La lucha de 140 madrileños contra el chef Dani García por llenar sus casas de olor a "fritanga asquerosa"
Los vecinos del barrio de Ventilla denuncian el mal olor, el ruido y el calor que desprende la cocina fantasma del cocinero malagueño.
23 agosto, 2022 01:47Es mes de agosto en Madrid. Los residentes de la calle Morando, en el distrito de Tetuán, llegan a su casa después de un largo día de trabajo. Su primer deseo al entrar en sus viviendas es poder abrir la ventana para refrescar su hogar después de un día marcado por las altas temperaturas de la capital. Sin embargo, la cocina fantasma del chef Dani García, instalada en el número 6 de la misma calle, se lo impide día tras día. “El olor es indescriptible, a fritanga asquerosa. Yo nunca comería en un restaurante de este señor porque huele fatal”, cuenta una vecina que prefiere no revelar su verdadero nombre.
Los problemas derivados de este establecimiento persiguen a los vecinos del barrio de Ventilla desde hace meses. Fue en junio del año pasado cuando el chef Dani García, ante las quejas constantes de los residentes, anunció el cierre de las cocinas que tenía instaladas en aquel momento en la calle José Calvo, también ubicada en el distrito de Tetuán. El principal objetivo era poder acabar con las molestias ocasionadas a los vecinos de la zona durante el tiempo que había permanecido activo el establecimiento de reparto de comida a domicilio. Sin embargo, lejos de complacer a los afectados con sus peticiones, la decisión del famoso chef no fue otra que trasladar el local a la calle Morando, a apenas 2 kilómetros de su anterior ubicación. “Una semana después estaba aquí”, cuenta la misma vecina.
Desde entonces, los vecinos de esta calle deben hacer frente a una situación que definen como horrorosa. “Su actividad es de lunes a domingo, todos los días, desde que empiezan por la mañana hasta pasada la medianoche”, cuenta Laura (nombre ficticio). Para muchos de ellos, el mayor de los problemas es el olor que se desprende de la actividad del interior de las instalaciones. “Es difícil solidarizarse si no lo vives, pero es un horror. No se puede vivir así. Nos genera situaciones de ansiedad y estrés. El olor es asqueroso, tiene que ser perjudicial. Encima no lo tienen dentro de la cocina, porque la expulsan fuera, lo sufrimos nosotros”, explica a EL ESPAÑOL.
Las cocinas fantasmas, también conocidas como dark kitchen, son locales dedicados a la preparación de comida para reparto a domicilio. Un modelo de negocio que, por medio de Internet y las aplicaciones móviles, ha conseguido dejar atrás la tradición de consumir en los propios establecimientos para sucumbir a los deseos de los clientes de disfrutar de sus platos preferidos desde el sofá de sus casas. Durante la pandemia y ante la imposibilidad de que los clientes se trasladasen al local, se convirtieron de forma instantánea en la salvación de muchos negocios.
Sin embargo, su auge exponencial meses después y su masificación en algunas grandes ciudades como Madrid está suponiendo un grave problema para los vecinos, que tienen que hacer frente a problemáticas derivadas del ruido, los malos olores y las altas temperaturas que genera la actividad de las cocinas. Desde entonces y a pesar de los problemas que ocasiona, este modelo de negocio ha dado el salto a lo más alto, llegando a la cocina de élite de chefs como Dabiz Muñoz, con su restaurante GoXO o, en el caso del propio Dani García, con ‘La Gran Familia Mediterránea’.
Los propios vecinos aseguran que las irregularidades en torno a estas cocinas fantasmas llevan presentes desde su implantación en el barrio de Tetuán. “En el momento en el que se instaló, la cocina contaba solo con una licencia artesanal para realizar maquetas en 3D”, asegura Laura. A finales de verano del año pasado, el Ayuntamiento de Madrid instó a paralizar las obras que habían iniciado para la instalación de los locales. Sin embargo, las órdenes no sólo no fueron cumplidas sino que bastó poco tiempo para comenzar a ver los fogones encendidos.
