Los 15 años de mentiras de Eduardo, de la Antártida a ejercer de falso médico por toda España
Durante 15 años engañó a los servicios sanitarios de tres comunidades distintas pese a falsificar documentos y haber sido condenado
15 mayo, 2023 02:44Los grandes falsificadores son aquellos que van de cara, no se esconden, nadie sospecha, pero en realidad apenas se sabe algo cierto de ellos. Eduardo Gutiérrez Calderón responde a ese perfil de prestidigitador de la imagen. Lleva más de 15 años haciéndose pasar por algo que no es, engañando a miles de personas ofreciendo mil caras diferentes, ninguna real, sin que haya trascendido jamás una fotografía suya. Debería figurar en los ficheros como impostor habitual, pero eso es burocracia y la burocracia es mala consejera cuando al sistema le entran las prisas. Hace unos días, nadie comprobó que tras esa bata y esas gafas no había un verdadero médico, sino un trilero profesional. Y no era la primera vez.
El puente de mayo faltaban médicos en Jaraíz de la Vera, un municipio de unos 6.000 habitantes de la provincia de Cáceres, famoso por ser “capital mundial del pimentón”. Eduardo llegó al bar de la estación de autobuses, pidió un plato de ensaladilla y dijo que venía “a trabajar de médico”. Cruzó la calle, entró en el centro de salud y se puso una bata blanca con la que automáticamente se transformaba en un profesional de un campo en el que no tenía formación. A la celadora del ambulatorio no le sorprendió, “un médico más que viene para una sustitución, quizás era un poco mayor”. Las primeras sospechas llegaron cuando comenzó a hablar con los verdaderos facultativos.
Les contaba que había viajado a la Antártida para salvar focas o que se había embarcado con la Marina en misiones humanitarias. Pero los detalles no cuadraban para alguien con un mínimo de conocimientos sobre esos temas. Mala estrategia para pasar desapercibido. Ahora los médicos del centro prefieren no hablar con los periodistas, tampoco ellos alertaron de la situación, quién iba a saber… Sí cuenta su experiencia I.M.C, una joven que prefiere dar solo sus iniciales para que los reporteros dejen de intentar localizarla. El asunto ha desplazado a todas las televisiones a la zona.
“Fui a Urgencias el viernes por la tarde porque tenía placas en la garganta. Entré estando yo sola en la sala de espera y cuando salí había 20 personas. Me tiré en la consulta media hora de reloj, hablando él solo, sin que yo le preguntara nada. Me empezó a contar que era alemán, que había estado en África, en Estados Unidos o en Reino Unido trabajando como doctor. Era excesivamente adulador y me preguntaba si había conocido a un médico tan simpático como él. Me sentí muy incómoda en varias ocasiones”.
Su diagnóstico estaba claro, I.M.C. salió de allí con una receta para comprar amoxicilina, un antibiótico habitual para tratar una infección: “yo creo que lo básico sí lo debía conocer”. Lo más estrambótico ocurrió el día después, sábado a las 11:30 de la noche, cuando el falso médico la llamó y le mandó un mensaje para decirle que estaba teniendo mucho trabajo y que se pondría en contacto con ella. “Yo no le había dado mi número, debió cogerlo de mis datos personales y me quedé un poco flipada, la verdad. Pero, ¿este señor de qué va?”, pensó. La chica se fue a la cama preocupada y poco después se encontró con la noticia: “Detienen a un hombre que se hizo pasar por médico en varios municipios de Extremadura”.
La denuncia
La denuncia llegó de una mujer cuya madre había sido atendida por un tipo sospechoso en Alagón del Río, también en la provincia de Cáceres. En el informe que le dio a su familiar, comprobó que el título del doctor correspondía a la provincia de Ciudad Real. Llamó a su Colegio de Médicos y desde allí rápidamente verificaron que no había nadie que respondiera al nombre de Eduardo Gutiérrez Calderón. “Lo que sí pudimos comprobar con una sencilla búsqueda en Internet es que alguien con ese nombre había sido condenado a 18 meses de prisión en Huelva por ejercer de médico de forma ilegal. Así que llamamos a nuestros compañeros de Cáceres para que tomaran las medidas oportunas”, señala al teléfono un abogado del Colegio de Médicos de Ciudad Real.
El Colegio de Cáceres remitió el caso al Servicio Extremeño de Salud (SES), que inició una investigación y denunció al falso doctor Gutiérrez ante la Guardia Civil. Según una nota del SES, que se niega a dar más detalles, el hombre había sido contratado “el 2 de mayo por el área de salud de Plasencia para hacer sustituciones”. Sin embargo, antes de esa fecha ya había estado en los municipios de Alagón del Río, Navaconcejo y Jaraíz de la Vera, dependientes del área de salud de Plasencia.
“La ley obliga a estar colegiado en la provincia en la que vas a ejercer, pero para hacer sustituciones no se suele tener en cuenta”, señalan desde el Colegio de Médicos de Cáceres. Lo que tampoco hicieron en el SES fue comprobar que Eduardo Gutiérrez apareciera como colegiado en la provincia que aparecía en su (falso) certificado -Ciudad Real, en este caso-, algo que puede hacer cualquiera con un ordenador, ya que las listas de médicos son públicas. Lo descubrieron de forma casual, ante las sospechas de los pacientes. El Colegio de Cáceres estudia si personarse en la causa abierta contra el impostor, investigado por delitos de falsedad en documento oficial e intrusismo profesional.
