El fin del sueño español para las migrantes latinas Claudia, Vivian y Patricia: "No hay oportunidades"
Emigran de Perú, Chile y Venezuela en busca de una mejor vida. Pero se dan de bruces con la realidad cuando aterrizan: "La vida aquí es inviable".
Algo que admiro de Claudia Villena es la pasión que le pone a todo lo que hace. Sin esa vehemencia que le caracteriza quizá no habría cumplido su sueño: emigrar de Lima a Madrid para escribir. Fue aquel delirio por la literatura —y el vino, para qué negarlo— lo que nos hermanó. Cuántas conversaciones a altas horas de la madrugada habremos tenido este año acerca de las diferencias entre Perú y España.
Villena admira la cultura de su país, pero "ay, amiga, es que Europa…", expresa seducida. Son muchos los intentos que la joven ha hecho por quedarse. Sin embargo, el 27 de diciembre coge un vuelo de regreso a la tierra del pisco. "Me es imposible quedarme. No encuentro trabajo", declara. Y su sueño europeo se desvanece.
La joven ha sido abogada especializada en derecho administrativo durante siete años y posee tres másteres. Trabajaba para el Estado peruano llevando temas del ámbito cultural. Villena anhelaba poder dedicarse a la industria editorial, y observó en España una buena oportunidad. Expresa que en su entorno una de las situaciones que más se comenta es la calidad de vida y seguridad que ofrece Europa. "La desigualdad ha originado un incremento de la delincuencia en muchos países latinoamericanos. Por esto, creo que el sueño europeo, en mi caso, está vinculado a la estabilidad y protección más que al hecho de generar dinero", expresa.
Sin un empleo digno
Villena ve a España como un país que cubre las necesidades básicas de su población, "que ya es un gran avance". Conversamos acerca de la "excelente" sanidad, el transporte y la educación. Y de nuevo sobre la tranquilidad que ofrece el continente europeo, en general. No obstante, la peruana, que sólo conocía Europa en modo turista, regresa aterrorizada por los bajos salarios y la dificultad para encontrar vivienda. "Se supone que emigras para mejorar tu calidad de vida. Pero ni siquiera puedes conseguir una habitación por 400 euros en Madrid. Los salarios no compensan los gastos que debes realizar para vincularte con la ciudad. Es inviable vivir así".
"Amiga, ¡la vida en Madrid es sumamente costosa!", reitera entre risas. La joven evoca los primeros meses en España y las dificultades que tuvo para que le alquilasen una habitación: "No te quieren alquilar si eres inmigrante". Ahora el problema lo tenía en encontrar un trabajo. A Villena la llamaron para dos puestos de trabajo, pero no tenía visado. "Con un contrato de trabajo consigues el visado, pero nadie te hace lo primero sin tener lo segundo. Creo que se trata de un mecanismo perverso del sistema. Se debería dar a todas las personas las mismas condiciones para competir", manifiesta.
La peruana expone que la inmigracion, "cuando realizas todo de manera legal", es una oportunidad de tener otros perfiles y sumar otras culturas a la mejora de un país. La joven rechaza la idea de poner a personas sobrecualificadas en puestos de trabajos que no le van a sumar, condenadas a malos salarios. "No tiene sentido. Lo que se debería hacer es facilitar que la gente invierta y consuma. Así ganamos todos". Villena expresa entre risas que cuando llegó le dijeron que tenía que borrar su experiencia. "¿Cómo voy a hacer eso? No quiero empezar de cero. Quiero poder trabajar de lo que soy. No voy a hacer nada que esté fuera de la norma".
[¿Cómo acercar América Latina a Europa?]
Junto a Villena se encuentra Vivian Bustos. La joven estudió Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica de Chile y posee Diplomas de Especialista y Experto en Relaciones Internacionales. Habla inglés, francés, italiano y casi chino. Bustos había visitado Europa anteriormente y le fascinó el estilo de vida europeo, además de su historia y calidad de vida. Como Villena, la joven manifiesta que ha aumentado la delincuencia en los últimos años, motivo por el que muchas personas emigran.
