¿Recuerdan el argumento de ¡Qué bello es vivir! (Frank Capra, 1946)? George Bailey, interpretado por James Stewart, era un buen tipo sumido en una crisis al que se le concede el deseo de borrar todo rastro de su existencia. Entonces llega Clarence, un ángel, y le demuestra que "la vida de una persona afecta a muchas vidas": si George no hubiese nacido, no habría salvado a su hermano Harry cuando cayó al lago helado con siete años; y como Harry se habría ahogado, también hubiesen muerto los soldados cuyas vidas, en la realidad, salvó en la guerra. Una reacción en cadena que es la misma que ahora amenaza al cine español con la nueva Ley Audiovisual aprobada en el Congreso el 26 de mayo.
El artículo de la discordia es el 110.1, que especifica lo que se considera productor independiente. Después de la enmienda 790 presentada por el PSOE, ese artículo pasa a considerar productor independiente a las filiales de los grandes prestadores de servicios audiovisuales y que, como tal, hasta ahora no eran considerados independientes. Es el caso, por ejemplo, de Telecinco Cinema (Mediaset), Atresmedia Cine (Atresmedia), Buendía Estudios (Movistar+ y Atresmedia); o de plataformas como Netflix, Apple TV, HBO Max o Disney Plus.
Además de los problemas laborales (la Plataforma Audiovisual de Productores ha alertado de que "25.000 empleos se ponen en riesgo"), hay otra cuestión que atañe a la diversidad y la consideración de los espectadores como ciudadanos y no como meros clientes. "No todo puede ser dinero y negocio. Sin las productoras independientes, películas como la mía no podrían hacerse", dice a EL ESPAÑOL Belén Funes, ganadora de un Goya a Mejor Dirección Novel por La hija de un ladrón.
Alcarràs, de Carla Simón y reciente ganadora del Oso de Oro en Berlín -un éxito para España cuyo último precedente data de 1983-; Las niñas (Pilar Palomero, 2020), Goya a la Mejor Película; la citada La hija de un ladrón; Magical Girl (Carlos Vermut, 2014), ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián... las películas españolas más relevantes de los últimos años podrían, como George Bailey, no haber existido nunca con esta nueva ley.
¿Cuál es el problema?
A poco que uno echa cuentas, no resulta difícil imaginar lo complicado que es financiar una película. En el caso de productoras independientes, las dos principales vías de financiación son los grandes conglomerados audiovisuales y las ayudas estatales. Por este motivo, algunos consideran que el cine verdaderamente independiente (el que no vive de esas vías) es prácticamente inexistente en el tejido industrial español: "No me gusta esta ley, pero a quien de verdad hace daño es a las productoras que realizan películas con Antena 3 o Telecinco", dice Luis Ferrón, productor de la ganadora de dos Goya El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020).
Por un lado, las televisiones privadas y plataformas tienen la obligación de invertir en películas y series europeas el 5% de sus ingresos anuales obtenidos en España, de acuerdo con una directiva europea. Dentro de este 5%, el 3,5% debe ir para proyectos de productores independientes españoles. Por poner un ejemplo: con el cambio de ley, Atresmedia podría destinar ese 5% a financiar películas de Telecinco Cinema y ya no tendría que invertir en productoras independientes más alejadas de su línea editorial. "Francamente, ninguna de las privadas habría apoyado El año del descubrimiento jamás en la vida", explica Ferrón, que "ya lo tuvo también difícil" con la anterior ley.
La otra gran vía de financiación para las productoras independientes son las ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA). Estas ayudas estatales son de dos tipos: generales y selectivas. En concreto, las ayudas selectivas están reservadas a productoras independientes y su objetivo son películas "que posean un especial valor cinematográfico, cultural o social; de carácter documental o experimental; o que incorporen nuevos realizadores".
Los criterios de concesión se basan en un baremo de puntuación objetiva. Así, mientras que las ayudas generales dan 10 puntos por la relevancia cultural y autoral del proyecto, las selectivas otorgan 45. Y, al revés, si la viabilidad económica equivale a 41 puntos en las generales, en las selectivas solo suman hasta 10.
En 2022, el presupuesto para las selectivas es de 16 millones de euros y el de las generales, 52 millones de euros. Sin embargo, como demuestra Javier Zurro en El Diario, "el cine de calidad recibe menos apoyo", pues son las primeras las que expanden la 'marca España' y el prestigio internacional.
El temor de algunos creadores es que ahora las privadas y plataformas también acudan a las selectivas: "Desequilibra el sistema porque algunas proyectos independientes que conseguían ayuda ahora se quedarán fuera", explica a EL ESPAÑOL Alauda Ruiz de Azúa justo antes de volar a Washington, donde presentará Cinco lobitos, ganadora del Festival de Málaga.
