A la izquierda Marcia Díaz, portavoz de 'Las Kellys' en Gran Canaria. A la derecha Mónica García, presidenta de 'Kellys Unión Tenerife'.

A la izquierda Marcia Díaz, portavoz de 'Las Kellys' en Gran Canaria. A la derecha Mónica García, presidenta de 'Kellys Unión Tenerife'. Cedidas

Reportajes

Marcia, Mónica y el 71% de las kellys que se medican en Canarias para trabajar: "Vivimos enfermas"

Según los informes de Comisiones Obreras, siete de cada 10 desarrollan enfermedades mentales y el índice de accidentes laborales ronda el 21,11%.

20 mayo, 2024 01:47

Hace apenas un mes, miles de personas inundaron las calles de las ocho islas Canarias para pedir en conjunto un cambio drástico en el modelo de turismo de masas bajo el lema 'Canarias tiene un límite'. Lo que en un principio era una protesta generalizada por el agotamiento del modelo del motor económico de las islas, fue haciendo sitio a otras reivindicaciones: los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de los alquileres o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales.

Pero si alguien no se ha cansado de luchar desde hace años, son ellas, las kellys. Las camareras de piso son el pilar fundamental en el funcionamiento de un hotel, y también son la cara que se esconde detrás del auge del turismo masivo. Ahora, con tasas que superan el 90% de la ocupación durante casi todo el año, aseguran que han "llegado al límite"

Este es el caso de Marcia Díaz, portavoz de 'Las Kellys' en Gran Canaria, y de Mónica García, presidenta de 'Kellys Unión Tenerife'. Ellas son el rostro visible de una lucha que incluye también al 71% de las camareras de piso que se ven obligadas a superar con medicación su dura jornada laboral, aunque, estiman, "son muchas más". 

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Así lo afirman los informes del sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.), que apuntan a que este 71% sufre trastornos generalizados de ansiedad. Este mismo estudio revela también que siete de cada 10 desarrollan enfermedades mentales y el índice de accidentes laborales ronda el 21,11%.

Hoy, Marcia Díaz y Mónica García vuelven a dar la cara, a pesar de las "represalias" que, aseguran, llevan sufriendo desde hace años, y denuncian en conversación con EL ESPAÑOL las "condiciones penosas" en las que se encuentran en este trabajo que las "hace enfermar"

Marcia manifestándose en una de las movilizaciones de las Kellys en Canarias.

Marcia manifestándose en una de las movilizaciones de las Kellys en Canarias. Imagen cedida

"Tomo más de 3 pastillas al día"

Marcia Díaz tiene 57 años y lleva 25 siendo camarera de pisos. Va a hacer ya casi un año desde que tuvo que cogerse la baja porque su cuerpo "ya no da para más". "Estoy fatal de mis articulaciones, con problemas en las cervicales, la cadera, en el manguito rotador... Tengo artrosis en las rodillas, en los hombros, además de artritis reumatoide. Todo ello acompañado de una depresión tremenda", cuenta. 

Y todo debido a su trabajo. Aunque afirma que la sobrecarga que ha traído consigo la masificación del turismo ha contribuido a esta situación, no duda en reconocer que este trabajo "antes ya era duro", de los más duros que ha hecho en su vida. "Es igual de duro que ser peón de obra"

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Lo califica como un trabajo "que te enferma". Para sobrellevarlo, Marcia toma más de tres pastillas al día. "Tomo una para la depresión, otra para dormir, otra para las articulaciones y otra para los dolores muy intenso", explica.

Canarias se ha convertido en el tercer destino turístico más demandado de España, y ahora son casi 17 millones de turistas los que visitan las islas cada año, en contraposición a los 4 millones que lo hacían antes. Esto se traduce en un incremento del trabajo de las kellys "hasta en un 25%", según apunta Díaz, pero no en un aumento de plantilla. 

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"Antes teníamos 16 o 17 habitaciones por persona. Ahora nos ponen 25 o 26, con salidas incluidas. Es un estrés constante lo que sientes cada vez que recibes cada mañana este parte de trabajo, porque ves que no llegas a todo en lo que dura tu jornada laboral. Como no amplían mucho la plantilla, te ves en la obligación de quedarte hasta dos o tres horas más, que muchas veces no son pagadas", relata.

Por eso, hasta un 50% de las kellys se ven abocadas a cogerse la baja laboral en pleno verano, cuando más necesitan trabajar. "En temporada alta la situación empeora, necesitamos trabajar, pero la cantidad de trabajo a las que nos exponen es tanta que nuestros cuerpos no pueden más". 

