Los integrantes de Vetusta Morla.

Los integrantes de Vetusta Morla. Cedida

Reportajes

Vetusta Morla: "Dábamos por garantizados unos derechos y ahora tenemos que defenderlos"

"Más allá de lo que voten, los artistas crean un relato, unos lazos y dan identidad a la sociedad" // "Ser tolerante con uno mismo es fundamental para ser luego tolerante con los demás" // "Tenemos miedo al parón en 2025 porque no lo hemos estructurado todavía".

1 junio, 2024 01:26

Cantan que llevan mil vidas atrapados en Madrid, en el margen de sus páginas que ellos siempre han llenado de versos. A los capitalinos nos pasa: escuchamos este nuevo himno por la Castellana atascada de un domingo por la tarde y entendemos que sí, que Madrid te deja preso de amor y rabia. Todo es, en este mundo, dual. "Yo me emocioné mucho porque sentía la ciudad como si fuera también una relación con una persona, con todo este apego enfermo, pero también todo el gozo", dirá Juanma, guitarrista de Vetusta Morla, durante esta entrevista.

Han conquistado cielos, pero se sacuden esa noción a manotazos: "Creo que hay algo de no terminar de asimilar que la música es nuestra profesión que es saludable, porque no estás sometido al miedo a perderlo", dicen los Vetusta. Son libérrimos, por eso cambian de ritmos cuanto desean. Su admiración mutua sigue invicta, y se llevan bien. Bien de verdad, de hacerse mucha gracia aún, como en los principios de cualquier relación. Igualmente, en 2025 van a tomarse un descanso: "¡Me veo un año organizando el parón de un año!", bromea Pucho, el cantante, y Juanma y Alvarey se ríen sabedores de que es posible, pues en lo que respecta a su empresa, todos son de fuego lento.

Su nuevo disco, Figurantes, llora una pérdida, o varias. El 23 de junio empezaba un amor, pero ahora en la misma fecha sólo hay una sombra y un callado adiós en la orilla. No importa: el dolor puede dar lecciones de cartografía, y de ciencia: "Cuando algo me duele me interesa mucho y le presto mucha atención desde una perspectiva casi científica: lo que duele son cables que te conectan al lugar al que perteneces".

Vetusta Morla presenta su último trabajo, 'Figurantes'.

Vetusta Morla presenta su último trabajo, 'Figurantes'. Cedida

Y, como todo el que se arriesga, tienen una enciclopedia de sobresaltos. En una ocasión, Pucho se cayó de cabeza al foso en un concierto; en otra, le dieron siete puntos en la mano por clavarse una valla antiavalancha. Pero siempre siguió: "Para mí el tiempo ideal es el presente, es el tiempo en el que mejor habito. Y ese momento es puro presente, cuando abres los ojos, ves que todo está bien y hay manera de seguir, pues seguimos".

Crecieron juntos en un instituto de Tres Cantos durante los 80 y se supieron en un tiempo de derechos conquistados, por eso ahora les sorprenden algunos intentos de censura y los "usos partidistas de la cultura" que delatan "una ceguera ante el patrimonio que esta supone para la sociedad". Ellos son relatores de lo nuestro, de lo de todos, y están convencidos de la robustez de cuanto nos une: "Los puentes que nos unen no están hechos de madera, no colapsan, no los hundirán con piedras. Los puentes que nos unen no descansan sobre vigas, no los borrarán las guerras, ni verán nunca sus ruinas", reza una de sus nuevas pistas.

Pregunta.– Han cumplido con el precepto no escrito de dedicarle una canción a Madrid. ¿Qué nos pasa con Madrid a los madrileños, este "estar clavados aquí" que cantan es por razones objetivas, o tenemos el síndrome de Estocolmo?

Juanma.– Yo creo que pasa un poco las dos cosas. Madrid es un lugar en el que hay muchas oportunidades de vida y de trabajo, muchas experiencias y mucho por descubrir, así que hay una parte objetiva: tenemos aquí el trabajo, nuestra vida y las posibilidades de dedicarnos a lo que queremos. Pero luego hay una parte grande de síndrome de Estocolmo también, sí, sí, es una ciudad que también es cruel cuando quiere.

P.– De hecho, dicen en uno de los versos "Te extraño tanto como a mí". ¿Esta ciudad nos pierde más que nos encuentra?

