Gómez-Tejedor trabajó para el libanés que compró un hígado en España y ahora defiende a Rubiales
El abogado, especializado en asuntos de corrupción, ya defendió al expresidente de la RFEF. También asistió a un hombre que estafó 265.000 euros alegando una falsa enfermedad terminal.
20 abril, 2024 02:39El cine y la literatura están repletos de personajes así: abogados con una leyenda negra, siempre en la agenda de tipos en apuros, dispuestos a defender las causas más sombrías a cambio de unos honorarios. Llame usted a Saul Goodman… y a tantos otros. Al fin y al cabo, es su trabajo. Vicente Gómez-Tejedor podría asemejarse a ese perfil. Asistió a empresarios corruptos, a un tipo que estafó a miles de personas haciéndoles creer que padecía una enfermedad terminal, a un político libanés detenido por intentar comprar un hígado en Valencia y ahora se pone a disposición de Luis Rubiales en el caso Supercopa. No será la primera vez que trabaje con el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
"Si Tauroni entrega todo lo que tiene y pone a disposición las costas, eso es significativo y relevante. El esfuerzo de Tauroni no tiene parangón con ninguna realizada por el resto de los acusados", pronunciaba el letrado en su alegato final para tratar de rebajar la pena del empresario Augusto César Tauroni, uno de los principales acusados en el llamado caso Cooperación.
Tauroni era el cabecilla de una trama que entre 2008 y 2010 se dedicó a desviar seis millones de dinero público que la Generalitat valenciana, en manos del PP, debía enviar a países en desarrollo y acabó en un opaco entramado de sociedades. En el proceso estuvo también imputado Rafael Blasco, que en ese momento era consejero de Solidaridad y Ciudadanía y portavoz del grupo popular en Les Corts.
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El empresario fue detenido y condenado en 2014 a ocho años de cárcel. Pero la presión ejercida por su abogado defensor surtió efecto, ya que en un juicio posterior por otras piezas de la causa los magistrados decidieron limitar la condena para Tauroni a otro año de prisión, en contra del criterio de la Fiscalía, que pedía el doble.
Una de las personas que denunciaron este caso y que consiguieron que finalmente llegara a los tribunales fue la entonces diputada de Compromís Mireia Mollà. La Guardia Civil intervino el teléfono de Tauroni y en una conversación con su abogado se escucha cómo ambos hacen bromas de mal gusto con la política como protagonista. "Y luego habrá que meditar qué hacemos con la Mireia, si la denunciamos o qué hacemos con ella", inquiere el empresario. "La violamos o cualquier barbaridad de ésta, ¿no?", responde en tono jocoso Gómez-Tejedor.
"Ellos dirán que no fue acoso, pero las fuerzas de seguridad no se lo tomaron tan a broma cuando se filtró la conversación y me dijeron que tuviera cuidado. Recuerdo aquellos días con bastante angustia, no dormía, tenía pesadillas, me acosaban por teléfono… Había implicada gente que generaba ese aura de mucho poder, como Rafael Blasco, y me advirtieron de que pusiera especial atención a mi integridad física", afirma ahora a este periódico Mireia Mollà.
La exdiputada, que más tarde fue consejera de Agricultura en la Comunidad Valenciana, concede que aquella conversación pudo ser una fanfarronada: "Fuera de contexto lo puedo dar por una machirulada, pero ocurrió en un momento en el que yo me sentía muy vulnerable". "Ahora he visto que Rubiales ha contratado otra vez a este abogado, que está hecho a imagen y semejanza de su cliente", defiende la ex de Compromís, que añade que la única vez que vio a Gómez-Tejedor en los juzgados éste "agachó la cabeza". Él sostiene que aquello fue una conversación privada sacada de contexto.
Corrupción, estafa y compra de órganos
Cuando se celebró el juicio por el caso Cooperación, Vicente Gómez-Tejedor ya era un tipo muy conocido en la ciudad. En 1991, había fundado en Valencia un despacho de abogados con sus apellidos y desde ese momento los asuntos de este tipo se le han ido acumulando. Él mismo los enumera: caso Emarsa, caso Erial, caso Azud, caso Aido… Todos ellos en la Comunidad Valenciana, con empresarios imputados en delitos financieros y altos cargos del PP implicados. Desde Eduardo Zaplana hasta Rita Barberá.
En algunos episodios los nombres se entrecruzan. Como ocurrió en la investigación de la llamada Operación Taula, en la que García-Tejedor no participó como letrado. Sin embargo, mientras la Guardia Civil investigaba al empresario y expolítico Marcos Benavent, conocido como el yonqui del dinero, encontró documentación que éste había escondido en una casa de Cofrentes (Valencia) registrada a nombre de los padres de Gómez-Tejedor.
"El hecho de que haya defendido a diferentes personas en casos de corrupción no significa que ese sea mi único ámbito de trabajo, ni muchísimo menos —señala el abogado en conversación telefónica con EL ESPAÑOL—. Pero es cierto que uno tiene experiencia en esta clase de asuntos y eso provoca que te sigan llamando para ellos".
