El 'doctor' Julio López pone nota a todos los panes que vende Lidl en el súper: el mejor cuesta 0,65 euros
EL ESPAÑOL compra cinco piezas de pan vendidas por el supermercado alemán para que un maestro panadero las valore. ¿Cuál será mejor?
6 noviembre, 2022 04:24El pan es un alimento primordial en la dieta de los españoles. De ahí que Lidl, pese a ser un supermercado de origen alemán, haya apostado fuerte por el producto desde que empezó su andadura comercial en España hace casi 30 años. Y a pesar del encarecimiento de las materias primas o de la energía necesaria para elaborar el producto, la superficie teutona, al igual que otros muchos supermercados, ha logrado contener los precios de este alimento básico. Así que, por ejemplo, la barra de pan blanco de 250 gramos cuesta 0,35 euros o la de integral 0,65 euros.
Estos precios bajos, sin embargo, pueden tener detrás dos lecturas que a simple vista los consumidores no tendrían porqué percibir. Por un lado, el coste de estos panes no ha impedido la sangría en el número de consumidores que está teniendo el pan. Y es que, según los datos del último Informe del Consumo Alimentario en España elaborado y publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, “se reduce la compra de pan un 8,1% durante el año 2021, lo que en valor equivale a un descenso del 9%”. Es decir, cada vez se come menos pan y ni un precio bajo ha revertido la realidad.
Pero la segunda lectura y, quizá, la más importante, es que el pan vendido a bajos precios por los supermercados de España puede no ser tan saludable como el consumidor querría. La razón de ello es que, en general, estos panes suelen ser precocinados “y a la larga podrían afectar a nuestra salud”, explicaba a EL ESPAÑOL el doctor Francisco Rebollo, médico especialista en bioquímica clínica y experto alimentario en una conversación sobre la idoneidad o no de comer a diario el pan de los supermercados o de los ultramarinos de barrio.
Así, una de las razones de que un pan puede ser perjudicial para la salud puede ser una mala cocción del producto, entre otras. Por ello, este diario, en su continua apuesta por testar los alimentos que comemos, ha contactado con Julio López (Ávila, 1979) para valorar cinco clases de pan de Lidl tras analizar los panes vendidos por Mercadona. Este medio, de hecho, ha hablado con este profesional, ya que es un maestro panadero con 17 años de experiencia en el sector.
Una trayectoria que, entre otras cosas, le ha llevado a ser nombrado, junto a su hermana Marta, los mejores reposteros de la ciudad en la XXVIII Edición del Certamen Gastronómico de la Comunidad de Madrid. Ahora, a finales de noviembre, acudirán al torneo nacional en busca de ser declarados los mejores de España. Pero, de momento, Julio ha recibido a este periódico para iniciar una nueva cata. ¿Cuál de los panes de Lidl será el mejor y cuál sería perjudicial para su consumo?
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Barra de cereales
En una limpia mesa de mármol blanco, EL ESPAÑOL deja cinco clases de pan distintas compradas tan sólo dos horas antes de que Julio López empezara a analizarlas. Queríamos que la prueba fuera lo más fehaciente posible. Y ante sí, cinco piezas. Al azar, el maestro panadero coge la barra de pan de cereales de 250 gramos de Lidl. Su precio: 0,89 euros.
“Esta tiene falta de cocción. Se nota en que cuando uno aplasta un pan, éste debería volver a su posición original. Es una prueba que hacemos los panaderos. Pero este pan se queda aplastado en la parte central. En los laterales, no obstante, sí vuelve a su posición original, de lo que se deduce que la barra tiene una cocción irregular”, explica Julio mientras manipula la barra de cereales para estudiar su comportamiento.
Llegaba el momento de analizar la particularidad de esta clase de pan: las semillas y cereales que contiene. En este aspecto, Julio López indica que “las semillas y los cereales están bien”, pero le choca que hay un contenido mayor sobre la corteza que en la masa interior. “Me imagino que si ponen mayor cantidad en el exterior de la barra que en el interior es para llamar la atención del consumidor y gastar menos cantidad de semillas”, valora. “Además, usan semillas baratas. No es lo mismo una pipa de girasol que una de calabaza”, añade.
Pese a ello, Julio López prueba el pan y en boca le parece “agradable”, con una “buena textura” en la que “claramente” se perciben las semillas. Eso sí, manda un aviso a navegantes: “Le hubiese faltado algo de cocción para que la miga interior estuviera perfecta. Una miga cruda podría ser perjudicial para el estómago”.
