A Daniel le llegan cuatro ofertas de trabajo al día: el curso que hizo sin estudios con un 98% de empleo
Los Cloud Architects o arquitectos de la nube tienen un alto porcentaje de colocación y llegan a ganar 60.000 euros al año en poco tiempo en el sector.
20 noviembre, 2022 02:28Daniel Saldaña se levanta cada día a las seis y media de la mañana. Se prepara el café en la cocina de su casa, come algo y vuelve a trabajar a su habitación. Y así cada día. A sus 29 años, y afincado en su Almería natal, Saldaña trabaja en proyectos internacionales (actualmente está haciendo uno para un banco andorrano y otro para la famosa cadena hotelera Meliá) sin tan siquiera salir del hogar que lo ha visto crecer. “Hay semanas en las que puedes llegar a recibir entre dos y tres ofertas de trabajo al día”.
Autodidacta de formación, nunca ha pisado la universidad ni tampoco ha terminado ningún estudio de formación profesional. De hecho, no llegó a terminar ni siquiera el Bachillerato. No obstante, gracias a su perseverancia y horas diarias de estudio, logró las certificaciones y superó exámenes como los de Microsoft o Amazon Web Service que le permitieron alcanzar la excelencia técnica. Hoy trabaja como arquitecto de la nube, tras haber terminar el curso de Cloud Computing (también desde su casa, de forma totalmente remota) de la UNIR, para la consultora tecnológica Softtek. Gracias a ello, ha conseguido triplicar su salario. Además, se trata de una profesión con una empleabilidad de aproximadamente el 98%, según afirman fuentes de la escuela de negocios ISDI.
Las previsiones de futuro respaldan estos mismos datos. Según publicó la revista especializada CloudComputing, en el último enlightED (encuentro de educación digital celebrado en Madrid) se anunció la necesidad de las empresas españoles de contratar a tres millones de perfiles con habilidades digitales. En el caso de toda Europa, la cifra asciende hasta los 30 millones.
Según el “Mapa de las profesiones digitales” publicado por ISDI, la figura del Cloud Architect se ha convertido en una de las posiciones más demandadas por las empresas tecnológicas. “La demanda de perfiles digitales está muy cotizada, tanto a nivel local como en el resto de Europa. Los profesionales que recién entran al mercado laboral pueden estar cobrando alrededor de 30.000 euros anuales”, explica Rodrigo Miranda, director general de ISDI. En el caso de los perfiles más senior, los sueldos superan con facilidad los 50.000 o 60.000 euros brutos al año.
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Saldaña aprendió a programar por su cuenta con apenas 12 años. Tal fue su progresión que, cuando cumplió los 20, empezó a trabajar como administrador de sistemas en ProfessionalHosting. “Resulta que el CEO que me hizo la entrevista, después de hacerme una prueba técnica, decidió apostar por el talento y darme una oportunidad”. Tras casi cuatro años allí, dio el salto al sector financiero. Fue en 2020 cuando empezó a trabajar en Cajamar, esta vez también como administrador de sistemas. “Tras varios meses allí me di cuenta de que necesitaba un cambio y fue cuando decidí formarme en metodologías DevOps y di el salto a Plexus para trabajar como DevOps para el Santander”.
Allí empezó su verdadero cambio de rumbo profesional. Tuvo su primera experiencia como DevOps Engineer (Desarrollo y Operaciones), llegando a dirigir un equipo de tres personas. Fue en esta época cuando decidió cursar los dos master que atesora actualmente. El primero, de especialización en DevOps (de hecho, la posición que ya ostentaba), y el segundo en Cloud Computing o arquitectura de la nube. Todos ellos financiados por él mismo. Este último le abriría las puertas de la consultora en la que trabaja actualmente. “Lo que me ha permitido saltar como arquitecto ha sido una formación exhaustiva para mejorar a nivel técnico”, concluye.
La nube lo es todo
Pero, ¿qué hacen exactamente los arquitectos de la nube? Se trata de profesionales altamente especializados que se encargan de asegurar que los sistemas cloud de la compañía funcionen correctamente. Y los sistemas cloud, a pesar de que puedan sonar como algo lejano, son necesarios tanto para garantizar el correcto funcionamiento de muchísimas empresas como para las demandas de gran parte de la población.
