A la izquierda, MisterChip en una imagen anterior; a la derecha, en una imagen de este viernes.

A la izquierda, MisterChip en una imagen anterior; a la derecha, en una imagen de este viernes. Cedidas

Reportajes

El antes y el después de MisterChip tras pasar en un año de 115 kilos a 75: "Tenía muchos dolores y..."

El estadista más conocido del deporte en español repasa su trayectoria y habla de sus problemas de salud. "Rabiaba con la espalda y la pierna".

17 diciembre, 2023 02:05

Semana de Champions League. Uno entra en Twitter y, entre los goles del Real Madrid, la derrota del Barça, los pases de Atleti y Real Sociedad y la eliminación del Sevilla FC, también hay tiempo para los datos. Por ejemplo, Sergio Ramos lanza una pena máxima y se convierte así en el defensa con más goles en la máxima competición europea. 

Los datos, a veces, son fáciles de encontrar. Sin embargo, otros, meramente anecdóticos o muy certeros, son más complicados. Como aquellos que recogen la forma del golpeo. Con el lanzado el martes, Sergio Ramos ha tirado 12 penaltis a lo Panenka en su carrera; ha metido 11. El camero ha marcado 28 de los últimos 30 penaltis que ha lanzado. Solo dos de ellos los transformó tras repetirse.

Alexis Martín-Tamayo (Badajoz, 1973) es el encargado de dar estos datos al mundo del fútbol. Lo hace desde hace años a través de las redes sociales. No en vano es el comunicador deportivo de habla hispana con más seguidores en Twitter. En el general, solo Jordi Évole le gana, pero por muy poco. 

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Cierto es: casi nadie conoce a Alexis por su nombre y apellidos. Todo el mundo le llama MisterChip. Trabaja para Onda Cero ESPN. Además, crea contenido en vídeo en Twitch, Youtube y otras plataformas digitales.

Últimamente, más que sus estadísticas, ha llamado la atención de algunos espectadores su cambio físico. En el último año, Alexis ha pasado de pesar 115 kilos a estar en 75, según puso él mismo en Twitter. No es la primera vez que consigue un cambio físico radical. Ya en 2019 hizo lo propio.

Atiende a EL ESPAÑOL tras una semana "tranquila", ya que a él se le hace la temporada cuesta arriba al principio, cuando tiene que actualizar todas sus bases de datos. Cuenta cómo ha sido su cambio físico, cómo ha logrado recuperar salud y bienestar a través del deporte, la fisioterapia y, sobre todo, la nutrición.

—¿Cómo se logra estar al tanto de todo en semanas con innumerables partidos como esta? 

—Ahora, la verdad, es la parte más tranquila. Ha terminado la Champions, están todas las ligas en marcha... A mí la temporada se me hace cuesta arriba de agosto a octubre. Lo difícil es poner en marcha todas las competiciones. Esos meses son terribles. Se mezcla eso con toda la actividad. Además, es la etapa más importante de La Libertadores, la Euroliga, la NBA… Ahora ya está todo en marcha. De hecho, ahora hay un parón de las competiciones europeas, que son lo que más trabajo me genera, porque son una cantidad de partidos increíble.

Luego tengo casi 3 meses en los que solo tengo que centrarme en las ligas. También cuando hay parón de Selecciones hay muchos partidos. Ahora es una etapa muy light. Solo nos tenemos que centrar en las ligas y luego, cuando vuelva en marzo el resto de la actividad, no es tan gordo. Son muchos menos partidos y es más llevadero.

Es cierto que empieza ahora la Copa del Rey y comienzan a jugar los equipos de primera y eso lleva un desgaste importante. En estas primeras rondas es cuando tiran de los chavales. Todas las plantillas que configuramos a primero de temporada hay que actualizarlas. 20 equipos de primera hacen debutar a 80 o 90 jugadores nuevos, aunque solo sea en convocatoria. Encima son desconocidos. No es igual dar de alta a Lewandoski que a un chaval de la cantera del Villarreal. No hay la misma información. Pero prefiero esto a lo otro.

—¿Todo eso usted solo?