Ella decidió venir a buscar nuevas oportunidades. En este caso, en el mundo periodístico. Pero la vida en la gran capital no era como se la imaginaba. La chilena buscaba una ciudad parecida a Santiago en clima y tamaño. Visitó Madrid en 2011 y la encontró tranquila. "Pero cuando llegué no era la ciudad que recordaba. Ahora es mucho más turística", expresa. Bustos cuenta que el sueño europeo es un tema recurrente entre sus amigos. Expresa que muchos de ellos han realizado posgrados e intercambios en el continente, y todos concuerdan en que "ha sido una de las mejores experiencias de sus vidas".
"Ya no creo en el sueño europeo"
No obstante, después de estar más de un año viviendo en Madrid, Bustos afirma no creer, hoy día, en el sueño europeo. "Sé que la situación en Chile es compleja en estos momentos, pero yo tuve una buena infancia, adolescencia y juventud. Mi país es de los más desarrollados de América Latina y no veo grandes diferencias con Europa, especialmente en infraestructura, salud, educación privada y tecnología. La gran disimilitud es el transporte, al que agradezco su conectividad y rapidez, y la seguridad que las ciudades europeas ofrecen".
Bustos explica que las dificultades que ha tenido principalmente todo este tiempo ha sido la rectificación de la visa para conseguir el empadronamiento y la tarjeta de extranjero, el desconocimiento hacia el sistema y su legislación y la búsqueda de habitación —puesto que "en los 15 meses que estuve en Madrid, viví en cuatro pisos distintos"—, y empleo. "Aunque sean países hispanoparlantes, existe una diferencia enorme", expresa.
Se dirige a España y pide al país integrar con mayor facilidad a aquellas personas que han estado con algún tipo de visado en el país y disminuirle las trabas a la hora de buscar empleo. "He intentado buscar trabajo, pero cuando me llamaban para las entrevistas me pedían mi documentación. Yo tenía mi visa vencida. Inmediatamente me descartaban del proceso". Es por esto que la chilena ha decidido volver a su país natal: "Si me quedaba en España iba a consumir mis ahorros en un año, y no sería productiva".
Diferente es la situación de Patricia Goncalves. La venezolana estudió Comercio Internacional y Comercio Exterior. Llevaba, junto a su marido, varios negocios. Entre ellos, uno de productos españoles en Caracas. Goncalves cuenta que eran una familia privilegiada: "Todo lo que teníamos era de nuestra propiedad y nuestros hijos estudiaban en centros privados". Y expresa que son privilegios que "uno cree que va a tener cuando emigra". Pero no fue así, "ni de lejos".
La familia partió de Venezuela en busca de una mejor vida. "Porque ya sabes cómo está aquí la situación económica…". En 2018 se instalaron en Buitrago del Lozoya. Allí Goncalves trabajó cuidando a gente mayor y limpiando hogares. Más tarde se mudaron al municipio madrileño de Galapagar, donde fue dependienta en supermercados y centros comerciales, a la vez que ayudaba a su marido en la tienda de mascotas que consiguieron regentar.
Ambos huyeron del país americano en busca de estabilidad, soñando con la seguridad que le podía ofrecer Europa. Pero llegaron y fueron conscientes de que nuestro continente no era como sus amigos lo pintaban. "Creíamos que sería más sencillo. Honestamente, me río de los venezolanos que se piensan que con cien dólares puedes vivir en España. ¡Cien dólares! ¿Tú te crees?", expresa entre risas. "Quieren dar una visión de seguridad y oportunidades, pero no es así. Engañan a las personas. Conozco a muchos amigos que han emigrado en búsqueda de ese sueño europeo y que han acabado mal. Nos dicen 'allí llegas y ya trabajas'. Mentira", continúa.
Por morriña
La pareja asegura que "no había manera de salir de esa clase media", por lo que tomaron la decisión de volverse a Venezuela hace poco más de un año. Explica que la situación en su país de origen ha mejorado gracias a que se ha permitido la dolarización en la economía: "Cuando llegué me encontré con una Venezuela que estaba prosperando".
Aún así, guardan un buen recuerdo de Madrid: "Nos vinimos, como decís ustedes, por morriña". Y no descarta volver en un futuro. Como Goncalves opinan Villena y Bustos. Quieren volver, aunque no para quedarse eternamente. "Ya sé cómo es la situación migratoria actual y espero que cambie en el futuro. No soy un migrante que vino escapando de la situación política de su país. Tengo estudios y experiencia laboral", expresa Bustos. Villena también afirma que en septiembre del año que viene espera volver para realizar un doctorado. Por lo que quizá el sueño europeo siga latiente.