Al hondureño Hernán y a su 'pana' Edgar les ha salido bien barato tratar de degollar al ecuatoriano Galo para zanjar una simple discusión por las normas de convivencia en un piso compartido. Los dos están en libertad, en calidad de investigados y con la obligación de comparecer en los juzgados dos veces al mes, pero en libertad a fin de cuentas, tras rajarle el cuello a un currante que es padre de un niño.
"Esto es un jarro de agua fría para mí: salgo del hospital y me entero de que andan sueltos", reflexiona Galo, mientras atiende a EL ESPAÑOL en el piso de Torre Pacheco donde se produjo esta terrible agresión que ha provocado que se movilice el Consulado de Ecuador en Murcia. "Trataron de asesinarme", se repite indignado Galo, sin dar crédito a la decisión adoptada por el Juzgado de Instrucción número 7 de San Javier.
Este ecuatoriano todavía luce un par de cicatrices llamativas de los cortes que sufrió con un cuchillo de cocina y que le dejaron doce días postrado en una cama del Hospital Los Arcos. Una cicatriz la tiene en el brazo derecho y la otra cerca de la yugular. A pesar de ello, la magistrada no calificó los hechos como una tentativa de homicidio, sino como un delito de lesiones, y la Fiscalía no solicitó el ingreso en prisión provisional de Hernán y Edgar tras escucharles en sede judicial.
El auto de libertad provisional admite recurso, pero es necesario que Galo se persone como acusación particular y eso es un problema para la economía de este inmigrante: "No tengo dinero para pagar un abogado". La nómina que recibe este ciudadano de Ecuador, de 35 años, por currar en el sector agroalimentario, solo le permite pagar 150 euros mensuales por el alquiler de una habitación en un piso compartido, llenar la nevera, abonar las facturas de la luz y el agua, hacer frente a las necesidades de su hijo y poca cosa más.
"Fui al juzgado a pedir una explicación de los motivos por los que estaban libres mis agresores y me dijeron que no tienen antecedentes", apunta Galo, sentado en uno de los sofás del salón donde -el domingo 8 de mayo- fue hallado por la Policía Local sobre un charco de sangre que manaba de su cuello. "Estaba tirado en el suelo", recuerda antes de relatar lo que ocurrió, justo cuando le pidió a su compañero de piso que dejase de beber en el salón y cortase la música: "Me giré a apagar la televisión, me dieron un botellazo en la cabeza, Edgar me cogió por las piernas para que no me pudiese mover y Hernán empezó a cortarme el cuello".
EL ESPAÑOL ha accedido a los autos judiciales que dejaron en libertad provisional a los hondureños Hernán y Edgar este 11 de mayo: solo 72 horas después de intentar supuestamente degollar a Galo. El encabezado del auto es este: "Delito leve: lesiones". Y ello, a pesar de que en el primer párrafo la magistrada expone literalmente lo siguiente: "Los hechos denunciados revisten especial gravedad, atendiendo al bien jurídico que puede verse lesionado, cual es la vida o integridad física y psíquica del denunciante, Galo R. S., habida cuenta de los indicios racionales de verosimilitud de los hechos denunciados".
El presunto contexto que precedió al brutal ataque eran los roces que Galo mantenía con Hernán desde que se instaló en una de las habitaciones del piso compartido. Este hondureño supuestamente no cumplía con las normas básicas de convivencia y su compañero ecuatoriano le reprochaba que no limpiaba la cocina después de comer, no fregaba los platos, los vasos, ni los cubiertos, tampoco aseaba el cuarto de baño, era desordenado… Tales desencuentros alcanzaron su clímax la noche del domingo 8 de mayo, cuando Galo regresó al domicilio y se encontró de fiesta a Hernán, junto a su 'bro' Edgar: estaban de litronas y con la música alta.
Galo tenía que madrugar al día siguiente para ir al tajo y supuestamente instó a los dos hondureños a seguir la juerga en el cuarto de Hernán. No se lo tomaron nada bien, a la vista de los cortes con el cuchillo de cocina que sufrió el ecuatoriano y por los que no perdió la vida gracias a que Mario, otro compañero de piso, salió a la calle a pedir auxilio a la Policía Local cuando vio la agresión que se estaba produciendo en el salón.
