Una foto de la gestación de Paula. Al lado, una imagen de Nacho abrazando a Ana.

Una foto de la gestación de Paula. Al lado, una imagen de Nacho abrazando a Ana. Cedida

Reportajes

El inspector de Salud, a los padres del bebé muerto en Yecla: "El monitor parece que estaba mal puesto"

Nacho y Ana denuncian a la Inspección que les llamaron del centro de salud, tras la muerte de su hija, para entregarles informes que ellos no extraviaron.

17 marzo, 2023 02:47
Murcia

La primera vez que Nacho y Ana intentaron ser padres, se toparon con una estadística cruel: hasta un 20% de los embarazos se interrumpen por un aborto espontáneo, antes de la semana 12. Tan duro percance lo sufrieron a las seis semanas de gestación, pero se recuperaron y lo volvieron a intentar por segunda vez. "Nos gastamos 1.000 euros en ginecólogos privados para controlar la gestación de Paula", recuerda la pareja. Ellos pusieron todo de su parte para traer al mundo a Paula, pero ahora han sabido por boca de la Inspección de Sanidad que el personal médico falló al colocar el monitor fetal que debía controlar la frecuencia cardíaca de su hija.

EL ESPAÑOL ha sabido en exclusiva que dos inspectores han admitido a la pareja semejante negligencia, ocurrida durante la inducción al parto que tenía programada Ana: el viernes 3 de marzo, en el Hospital Virgen del Castillo de Yecla. Una cita que se saldó con una cesárea de urgencia en la que murió su hija, Paula, por un desprendimiento placentario agudo. Es de esperar que ese dato, revelado durante una reunión que los funcionarios mantuvieron con Nacho y Ana, en el centro de salud de Jumilla, se incluya en el informe que están elaborando para el Servicio Murciano de Salud.

Ese informe será de interés para el proceso legal que han emprendido Nacho y Ana, tras presentar una querella -por homicidio por imprudencia grave- contra la ginecóloga y todo el equipo médico que la asistió aquel trágico viernes 3 de marzo: desde el matrón a las enfermeras. La denuncia del letrado David Fernández expone al juzgado que la hija que esperaba esta pareja, murió por una negligencia médica que se podría haber evitado, si la ginecóloga hubiese sustituido la inducción al parto programada, por una cesárea a Ana, a la vista de que no dilataba y de "las múltiples paradas del latido del corazón del bebé" que registró el monitor fetal.

El tema de la monitorización fue abordado por los inspectores de Sanidad que se entrevistaron con Nacho y Ana, para preguntarles por todo lo sucedido desde que llegaron al hospital de Yecla, a las nueve de la mañana. EL ESPAÑOL ha confirmado que los funcionarios prestaron interés por el estado en el que se encontraba el monitor fetal que le colocaron a la joven, cuando la metieron en el paritorio, debido a que no está claro si las ausencias de latidos de la bebé que reflejaban las gráficas, se debían a un fallo técnico del equipo o a que Paula estaba sufriendo problemas cardíacos.

- Inspector 1: ¿Cuándo decidieron pasarte al paritorio?

- Ana: A las seis de la tarde.

- Inspector 1: ¿Había latidos?

- Ana: Sí.

Ana, el viernes 3 de marzo, en la sala de monitores del Hospital Virgen del Castillo de Yecla.

- Inspector 2: ¿De quién fue la orden del paso de la sala de monitores al paritorio?

- Ana: De la ginecóloga. Me dijo: 'Ya te quedas ahí. Pares sí o sí'.

- Inspector 1: En ese momento, te pusieron un monitor, pero el monitor que viste, ¿podía llevar cable o era sin cable?

- Ana: El monitor fetal que tenía allí, se podía poner con cable y sin cable, ella intentó ponérmelo, pero no sabía ponerlo [sin cable]. Entonces, me puso el monitor fetal con cable y me lo tenía que sujetar yo porque decía que estaba fallando el monitor, que no iba bien, que apretase yo para escuchar mejor [la señal del ritmo cardíaco de su hija].

El monitor fetal juega un papel clave en el parto: su transductor se coloca en la barriga de la embarazada, para informar sobre la frecuencia cardíaca del bebé. Tales datos se reflejan en una pantalla y se imprimen en papel, mientras que se escuchan los latidos. Esa información de bienestar fetal o sufrimiento fetal, guía al equipo médico, pero en el caso de Ana, los inspectores investigan si el monitor presentaba un fallo técnico, si se colocó bien la cinta y el transductor, incluso si el personal médico hizo un control negligente de las constantes vitales de Paula.

- Inspector 1: Cuando tú te apretabas, ¿se escuchaba mejor?

- Ana: Sí. Es que si yo quitaba la mano, se dejaba de oír [el monitor fetal].

- Inspector 1: Eso indica que sería que el tema no se lo apretaron, porque no se oía.

- Ana: No se molestó ni en ponerme bien las cintas esas.

- Inspector 2 y 1: Claro, no se lo pusieron apretado. En el paso de la sala de monitores al paritorio le cambiaron el monitor, el cual se lo tiene que apretar para oírlo. Estaba menos apretado el segundo [monitor] que el primero. Estaba peor puesto [el monitor fetal para registrar los latidos de la bebé].

Nacho, besando la tripita de Ana. Al lado, una de las ecografías de Paula, la hija que han perdido tras una cesárea de urgencia en el Hospital Virgen del Castillo de Yecla.

Nacho, besando la tripita de Ana. Al lado, una de las ecografías de Paula, la hija que han perdido tras una cesárea de urgencia en el Hospital Virgen del Castillo de Yecla.