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Pan de centeno 67%
La siguiente pieza que ha testado el maestro panadero Julio López ha sido también la más grande. Se trata de un pan de kilo vendido por Lidl con un 67% de harina de centeno y elaborado con masa madre, como indica la superficie alemana. Es una pieza contundente en el tacto por gran tamaño. De ahí que también sea la pieza más cara al costar 2,99 euros.
Con fuerza, el maestro panadero se dispone a partirlo por la mitad para poder comenzar su análisis. Del interior de la pieza, extrae un poco de miga y hace una pelota con ella, quedando la miga totalmente apelmazada y sin ningún alveolo visible. “Eso quiere decir que está cruda. Eso es masa, pues está apelmazada. Incluso me atrevería a decir, al 90%, que de esta miga podríamos extraer levadura si la dejamos fermentar”, valora negativamente el panadero.
–¿Por qué un pan tan caro puede estar mal cocido?
–No sabría decir el caso de este supermercado en particular. Pero, normalmente, en los supermercados se cuecen los panes en grandes hornos que son como túneles. La cosa es que las piezas grandes, como este caso, necesitan mucho más tiempo de cocción y, quizá, no han estado el tiempo suficiente.
Aun así, algo positivo que tenía esta pieza de centeno es que, según el panadero, “tiene un buen aroma y la corteza sí está bien cocida”. En cuanto al sabor y su textura en boca, Julio ha opinado que “sabe a centeno, como era de esperar, pero no tiene un sabor intenso y quizá está un poco duro”. Este pan, para Julio López, no ha sido el mejor, pero tampoco el peor.
Barra rústica integral 70%
La cata continuaba. Y el siguiente pan de Lidl en pasar a examen era la barra rústica con un 70% de harina integral. En este caso, la pieza pesa 210 gramos y cuesta 0,65 euros. Es decir, es el segundo pan más barato de los que se han testado.
“¡Mira!”, dice Julio López reclamando la atención de este reportero, “cuando aplastamos esta barra vuelve a su posición inicial. Esto significa que está bien cocido. Además, aprecio que en su aspecto exterior tiene un greñado –las comisuras que tienen las barras de pan– bien hecho”, continúa. Comenzaba bien la valoración de esta barra de pan.
Dicho esto, el maestro panadero parte la barra para escudriñar su interior y sigue con su valoración inicial: “Este pan está bien cocido”. Y, tras olerlo, también afirma que la pieza tiene un “buen aroma”.
–¿Cómo valora este pan en boca?
–Tiene un buen sabor. La textura es algo áspera, pero es normal porque es una cualidad que se la otorga la fibra de la harina integral. Tiene un buen sabor a pan integral. Hasta ahora es el mejor –y al final de la prueba también lo sería–.
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Pan rústico
El siguiente pan no era en barra, sino que era una pieza circular de 600 gramos de peso aproximado. Se trata del pan rústico de Lidl, cuyo precio es de 1,99 euros. Acto seguido y como había hecho con los anteriores, Julio López parte por la mitad el pan para analizar tanto la corteza como su interior.
–¿Cuánto dices que ha costado?
–1,99 euros.
–Pues 1,99 euros tirados a la basura.
Así de rotundo se ha mostrado el maestro panadero al hacer los primeros análisis de este pan. “Este pan, aparte de mal cocido, como alguno de los anteriores, no tiene ni corteza. Me huele hasta crudo. Creo que le hace falta pasar un buen rato en el horno. Comerlo podría sentar mal a los consumidores debido a que la masa no está hecha”, dice, rotundo, este maestro panadero.
Cuando lo prueba, la cosa no mejora y, de hecho, es incapaz de tragárselo por su falta de cocción. Este pan, para Julio López, ha sido el peor.
Barra de pan blanco
Y, por último, la cata finaliza con el pan más básico de todos. La barra de pan blanco de toda la vida, la cual en Lidl se puede adquirir por 0,35 euros. Pesa 250 gramos. Y el maestro panadero, en la línea del anterior pan testado, comienza con otra dura valoración sobre este pan.
“Por 35 céntimos que puedes esperar. Este pan no está nada cocido. Fíjate, al apretarlo no vuelve a su posición original. Quizá algo más en los extremos, pero la barra está blanquecina”, expresa el panadero mientras manipula el pan. “Pero en general está crudo. No supera la prueba de fuego”, sentencia.
En cuanto el sabor, en este caso “se puede comer”, aunque con el riesgo a que pueda sentar mal por falta de cocción y la textura, según Julio Lopez, “es chiclosa”.
En este caso, la barra de pan blanco no ha sido la peor valorada, ya que el pan rústico se ha llevado ese honor. Por el contrario, en el otro lado de la balanza, el mejor pan de Lidl para el maestro panadero Julio López ha sido la barra de pan con 70% de harina integral.
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