Jornada continua o jornada partida. Esa es la cuestión en los centros escolares. O al menos así se plantea desde el Centro de Políticas Económicas de ESADE, donde se ha publicado un reciente informe sobre los beneficios de que los estudiantes pasen más tiempo en la escuela. O lo que es lo mismo, a favor del segundo modelo.
En el ámbito de la educación, hay 17 realidades en España. Pero además ocurre que es en los colegios e institutos donde muchas veces se decide qué jornada funciona mejhor relacionada con los horarios escolares en la que se mezclan educación, salud, economía o conciliación.
Por territorios, algunas de las comunidades donde más arraigo hay a la jornada continua, siempre en la red pública, son Canarias, Andalucía, Extremadura, Murcia y Baleares. En la otra esquina del tablero, donde más reticencias se tiene a ello es en País Vasco, Navarra y Cataluña.
Pérdida de ingresos
La jornada continuada en los colegios supone una pérdida de ingresos para las familias de alrededor de 8.048 millones de euros al año y un aumento de la brecha de género, ya que el 66,4% del tiempo de custodia de los menores lo asumen las mujeres.
Estas son algunas de las primeras conclusiones a las que llega el texto después de analizar la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE y consultar a más de 2.100 docentes de toda España.
Señala el estudio que, a pesar de que las jornadas continuadas suponen un tremendo roto en las economías familiares, la pandemia ha acelerado esta modalidad, que actualmente es mayoritaria en los colegios públicos de educación Infantil y Primaria, según estos expertos, que además ven "muy probable" que siga extendiéndose en los próximos años.
Y añade que las medidas epidemiológicas han provocado que la proporción de centros que han optado por esta modalidad haya aumentado durante la pandemia, lo que ha llevado a otros muchos con jornada partida o completa a abrir un debate o replantearse cambiar a la continuada el próximo curso.
Para alcanzar sus conclusiones, los autores del texto enviaron una encuesta online a unos 13.000 centros, de los que obtuvieron respuesta de 2.100 docentes, “mucho más de lo que esperábamos”, explica a EL ESPAÑOL Ángel Martínez, asistente de investigación en ESADE, lo que muestra el interés por el debate.
Según los resultados obtenidos, el 50,9% de los profesores consultados tenía jornada matinal (continua) en el curso 2019/2020 (el del confinamiento); durante el 2020/21, que fue el de la reapertura escolar, este porcentaje se amplió hasta el 72,3%; y en el actual se ha mantenido en un 71,4% del total.
Unos datos que ponen de manifiesto que todos los centros públicos que redujeron su jornada por la situación excepcional derivada del coronavirus, la han mantenido en el año que los alumnos han regresado a las clases con normalidad, concluye el informe.
Sin embargo no todo el sector educativo coincide en el análisis desarrollado por Marta Ferrero, Lucas Gortazar y Ángel Martínez.
"Más conciliación"
Desde el sindicato independiente ANPE rechazan de plano las conclusiones que plantea el informe de ESADE. Creen que la jornada intensiva genera “más conciliación”, sobre todo entre los profesores, que por la tarde tendrían más tiempo, sin contar el que emplean en la corrección, evaluación y preparación de clases (tiempo que está incluido en su jornada laboral).
En este punto, Martínez se centra en los alumnos y en las familias, las cuales se verían favorecidas por una mayor estancia en el centro por parte de los chavales, mientras que el sindicato barre para casa y explica que son los docentes los que ganan calidad de vida.
Los datos, según Pilar Gredilla, presidenta de la organización en Castilla y León, están basado en su propia experiencia como sindicato que se encuentra en constante contacto con los profesores.
Según sus análisis, los alumnos rinden mejor de manera continuada, es decir, en un horario por ejemplo de 8 de la mañana hasta las 15 horas. El estudio de ESADE señala todo lo contrario, que un paron de dos horas para comer favorece un mayor rendimiento entre las 15 y las 17 horas.
El estudio señala que no existe evidencia científica sobre la relación entre el modelo de jornada y el rendimiento de los alumnos, pero sí que pasar más tiempo en el colegio tiene un impacto positivo en términos "académicos y socioemocionales".
Desde el sindicato señalan que, además, “la jornada continua favorece que los alumnos puedan desarrollar actividades extraescolares dentro de un horario normal”, algo que favorece su crecimiento mental y físico.
En el ámbito familiar, apunta ESADE, hay una certeza "científica" de que la jornada continúa de mañana es un factor clave para agrandar la brecha de igualdad de género, ya que "la escuela tiene una función de custodia o de cuidado del alumno".
El motivo es que si se trabaja a tiempo parcial, el empleo y los ingresos de las familias, especialmente de las madres, se resienten, contribuyendo a agravar la brecha de género. Por tanto, una jornada escolar amplia permite aumentar la participación en el mercado laboral.
Con todo, y con las diferencias que existen en el mundo académico, Gredilla recuerda una cosa fundamental: son los centros los que eligen sus jornadas, adaptándolos a la realidad que mejor encaje en cada caso. “Creemos que esto es lo mejor. En la mayoría de comunidades autónomas se tiene que elegir por una gran mayoría reforzada, del 66% de los votos de la comunidad educativa”.