Noelia no estaba segura de si iba a poder acceder al doble grado que quería el día que echó la preinscripción de la universidad. Llevaba dos años rozando la perfección, había sacado un 13.9 de 14 en Selectividad y todo hacía presagiar que sí, pero la empresa era complicada. Su idea era acceder a Física y Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid, una titulación que el año anterior tenía una nota de corte de 13.875. "Mi pensamiento era: si no entro yo, no entra casi nadie...; aunque sólo tiene que subir este curso la nota 0.025 para que eso ocurra".
El planteamiento de Noelia no era ninguna locura. Si no, que se lo digan a su compañera Marta. Obtuvo una calificación de 13.855 entre Bachillerato y las pruebas de Selectividad. Y en la primera adjudicación se quedó en la lista de espera para acceder al doble grado de Física y Matemáticas en la Complutense.
Marta contaba sus exámenes por dieces. Sólo en Lengua e Historia (9 y 9.25) flaqueó —¿se puede llamar a eso flaquear?—. Eso le hizo quedar tercera en lista de espera.
Fue a finales de julio cuando alcanzó su plaza. Lo logró finalmente: era una de las 25 elegidas para cursar los estudios de esta titulación, una de las más exigentes desde 2011, año en el que fue implantada.
El decano de la Facultad de Física, Ángel Gómez Nicola, tiene claro el porqué es tan alta la nota de corte. "Al final esa calificación tan exigente se debe también a que sólo se pueden matricular 25 alumnos. Estamos muy contentos de que así sea, pero, si te vas a los mejores 25 alumnos del grado de Física, también rondan esa nota".
La importancia de estudiar o no el doble grado no es mucha. Al final, la vida sigue y los alumnos pueden hacer primero Física y luego Matemáticas o viceversa. Eso sí, los que salen de la titulación de la Complutense tienen un amplio abanico de posibilidades cuando llega la hora de terminar los estudios. Gómez Nicola expone que se debe a la amplitud disciplinar del currículo de estos grados.
Esto hace igualmente que el doble grado de Física y Matemáticas sea objeto de deseo en toda España, no sólo en la Complutense. De hecho, en las universidades de Granada, Sevilla, Zaragoza, Salamanca y Santiago de Compostela no hubo plazas el año pasado en este doble grado para aquellos que tuvieran una nota inferior a 13,6 puntos, 0,4 por debajo de la perfección.
Noelia
Noelia Rosales (Madrid, 2003) obtuvo una calificación de 13.9 puntos para acceder a la universidad. Ella sabía que su futuro podía estar en el doble grado de Física y Matemáticas, aunque aún no tiene muy claro hacia donde quiere enfocar su carrera profesional.
En realidad, lo que más le gustan son las matemáticas. Durante su paso por el instituto fue deshojando las distintas oportunidades que se le abrían: Matemáticas sólo no, porque era demasiado teórico y todos le decían que el grado no sería lo que esperaba; las ingenierías las miró, pero tampoco le gustaba lo que iba a estudiar; y Física, bueno, era una buena opción.
"Claro, no piensas desde el principio que puedas estudiar el doble grado. Es mucha nota", comenta entre risas en conversación con EL ESPAÑOL. De hecho, no recomienda a nadie que se obsesione con ello. "Que estudie mucho, que se esfuerce y que sea realista: puede no acceder. Sobre todo porque hay muchos factores. Puede tener un mal día en la Selectividad y no pasa nada. Que no se ponga mucha presión. Que lo haga lo mejor posible, pero que si no entra no pasa nada. Se puede hacer uno de los dos grados sólo, que ya es bastante", comenta.
De hecho, explica que sus notazas "no tienen truco. Esto es estudiar mucho, estudiar pero teniendo vida social. Si no, de tanto estudiar te agobias. Tienes que dedicarle mucho tiempo, pero también hay otras cosas en la vida. Yo, además, tuve profesores tan buenos que había asignaturas que no me suponía nada estudiarlas. Así se me hacía todo más fácil".
El problema de la nota es que no sólo tienes que tener destreza en las disciplinas de Ciencias. "Aunque no me gustase mucho la materia, al final era ponerme y echarle horas. Para sacar buenas notas hay que ponerse en Historia también y sacar un 10".