Pucho.– Yo creo que tiene sus momentos, a veces te pierde y otras te pilla más.

Juanma.– Yo me emocioné mucho escuchando esta canción porque sentía la ciudad como si fuera también una relación con una persona, que suele tener un poco de todo, momentos buenos y malos, todo este apego enfermo, pero también todo el gozo.

P.– En Parece mentira, uno de los versos dice "ser uno mismo ya es ser demasiados", y me recordaba al poeta Walt Whitman cuando decía que todos contenemos multitudes. ¿Cuántos miembros hay en Vetusta Morla, sumando todos sus yoes?

Pucho.– (Se ríe fuerte). ¡Eso habría que contabilizarlo, nunca lo hemos hecho!

Álvaro.– Dios mío, me lo acabo de imaginar, he visto como un submarino lleno de gente…

Pucho.– Cuatro Alvareys hablando con cinco Davides… Se podrá hacer una historia con inteligencia artificial sobre esto en el futuro: los multiversos de Vetusta.

Juanma.– ¡Para llenar la Riviera daría!

P.– Claro, es que todos somos muchos. Capaces de cosas buenas y malas a la vez. ¿Tienen algún ejemplo confesable de esto?

Álvaro.– Yo por ejemplo con la relación que tengo con mis hijas todos los días hago cosas muy bonitas y otras no tan bonitas, seguro. Hay veces que tratas de hacerlo bien y lo haces mal, y pasa con relaciones de cualquier índole.

Juanma.– Fallamos todo el rato, pero tolerarse a uno mismo el fallo es necesario para poder tolerarlo en los demás.

P.– Y no siempre lo hacemos.

Juanma.– La mayor parte del tiempo no lo hacemos.

Álvaro.– Yo hace poco por ejemplo he estado lidiando con la culpa por un malentendido con una persona, y es muy importante lo que acaba de decir Juanma: ser tolerante con uno mismo es fundamental para ser luego tolerante con los demás.

P.– En Big Bang la letra dice "vas con todo, te van a hacer llorar". Le preguntaba a Xoel López hace unos meses si hay otra manera de ir a la vida, y sobre todo al amor. ¿Se puede ir con menos, empezamos a ir con más reservas a medida que caen años?

Juanma.– Yo, a tumba abierta siempre. A mí me gustaría ser un poco menos radical en la vida, poder hacer las cosas de manera más desapegada, estaría más tranquilo. Pero me cuesta no entregarme a lo que vivo, sea el amor o lo que sea, me cuesta verlo con tibieza, aunque tenga una parte saludable verlo con perspectiva.

P.– Luego llegan los dolorcitos porque hay cosas que se nos quedan clavadas.

Juanma.– Claro, luego sales herido.

Álvaro.– También sales herido de la otra manera, si no te entregas. Salir herido es garantía de vida. Yo ahora mismo no estoy ahí, no me entrego como se puede entregar otra persona a una relación, pero también ese estar en stand by tiene un montón de cosas duras que gestionar.

P.– ¿El quedarte con la duda de si podía haber salido mejor, quizá?

Álvaro.– Por ejemplo. O darte cuenta de que no eres capaz de entregarte.

P.– "Si tanto tiempo ha pasado no sé por qué tengo un recuerdo tan claro" es un verso de Nadadoras. ¿Vamos adquiriendo alguna diligencia contra los recuerdos que se quedan grabados a fuego, y que nos hacen mal?

Juanma.– Yo particularmente no me llevo mal con los recuerdos dolorosos. Temo más el futuro a que me persiga el pasado. Los recuerdos dolorosos del pasado son parte de lo que hemos hecho, de nuestra historia, del camino. Si no te mojas no tienes recuerdos dolorosos, son la muestra de que te has tirado a la piscina: no puedes tirarte a la piscina y salir seco, y a veces hasta coges una pulmonía. No lo llevo mal, de hecho, cuando algo me duele me interesa mucho y le presto mucha atención, no en un sentido rumiante, sino desde una perspectiva casi científica: si esto me duele es que es importante.

P.– Para aprender. O para entenderte.

Juanma.– Sí, a veces no es tanto aprender como entender.

