Cables en el suelo, mal anclaje... La verdad sobre las muertes de Vera y Cayetana en el hinchable
EL ESPAÑOL recostruye el mayor acidente reciente en un castillo hinchable en España a partir de las pruebas y testimonios recopilados por la Policía.
15 febrero, 2022 02:57Noticias relacionadas
A las 17:00 horas del día 4 de enero la Feria de Mislata, en Valencia, abrió sus puertas como cada día durante la última Navidad. Hay decenas de puestos y, entre todos ellos, destaca un gran castillo hinchable, de color amarillo y azul, compuesto por varios módulos y decorado con animales. Su nombre, Humor Amarillo La Selva.
El propietario de la instalación no cuenta con un medidor de viento (anenómetro). Esta herramienta no es obligatoria y consulta el parte meteorológico a través de su teléfono móvil. El día es inestable en la Comunidad Valenciana y se esperan fuertes rachas de viento, pero no en la zona de Mislata. El feriante decide encender las turbinas que hinchan el castillo y el negocio sigue adelante.
La tarde transcurre con normalidad. Los niños suben y bajan apurando hasta el último momento. Es la víspera de la noche de Reyes y el recinto está lleno de personas procedentes de otros municipios del cinturón de Valencia dispuestas a pasar el día en familia. Poco antes de las ocho de la tarde, suena el silbato que indica el cambio de turno de la atracción. Es de noche, hace bastante frío y empieza soplar un poco más el viento.
De repente, de “forma súbita”, se registró un remolino de viento con bastante intensidad que consiguió doblar la parte superior de las palmeras de la zona. El viento sopla tan fuerte en ese momento que hasta se produce una tormenta de arena. Unos segundos después, varios de los niños que estaban jugando lograron bajar, asustados, y refugiarse junto a sus padres.
En ese mismo instante, la base del castillo se despegó del suelo desde la zona central. El resto de padres se acercaron “de forma apresurada” para sujetar la atracción al suelo. No lo consiguieron y salió volando, de derecha a izquierda.
Una niña pequeña, Vera, de tan solo 4 años, salió disparada más de 10 metros hasta caer junto a una tómbola. En ese momento hay muchísima confusión entre los padres y no acaban de comprender qué está pasando. Empiezan a llegar los servicios de emergencias. Hay al menos una decena de menores heridos y los bomberos tuvieron que emplear un visor térmico para comprobar que no había menores atrapados.
La madre de otra niña, Cayetana, de 8 años, busca desesperada a su hija. Su segundo hijo está bien porque cayó de rodillas y lo tiene localizado. Unos segundos después, encuentra a su hija en brazos de otra persona convulsionando. Vera y Cayetana fallecieron en el hospital por las heridas causadas tras golpeare contra el suelo.
Las familias de las dos niñas muertas en esta atracción hace poco más de un mes, un suceso que ha causado una gran conmoción en Valencia, se han personado esta semana como acusación particular en la causa que investiga la tragedia. Piden justicia.
El procedimiento se tramita en el Juzgado de Instrucción número 4 Mislata y EL ESPAÑOL ha tenido acceso a un informe reciente de la Policía Nacional en el que el grupo de Homicidios reconstruye los hechos a partir de testimonios e indica que el castillo hinchable estaba sujeto con cuerdas rotas y deterioradas.
Las fotografías incluidas en el sumario muestran las cintas que se emplearon de anclajes. Estaban rotas, en mal estado, con nudos a mitad de cuerda y atadas a una farola o árboles. Según los padres, en el lado derecho del hinchable no había ninguna sujeción, solo una cuerda suelta.
El informe de la Policía no es concluyente respecto a si el accidente podía haberse evitado y los agentes siguen investigando el suceso. Por el momento, el juzgado no ha ordenado ninguna citación, han confirmado fuentes judiciales a esta redacción. El castillo hinchable permanece custodiado en un almacen por la Policía Nacional para evitar la alteración de pruebas.
Charco de sangre
Lo primero que se encontró la Policía Nacional cuando realizó la primera inspección ocular fueron varios cableados tirados por el suelo que daban corriente eléctrica, entre otras cosas a los ventiladores del castillo. Los cables tenían varios empalmes, una circunstancia que generó las primeras dudas sobre el cumplimiento de la normativa.
Y es que el cableado estaba “por el suelo, a merced de la humedad, viento y otras inclemencias meteorológicas, así como el alcance de cualquier persona y niño que pasara por el lugar”.
A continuación, los agentes se encontraron con la tómbola junto a la que cayó Vera. “Se observan salpicaduras de lo que parece ser sangre en la parte baja del remolque destinada a juegos de tómbola, fruto de las graves lesiones que la menor sufrió al impactar posiblemente contra el suelo”, ha trasladado la Policía al juzgado.
Del mismo modo, “se observa en el suelo, en la misma zona, lo que parecía ser un charco de sangre, pero como refregado”. A la Policía le llamó la atención que esta mancha hubiese sido limpiada por una “persona desconocida”, a pesar de que toda la zona estaba delimitada y vallada “con el fin de preservar el lugar de los hechos y así realizar las pertinentes inspecciones oculares”.
