Los dos años de angustia de la familia de Iván Toribio, asesinado por sus dos vecinos en Madrid
Este lunes comienza en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio por el asesinato de Iván Toribio, un suceso rodeado de incógnitas.
17 enero, 2022 02:37Noticias relacionadas
Tras casi dos años de incertidumbre y angustia, el misterio que rodea al crimen de Anchuelo está cerca de llegar a su fin. Este lunes comienza en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio por el asesinato de Iván Toribio. El hombre de 29 años murió de una paliza —y varias puñaladas— el 16 de febrero de 2020. Hoy, un hombre y una mujer se sientan en el banquillo con la principal incógnita aún pendiente de esclarecer: ¿Por qué fue asesinado Iván?
Aquel día de febrero el cuerpo sin vida de Iván fue hallado en el interior de un piso presuntamente okupado en Anchuelo, un pequeño municipio al este de la Comunidad de Madrid. El joven fue asesinado a golpes y cuchilladas. También los vecinos declararon haber oído ruido de pelea. La familia recibió a las pocas horas una llamada de la Benemérita que anunciaba la tragedia.
El hecho de que la casa fuera okupada hizo saltar las primera hipótesis: ¿Iván vivía okupado y no había pagado a quien le había conseguido el piso? Su familia lo desmintió rotundamente. Es más, aquella vivienda no era la residencia de Iván. “A dos o tres periódicos les di un toque y después la Guardia Civil lo desmintió. Eso fue un montaje que hicieron los dos artistas estos [los presuntos asesinos]. Eso ni va a entrar en el juicio”, explica Adán Toribio, hermano de Iván, en conversación telefónica con EL ESPAÑOL.
Unas semanas después del crimen, llegaron las primeras detenciones. Fueron arrestadas y provisionalmente encarceladas dos personas que estaban presentes cuando Iván perdió la vida, acusados de asesinato. Poco después, la investigación demostró la inocencia de estos dos individuos. “Los primeros detenidos van como testigos. Estaban dentro de la casa pero no tenían nada que ver con el asesinato”, afirma el hermano de la víctima.
“Mes y medio después [del asesinato] detuvieron a los otros dos, que están actualmente en la cárcel”. Sobre estos individuos, Adán no conoce más que su nombre de pila: Adolfo y Libertad. Por el momento, la familia de Iván no conoce ni su edad, ni su profesión, ni su relación con Iván, ni su aspecto, ni sus motivaciones, ni el dios al que rezan... Nada. Así han estado dos años esperando que el juicio aclare las causas del asesinato de un joven querido por todos.
—Le asesinaron por sorpresa. Le invitaron a un cumpleaños o algo así. Fueron a por él directamente.
—¿Y todavía no se sabe por qué?
—No… A ver qué dicen cuando declaren. A ver cuál es su película, qué defienden.
—¿Se sabe qué relación tenía Iván con sus presuntos asesinos?
—Ninguna.
—¿Iván estaba metido en temas de drogas o algo similar?
—Eso también lo dijeron [los acusados] al principio y lo desmintió la Guardia Civil.
Además de los presuntos asesinos, en aquellos días fueron arrestadas tres personas como presuntos encubridores del crimen. Sobre estos acusados, la familia de Iván no tiene constancia de que vayan a declarar en el juicio. “No lo sé”, reconoce Adán.
Iván, 'el extremeño'
Iván —apodado el extremeño— tenía 29 años y era natural de Alcuéscar, un municipio cacereño donde era muy querido. Hace cuatro años que salió de su pueblo para buscar trabajo. En Anchuelo, donde murió, llevaba viviendo solo las dos semanas previas a su asesinato. En el momento del suceso, Iván trabajaba en un restaurante de Alcalá de Henares.
Los padres de Iván viven y, además de Adán, tenía otra hermana, así como “muchos tíos y primos. No se llevaba mal con ninguno”, explicó su hermano a este periódico cuando ocurrió todo. El resto de su familia ha preferido permanecer en el anonimato todo este tiempo.
“Tenía amigos de todos los colores y religiones. Se llevaba bien con todo el mundo. Además, trabajaba muy bien. Era muy profesional. Tuvimos un bar juntos y era una máquina. ¡Si es que llenaba el bar! ¡Tenía clientes que venían solo por él! Es más, en su trabajo de Madrid seguían preguntando por él cuando lo dejó”.
Meses después del crimen la familia seguía recibiendo mensajes de apoyo de todos sus conocidos. “Me escribe muchísima gente de Madrid y de Alcalá que no me conoce de nada y me pregunta qué tal estoy. Todos los días me escribe alguien”, explicó Adán en su primera conversación con este periódico.
También aseguró lo siguiente: “No nos explicamos cómo a una persona como Iván, que se lleva bien con toda la gente, le hayan podido hacer esto”. La familia ha vivido todo este tiempo con esa pregunta sin contestar. Este lunes empieza el principio del fin de este episodio de la crónica negra española.