En los primeros números de la calle Infanta Mercedes (Madrid) hay dos largas colas. Una la forman personas que, décimo en mano, se acercan al puesto de Loterías para cobrar lo que les ha tocado en el sorteo de Navidad. Y la otra, a pocos metros, la forman pacientes que esperan ser atendidos en el centro de salud. La espera es tediosa, la cola apenas avanza. Dentro, la explicación se hace evidente: solo hay un auxiliar administrativo y un celador para atender a toda esta gente.
Esta misma estampa se lleva viendo a las puertas de centros de salud de toda España según se va recrudeciendo la sexta ola de la Covid-19, alimentada por la variante ómicron del coronavirus. “Estamos viendo agendas de 70 u 80 pacientes por médico”, afirma Sergio Fernández, auxiliar administrativo en varios centros de salud de Madrid y responsable de Sectores Públicos de CCOO Sanidad en la comunidad capitalina. “En [un centro de salud de] Vallecas se están realizando entre 120 o 160 PCR o antígenos diarios”. La opinión es unánime: la atención primaria no puede más.
Los datos facilitados por CCOO a este periódico reflejan que el pasado mes de noviembre (últimos disponibles) la demora para ser atendido en centros de salud de Madrid se triplicó respecto al verano. Según un muestreo realizado por el sindicato en 86 centros de salud de la comunidad, el 65% de las citas presenciales triplicaban la espera de 48 horas recomendadas como máximo. Eso, en datos de noviembre. Cuando se conozcan los de diciembre cabe esperar lo peor.
Esta situación no es exclusiva de la capital. “Todo lo que es urbano, en mayor o menor medida, sufre una situación parecida. En unos sitios peor y en otros mejor”, asegura Rosa Cuadrado, responsable de Sectores Públicos del mismo sindicato en el ámbito estatal. “En todas las capitales de provincia se está viviendo de una forma parecida”.
“Lo que está pasando ahora con la atención primaria es la consecución de haber mantenido una infradotación presupuestaria. Desde el año 2007 la atención primaria ha estado deficitariamente financiada en todas las comunidades. En algunas más y en otras menos”, afirma Cuadrado. ”Toda la sanidad está mal financiada, pero dentro de esa financiación parece que se ha decidido que la atención primaria sea el patito feo”.
“Ahora se está agudizando con la sexta ola, pero es un colapso que se produce desde el inicio de la pandemia. Pero la situación de la atención primaria es fruto de años de recortes, desmantelamientos y privatizaciones”, apunta Fernández. “Cuando ha llegado la pandemia se han visto las costuras”.
No cogen el teléfono
Una de las principales razones de ver tantas colas a las puertas de los centros de salud es la falta de auxiliares administrativos, es decir, de las personas que atienden en ventanilla y cogen el teléfono. La razón de que muchos centros de salud no atiendan llamadas es precisamente la falta de este personal.
“Dice la gente: ‘Es que no puedo contactar con mi centro’. Claro, es que no hay profesionales suficientes ni medios materiales. Lo único que se ponen son parches. Esto provoca que cualquier usuario se acerque al centro de salud tras dos días sin poder contactar, con los riesgos que conlleva en este momento. Cuando llegas al centro de salud te das cuenta de que hay un profesional para atender una ventanilla, para hacer un filtro en la fila junto con el celador y para atender un teléfono que, probablemente, son tres líneas en las que entran llamadas constantemente”, explica Fernández.
Paco Salvatierra, auxiliar administrativo en el centro de salud de Aravaca (Madrid) corrobora esto. “No tenemos personal para hacer frente a la gran demanda repentina que tenemos”, afirma. “Los usuarios tienen un grave problema y es que no pueden contactar con nosotros. La única forma de hacerlo es de manera presencial. Eso hace que haya más colas y que la gente esté más enfadada. Muchos usuarios llegan frustrados y enfadados, y les comprendemos perfectamente”. Precisamente, el centro de salud de Aravaca fue protagonista de un vídeo que circuló rápido por las redes sociales.
Salvatierra asegura que vive esta situación “muy malamente”. “Es muy duro, durísimo. El mes de julio fue tremendo. No hemos conocido ningún mes como el de julio y no esperábamos que fuera a ser peor. Pues está siendo peor. Julio fue tremendo porque todo el mundo necesitaba vacunarse y también querían el certificado Covid para viajar. Para obtener ese famoso código QR había que tener varios requisitos y todos pasaban por el centro de salud. Entonces se formaban unas colas inmensas. Pero las colas que hay ahora, en la sexta ola, son mucho mayores. Todo el mundo ha tenido contacto con alguien positivo o tiene síntomas compatibles”.
“La excusa en medicina de familia o pediatría es que no hay médicos, pero no será porque no hay auxiliares administrativos para poder contratar. Tienen 25.000 profesionales en una bolsa de empleo”, protesta Fernández.
La situación es calcada en el centro de salud Rafael Alberti de Madrid. “De la semana del puente de diciembre a ahora se han multiplicado por seis las PCR y por 10 los test de antígenos”, asegura Marisa Fernández-Ruíz, enfermera del citado centro. La situación está “bastante mal, en todos los sentidos”.
“Era la crónica de algo anunciado. Después del puente [de diciembre] nosotros ya estábamos un poco a la expectativa. Ha estado muy mal organizado. Y encima, ponte en nuestro lugar, que tenemos que estar oyendo que no estamos haciendo las cosas bien, que no respondemos. Bueno, tremendo”.
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