—Hasta hace tres años sí. Desde entonces hay dos personas que me ayudan con toda la captura de información. Ha sido necesario, porque necesito dedicarle tiempo a mi familia, a otras cosas que tengan que ver con el ocio. Estas dos personas me echan un cable y me ayudan bastante.

Siempre he tenido gente que me ha ayudado en el proceso de recolección de datos. Si quería abrir una nueva competición, el primer paso para eso es picarte resultados, picarte alineaciones, goles… Pues tienes que tirar de hemerotecas y libros. Siempre he tenido gente que me ha echado una mano en poner en marcha este tipo de cosas.

Claro, mientras eso se hace, las competiciones continúan. Entonces, siempre me ayudaron eso. Pero lo que es estar en las competiciones, revisar partidos y demás, hasta hace tres años lo hacía solo. Son dos personas muy buenas y muy capacitadas. Eso me permite investigar otras vías.

—¿En qué invierte el tiempo que ahorra?

—El tiempo que ellos me ahorran puedo dedicarlo a familia, amigos y proyectos abandonados. Eso es lo más bonito, proyectos de investigación, mejorar bases de datos, porque hay que revisar muchas cosas. Eso que antes era complicado, pues lo puedo hacer.

Ahora estoy revisando todos los partidos de la Selección Española que se han televisado. Obviamente, tengo una base de datos muy completa, pero siempre se puede mejorar y hacer más cosas. Estoy viendo cualquier cosa que sucediera, anotando todo tipo de anécdotas, y te das cuenta de cosas increíbles.

Esa es una parte preciosa de mi trabajo. Recordar y recuperar esos momentos. 

—¿Cuántos son?

En la empresa somos 6 personas. Más los colaboradores que tengo por todas partes que me ayudan con todo tipo de cosas.

Las redes sociales yo las trabajo con Youfirst Sports, que son una agencia de representación que trabaja con deportistas. Ellos tienen un área de periodistas con los que trabajan cerca, con asuntos de redes, edición de vídeos… Tengo perfil en Twitter, Instagram, Twitch, Youtube… Ellos me echan una mano. Ahí también recibo mucha ayuda.

—Recibe mucho odio de sus seguidores. Sin embargo, usted se considera 'Melapelista'.

—Llega un punto en el que entiendes cuál es el juego de las redes sociales. En mi caso no es una cosa personal, es algo que se deriva de la pasión. El fútbol es en lo que más me centro y eso genera mucha atención. En el momento, que fue al principio, en el que te das cuenta que, como dice un mafioso, no es personal son solo negocios, te lo tomas de otra manera. Si no es contigo es con otro. Es la pasión del fútbol.

Hay que mirar la parte buena. Soy un gran defensor de Twitter, que me ha aportado mucho y no me ha quitado nada. Si se pudieran contabilizar horas de sueño perdidas te diría que han sido 8.

Por contra, me ha pasado de estar buscando jugadores de Costa Rica en los años 60 y que me aparezca el nieto del hombre en cuestión, que me pase la partida de nacimiento… Yo jamás voy a rajar de las redes, de la gente que me lee… Todo lo que me han aportado ha sido bueno. La comparativa es 1 millón a uno.

—Es usted el comunicador deportivo de habla hispana con más seguidores en Twitter.

—Creo que el número de seguidores no es un indicador de nada. Se trata de que tu trabajo llegue al mayor número de gente posible. Con 100.000 seguidores he tenido tuits con más repercusión que ahora. Lo que importa es la interacción con la gente y eso en mi caso siempre ha sido altísimo.

Yo es lo que más miro. Muchas veces cometo algún error y la gente que está escrutando todo, te dice: te equivocaste aquí. Eso no tiene precio. Yo cambio mis millones de seguidores por unos perfiles donde haya movimiento y actividad, que es lo que más importa.

—¿Podría darme un dato extravagante? ¿Cómo se crea esto?

—Hay de todo. Todo tipo de estadística que generan curiosidad y comentarios de gente que te dice: ¿y esto para qué sirve?. Pues, chico, no sirve para nada. Es curiosidad, anécdota, pero le da a la gente una idea de la profundidad de hasta qué punto has llegado a tus investigaciones. No todas son relevantes. Y la mayoría de cosas son las que más le gusta a la gente.

