El parque infantil va llenándose de niños. Pero la primera en llegar ha sido Tere, como la llaman los cercanos, con sus dos pequeñas: la mayor, de tres años, y la más pequeña, de tan sólo año y medio. Son las 6 de la tarde y el parque se encuentra en la gaditana Plaza Capuchinos, en el barrio de la Viña, justo enfrente del mar y a un cortísimo paseo de la Playa de La Caleta.
A EL ESPAÑOL responde Teresa que no tiene hobbies: porque, de momento, no puede tenerlos. Está apuntada a zumba, pero no puede ir. No saca tiempo. Bastante tiene con dedicarse a la política y cuidar a dos niñas tan pequeñas. "Aunque en realidad, son cuatro. Un día sí y un día no tenemos a los dos niños de Kichi, así que cada dos días tengo a cuatro en casa".
Teresa Rodríguez (Rota, Cádiz, 1981) lo cuenta con una sonrisa. Que no tiene hobbies de momento, pero que espera "poder sacar un ratito para hacer algo bonito, como cuidar y arreglar las plantas de mi patio. Eso de sacar tiempo para hacer algo bonito lo decían los samuráis, que se buscaban una actividad bonita para evadirse, como los bonsáis".
Precisamente como una samurái se enfrenta Teresa Rodríguez a estas elecciones autonómicas, teniendo enfrente a Por Andalucía (la coalición de izquierdas compuesta por IU, Más País, Podemos, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Verdes-Equo y Alianza Verde) en la que ella no quiso entrar porque "no hubo ni siquiera reparación" tras expulsarla del grupo parlamentario y acusarla de tránsfuga, y porque quería un proyecto netamente andaluz y sin influencias externas.
La legislatura ha sido convulsa para ella y los otros parlamentarios expulsados del grupo de Unidas Podemos en el Parlamento andaluz. De repente se vieron en despacho "de 20 metros cuadrados con una diputada no adscrita de Falange". La expulsión la tienen recurrida en el Tribunal Constitucional.
Reconoce que lo pasó mal. "Al principio me lo tomé como algo personal. Pero ya si no te mueven las ideas, los ideales o metas políticas… así que les dije 'vamos a saludarnos' y presentar iniciativas legislativas, porque al final tenemos programas parecidos".
La decisión de Por Andalucía de alegar ante la Junta Electoral andaluza rechazando que Teresa Rodríguez pudiera participar en los debates de Canal Sur y TVE, "lo ha reavivado un poco, pero intentamos mantenernos a raya. Esto tiene difícil explicación". Presentaron alegaciones y se ha saldado con una victoria: esta semana la Junta Electoral andaluza le daba la razón para que Teresa pueda acudir a los debates. En ellos, sostiene que podrá "reforzar una alternativa a las derechas" gracias a esos dos espacios públicos de enorme difusión.
Por eso, su objetivo ahora mismo es "construir Andalucía con gente más allá de las izquierdas, y tener buenas relaciones con la izquierda. Si no, habría que optar por el resentimiento y con resentimiento no se puede hacer buena política".
Desde niña
A Teresa Rodríguez las inquietudes políticas le vienen desde muy niña. Y Andalucía también: su padre fue concejal del Partido Socialista Andaluz (PSA) durante la transición. "Pero se fue antes de que yo naciera, desencantado". De su padre es una de las banderas andaluzas con las que posará para el fotógrafo y que se lleva a las manifestaciones y mítines: tiene algún que otro viso amarillento por el tiempo transcurrido, y la atesora con muchísimo cariño.
¿Cuál es el primer recuerdo político de Teresa Rodríguez? "El primero de una injusticia no propia fue con la guerra de Irak. Yo tenía 9 años: en Rota un día oí los aviones despegar de la Base y al día siguiente vi los bombardeos en el telediario". Se acuerda también la guerra de Somalia. Y que por su casa "mi padre tenía cintas de Carlos Cano. Y también me gustaba Mafalda. Todo eso fue despertando mi conciencia".
Ya desde el colegio apuntaba maneras y se presentaba a delegada de la clase. La elegían. "Luego en el instituto fundamos una especie de sindicato, la Asociación por el Estatuto del Estudiante, algo que no existía".