"Así consta en el atestado de la Guardia Civil de Torre Pacheco, que el día 8 de mayo de 2022 se produjo una agresión en la que la víctima, Galo R. S., sufrió una acometida por parte de un compañero de piso (Hernán), y otro individuo (Edgar) que también se encontraba en la vivienda, y se utilizó un cuchillo de grandes dimensiones, con el que se le ocasionaron heridas en el cuello, brazo y mano", tal y como expone un auto judicial.
"No hemos podido oír al denunciante (Galo), pero este sí prestó declaración ante los agentes de la Guardia Civil (en el hospital), tal y como figura en el atestado, y atribuyó la autoría de la agresión a los dos detenidos, manifestando que tras una discusión previa, ambos lo sujetaron y uno de ellos, en concreto Hernán, intentó degollarlo con un cuchillo".
"La existencia del altercado está fuera de toda duda por la propia declaración de los detenidos, que reconocen su presencia en el lugar de los hechos, aunque niegan que existiese intención de agredir, sino un mero forcejeo entre las partes en el que todos resultaron lesionados. Dicha explicación, por el momento, y sin perjuicio de lo que se pueda resolver más adelante, no resulta creíble, y ello, fundamentalmente, por la gravedad de las lesiones que presentaba Galo y por el lugar en el que se le ocasionaron, constando que presenta una herida incisa, a nivel mediocervical izquierdo, de 3 centímetros de longitud, con sangrado activo".
"Igualmente, consta que agentes de la Policía acuden al lugar de los hechos y encuentran a uno de los detenidos en un ascensor (Edgar), con una mochila, y portando el cuchillo, mientras Hernán se había dado a la fuga. Igualmente, el estado de la vivienda y la existencia de manchas de sangre revelan que lo acontecido no se limitó a un mero forcejeo. Finalmente, también hemos contado con la declaración de un testigo (Mario) que relató que sorprendió a los detenidos encima de Galo, quien se encontraba bocabajo, posición, por tanto, que no concuerda mucho con la versión de los detenidos en cuanto a que solo querían quitarle el cuchillo".
En la práctica, el auto corrobora que los dos hondureños trataron de degollar al ciudadano ecuatoriano, tira por tierra su relato exculpatorio, incluso subraya que "existe una situación de riesgo para la víctima", pero la Fiscalía solo propone una orden de alejamiento como medida para proteger a Galo. Y la magistrada del Juzgado de Instrucción número 7 de San Javier califica inicialmente los hechos que se investigan, como lesiones, dejando en libertad con cargos a Hernán y Edgar.
Lo primero que ha hecho Galo nada más regresar a su piso compartido ha sido cambiar la cerradura de la puerta. El motivo: considera que esa orden de alejamiento no le ofrece seguridad. "Si vienen a por mí me han dicho que llame a la Guardia Civil: ¿Qué hago? ¿Cojo el teléfono y marco el número del cuartel de Torre Pacheco si me atacan?"
Las medidas cautelares fijadas por la magistrada para los dos hondureños son estas: retirada del pasaporte, prohibición de acercarse a la víctima a menos de 500 metros, comparecer en sede judicial los días 1 y 15 de cada mes, así como informar de cualquier cambio de domicilio.
- ¿Usted cree que Hernán y Edgar cumplirán la orden de alejamiento?
- Galo: Antes de que yo recibiese el alta del hospital y cambiase la cerradura de la puerta del piso, ellos vinieron a la vivienda nada más ser puestos en libertad porque faltan algunas de sus maletas y se conocen las rutinas de la gente que vive aquí.
- ¿Usted considera que se han podido dar a la fuga para evitar ser juzgados?
- Galo: Edgar tiene novia en Barcelona, solo llevaba un mes en Torre Pacheco, creo que ni siquiera tenía el permiso de residencia en España y se estaba buscando la vida en el campo. Hernán se ha dejado su ropa tirada por la habitación y me han dicho que después de quedar en libertad, pidió que le pagasen los jornales que le debían por las podas de cítricos. Nadie los ha vuelto a ver por aquí.
Una fuente del Consulado de Ecuador se muestra "indignada" por la decisión de dejar en libertad provisional a estos ciudadanos de Honduras. La delegación consular, con la ayuda de la Fundación Cepaim, se ha ocupado de los trámites administrativos para asignar a Galo un letrado del Servicio de Justicia Gratuita del Colegio de Abogados de Murcia: "Vamos a recurrir el auto para solicitar que esas dos personas vayan a prisión hasta que sean juzgadas por una [supuesta] tentativa de homicidio".