Otro de los casos más mediáticos de los que se hizo cargo Gómez-Tejedor fue el de Paco Sanz, conocido como el hombre de los 2.000 tumores. El individuo, un vigilante de seguridad al que en 2009 le diagnosticaron una enfermedad llamada síndrome de Cowden, cobraba una pensión por incapacidad absoluta de 745,99 euros. Sin embargo, se las ingenió para aparecer en televisión afirmando que padecía una enfermedad rara que le propiciaba múltiples tumores para la que no tenía cobertura a través del sistema público de salud.
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La enfermedad era real. Y los tumores también, pero se trataba de dolencias benignas que en ningún caso ponían en riesgo su vida de forma inmediata. Así, consiguió estafar cerca de 265.000 euros a mucha gente que le donó su dinero de forma altruista, incluidas varias personalidades de la televisión y el mundo del espectáculo.
Su juicio fue todo un acontecimiento mediático. La Fiscalía comenzó pidiendo para él seis años de cárcel, aunque finalmente el acusado y el Ministerio Público llegaron a un acuerdo para que cumpliera con una pena de dos años de prisión y 2.600 euros de multa, que le libraron de entrar en la cárcel. Su abogado convenció a los fiscales con el argumento de que el estafador realmente viajó varias veces a Estados Unidos para participar en un ensayo sin costes médicos, abonó el pago de la responsabilidad civil y no tenía antecedentes.
Algo similar a lo que ocurrió con el caso de Hatem Akouche, un millonario y político local libanés que había acudido a Novelda (Alicante) en 2013 con la intención de comprar un hígado. La Fiscalía pedía para él tres años de prisión, que finalmente se quedaron sólo en ocho meses tras la defensa de Gómez-Tejedor.
El magnate sufría una enfermedad hepática incurable y llegó a seleccionar —junto con su hijo— a varias personas sin recursos económicos, a quienes les ofrecía 40.000 euros por su hígado. Finalmente, el trasplante se produjo de forma legal con su hijo en el Hospital Clínico de Barcelona, aunque ambos fueron acusados por un delito de promoción, favorecimiento o facilitación de trasplante ilegal de órganos humanos ajenos. Una vez más, Gómez-Tejedor consiguió rebajar la pena considerablemente.
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Antecedentes con Rubiales
Rubiales sabe bien que esto ocurre habitualmente con este letrado porque él mismo lo experimentó. En 2019, el entonces presidente de la RFEF fue a juicio con una arquitecta llamada Yasmina Eid-Macheh, que le había realizado unas obras de reforma en una casa que éste tenía en Valencia por las que la mujer reclamaba más de 120.000 euros. Rubiales pagó menos de 7.000 y argumentó que el resto lo había hecho en efectivo, algo que la arquitecta negaba. Así que el dirigente de la Federación se encomendó a los servicios de Gómez-Tejedor.
El juicio estuvo salpicado por una enorme polémica. La acusación afirmó que se habían manipulado documentos, utilizado testigos falsos e incluso especuló con que la defensa tratara por su cuenta con el abogado de la otra parte. Yasmina Eid-Macheh denunció que Rubiales llegó a forzarla físicamente tras una discusión en plena calle, pero el juez no sólo no atendió los argumentos de la arquitecta. Dictó que Rubiales únicamente tenía que pagar 1.500 euros, de los 120.000 que reclamaba Eid-Macheh, y el expresidente de la RFEF se enzarzó en una serie de acusaciones por las que la arquitecta fue condenada por haber acosado supuestamente al dirigente y a su hija.
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Tanto Yasmina Eid-Macheh como su pareja, con quien comparte estudio de arquitectura, denunciaron "técnicas manipuladoras" por parte de Rubiales y su abogado.
La conexión entre ambos se ha mantenido desde entonces. "Tenemos una relación cordial, dentro del ámbito profesional. No diría que tengamos una gran amistad, ni mucho menos, pero sí que lo considero una persona allegada. Creo que Luis es una persona muy cercana y con la que en realidad es muy fácil congeniar", señala al teléfono Gómez-Tejedor.
Hasta ahora, quien había asesorado a Rubiales en el tema de los contratos de la celebración de la Supercopa en Arabia Saudí y el presunto trato de favor para que a su amigo Nene le adjudicaran unas obras en el estadio de La Cartuja de Sevilla era la letrada Margarita Crespo. Sin embargo, antes de la primera cita en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 4 de Majadahonda (Madrid), prevista para el 29 de abril, el exresponsable de la RFEF ha acudido a un viejo conocido.
"Acabo de aterrizar en el procedimiento hace unos días y lo primero que tengo que hacer es conocerlo en profundidad", admite Gómez-Tejedor. Asegura que está hilvanando su estrategia, aunque reconoce que su cliente "ha negado con fiereza" que haya recibido comisiones y "lo va a seguir defendiendo".