Dos semanas exactas separan la desaparición de Pablo Sierra y el hallazgo de su cuerpo sin vida. El joven desapareció la madrugada del 3 de diciembre tras pasar la noche de copas con sus amigos en un pub de Badajoz. Pablo dijo que iba a coger un taxi hasta la residencia universitaria donde se alojaba y nunca más se supo de él.
Este viernes a las 10:09 de la mañana, su cuerpo sin vida ha sido hallado en el dársena derecha del Guadiana, muy cerca de donde se encontró el móvil del joven, según ha confirmado fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL.
La explicación más probable de lo sucedido es que "el chaval ha sufrido un accidente". "Se dirigía hacia [la residencia] Rucab y se ha equivocado de dirección y ha llegado al Río", ha declarado el inspector jefe de la Policía Nacional Chema Gordillo, a cargo de la investigación.
"La zona donde se ha encontrado es la zona donde estábamos trabajando", ha añadido Ramón Mejía, subinspector del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional, quien también ha aclarado que un perro ha sido clave para localizar el cuerpo.
"Estamos a la espera de la identificación completa que debe hacerse. En ese sentido, se procederá a la autopsia y se hará lo antes posible para que le de a la familia por fin descanso", ha apuntado la delegada del Gobierno en Badajoz, Yolanda García Seco. "Estas palabras que queremos trasladar son de reconocimiento al trabajo policial. Ha sido sin descanso, desde hace 15 días".
La hipótesis principal es la del accidente, pero, ¿pudo Pablo sufrir una agresión? ¿Por qué su móvil presentaba restos de sangre? ¿Tiene algo que ver la supuesta pelea que tuvo a la salida del local? ¿Por qué estaba tan lejos de donde fue visto por última vez y en dirección contraria al lugar al que se dirigía? La investigación aún no ha terminado y la autopsia resolverá muchas de estas dudas.
Aquel viernes 3 de diciembre, en torno a las 2 de la madrugada, Pablo salió junto a un amigo del local en el que se encontraban, situado en la calle Zurbarán de Badajoz. Sus caminos se separaron poco tiempo después. Pablo decide marcharse a la residencia Residencia Universitaria de la Fundación CB (RUCAB). Su compañero vuelve al interior del local, sin saber que sería el último en verle antes de la desaparición.
A la mañana siguiente, Pablo debía volver a su pueblo natal, Zorita (Cáceres). Lo iba a hacer junto a sus dos hermanos. Uno de ellos, su mellizo, vive en la misma residencia y fue el primero en tratar de buscarle. Posteriormente, se uniría el otro hermano. Ambos empezaron a llamar al móvil de Pablo. Se sucedieron entonces una veintena de llamadas perdidas.
Una de esas llamadas, finalmente, tuvo respuesta, pero la persona que había al otro lado del teléfono no era Pablo, sino un guardia civil fuera de servicio que vio el móvil brillar tirado en Las Crispitas, en la zona de El Pico, en la ribera del río Guadiana. Saltaron las alarmas. La zona estaba a más de tres kilómetros del último sitio donde fue visto el joven y no quedaba de paso entre el pub y la residencia, más bien todo lo contrario.
No está claro qué hizo Pablo tras dejar a sus amigos. Dijo que iba a coger un taxi, pero no se sabe si así fue finalmente. Los taxistas preguntados por la Policía no dijeron haber recogido aquella noche a un chico de 21 años, pelo moreno, flequillo rizado, ojos marrones y 1,75 metros de estatura. Pero en tiempos de la mascarilla, y de noche, resulta difícil reconocer a nadie.
Ese mismo sábado comenzaron las tareas de búsqueda y la organización SOS Desaparecidos comenzó a difundir el retrato de Pablo por redes sociales y en carteles por la ciudad de Badajoz.
El lunes 6 los equipos de emergencias se desplazaron a tres ubicaciones distintas de la ciudad: la zona entre los Colorines y Las Cuestas de Orinaza; el Fuerte de San Cristóbal y los alrededores de la barriada de Tulio y Suerte de Saavedra. En ninguno de estos lugares hubo resultados. La triangulación del móvil -por las antenas de telemetría- lo podía situar en dichos lugares.