En la entrevista que se extendió más de una hora, también habló Nacho porque pudo entrar al paritorio número 2 para acompañar a su pareja, Ana, debido a que estaba cada vez más preocupada: no tenía contracciones, la oxitocina no logró que dilatase más de dos centímetros y medio y en varios momentos se dejó de escuchar el latido del corazón de Paula en el monitor fetal. De hecho, esta joven, de 27 años, le llegó a pedir a la ginecóloga que la sometiera a una cesárea para traer al mundo a su primera hija: no quería volver a sufrir como en su primer aborto.

- Inspector 1: Ya estamos en las seis de la tarde. Cuando estabas en esa sala, ¿entró alguien a verte?

- Nacho: Entró un matrón a ver el papel [del monitor fetal] y se fue. Luego entró ella [la ginecóloga], le hizo un vídeo al papel y se marchó. Y ya no volvimos a ver nadie a más, hasta que yo salí [fuera del paritorio], diciéndoles que no se encontraba el latido [de la bebé]. A mí, ellos me decían que eso era normal, que estaba fallando el monitor, así que fui a avisarles y vino un matrón, empezó a buscar los latidos y al no encontrarlos, fue cuando llamó a todo el equipo médico.

Ahí fue cuando empezaron a zarandear a Ana, a ponerla de lado, a darle golpes para ver si se lo encontraban [el ritmo cardíaco de la bebé]. Al ver que no se lo encontraron, llamaron al pediatra, pero no cogía el teléfono. Entonces, sin esperarlo, se fueron corriendo al quirófano.

- Ana: Me acuerdo del tramo del quirófano porque me iban dando porrazos con todas las puertas que se encontraban. Me iban dando golpes.

El momento clave del 'interrogatorio' sanitario a la joven pareja, por parte de los funcionarios del Servicio Murciano de Salud, se produce cuando Ana realiza una reflexión de puro sentido común. Todo ello, tras ver confirmadas sus sospechas: no estuvo bien monitorizada en el paritorio, de 18 a 18.57 horas, y el corazón de su hija se detuvo antes de alumbrarla. Prueba de ello es que fue sometida a una cesárea de urgencia y cuando sacaron a Paula ya estaba muerta: a las siete y diez minutos de la tarde.

- Ana: Lo más lógico es que si no iba bien el monitor, que me hubieran puesto otro: ¿no?

- Inspector 2: El monitor sí iba. Parece que estaba mal puesto: no estaba apretado correctamente. No os preocupéis que nosotros evaluaremos perfectamente dónde está el error, si lo hay, y qué se podría haber hecho. Y actuaremos en consecuencia.

Nacho y Ana, este lunes, mirando la cuna de la que iba a ser su primera hija.

Nacho y Ana, este lunes, mirando la cuna de la que iba a ser su primera hija. Badía

Nacho y Ana están desolados por la pérdida de la que iba a ser su primera hija, por ello, confían en que los funcionarios cumplirán su promesa, plasmando en su informe la atención negligente que les relataron y que se saldó con la muerte de Paula por un desprendimiento placentario agudo. Precisamente, Ana acudió a que le indujeran el parto, aquel 3 de marzo, debido a que le diagnosticaron preeclampsia y una de las consecuencias de esta hipertensión es que se aumenta el riesgo de desprendimiento de la placenta de la madre -la causa del deceso de Paula-.

Tal circunstancia viene recogida en la denuncia que han presentado por vía penal, a través del letrado David Fernández, del bufete Ardura Abogados. En la querella, el abogado sostiene que la pareja de veinteañeros perdió a Paula por no haberle realizado una cesárea a Ana, tras permanecer diez horas ingresada en el centro hospitalario, a pesar de que tenía una gestación de alto riesgo y obesidad mórbida, como antecedente clínico.

Ese último diagnóstico tampoco fue acertado. Así lo afirmó uno de los dos inspectores de Sanidad, después de que Ana le expusiera el duro episodio que vivió con el jefe de Ginecología del Hospital Virgen del Castillo, cuando recibió el alta tras la pérdida de Paula en una inducción al parto programada:

- Ana: El doctor Quesada me preguntó: ¿Cómo estás? Y yo le contesté: 'Estoy mal porque la hi__ de p__ de tu compañera, me ha matado a mi hija'. Se lo dije así de claro. Entonces, me respondió: 'No, no hables mal de ella porque ha sido culpa tuya. Lo que tienes que hacer es perder kilos para el próximo embarazo'. Y el doctor Quesada me había llevado [el embarazo] todo el tiempo. Me llamó gorda. Nunca me dijo que tenía que perder peso. Yo empecé a coger los kilos al final del embarazo.

- Inspector 2: No es obesidad mórbida. Es lo primero que he mirado. No es una obesidad desproporcionada, es obesidad simplemente que se puede quitar, pero hay que trabajarlo mucho. Hay que estar dos o tres años intentando adelgazar con dieta. No tiene porqué estorbar al embarazo. Con una obesidad, como la tuya, con comer muy poco, se pierde peso despacio. No es una obesidad que estorbe al embarazo, simplemente hay que tener más vigilancia, eso lo dijo para exculpar. No tienes obesidad mórbida. 

Otra de las bombas que la pareja denuncia ante la Inspección de Sanidad, es una llamada que recibieron del centro de salud de Jumilla este lunes, para pedirles que acudieran a entregarles unos informes médicos de Ana que ellos habían extraviado. Sin embargo, Nacho niega categóricamente que esos documentos sean suyos: "De la nada, me llamaron del centro, diciéndome que las limpiadoras se habían encontrado un sobre con documentos que habíamos perdido nosotros. ¿Qué casualidad que nosotros no habíamos visto ese sobre en nuestra puta vida?"