Ante estos hechos, los agentes, tras comprobar que la única persona que se encontraba presente en ese lugar era el encargado de la atracción, procedieron a su interrogatorio. El feriante se desentendió y aseguró que la sangre de Vera había sido límpida por personal del SAMU.
Los agentes trasladaron que bajo ningún concepto se podía acceder a la zona delimitada por la Policía y que tampoco se podía tocar ni mover nada en las atracciones objeto de inspección. Los investigadores desconfiaron de su versión.
Carta de la Generalitat
Una de las primeras personas a la que la Policía tomó declaración fue al técnico del Ayuntamiento de Mislata encargado de supervisar la atracción. El funcionario afirmó que, pese a lo dispuesto en la normativa, “no existe la obligación de comprobar la correcta instalación del castillo hinchable, e hizo referencia a una comunicación de la propia Generalitat Valenciana del año 2017”.
La carta, aportada al sumario, solo indica “que el Ayuntamiento, si procede, deberá inspeccionar y comprobar la atracción instalada a los efectos de verificar la seguridad de la misma, por lo que no es obligatorio tal acto, ya que quien tiene que emitir el certificado final de montaje” es el ingeniero con el que habitualmente trabaja cada feriante. Nadie puso ningún reparo y la documentación técnica estaba en regla.
El suegro del responsable de la atracción es el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios de Atracciones de Feria y Parques, un conocido feriante de la zona con el que comparte el negocio.
El feriante declaró a la Policía que solo percibió una racha de viento que logró voltear la atracción hacia unas camas elásticas “que, a su juicio, evitaron que no se elevara del todo el castillo hinchable”. Subrayó que “intentó acceder al interior de la atracción y, en vista de que no lo lograba, optó por cortar varias de las cuerdas que sujetaba en el castillo a estas camas”.
Los padres de Vera declararon que no recordaban que hubiera cuerda alguna que sujetase la atracción al suelo o mobiliario urbano. Al parecer, lo único que les impedía el paso por el lado derecho era un motor que suministraba el aire del castillo.
La madre de Vera apuntó que recordaba haber entregado la ficha de acceso a un varón joven, de entre 18 y 20 años. Justo cuando su hija accedió a la atracción, empezó la desgracia. “En ese mismo instante el castillo hinchable se elevó de forma repentina y muy brusca por la parte delantera derecha”.
De esa esquina derecha salía una especie de cuerda que intentó agarrar con todas sus fuerza para que el castillo no saliese volando con su hija dentro, “siendo imposible sujetarla”. Vio cómo su hija de 4 años salía despedida, impactando contra una tómbola situada a más de 10 metros de donde estaba instalada la atracción.
Los padres de Vera no vieron más cuerdas y declararon que nadie de la atracción salió en su ayuda. Solo observaron como uno de los feriantes se quedó con la muñeca de su hija.
“En esos instantes, pudo ver como el varón que se encontraba minutos atrás en la tracción compuesta por una especie de tazas, recogía con total tranquilidad una caja de color rosa que contenía una muñeca y la introducía en el mostrador de la tómbola por su parte interior. La muñeca la portaba el padre y le había soltado cuando, tras acontecer los hechos, había ido a buscar tanto a su mujer como a su hija”, recoge el informe policial.
Sin vigilancia
Todas las familias adquirieron las fichas para las atracciones en dos casetas ubicadas en diferentes lugares de la feria y declararon que ningún caso las fichas del castillo las compraron en la atracción. Por contra, el propietario de la atracción negó ante el grupo de Homicidios que un joven se encargara de recoger las fichas de acceso y dijo que era el único que controlaba el castillo. Una decena de testigos cuestiona esta versión y la Policía busca a este joven.
A los padres de Cayetana les sorprendió que nadie controlara las atracciones de manera individual. “Les llamó la atención que no hubiera una persona controlando cada atracción, sino que era una sola persona a la que iba rotando por varias”.
La madre de Cayetana, al igual que la de Vera, intentó sujetar con sus manos las esquinas de la atracción. Pero le fue imposible. Minutos después, la madre se encontró a una persona desconocida con su hija en brazos convulsionando. Tampoco observaron ningún tipo de anclaje ni cuerda que sujetara el castillo hinchable.
Investigación compleja
La de Mislata es la mayor tragedia reciente ocurrida en un castillo hinchable en España. Existen muy pocos precedentes y los padres creen que hay responsabilidades penales y que el accidente se podría haber evitado.
La investigación se aventura larga y compleja. Desde 2017, FACUA-Consumidores en Acción ha pedido a los ayuntamientos españoles que realicen inspecciones para garantizar tanto la existencia de licencias como el correcto funcionamiento de las atracciones infantiles con el fin de evitar accidentes como este.
Además, ha reivindicado la necesidad de una normativa que establezca con carácter general mecanismos de control y supervisión. Del análisis de los accidentes registrados en los últimos años, se concluye “que la mayor parte de éstos se produce por un mal anclaje al suelo de las instalaciones, un excesivo aforamiento y la falta de supervisión por parte de un adulto”, afirman desde la organización.
Consideran que ninguna de estas carencias se puede resolver con una autorización previa, sino con un control efectivo del funcionamiento de las atracciones. Esta investigación determinará si la omisión de estos controles merecen un castigo penal.