Ante esta situación y de forma organizada, los vecinos presentaron varios escritos al Área de Movilidad y Medioambiente del Ayuntamiento de Madrid, además de a la Agencia de Actividades. Sin embargo, tal y como confirman, a pesar de que el resultado de las inspecciones arrojó un incumplimiento en la normativa de las chimeneas de extracción, la actividad ha continuado hasta el día de hoy. De hecho, ni una reciente comunicación que obliga a demoler el local ha hecho que Dani García apague los fogones de su local. “Estamos totalmente indefensos. Cuando llamamos a la Policía Municipal nos dicen que no pueden hacer nada y la Policía Nacional que no tiene competencia. Mientras nosotros nos estamos tragando el humo de este señor”, añaden.
Una clara solución
A pesar de la problemática que viven cada día, los vecinos tienen clara la posible solución al horror que aseguran sufrir. “A nosotros nos parece estupendo que la gente quiera comerse la fritanga de este señor, pero por favor que lo haga en un polígono industrial”, confiesan. Para ellos, todo el problema se solucionaría si las cocinas fueran trasladadas de la zona residencial al polígono industrial de Fuencarral, ubicado a apenas 2 kilómetros de la actual ubicación del local. “Que se vaya ya y que no nos fastidie la vida. No tiene sentido. Dani García paga unos 4.500 euros aquí, mientras que en un polígono no pagaría menos de 15.000, pero, ¿es significativa esa cifra para alguien que tiene tantos restaurantes y gana tanto dinero?”, se preguntan.
Los vecinos exigen soluciones inminentes y, para ello, solicitan la colaboración del Ayuntamiento de Madrid. “Almeida tiene una llave muy fácil, que es poner una legislación en la que estas actividades no se puedan desarrollar en zonas residenciales”, añade Laura. Sin embargo, critica que el Consistorio únicamente proponga soluciones que no resuelven los problemas actuales.
Desde principios de junio, tras su aprobación en el Pleno, se prohíbe la instalación de locales de uso industrial superiores a 350 metros cuadrados que puedan acoger cocinas fantasmas. Una medida considerada insuficiente por parte de los vecinos. “Se supone que la regulación del Ayuntamiento exige que las motos y las bicis tengan que meterse dentro para que tengan muelle de carga y descarga. Aquí no hay muelle, ni caben dentro, ni meten las motos”, asegura Laura.
Victoria del Miguel de Unamuno
Recientemente, las familias del CEIP Miguel de Unamuno, en el distrito de Arganzuela, han conseguido vencer la batalla judicial a la cocina fantasma que tenían instalada puerta con puerta con el centro. Cada día, alrededor de 900 alumnos tenían que soportar los humos procedentes de estos locales. Sin embargo, tras la denuncia de la Asociación de Familiares de Alumnos, el Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 3 de Madrid consideró que la concesión de la licencia incumplía la normativa urbanística.
Una decisión que, ahora, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha recurrido. “Están ahumando a cientos de niños. Les ha dado la razón un juez diciendo que esa licencia no es válida y Almeida ha ordenado recurrir. Mientras recurre, durante un año más mínimo, esos niños se van a seguir ahumando”, asegura Laura.
Por ello, muy a su pesar, asumen con resignación lo ocurrido y únicamente les queda esperar a que el procedimiento no se alargue y puedan conseguir finalmente su deseo: trasladar la cocina fantasma de Dani García a un polígono industrial. “El problema es que nos vamos a tener que gastar dinero en abogados. La justicia está dando la razón a los vecinos. A vista de todos, esto es ilegal. Pero si se ve en la normativa, las demandas y los recursos, ¿qué intereses económicos hay detrás para que no se quieran mover a una zona industrial?”, se preguntan.
El imperio de Dani García
Desde sus inicios en el año 2019, el cocinero malagueño suma ya 14 restaurantes en todo el territorio español. De aquí a finales de 2022, el chef prevé proceder a la apertura de otros ocho locales, hasta llegar a los 22 establecimientos en activo. Según las cifras del pasado año, el Grupo Dani García facturó 27 millones de euros.
Además, hay que añadir La Gran Familia Mediterránea, el modelo con el que quiere llevar la comida a domicilio a las grandes ciudades españolas. Por el momento, las reparte en Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla y Marbella, donde hasta el año 2019 sumaba la cifra de 11 cocinas.