Marruecos 'cuela' sandías infectadas a España: ¿me puedo fiar de las que venden en el súper?
El sistema europeo de alerta rápida para alimentos y piensos (Rasff) ha calificado como "grave" la incidencia del lote afectado por el plaguicida.
27 julio, 2023 03:15Un peligroso plaguicida prohibido en la Unión Europea con potenciales efectos adversos sobre la salud de los consumidores. Dolores de cabeza, náuseas, vómitos, temblores, visión borrosa, debilidad muscular y sudoración en exceso: son sólo algunos de los síntomas que podría provocar en el cuerpo humano el consumo del metomilo, la sustancia detectada en altas dosis en un lote de sandías proveniente de Marruecos con destino España que ha puesto en guardia a Europa.
La alerta alimentaria fue transmitida el 14 de julio a la Comisión Europea mediante el Sistema Comunitario de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rasff), la red que vincula a las diferentes agencias responsables de la seguridad alimentaria en la UE. Cuando el lote de sandías defectuoso fue interceptado en un control fronterizo y se comprobó que tenía restos del insecticida metomilo en una proporción muy superior a la permitida por el Límite Máximo de Residuos (0,38+/-0,19 mg/kg-ppm frente al tope de 0,015), las autoridades competentes retiraron el cargamento y dieron la señal de alarma.
El problema es que los controles aduaneros suelen ser aleatorios. No se practica un análisis de laboratorio del cien por cien de la mercancía importada, por lo que se desconoce si anteriormente habrían podido entrar a España otros lotes de sandías infectados que estuviesen circulando actualmente por el mercado. El incidente, por tanto, ha sido calificado de "grave" por la propia Rasff, y tanto la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) como el ministerio de Consumo lo están investigando.
Aún se desconoce la procedencia de las sandías afectadas. Sólo se sabe que el cargamento provenía de Marruecos, pero no han trascendido ni la localidad ni la plantación de origen, si es que alguien realmente las conoce. Su destino, según habría adelantado El País, era Cataluña.
"A nosotros nos preocupa que esta información se interprete como que las sandías de Marruecos son peligrosas", advierte a EL ESPAÑOL Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, quien admite que el principal error del Rasff es que no clarifica el origen del lote, lo que ha despertado un miedo "injusto" e "innecesario" que demoniza los productos de nuestro país vecino. No saber la procedencia da alas a la especulación.
"Si en Sevilla se detectase un lote de sandías malo... ¿significaría que todas las sandías de Sevilla son peligrosas, o incluso todas las de España? No. Este lote es de una plantación concreta, de un pueblo concreto, en una provincia concreta de Marruecos. Evidentemente, no hay una sola plantación de sandías en un país, así que el sistema de alerta debería dar más datos porque siembra sospechas sobre cualquier producto".
En cualquier caso, fuentes consultadas por este diario sugieren que este tipo de plaguicidas son perniciosos para la salud cuando se ingieren directamente, y que los pesticidas como el metomilo no suelen penetrar hasta la pulpa de las frutas, y menos de las sandías, que tienen una cáscara mucho más gruesa que, por ejemplo, una manzana o una pera. La recomendación para el ciudadano, si tiene dudas de la procedencia de sus productos, es lavarlos y frotarlos bien antes del consumo.
Precios tirados y agricultores exhaustos
Desde hace años los agricultores españoles tienen declarada la guerra a las importaciones masivas de producto hortofrutícolas de Marruecos, Brasil y Senegal. Su calidad, habitualmente, suele ser peor respecto al producto nacional, y su coste de producción es muy bajo, por lo que cada vez más intermediarios y grandes superficies se decantan por el producto extranjero, lo que asfixia lentamente a la agricultura nacional.
Ejemplo de ello se vivió en junio del mes pasado, cuando un agricultor de Motril, Manuel Puerta, regaló 100.000 kilogramos de sandías para denunciar que los distribuidores preferían comprar barata la sandía marroquí y despreciar el producto nacional, más costoso de producir y, por tanto, de precio más elevado.
Al fin y al cabo dos de cada tres sandías comercializadas en España proceden de Marruecos, el segundo país exportador de sandías a Europa, lo que en el último ha causado pérdidas de hasta 75 millones de euros entre quienes cultivan sandías y melones.
Según los últimos datos disponibles del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la caída de la producción en España ha caído notablemente en el último año, lo que ha disparado las importaciones procedentes del país vecino. Tal y como señala EFE Agro, en 2022 el aumento de la compra de sandías de Marruecos fue de un 30,6% respecto a 2021.
A la desesperación de los agricultores, que muchas veces gastan más en producir sus frutas y verduras que lo que reciben por ellas, se suma una nefasta temporada de sequía que ha dinamitado el 60% del campo español y la pérdida de prácticamente la totalidad de la cosecha de Murcia en mayo por culpa de las granizadas en Lorca, que acabaron con 450.000 kilos de sandías a dos semanas de su recolección.
"Mientras que nuestros productores de sandías y melones tuvieron que dejar de recolectar a principios de campaña por unos precios en origen ruinosos, nos encontramos con que los importadores inundan ahora nuestros mercados con productos procedentes de Marruecos que no cumplen los mínimos parámetros de calidad y seguridad alimentaria que nos exigen a nosotros", condena Francisco Moscoso, vicesecretario general de agricultura de la Unión de Pequeños Agricultores de Andalucía.
El representante de UPA-A reclama sanciones "ejemplares" para los importadores que han introducido en España productos agrarios de "mala calidad". "Deben dejar de inundar nuestro mercado con productos elaborados en condiciones muy diferentes a las que exigen a nuestros agricultores y ganaderos".
"Que se permita este tipo de fraude no sólo es perjudicial para nuestros agricultores, sino también para nuestros consumidores, ya que les afecta en la salud", concluye Moscoso, quien ha añadido que en este tipo de situaciones "los distribuidores también tienen parte de responsabilidad, porque un importador no deja de ser un intermediario que ya tiene un producto que ya tiene vendido".