Surgen espontáneamente. Hay muchas. Por ejemplo, estaba trabajando en un proceso de la Copa del Mundo y siempre hay detalles. Estaba viendo Argentina contra España en Chile 62' y vi que el portero se llamaba Antonio Roma. Entonces, yo recordaba a un futbolista italiano de los años 80, que es lo que tengo en la cabeza, Fernando di Napoli, que jugaba con la selección italiana muchos años. Y recordaba también a un noruego que jugaba en el año 38, que se llamaba Juve. Digo: qué curioso, hay tres equipos con nombre de equipo italiano. Me puse a mirar y resulta que hay 24 años entre cada uno.

Primero te tiene que venir el flash, luego te vas al dato. Año 38, 62, 86. Era 2010. Y en ese año estaba esperando la aparición de un jugador con nombre de equipo italiano cuando Maradona convocó a Palermo.

Y, nada, ahí estoy espernado al año 2034. Tenemos al hijo de Piqué, que se llama Milan, medio mexicano medio español, a ver si le da por el fútbol y salva la estadística o hay que buscar otra. Es un detalle bonito y anecdótico que no aporta nada, pero que entretiene.

—No solo habla de estadística en sus redes. También se abre delante de sus seguidores. ¿Por qué decide contar su cambio físico en Twitter?

—Yo, de todas las redes sociales, donde más trabajo es Twitter y Youtube. He generado una comunidad de gente que va más allá de una relación periodista-seguidor. Hay gente que me sigue desde hace 15 años con los que he hecho quedadas y me siento cómodo escribiendo cosas de mi vida personal.

Lo hice para agradecer a la gente que me ha ayudado y por si alguien quiere coger el guante, que yo el año pasado me encontraba en una situación desastrosa de estado físico, de dolores, de no estar bien mentalmente, porque todo eso te mina… Pues que con esfuerzo, meditación y ayuda, se pueden conseguir cosas increíbles en poco tiempo.

Es un año de tu vida dedicado a ponerte bien, a recuperar un poco la clarividencia, a estar bien tú, no solo de gordo, de flaco y tal, que eso tiene mucho polémica, pero me refiero a los dolores.

Si tienes los dolores de espalda y lumbares y a eso le sumas un peso elevado que recae sobre tu espalda, lumbares, rodillas, piernas… Todo va en detrimento de tu estado físico. Cuando pierdes peso, todo encaja como un puzzle y tu cuerpo se va corrigiendo, tu cabeza va a mejor, tienes agilidad mental, optimismo, ves las cosas de otra manera… Si hay alguien que esté en un proceso similar: que sepas que hay formas de cambiarlo.

Como te digo, entiendo que habrá gente que podrá tener un problema similar, y como la gente reacciona mucho, pues vi que había gente que pasó por ahí, gente que no es capaz, encuentras un poco de todo y puedes echar una mano.

—Cuénteme un poco el proceso. ¿Cuándo pone el punto final?

—El problema, porque yo he tenido muchas subidas y bajadas de peso a lo largo de mi vida, tiene que ver con mis hábitos. Tengo un trabajo bastante sedentario, al final es estar sentado, picando mucha información, viendo deporte, estoy en un estudio de radio sentado, analizo partidos… Eso hace que o pongo yo de mi parte para no dejarme ir o estamos perdidos. Hay otras actividades en las que no paras de moverte, pero en mi caso no.

Luego, el estar por las noches trabajando... Siempre me ha gustado estudiar de noche, trabajar de noche. No te llama nadie, no te reclama nadie. Ese es un buen momento para producir el triple. Yo, de 1 a 2 de la mañana, produzco mucho más que por la tarde. Por eso optimizo mucho el tiempo. También, el trabajar de noche te genera un desgaste que a algunos les hace fumar, a otros otras cosas y a mí me hace comer. Todo eso degenera un problema físico importante que se agrava cuando tienes problemas de espalda. Aquí se mezcló todo.

Tenía un problema de espalda que me duraba más de un año. El 25 de diciembre, en Navidad, me dio una hostia importante estornudando. Yo había tenido muchos problemas de ese estilo, pero nunca me había dado una hostia tan fuerte. Cada vez iba peor, cada vez más dolores, me rabiaba la pierna, no podía estirarla… Entonces, todo se agravó con mi estado físico. Ahí me puse ya en manos de un equipo como Dios manda.