La gaditana estudió Filología Árabe en Sevilla y luego aprobó la oposición como profesora. Fue en la Universidad, "por fin, me encontré con gente como yo". Allí secundó iniciativas como el movimiento contra la LOE, o el movimiento antiguerra… "Me apuntaba a todo: desde la huelga del melocotón a las primeras manifestaciones del 8 de Marzo". Para ella fue un shock "coincidir con históricas feministas, ya mayores, y oírlas gritar consignas como ‘abajo las barbies, arriba las barriguitas’ o ‘la talla 38 me aprieta el chocho’".
Al margen del ideario político, "el feminismo fue mi gran descubrimiento vital y mi espacio de liberación. Personalmente entendía por qué no terminaba de estar a gusto con mis parejas… y ahora creo todavía más por mis niñas. A nivel social, me preocupa por el repliegue que está habiendo, aunque el movimiento está más vivo que nunca. Para mí, no era una solidaridad abstracta. Esto me interpelaba directamente a mí".
Una de sus hijas corretea por el parque y se acerca a su madre. "¿Nos ponemos la cola?" le pregunta Teresa, conciliadora y en plural, para que se recoja el pelo de la cara con una gomilla. La niña, con el pelo largo y rizado, no le hace ni caso y sigue a lo suyo, feliz.
-¿Cómo resumirías esta legislatura?
-Al final, Vox ha venido, y para quienes hacíamos oposición a la derecha, han dejado en buen lugar a PP y a Cs. Es cierto que a nivel económico tienen el mismo programa, pero tenemos cierto alivio en que haya habido consensos que no han podido romper. Aunque van colonizando el lenguaje: lo de 'violencia intrafamiliar' que dijo el consejero Aguirre, por ejemplo.
En estos años en política afirma no tener un recuerdo ni positivo ni negativo. "Yo necesito un poco de calma para analizar todo lo que me ha pasado: de llegar como parlamentaria europea a parlamentaria andaluza, la expulsión… necesito tiempo para tomar perspectiva de qué ha ocurrido en estos años".
(La hija mayor de Teresa vuelve a aparecer, y ella no puede evitar volver a preguntarle a la niña que dónde está la gomilla del pelo. Ésta le responde que no lo sabe y se va)
-Tanto tú como Kichi (José María González, alcalde de Cádiz, quien es su pareja) fuisteis muy críticos con Pablo Iglesias. ¿Cómo explicas la caída de Podemos?
-Han sido errores propios. Pero yo no me salvo de la quema: también los habré cometido. Además, los poderes del régimen actuaron para frenar el cambio real. Las cloacas, los medios de comunicación… para sistemáticamente, demoler.
-Quizá todo empezó con la falta de coherencia con la adquisición del chalé de Galapagar…
-Nosotros levantamos la bandera, porque parecía que todos nos habíamos hecho o comprado un chalé. Pablo Iglesias se podría haber esperado un poquito para hacer lo que hizo. Es que dijo, literal, que los políticos no podían gastarse 600.000 euros en una vivienda, y que él nunca iba a moverse del barrio. Nos perjudicó a todos, que estábamos cumpliendo a rajatabla lo acordado. Y lo hacíamos porque queríamos, además".
La campaña
En cuanto a las perspectivas de voto, Adelante Andalucía obtendría un parlamentario según el sondeo del Centro de Estudios Andaluces, según el CIS, dos, "y según la encuesta publicada hace varios días por Prisa, sacaríamos tres. Y las nuestras nos dieron tres, en un barómetro realizado antes de las elecciones", apunta la candidata gaditana.
Rodríguez va a hacer una campaña pedagógica. Su objetivo es "explicar bien que necesitamos una voz andaluza al margen de la izquierda". También la meta es alcanzar el número mágico: los cinco asientos necesarios para poder formar grupo parlamentario. "Y a partir de ahí, hacer crecer a la izquierda andalucista", matiza.