Manu Calvo, productor de Cinco lobitos, es más tajante que Ruiz de Azúa: la película no se habría podido hacer. "Está claro que las privadas irán a por las ayudas selectivas. Hoy en día se pelea por todo. Vas a foros de ayudas con fondos bajos, que parecían destinados a producciones menores, y te encuentras a productoras gigantes peleándolos. Además, ellos parten con la ventaja de que tienen automáticamente los puntos por contratos con las televisiones", argumenta Calvo.
El gran embudo
María Zamora, antes en Avalon y ahora en Elastica Films, ha descubierto y producido a gran parte de la nueva generación de mujeres cineastas españolas. Ha estado detrás de los dos largometrajes de Carla Simón -Verano 1993, ganador de tres Goya, y Alcarràs- o de Libertad (Clara Roquet, 2021), ganador de dos Goya.
Zamora encarna el paradigma de productor independiente: capta talento, apuesta por nuevas miradas, arriesga y hace el seguimiento de la carrera de un cineasta hasta formar un tándem creativo. "Hay un acompañamiento desde el germen de la idea hasta la explotación: aportando ideas en el guion, decisiones de casting, de equipo, de montaje, de diseño del poster... respetando siempre la visión de la directora", cuenta sobre su trabajo en la celebérrima Alcarràs.
Para esta productora, es un problema que las televisiones privadas y las plataformas "empiecen a trabajar solo entre ellos, pues los proyectos saldrán de la mente de cuatro personas. Los independientes tendremos que ir a por las televisiones públicas y ellas tienen un límite. Se hará un Alcarràs en vez de siete al año. Se produce un embudo". Además, de cara a las ayudas del ICAA, "ellos arrancan con una ventaja comparativa muy grande de base".
Alex Lafuente ha producido con BTeam películas tan importantes como Entre dos aguas (Isaki Lacuesta, 2018), que obtuvo la Concha de Oro en San Sebastián, o Las niñas (Pilar Palomero, 2021), Mejor Película en los Goya y en el Festival de Málaga. Está de acuerdo con Zamora en que "habrá proyectos que no saldrán", y que podrían no haber salido si esta ley hubiera llegado antes.
"Es un cine que tendría muy complicado ser uno de los pocos proyectos seleccionados en las ayudas selectivas", dice Lafuente. Es decir, es posible que Las niñas no hubiera ganado todos sus Goya porque no hubiera conseguido financiación para rodarse. "Si las televisiones y plataformas no tienen que dar dinero harán sus películas entre ellas. Y, si no hay espacio en las generales para todos los proyectos de las plataformas y televisiones, entonces las llevarán a las selectivas", se teme.
Belén Funes, cuya La hija de un ladrón la produjo Lafuente, está de acuerdo con él: "Habrá el mismo dinero, pero habrá que repartir entre más". No obstante, no todos creen que se vaya a llegar a ese nivel. A Luis Ferrón le sorprendería que "Antena 3 o Telecinco entrasen en la lucha de las selectivas. Reventarán la caja en las generales". Y Enrique López Lavigne, otro de los principales productores de este país, también le "extrañaría que estas productoras fueran a las selectivas".
Lavigne explica que, con esta ley, su productora Apache Films "no hubiera existido y, por supuesto, su futuro es incierto a partir de ahora". Sin Apache Films tampoco existirían éxitos como La llamada, ópera prima de Los Javis y ganadora del Goya a Mejor Canción, o la brillante Quién te cantará (Carlos Vermut, 2018) que tuvo siete nominaciones al Goya y logró uno.
"Aquí acaba la iniciativa creativa en contacto con el talento. Magical Girl o Quién te cantará nacen de la pulsión creadora de Vermut, no de un encargo de estudio o plataforma. La posibilidad de que ahora pudieran competir en un mismo escenario con operadores privados es tan remota como la de que estos se hubieran inventado a Carlos Vermut", afirma Lavigne.
Por tanto, es lógico deducir que las películas que hasta ahora se financiaban gracias a esta cuota del 5% o a las ayudas selectivas lo tendrán mucho más difícil para existir. Pero ¿qué es lo que nos perdemos? ¿cuáles son estas películas?
La diversidad cultural
David Pérez Sañudo tuvo el privilegio que esperemos no se vuelva a repetir de ser uno de los pocos que ganó el Goya desde casa y con mascarilla. La película, Ane, ahondaba en los problemas de la sociedad vasca a través de la relación entre una madre y su hija. Un tipo de película social que, por unanimidad de las personas entrevistadas para este reportaje, no tiene opciones de involucrar a las cadenas privadas.