Contratos "en fraude"

"Estamos muy amargadas por esta reforma laboral", comienza diciendo Marcia. Se refiere a la que se hizo hace tan sólo dos años, en febrero de 2022, y por la cual se prohibieron las externalizaciones y se modificaron los tipos de contrato. "Ahora, el tipo de contrato tiene que ser fijo discontinuo. Así se hace la ley, pero también la trampa", asegura. 

Para Marcia Díaz la trampa es hacer "contratos basura, que son en fraude de ley". "Se amparan en los periodos de prueba para despedir a las trabajadoras. Además, la entrevista te la hace el hotel, pero cuando eres apta te hacen ir a firmar el contrato a una empresa de trabajo temporal (ETT), que te hace un contrato de 6 horas cuando en realidad trabajas 8. Encima no tenemos derecho a reclamar al hotel este abuso, porque dependemos de la ETT".

Manifestantes en una de las convocatorias de la asociación 'Las Kellys'.

Manifestantes en una de las convocatorias de la asociación 'Las Kellys'. Imagen cedida

Díaz asegura que son un "colectivo especialmente vulnerable", que trabaja en "condiciones penosas, y así queremos que se reconozca". "Ganamos entre 1.000 y 1.200 euros al mes. Si ahora un alquiler te cuesta ya 800 y además tienes hijos, tienes que hacer la compra, pagar la luz, el teléfono... Si surge cualquier imprevisto te quedas sin nada. Somos trabajadoras realmente empobrecidas", sentencia.

Vetada en la isla

Mónica García tiene 46 años y va a hacer 12 desde que es camarera de piso. Su historial médico se asemeja al de su compañera Marcia, aunque "afortunadamente" ya no está en tratamiento. "Ahora tomo lo necesario si me duelen las cervicales. Tengo problemas de lumbares, en los hombros, en las articulaciones, me falta un disco cervical..." y, de igual manera, también ha tenido ansiedad y depresión

"Pero así estamos todas", añade, "no vas a encontrar a una kelly que no lleve en el bolsillo medicación de algún tipo". Por eso, coincide con Marcia en que los datos ofrecidos por los sindicatos son "inferiores a los reales". 

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Los convenios en Canarias y Tenerife no son los mismos, pero aún así, sufren de problemas similares. Las represalias, uno de ellos. Tanto es así, que García se ha visto en la obligación de mudarse hasta Almería para poder seguir trabajando

Asegura que "una mano importante en Tenerife" la ha "vetado en la isla", de manera que nadie la contrataba. "El asunto está ahora mismo en los juzgados, no puedo hablar de ello, pero lo que sí te digo es que ningún hotel me contrataba", explica. En el caso de Marcia Díaz, no ha llegado hasta tal extremo, pero admite que desde 2016 recibe represalias "por estar en la asociación". 

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"He arriesgado todo por dar la cara. Yo trabajaba en una empresa de servicios en 2017. Salí en la televisión y al día siguiente me despidieron. No pude reclamar porque el contrato estaba hecho en fraude y no pude denunciarles. He sido despedida tres veces de un mismo hotel. He ganado todas las sentencias y al final fueron despidos nulos, pero todo son represalias por pertenecer al colectivo", explica Díaz.

Por eso, están tan contentas por la alta participación en las huelgas que se vienen sucediendo en el marco del 20-A. "Muchas compañeras tienen miedo de denunciar, de manifestarse, de dar la cara, porque saben a lo que se enfrentan y ninguna quiere perder su trabajo ni su salario", apuntan ambas portavoces. 

Un parón nacional 

"¿Qué estabilidad nos brindan estas condiciones?", se pregunta Díaz. "Absolutamente ninguna". Ella misma se responde, pero estas malas condiciones laborales, estas amenazas de represalias y estos contratos "basura" son sus motivos para seguir luchando y plantearse a día de hoy un "parón nacional"

Aunque no tienen muchas expectativas de que su situación mejore a corto plazo, creen que ese "parón" sería una manera de visibilizar a gran escala su lucha y de reivindicar su "amplia lista de mejoras para el sector". 

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Escéptica, Díaz explica que si "ni siquiera se aprobó la medida de las camas elevables, que era algo muy mínimo", no cree que se tomen en consideración ninguna de sus otras propuestas

Aún así, secundada por Mónica García, quiere que esta movilización se lleve a cabo y sea lo más mayoritaria posible, y que signifique "un llamado de atención a los empresarios". Desean que estos se den cuenta de que la temporada alta está por venir y que, con gran parte del personal de baja, no pueden hacer el trabajo "de todas las que falten".