“Cuando compruebas tu correo en el tren, ves una película en Netflix desde tu casa o guardas las fotos de tu último viaje en Dropbox estás utilizando la nube”, explica Javier Cubo, doctor en informática y coordinador académico en los estudios de Cloud Computing y DevOps en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).
“El mercado del cloud computing va a brillar”, indica el experto. Una afirmación que viene respaldada por unos datos cada vez más asombrosos. Según un reciente informe de la consultora Gartner, en 2020 el 13% de la inversión mundial en tecnologías de la información correspondía a la nube. Se incrementó en un 27% en 2021, y la previsión para este 2022 es que supere el 40%. En 2028, el porcentaje podría incrementarse hasta el 80%.
Uno de los mercados que más empuje ha dado al cloud ha sido la explosión del sector de los videojuegos. “Si antes la mayoría de las empresas estaban obligadas a tener servidores propios, con los costes de mantenimiento que ello implicaba, el increíble desarrollo de la nube les ha permitido revolucionar el mercado. Hemos pasado de un modelo cliente-servidor a un modelo de cliente-cloud”, destaca el coordinador de la UNIR.
Otras de las ventajas de la revolución cloud está en la descentralización de los servidores. Ahora ya no es necesario tener la información en un lugar físico y en un país concreto, ya que un proveedor cloud acostumbra a tener centros de datos por todo el mundo. “Antes, sí había una tormenta o un terremoto en un lugar concreto, por ejemplo, una empresa podía llegar a perder todo lo que tenía. Ahora, la aparición del cloud permite guardar toda la información en distintos lugares al mismo tiempo, aportando muchísimas más facilidades que pueden ir desde una mayor garantía de seguridad de la información hasta la facilidad de adaptación a la legislación de otros países”, explica Clara Alcaraz, digital advisor de NTT DATA.
Flexbilidad y formación
“Cuando te hacen una oferta laboral entras en una especie de mercadillo. No solo negocias el sueldo, sino que también lo haces con los días de vacaciones, la flexibilidad horaria o los bonos de formación y aprendizaje, entre otros”, cuenta Saldaña a EL ESPAÑOL. En su caso, la posibilidad de entrar a primera hora de la mañana y salir a las tres del medodía fue la clave para aceptar su última oferta. “Cuanto más cualificado está el trabajador, generalmente, mayor importancia le da a las condiciones de tipo personal. En mi caso, que mi trabajo me permita conciliar mi vida personal y laboral es algo fundamental”.
De hecho, uno de los principales motivos de sus continuos cambios de trabajo corresponde a las exigencias de algunas empresas de que se trasladara a trabajar a otras ciudades. “Todavía existen empresas del sector que, para poder crecer profesionalmente, te exigen trabajo presencial y desplazarte a vivir a otros lugares”, explica el jóven. “Se trata de un sector con muchísima rotación. Hay mucha demanda y poca oferta. Es por ello que las empresas tienen estrategias de contratación cada vez más agresivas”.
Esta altísima demanda se debe a la cantidad de dinero que estos profesionales pueden llegar a ahorrar a las empresas. Según el director general de ISDI, el impacto económico que tienen en las compañías es “muy elevado”, permitiendo llegar a ahorrar millones de euros a muchas de ellas. La explicación recae en las soluciones tecnológicas que son capaces de aportar.
“Las competencias más importantes que se exigen a estos profesionales están relacionadas con las softskills. Es decir, todas aquellas habilidades que permiten aprender con rapidez y grantizan la posibilidad de adaptarte a entornos de trabajo completamente nuevos”, cuenta Alcaraz, profesional del cloud en NTT DATA. “La nube ha cambiado nuestra realidad, pasando de un modelo de capital a uno de operaciones. Esto ha permitido a las empresas dejar de invertir millonadas en ifnraestructuras que, a los pocos años, quedaban totalmente obsoletas. El ahorro que se brinda no tiene precedentes”, concluye.