“Tomad y comed todos de él. Que no lleva carne”. La primera frase la dijo Jesucristo en su última cena. La segunda Burger King, en la que esperaba que fuera tu última cena. Ninguna de las dos salió según lo planeado, pero en el caso de las hamburguesas no hubo resurrección posible. Tras el anuncio de su campaña publicitaria en Semana Santa, plagada de referencias bíblicas, el boicot de la comunidad católica ha obligado a la cadena de comida rápida a pedir disculpas, retirar sus carteles y expiar sus pecados. Al frente de todo estaban dos influencers inusuales.

Se trata de Jesús Silva y Juan Manuel Góngora, dos jóvenes párrocos con una gran presencia en redes sociales. El pasado sábado -santo- congregaron a sus más de 80.000 feligreses digitales a rebelarse contra Burger King y su “campaña contra el cristianismo [y] la Eucaristía”, lo que implicó la retirada de carteles y una disculpa por redes sociales al día siguiente, el mismo que terminaba la Semana Santa. Demasiado tarde. La comunidad católica ya les había puesto la cruz.

Nada hubiese sucedido sin la intervención de los dos sacerdotes influencers, que han incitado a su público a que “no vuelvan a ir nunca a un establecimiento” de la marca. Frases como “tomad y comed todos de él (que no lleva carne)” o “carne de mi carne, vegetal de mi vegetal” abandonaron apresuradamente las redes sociales. 

El cura escritor

Jesús María Silva Castignani es sacerdote desde 2008 y tuitero de referencia desde 2011, pero su faceta más mediática es la de escritor, que desarrolla desde 2017. Entre sus obras, el padre Jesús -como se le conoce en redes sociales- se ha dedicado a hablar sobre la posmodernidad, el ateísmo y, sobre todo, el sexo, el celibato y la virginidad entre la juventud.

Silva nació en Barcelona en 1983, pero vive en Madrid desde que tenía un año. El número trece de catorce hermanos, creció en el seno de una familia creyente pero no devota, y vivió su adolescencia alejado de la fe cristiana, pero sin abandonarla del todo. Se convirtió del todo durante su adolescencia, en el I.E.S. Beatriz Galindo, mientras asistía a unas jornadas de Acción Católica; como por entonces tenía novia, estuvo tentado de casarse, pero se decantó por el sacerdocio.

Dejó a su pareja, se enroló en la vida eclesiástica y entró en la Universidad San Dámaso de Madrid, dirigida por la archidiócesis, para estudiar Teología Patrística. Aunque actualmente se está doctorando en Teología Dogmática, su principal cometido es el de la divulgación y la enseñanza, sobre todo entre jóvenes. De hecho, ha sido profesor de enseñanza secundaria en varios colegios, ha ejercido como acompañante espiritual de adolescentes y actualmente compagina su labor como párroco de las parroquias San Isidoro, San Pedro Claver y Virgen del Castillo, con la capellanía del colegio Cristo Rey en Madrid.

También con la evangelización en redes sociales, donde se ha convertido en todo un referente para la comunidad con sus vídeos de divulgación y su retórica juvenil y accesible. Empezó al ver a un amigo sacerdote que hacía vídeos cómicos, así que se sumó a la aventura con reels de un minuto y, a la postre, con conferencias dentro y fuera de la pantalla. Sus charlas, dirigidas al público juvenil, versan sobre el sexo o el aborto, pero también explican la vida sacerdotal. Es autor de los libros Virginidad 2.0. Recuperar la inocencia (Freshbook 2017), Sexo: cuándo y por qué. La sexualidad al desnudo (Ediciones Palabra, 2018), Te amarás a ti mismo como Dios te ama. La fuente de la autoestima (EP, 2019), Dios quiere hablar contigo (EP, 2019) y Célibes y Felices (EP, 2020).

El cura del confinamiento

La historia del padre Juan Manuel Góngora Matarín es algo distinta. Nacido en Fiñana en 1988, este sacerdote criado entre Almería capital y Vera lanzó su perfil mediático a través del confinamiento, convirtiéndose en una de las figuras más reconocidas del mundo eclesiástico en las redes sociales.

De familia profundamente católica, tanto por parte de padre como de madre cuenta con ascendentes en el clero: un tío abuelo paterno fue arcipreste de Cúllar-Baza y un primo de su abuela materna fue sacerdote de Vélez-Rubio y ecónomo diocesano. A él, la vocación tardó en llegarle. Fue durante su etapa en la Universidad de Almería, mientras estudiaba Humanidades. Un día el Señor llamó a su puerta durante un cursillo de cristiandad, levantó los codos y se puso el alzacuellos. 

Sacerdote desde 2018, ejerce en las parroquias de Nuestra Señora de las Mercedes en Oria, San Bartolomé de Los Cerricos, San Indalecio de Rambla de Oria y Santa María del Campillo de Purchena, pero sus misas más multitudinarias son las que da por redes sociales. Así, fue durante el confinamiento cuando empezó a hacerse famoso, al publicar homilías con jerga juvenil, adaptada a jóvenes que querían seguir la misa desde sus casas. Porque, al igual que pasa con Silva, su público predilecto son centennials, es decir, los nacidos a partir de los 2000.

Desde que se convirtió en una estrella de la religión, precisamente ha dejado esta un poco más de lado. Sigue siendo la parte principal de su contenido, pero una vez empezó a ganar fama ha ido variando su perfil hacia otras facetas, como la música y las opiniones políticas, desde apoyar a Donald Trump hasta hablar en contra de la eutanasia y el aborto. En Twitter, sobre todo, le llaman “el cura del Team Facha” por sus feligreses, que van desde Santiago Abascal y Macarena Olona hasta Pablo Casado.

Incluso le han bloqueado el exvicepresidente Pablo Iglesias y el periodista Antonio Maestre, entre otros. En 2021, de hecho, Twitter suspendió su cuenta durante unos días a raíz de un enfrentamiento con un colectivo antifascista y Rubén Sánchez, presidente de FACUA. El motivo de la denuncia era que les dijo que se “enhebraran en azufre”.

Noticias relacionadas