotovoltaica de 5.300 placas solares en una extensión de 21.130 metros cuadrados. Y hay un problema: 16.000 metros cuadrados del proyecto energético -el 75%- podrían estar en territorio español que, por ende, es un espacio natural protegido.
Según la línea fronteriza que marca la cartografía andorrana, la extensión íntegra del proyecto está dentro de Andorra. Sin embargo, si se superponen los mapas del Instituto Geográfico Nacional, es a España a quién pertenece gran parte del terreno donde se ubica la planta. Google Maps, por ejemplo, toma como buena la versión cartográfica de Andorra y dibuja la frontera quitándole el terreno a España. La confusión está servida.
El caso ha desatado un cruce de declaraciones entre Andorra y España que, por el momento, tratan de apaciguar los ánimos y no elevar la polémica a un conflicto diplomático. Pero el descubrimiento de esta supuesta ilegalidad por parte andorrana ha sacado a la luz otras tres zonas de la frontera de las que el país vecino se apropia en detrimento de España. En total, Andorra ‘invade’ hasta 200 hectáreas de territorio español.
200 hectáreas
A raíz de las primeras noticias en la prensa local sobre el conflicto por el campo solar, el ingeniero forestal Joan Macaya comparó por su cuenta las cartografías española, catalana y andorrana en su totalidad. Descubrió que las dos primeras son plenamente coincidentes, mientras que la tercera tenía un trazado fronterizo diferente. Así, halló que la línea de Andorra no solo invade la zona donde se instalan las placas solares, sino que incursiona en numerosos puntos de la línea de frontera española, apropiándose de decenas microparcelas de territorio.
Todas están en picos de alta montaña y su superfície es casi insignificante, menos en cuatro zonas. La primera y más polémica es la ya mencionada del Planell de la Tosa, donde Andorra se apropia entre 10,6 y 16 hectáreas del Parc Natural de l’Alt Pirineu, pertenecientes al Ayuntamiento de los Valls de Valira (Lleida), según el mapa del Instituto Geográfico Nacional. Se trata de un espacio natural protegido que Andorra usa para su beneficio, con dos estanques de agua que se construyeron en 2008 para fabricar nieve artificial para la estación de Pal-Arinsal, y ahora con la instalación del parque solar más grande del Principado.
Según datos de la empresa promotora, Nord Andorrà, el parque tiene una potencia de 2 megavatios y prevé una producción anual de 2.400.00 kwh, lo que corresponde aproximadamente al abastecimiento de 1.000 hogares de Andorra. La inversión asciende a los 2,2 millones de euros y pretende generar el 35% del consumo eléctrico en un año normal en la estación de esquí Vallnord-Pal-Arinsal. A día de hoy, el personal continúa trabajando en su construcción, mientras que dos tercios de las placas solares ya están instaladas.
Pero el Planell de la Tossa apenas ocupa un 5% de los territorios donde Andorra y España se solapan cartográficamente. La segunda superficie -la más grande- es la del barranco de Laquell, cerca del refugio de Francolí, con 83,71 hectáreas que ambos países definen como propias. Es una zona donde Macaya advierte, en conversación con este periódico, de la presencia de pistas forestales, que podrían usarse para actividades como la tala a pequeña escala. En ese área también se celebra anualmente la semana andorrana de la caza del rebeco. Ambas actividades son legales en Andorra, pero no en España, según la calificación que tienen estos terrenos, lo cual podría ser un nuevo motivo de conflicto.
La tercera superficie en disputa ocupa una área de 76,56 hectáreas en la vertiente sur del pico de Montmalús. La cuarta y última, con una totalidad de 29,68 hectáreas, es una cresta del Pic Negre, una zona popular para la práctica de vehículos 'off-road'. La actividad, de nuevo, está permitida en Andorra, pero no en España, donde se sanciona. Además, según el ingeniero, también se usan los terrenos para el pastoreo de ganado.
Zona protegida
Al igual que sucede con las aguas territoriales, el conflicto es inexistente hasta que se descubre una zona de pesca que uno de los países explota como suya, dentro de las fronteras que el otro considera propias. En el caso andorrano-español, la confusión fronteriza nunca ha sido relevante, al tratarse de tierras baldías de alta montaña, hasta que apareció el parque solar. Este ha puesto en marcha las reclamaciones y los mecanismos diplomáticos.
La construcción de la planta fotovoltaica hubiese seguido su curso normal sin que nadie, posiblemente, hubiese advertido la supuesta ilegalidad de la misma. Pero el Parc Natural de l’Alt Pirineu, dependiente de la Generalitat de Cataluña, tomó cartas en el asunto. Al ver el mapa y que el Planell de la Tosa es parte de su espacio natural protegido, y no de Andorra, los responsables llamaron al cuerpo de agentes rurales dependientes del Departamento de Interior catalán para aclarar si la planta constituye “una construcción ilegal en una zona natural protegida”.
La zona conflictiva está incluida dentro de la red forestal pública catalana, en el plan de espacios de interés natural, en el Parc Natural de l’Alt Pirineu, en la Red Natura 2000 y en el plan de recuperación del rompehuesos del Pirineo. Para Andorra, es dominio esquiable de Pal-Arinsal.
Los agentes rurales se presentaron en el lugar en disputa el pasado 17 de noviembre y certificaron que la planta fotovoltaica invadía hasta 16 hectáreas de parque natural. La extensión es algo superior a la que se delimitó usando únicamente la cartografía -10.6 hectáreas- poniendo un mapa encima de otro. Así, remitieron su informe a la Delegación del Gobierno en Barcelona, a la Generalitat y a la entidad menor descentralizada de Os de Civís, a la que pertenece el terreno forestal.