"Entiendo que las televisiones privadas ya no irán a una productora pequeña como la nuestra", dice Pérez Sañudo, director de Ane. En consecuencia, determinadas productoras como la suya dejarán de tener la capacidad de financiar películas como Ane. Y, aunque hubiera logrado sacarla adelante, tiene claro que "habría sido una película distinta".
Alauda Ruiz de Azúa, directora de Cinco lobitos, también cree que las 'nuevas Alaudas' lo van a tener difícil con esta ley: "Hay un perfil de proyectos, en este caso de directora novel, por el que no apuestan estos operadores privados". Además, aunque de buenas a primeras olvidasen su identidad como Laura Harring en Mulholland Drive, y les diese por producir este tipo de cine, Lafuente aclara que tampoco tendrían libertad: "La diversidad no la garantiza un tipo de contenido, la garantiza la independencia de los que lo producen".
Jesús Choya, uno de los productores jóvenes más prometedores de España y que trabajó en el equipo de Cinco lobitos, entiende que se perdería el nexo con el talento: "Nosotros estamos más cerca de los circuitos, escuelas de cortometrajes, etc. Descubrimos el talento que se le escapa a los grandes grupos de comunicacion".
De fondo, a pesar de quizá ser lo más importante de todo esto, asoma la cuestión de la diversidad: "La ley del 5% está hecha para protegerla", afirma Choya. Para Manu Calvo, es un "fraude de ley. Si las películas las hacen las plataformas, que compran todos los derechos de emisión, el algoritmo acabará decidiendo el cine que se hace en este país".
Al final, es una lucha por la hegemonía cultural y "quién decide los valores que se transmiten", opina Pérez Sañudo. La obra del sociólogo británico Denis McQuail explica que la valoración de la diversidad como deseable es algo bastante nuevo en la historia de Occidente, donde tradicionalmente había sido vista por el Estado y la Iglesia como un problema contra el que luchar.
Hoy en día, la diversidad cultural está estrechamente ligada con la identidad y la promoción de las minorías y lleva décadas siendo protegida por la UNESCO además de, en España, por la Constitución. Es decir, la garantía de la supervivencia de este cine autoral va más allá de que, como dice Calvo, sean "difícilmente rentabilizables en taquilla".
María Zamora, tras triunfar en Berlín, tiene claro que estas películas que alcanzan relevancia internacional son indispensables para la proyección de los valores y la cultura española: "Hay otros productos que pueden ser españoles, japoneses, americanos, argentinos… ".
El cine que viene
Puede pasar que una tarde de viernes salgan de trabajar, se asomen a la cartelera de su cine más cercano, y se encuentren con diez películas idénticas la una a la otra. Eso facilitaría, claro, la decisión de cuál escoger: cualquiera. Pero ese picorcito de dudas acerca del tipo de película que le pide a uno el cuerpo, si más sesuda o menos exigente -y que al final acaba por ser una radiografía de autoconocimiento- se habría perdido.
Se habrían perdido también esas conversaciones con franceses, alemanes o italianos que, de fiesta en verano, hablan de España en base a las películas que ganaron sus festivales y que les mostraron que hay cultura más allá de los gazpachos y sangrías, que benditos sean. Y tampoco habrá más madrugadas de Oscars donde nuevos Almodóvar rehabiliten el orgullo de ser español. Toda la presión recaerá entonces en la Selección Española de Fútbol, y los años de Xavi e Iniesta ya pasaron.
Este futuro distópico es el que los cineastas y productores de cine que han hablado con EL ESPAÑOL vislumbran, aunque no lo hayan dibujado así de explícitamente. Lo cierto es que si no hubiesen existido Alcarràs, Cinco lobitos, Entre dos aguas, Magical Girl, Quién te cantará, Verano 1993, Libertad, La trinchera infinita, Lo que arde, Carmen y Lola, Petra, Las niñas, Ane, Quién lo impide, El hoyo, Pacifiction u otras tantas películas relevantes, sería imposible que surgiesen películas que recogiesen su testigo. Aquello de "esta película no podría hacerse hoy" tendría más sentido que nunca.
"El hecho de que haya una serie de mujeres que hacen películas y son referente para que surjan nuevas directoras se da gracias a las ayudas", dice Belén Funes. Sin las ayudas, muchas de estas películas ya no se harán. Y muchos futuros directores, ahora niños, no contarán sus historias porque las películas que tendrían que haber despertado su vocación nunca estuvieron ahí, en la pantalla. Como le decía Clarence a George Bailey en ¡Qué bello es vivir!, la vida de un hombre -una película- afecta a muchas otras vidas -otras películas-.