Tengo mi entrenador, con el que llevo más de 10 años, que me recomendó a una nutricionista que es Rocío. Luego estuve con Joaquín Juan, que es paisano mío, le conté mi problema y todos nos pusimos manos a la obra. Ideamos un plan de ataque para mejorar físicamente y también para que las sesiones de entrenamiento fueran en consonancia con lo que iba todo lo demás. Y, mira, un año después ha desaparecido el dolor, que era lo más importante.

—Hay una pelea en las redes por saber de qué equipo es usted. La respuesta, en realidad, es del CD Badajoz. ¿Cómo están?

—Pues muy mal. La temporada está siendo un desastre. Hemos tenido un pequeño atisbo de ver la luz al final del túnel, pero volvimos a las derrotas y los empates. El equipo no está bien y es una lástima. Un equipo puede pasar en nada de estar en lo más alto a estar hundido.

Hace poco comentaba que hay partidos que pueden marcar la historia de un club. Es increíble que algo tan grande como el Badajoz pueda tener tanta dependencia de un partido. El partido del ascenso ante el Amorebieta nos mató. Un gol. Una temporada en la que nunca habíamos perdido en casa, esa fue la única derrota. Llegamos al partido con todas las ventajas posibles y, de un ascenso a Segunda A, en tres años estamos al borde de la Tercera RFEF. Así es el deporte.

También hablaba en su momento con la gente que llevaba el equipo y los jugadores y yo decía: mira, es más importante un proyecto estable que un ascenso. Con el ascenso, hoy estás arriba y mañana vuelves a descender y ya está. Lo que pasa que contar una base deportiva, una afición que sea sólida… Eso es lo más importante.

Eso nos está faltando en el club.

—Muy complicado tener eso si por las oficinas pasa Luis Oliver Albesa.

—Imposible. Imposible. Imposible. Ha sido desastrosa la experiencia. También te digo una cosa: no había mucho más. Todo el mundo tenía reticencias con respecto a la llegada de Oliver. Yo fui el primero que le entrevistó y fue a mí a quien le dijo que había comprado el Badajoz.

Explicó lo que iba a hacer y hubo mucha gente que me criticó, como que yo estaba blanqueando a Oliver y tal. Todo lo contrario. No era blanqueo, era que diera la cara y adquiriera una serie de compromisos. Sobre todo también que la gente supiera que no había nadie que quisiera comprar el Badajoz.

Había mucha gente buscando vías y yo también moví, y no había nadie que quisiera comprar el Badajoz. Entonces, decían: "Prefiero la muerte a Luis Oliver". Si lo prefieres, esto es la muerte.

Por lo que pude hablar con el otro comprador, nunca me pareció que estuviera totalmente decidido a comprarlo, al menos no por lo que valía el Badajoz.

Supongo que esto será también habitual en la forma de trabajar de Luis Oliver. Coge clubes en situaciones críticas donde no quiere entrar nadie y lo hace él. Bueno, pues con nosotros también lo hizo. Era susto o muerte.

Ahora hay una gestión nueva, unos empresarios mexicanos al frente del club, pero no tenemos todavía esa estabilidad que me permitan estar tranquilo.

—¿Imaginaba todo lo que ha conseguido?

—No, nunca lo he imaginado. Yo estudié telecomunicaciones y eso me ha servido mucho, pero estoy trabajando para una carrera distinta a la que yo estudié. Dar ese paso es algo que no tenía controlado de nunca, si no habría estudiado periodismo. Pero nunca pensé que llegaría aquí. Estoy aquí porque así lo he decidido yo y supercontento.

A veces hay que arriesgarse y hacer caso a tus instintos y tu pasión. Hubo un día que tenía que elegir, porque no podía hacer bien las dos cosas y a mí me gusta hacerlo todo muy bien. La primera me quedé en Telecomunicaciones; la segunda vez escogí la opción correcta, no me dejé llevar por lo tradicional, me dejé llevar por mis instintos y acerté.