El antiguo alcalde de Lleida y embajador español en Andorra, Àngel Ros no se tomó bien la expedición, a la que tildó de “muy extraña”. También declaró que los agentes rurales de la Generalitat no tienen la autoridad para delimitar fronteras, sino el Ministerio del Interior. “Son agentes que vigilan el Parc Natural de l’Alt Pirineu, pero no son competentes para investigar [los límites geográficos territoriales]”, dijo Ros.
A estas declaraciones, el director de Agents Rurals, Marc Costa, pidió que no se usara “políticamente” su trabajo: “Se da la casualidad de que en la cartografía oficial andorrana esta zona consta íntegramente dentro del territorio andorrano. Nosotros no entramos ni salimos en esta controversia, nos ceñimos a lo que dice la cartografía oficial del Instituto Geográfico Nacional o Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya y, allí, se determina que están dentro del municipio de Valls de Valira y dentro del Parc Natural de l'Alt Pirineu”.
Fuentes de los agentes rurales han asegurado a EL ESPAÑOL que su función, como ya adelantó Costa, no es delimitar la frontera. “Nosotros atendimos a un requerimiento del Parc Natural de l’Alt Pirineu y redactamos un informe con el que las autoridades competentes harán lo que les parezca”, aseguran.
Los rurales, de hecho, ya hicieron lo mismo en 2008. En el mismo Planell de la Tosa donde ahora se emplazan las placas solares, la estación de Pal-Arinsal construyó entonces los estanques de agua para producir nieve artificial. El estudio de los rurales determinó también que la infraestructura invadía el espacio natural protegido del Parc Natural de l’Alt Pirineu y así fue remitido a la Conselleria d’Acció Climàtica de la Generalitat.
El departamento autonómico presentó una denuncia, pero la causa fue archivada en 2010 por el juzgado de primera instancia de la Seu d’Urgell. “Este instructor comparte el criterio de las partes de que no queda acreditado ilícito penal en la conducta investigada, a falta de determinación exacta de los límites internacionales entre el Estado de Andorra y el de España”, se extrae del auto.
¿Conflicto diplomático?
El líder del Govern d’Andorra, Xavier Espot, salió al paso de la polémica. Afirmó que, de confirmarse la existencia de una disputa cartográfica entre el Principado y España susceptible de un conflicto diplomático, las obras “deberán parar la actividad”. Espot urgió asimismo a la creación de una comisión bilateral para solucionar el posible conflicto. “Acuerdo acabará habiendo. Somos dos países amigos que gobiernan con sentido común y estoy convencido de que se llegará a un acuerdo”, afirmó.
La respuesta por parte de España es similar. Fuentes diplomáticas han asegurado a EL ESPAÑOL que Exteriores se encuentra, en estos momentos, “en una fase de trabajos preliminares de verificación exacta de los límites territoriales, ya que estos tienen una vertiente técnica previa que resolver”.
El departamento de José Manuel Albares tuvo conocimiento de la construcción del parque fotovoltaico el pasado 8 de noviembre, fecha desde la cual “los contactos entre el MAEUEC y las autoridades andorranas son proactivos y constructivos en aras de establecer una clara delimitación fronteriza”, señalan las mismas fuentes.
“Tierra de nadie”
Para rizar más el rizo, la superposición de los mapas andorranos y españoles también deja numerosas parcelas en “tierra de nadie”. Es decir, territorios que ni la línea fronteriza de Andorra o de España abarcan como propios.
“Las fronteras están delimitadas pero la interpretación es diversa. Es como si yo digo que nos ponemos de acuerdo en encontrarnos el viernes, pero tu piensas que me refiero al viernes de esta semana y yo hablo del de la semana que viene”, explica Macaya, el ingeniero forestal.
La raíz del problema de los mapas entre España y Andorra, según explica el físico y geógrafo Joan Capdevila en su libro ‘Historia del deslinde de la frontera hispano-francesa. Del tratado de los Pirineos (1659) a los tratados de Bayona (1856-1868)’ es que la delimitación no se hizo con arreglo a un tratado internacional: “Estos [Andorra y España], sin embargo, nunca fueron objeto de un Tratado internacional y, por lo tanto, aún hoy en día carecemos de una frontera formalmente establecida, correctamente deslindada, con Andorra”.
La frontera de Andorra, tanto con Francia como con España es la más antigua del mundo que se conserva como tal. Data del 8 de septiembre de 1278, a raíz de un tratado feudal. Pero desde entonces ningún acuerdo de límites los ha formalizado.
En 1856, una comisión mixta entre ambos países trató de delimitar formalmente la frontera. Los trabajos, en los que se marcaron rocas como la de Os de Civís y otros accidentes geográficos, quedaron interrumpidos por las malas condiciones climatológicas. No se retomaron hasta 1858 y el visto bueno de la Reina Isabel II no llegó hasta 1863. A pesar del esfuerzo, según dice Capdevila, el deslinde no tuvo “la fuerza jurídica necesaria como para que se formalizase internacionalmente”, y además estaba plagado de errores. Desde entonces, los mapas no se han tocado.
A la espera de que una nueva comisión hispano-andorrana resuelva el asunto, las líneas fronterizas de ambos países discurren por su cuenta sin que nadie, de momento, pueda determinar a quién pertenece el terreno donde se sitúa una de las plantas fotovoltaicas más grande de los Pirineos.
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