Sin recursos económicos, precisamente por la expulsión, Adelante Andalucía va a financiar su campaña gracias a un crownfunding con el que han logrado 25.000 euros. Con ellos y una furgoneta dotada de un track trasero, que se transforma en un escenario, va a recorrer Andalucía entera en estas dos semanas. Nota a la gente, en la calle, "con poca tensión. El PP no tiene interés en que lo haya porque ya tienen el resultado que necesitan. Y las izquierdas, con la patadita interna -refiriéndose a la desunión- no somos capaces de movilizar. Yo espero que todo esto cambie a partir del día 3".
La fragmentación de la izquierda en Andalucía, al margen del PSOE, se traduce en dos opciones: la de Adelante Andalucía y la de Por Andalucía. Y hay otra más, la de Andaluces Levantaos. “Por eso hemos hecho eso tan poco ortodoxo de poner mi cara en las papeletas, para intentar clarificar ese maremágnum, ese escenario de fragmentación. Y quien me quiera votar, que me vote. Y quien no, pues no. Lo cierto es que la gente a mí me conoce, y el resto de fuerzas son recientes”, explica.
-¿Qué le parece que la candidata de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, haya aseverado que para evitar la entrada de Vox en el Gobierno andaluz habría que ‘echarle un pensamiento’ a una posible abstención?
-Un error garrafal decirlo en campaña. Nosotros tenemos que ir a por todas. Tenemos que ir con la idea de remontar. Lo que ha dicho no moviliza. Porque la gente, una de dos: o la gente vota a Juanma Moreno Bonilla, o la gente que la vota a ella o a mí quiere una alternativa.
Teresa Rodríguez, en precampaña, ha sido muy crítica con Macarena Olona. Le ha dedicado vídeos afeándole que se vistiera con el traje de volantes para ir a la feria, ha criticado su empadronamiento en Salobreña… "Es que no es una política que haya vivido en carne propia los problemas de Andalucía. ¿Ha cogido un autobús? ¿Ha ido desde Salobreña al Hospital de Motril, que se colapsa en verano? Andalucía no tiene además un problema con la inmigración, sino con la emigración. Hay que desmontarle los argumentos".
Del parque infantil a la acera que linda con el mar, hay un pequeño tramo de calle y un paso de cebra. La gente que camina la saluda por su nombre mientras Teresa devuelve el saludo con una sonrisa y carga con el patín de su hija menor, a quien lleva a la espalda en una mochila. Mientras, la mayor conduce con arrojo un pequeño biciclo de esos sin pedales que desarrollan el equilibrio.
La casa
Y del mar, a la casa de Teresa y Kichi. Mientras camina, señala la guardería, el colegio y el instituto, todos públicos, que están a tiro de piedra. Es la misma vivienda que pusieron de ejemplo ambos frente al chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero. Teresa aun recuerda no sólo la falta de apoyo, sino la justificación que dio Montero poco después cuando Unidas Podemos la expulsó del grupo parlamentario... durante su baja maternal. Teresa indica que por eso "no tengo ningún motivo para defenderla", pero lo hace.
Explica a EL ESPAÑOL que la atacan por ser mujer, "igual que hicieron con Bibiana Aído", la ministra de Igualdad, gaditana como Teresa, del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. "Montero está dando pasos importantes", valora. Y se la ningunea "dándole el papel de mujer inútil. Le ponen un traje a medida, y ya puedes ser hasta catedrática. Yo creo que lo que está haciendo Irene Montero es un valor para la vida de mis hijas. Dentro de las sombras que nos han tocado (durante la gestión de la izquierda) también hay luces".
Luces, o mejor dicho, luz, también hay en la casa. Se ubica en un edificio humilde, un primero sin ascensor. Es pequeña, pero coqueta. Hay una pared enorme, entera, con libros. Está amueblada funcionalmente y hay un rincón de juegos. Concebida -de momento- para que los niños campen a sus anchas y sin gomillas en el pelo.
La claridad única de Cádiz entra a raudales gracias a un ventanal y una mampara de cristal que da a un patio con una pared llena de plantas. Hay otra con sacos de mantillo y otros útiles de jardinería, apilados. "Lo tengo todo preparado", explica mientras arranca hojas muertas de una de las plantas. Todo está esperando a Teresa, como contaba, para hacer algo bonito. Como hacían los samuráis.
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