Una treintena de efectivos participaron en esta batida. Entre agentes de las policías Nacional, local y voluntarios de Cruz Roja peinaron los terrenos entre los Colorines y las Cuestas de Orinaza, hasta el límite con la A-5. Recorrieron entre seis y ocho kilómetros lineales, formando un peine de un kilómetro de ancho. Nada, ni rastro.
Suspenden la búsqueda
Al día siguiente, para sorpresa de todos, se suspendieron las batidas de búsqueda del joven desaparecido hasta nuevo aviso. La investigación se centraba en extraer toda la información posible de su teléfono móvil y examinar las cámaras de seguridad antes de señalar un lugar de búsqueda.
El coordinador jefe de Protección Civil del Ayto. de Badajoz, Jerónimo Hernández Sánchez, afirmó que "la policía nacional tiene sus líneas de investigación abiertas, y ninguna de ellas necesitaba, a día de hoy, que realizáramos búsquedas en ninguna zona de la ciudad". Con esto, se suspendieron las batidas de búsqueda del joven desaparecido.
Mientras tanto, llegaban con cuentagotas detalles de la investigación. El primero, que el móvil de Pablo presentaba manchas de sangre cuando fue hallado. Hasta el momento no ha trascendido si esos restos pertenecían a Pablo o siquiera si eran recientes.
Asimismo, se dijo que el hombre que encontró el móvil y los investigadores echaron agua oxigenada al terminal para comprobar que se trataba de sangre. Esto habría terminado con las pruebas de ADN y fue desmentido por la investigación. Además, resulta poco creíble que un guardia civil, conocedor de los protocolos de tratamiento de pruebas, se hubiera aventurado a un gesto así.
Otra noticia que trascendió la semana pasada era que Pablo había tenido una pelea en el bar donde estaba de copas y se relacionó directamente con su desaparición. Pero Joaquín Amills, portavos de la familia y de SOS Desaparecidos, desmintió que el encontronazo fuera tal.
Lo que pasó es que Pablo, a su salida del establecimiento, tropezó con otro joven. Fruto de ese choque, el móvil de dicho sujeto cayó al suelo y se le partió la pantalla. Pablo rápidamente se disculpó y se ofreció a pagar los daños que había sufrido el móvil. Ambos jóvenes se intercambiaron los números de teléfono y quedaron en solucionar el problema al día siguiente.
El dueño del establecimiento explicó que no llegaron a las manos y que todo se resolvió de forma cordial y amistosa. La actitud de Pablo en ese instante coincide con la descripción que dio de él su familia: “Pablo es un chico 10″, destacó su tía Susana Moreno al poco de desaparecer su sobrino.
Se retoma la búsqueda
Tras una semana con la busqueda paralizada, este martes retomaron las batidas por el Guadiana. Así lo ordenaron los mandos de la Policía Judicial a cargo de la investigación. Los buzos del GEO de la Policía Nacional, en colaboración con la Cruz Roja y los Bomberos, reanudaron la búsqueda en el río.
Así lo confirmó la delegada del Gobierno en Extremadura, Yolanda García Seco, en declaraciones a los medios de comunicación. Tras la primera batida que se hizo "inmediatamente" conocida la desaparición del joven, a los investigadores "les ha parecido conveniente volver al río de nuevo", utilizando las mismas técnicas del primer día.
Dichas técnicas fueron la obtención de imágenes a través de drones y de medios aéreos, y también compatibilizarlo con la búsqueda en el agua del Guadiana a su paso por Badajoz, después de que la búsqueda de Pablo se iniciara en la zona de El Pico del río tras encontrarse allí su teléfono móvil.
Tres días después de retomar la búsqueda, se han confirmado todos los malos pronósticos de este caso. El cadáver de Pablo ha sido hallado en el río. La autopsia revelará en los próximos días si el joven murió de forma violenta o accidental. En cualquier caso, la familia descartó de plano que su desaparición hubiera sido voluntaria. Esa idea era totalmente incompatible con el caracter de Pablo.