Al final, con tantos buenos estudiantes, las clases de este grado se convierten en un nido de 'cerebritos'. Tanto es así que llegar al aula de los 'elegidos' asusta. "Eso sí que me daba miedo. Yo me considero muy normal. Tengo buenas capacidades y tengo esfuerzo y constancia, pero me daba cosa que la gente fuera muy competitiva...", expone Noelia.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. "Todo muy normal. Nos ayudamos mucho entre nosotros y hay muy buen ambiente".
Tan normal es todo que, como en cualquier clase, aquí también hay personas que suspenden. Noelia es una de ellas. "Mi primer examen fue un 4…", reconoce.
Al final no le ha quedado ninguna asignatura suspensa, pero pasar del 10 al 4 es complicado de gestionar. "Tenía claro que podía pasar. No era una cuestión de ser negativa, pero sí de ser realista. Cuando ves que vas mejorando, pues está bien, pero el primer cuatrimestre es duro".
Fue una excompañera de instituto la que le informó de esto último. También de todos los detalles de la carrera. Porque siempre es importante conocer experiencias anteriores. "Ella me contó lo que cuento ahora. Física es asequible y Matemáticas es un mundo nuevo. Hay que tener mucha paciencia, es difícil y te lo dicen los profesores. No os agobiéis. Me ayudó a decir: si suspendo los primeros, no pasa nada… Hay gente a la que no le ha pasado, eh", termina por aclarar.
Marta
Marta Moriano (Almendralejo, 2003) también rozó la perfección durante dos años. Ella, a pesar de todo, tuvo que esperar a finales de julio para poder acceder al doble grado de Físicas y Matemáticas de la Universidad Complutense. Eligió este grado porque tenía claro que su pasión eran las Ciencias puras. "Y me dije: lo voy a intentar".
Pensaba que no lograría entrar. "No lo creía, era muy difícil", expone en conversación con este periódico. Su nota era un 13.875, la que había marcado el corte el año anterior.
A la hora de elegir esta carrera, le habían lastrado dos exámenes: en Selectividad hizo pleno en todas menos en Historia de España —un 9— y en Lengua castellana y Literatura —9.25—.
En ningún caso, los dos años anteriores habían sido un paseo. Cabe recordar que estos jóvenes —los de la generación del 03— han sufrido más que ninguno la crisis de la Covid-19. En primero de Bachillerato tuvieron que telestudiar los últimos meses; el curso siguiente debieron acatar las normas de prevención contra el virus. La única ventaja de todo ello fue una modalidad de estudios más cercana a la verdadera evaluación continua. "Eso nos lo puso un poco más fácil, dentro de la dificultad que conlleva bachillerato".
Su experiencia es distinta a la de su compañera Noelia en el doble grado. Ella llegaba prácticamente a ciegas a Madrid, era la primera vez que vivía lejos de casa y tenía que pelear con los mejores. "Lo pasé bastante mal al principio. Además, acostumbrada a sacar 9 y 10, saqué un 4, lo que supuso un varapalo", recuerda.
Nada nuevo, como ya se ha comentado, es algo que suele ocurrir. Pero, claro, es complicado asimilar un nuevo rol al que no se está acostumbrado.
Marta cuenta su experiencia en el doble grado. "El primer mes estuvimos dando sólo Físicas. Mientras, los del grado de Matemáticas recibían una clase sobre Matemáticas básicas que nosotros no dimos. Así que tuvimos que adaptarnos y nos costó un poco más".
Coincide con su compañera en la valoración: Física es más asequible que Matemáticas en este primer cuatrimestre. El motivo no es otro que su relación con lo visto con anterioridad en cursos pasados.
Además, Marta señala el buen hacer de las profesoras de Física, como también lo hizo Noelia. "Es algo que debemos destacar".
Por el momento, estas dos compañeras de clase, no tienen claro qué harán después de la carrera. Cierto es que aún tienen al menos 4 años más por delante para pensarlo. Si Marta quería ser docente en la Universidad antes de entrar, ahora no termina de tenerlo claro. Noelia tampoco lo sabe. Paso a paso, que esto no ha hecho más que empezar.