Horas después de la denuncia del Servicio Extremeño de Salud, la Guardia Civil detuvo al sospechoso, le tomó declaración en la Comandancia de Plasencia y lo dejó en libertad al apreciar que no había riesgo de fuga. Para entonces la noticia ya circulaba por los municipios afectados, donde los alcaldes publicaron bandos municipales para alertar de posibles errores en las recetas. Comenzaron a aparecer testimonios de medicamentos para adultos prescritos a niños, dosis equivocadas, pacientes que tenían que ayudar al médico a escribir bien el nombre de las pastillas o informes inexistentes.
En la farmacia de Alfredo, que estaba de guardia ese puente en Jaraíz de la Vera, hubo mucha preocupación esos días. El farmacéutico evita las preguntas, pero algunos vecinos señalan que en la farmacia se negaron a dispensar medicamentos ante la incongruencia con los síntomas que presentaban los enfermos. De momento no se han encontrado negligencias que hayan podido ocasionar daños serios en pacientes ni se han registrado denuncias particulares.
[Un falso médico de Vall d'Hebron estafa a tres mujeres]
Murcia, el comienzo
Lo que no faltan son los antecedentes. También bastaba con introducir su nombre en la hemeroteca para comprobar que hubo más. Las pistas comienzan en 2007, cuando se presentó en Cartagena con un certificado de fin de estudios de la licenciatura de Medicina, supuestamente expedido por la Universidad de Murcia, con la intención de registrarse en el Colegio de Médicos de la región. “Los documentos eran muy sospechosos, ni siquiera traía un título oficial, sino un certificado de estudios. Lo comunicamos a la Fiscalía y nunca lo llegamos a colegiar”, asegura al otro lado de la línea José Miguel Bueno, secretario general del Colegio de Médicos de Murcia.
Eduardo había manufacturado el título y falsificado la firma del rector. En 2011 el Juzgado de lo penal número 1 de Cartagena lo condenó a seis meses de trabajos en favor de la comunidad, pero esto no impidió que fuera contratado para hacer sustituciones en diferentes centros de salud murcianos. Era la primera vez que quebrantaba el sistema sanitario.
Estos trabajos esporádicos como médico los compaginaba con otros como maestro, su verdadera profesión. En la Consejería de Educación señalan, a preguntas de EL ESPAÑOL, que “intentó dar clases en la región, pero la Consejería se lo impidió porque detectó que no tenía la titulación correspondiente”. Sin embargo, el periódico local ‘La Verdad’ desveló hace años que había pasado por diferentes institutos de la Comunidad, aunque en algunos de ellos se ausentó de forma injustificada.
En el Pedro García Aguilera de Moratalla y en el Jiménez de la Espada de Cartagena antiguos compañeros lo recuerdan, consultados por este medio. “Daba clases de apoyo a alumnos de secundaria en el ámbito científico, en las asignaturas de Matemáticas o Ciencias Naturales”, aseguran en este último.
Huelva, siguiente paso
Se le perdió la pista durante algunos años, pero en 2014 fue descubierto por los médicos del centro de salud de Aljucer, una pedanía de Murcia, cuando pasaba de nuevo consulta de forma fraudulenta. Su nombre volvió a aparecer en la prensa local, lo investigaron y advirtieron que durante ese periodo de ausencia había sido contratado por el Servicio Andaluz de Salud para prestar servicio en diferentes poblaciones de Huelva.
En 2016 el Juzgado de lo Penal 4 de esa misma ciudad lo condenó a 18 meses de cárcel, conmutables por el pago de 80.134 euros, la cantidad que había ganado por ejercer ilegalmente como doctor. “Durante los primeros meses pagó, pero después dejó de hacerlo e ingresó en prisión”, aseguran fuentes que siguieron el caso en Huelva.
Estas mismas fuentes aseguran que había salido de la cárcel en abril de 2022. No había dejado rastro hasta ahora, cuando se propuso desafiar una vez más al sistema sanitario público. Y lo consiguió. Ha engañado a tres Comunidades Autónomas y a miles de pacientes con unas prácticas que quienes han coincidido con él califican como “burdas”. Dicen de él que es un mentiroso patológico, que sus expresiones distaban mucho de las de un médico y que parecía torpón. Tiene 67 años, una cicatriz en el lado derecho de la cara, es calvo, lleva gafas y tiene algo de sobrepeso. Es todo lo que se sabe de él para trazar un retrato robot. Ni sus innumerables embustes ni su paso por los juzgados han conseguido exponerlo más.
Un fantasma
- “¿Diga?”, responde una voz alegre al teléfono.
- “¿Hablo con Eduardo? Mire, soy periodista, estoy escribiendo un reportaje sobre usted y me gustaría contar con su versión”.
Pasan unos segundos de silencio y la llamada se interrumpe. El falso médico se esconde tras un velo de misterio. ¿Por qué lo hizo, por qué reincidir en tantas ocasiones? Puede que por algún tipo de patología obsesiva, por pura vanidad o quizás sea un transgresor, un señor que se esfuerza en demostrar que no es tan difícil reírse del sistema. Esa es la otra gran cuestión: cómo pudo sortear los cauces de la Administración una y otra vez.
Ahora esos interrogantes los tendrá que resolver un juez. Él, mientras tanto, vive discretamente en un municipio del norte de la provincia de Cáceres. O eso es, al menos, lo que le consta a la Guardia Civil. Con un transformista de este calibre nunca se sabe.