P.– Me da la sensación de que todo el disco llora una pérdida, o varias. Del mismo modo que en 23 de junio empezaba un amor, aquí canta, Pucho, "llamé a tu puerta al llegar San Juan, pero tu sombra me alcanza con sus migas de pan; no dejaste más que un jirón de ti y un callado adiós en la orilla". ¿Qué parte le tiene ganada al dolor quien escribe para contarlo?

Juanma.– Yo creo que lo interesante, como te decía, no es enfrentar el dolor con un analgésico para eliminarlo, sino como algo que nos da claves de por dónde hemos caminado, de cómo somos y de qué es importante para nosotros. Nadadoras habla efectivamente de una pérdida a través del dolor que causa el contorno de la persona que se va. Las huellas que se dejan, el eco que se queda y el dolor que nos causa. Pero no creo que sea un dolor para recrearse en él, que te ande persiguiendo y que te embruje, es para entenderlo y entendernos. Para mí lo que duele son cables que te conectan al lugar al que perteneces. Hay una canción de Camille que dice Home is where it hurts: tu hogar está donde duele. Yo creo que el dolor es positivo, pero no para ganarle una partida sino para hacerlo nuestro.

Álvaro.– Yo creo que al escribirlo lo haces consciente. Creo que es muy bonito escribir, pero que todos tenemos que hacer algún ritual, ya sea poner una vela, pensar en alguien, recapacitar el dolor, hablarlo. No tratar de esconder la pérdida debajo de la alfombra, creo que eso es algo que hacemos muchos porque creemos que así vamos a evitar el dolor, pero ponerle un contexto, hacer un homenaje, dar una explicación... suele ayudar a comprender.

P.– Hablando de otros tipos de dolor, he escuchado en una entrevista que Pucho se marcó un Sabina y cayó al foso. Y luego siguió como si nada. ¿Qué verdad rige aquello de que el espectáculo debe continuar? ¿Es respeto al público, es pundonor? ¿Una mezcla?

Pucho.– Es el seguir. Es como la vida en realidad, como todo lo que estabais hablando en las anteriores preguntas. Es seguir. Para mí el tiempo ideal es el presente, es el tiempo en el que mejor habito. Y ese momento es puro presente, cuando abres los ojos, ves que todo está bien y hay manera de seguir, pues seguimos. Ahí operan muchas cosas, y luego analizas cómo te has visto en ese momento, cómo has hablado con los demás, las señales que les has transmitido… Y haces un análisis de cómo lo has resuelto. Pero sí, es un momento muy adrenalínico, y estás a lo que te debes, a estar ahí con tus colegas de banda, con el público.

Juanma.– Se fue de cabeza.

P.– ¿De cabeza encima?

Pucho.– Sí, sí, de cabeza porque tropecé con un saliente que había debajo del monitor y lo que había detrás era el vacío, sólo un paso más. Y bendita red que había, yo me puse en posición fetal según caía y empecé a notar por debajo de mi cuerpo como fa fa fa… Cómo la red recogía y ya dije ‘vale, salvado’ (risas). Luego vi la altura donde estaba, y salí, porque ellos habían empezado el siguiente tema.

Álvaro.– Salía como un teleñeco de abajo, y digo ¿qué hace este?

Juanma.– Sí, pero hay que tener cuidado… También me pegué en otra ocasión una buena (Pucho enseña una cicatriz en la palma de su mano), me clavé una valla antiavalancha de las primeras filas. Caí y al apoyar había un saliente. Fueron siete puntos o así.

P.– Bueno, para descansar de todos estos dolores, Vetusta va a hacer un parón. Este disco sólo lo escucharemos en directo en las fechas que ya estaban programadas y en 2025 estarán de descanso. ¿Se van a echar de menos? De verdad de la buena, ¿o están deseando no verse un tiempo, que también sería comprensible después de tanta tralla?

Álvaro.– Sería muy interesante echarnos de menos. Yo le tengo miedo al parón porque no lo hemos estructurado todavía, y sí que es verdad que tenemos una empresa que no se puede parar y punto. Los parones hay que organizarlos bien, y de momento sólo lo hemos lanzado pero no lo hemos organizado. Ahora cuando salga Figurantes tenemos que sentarnos, porque si no…

Pucho.– ¡Me veo un año organizando el parón! (Los tres ríen con ganas, cómplicemente, en este momento). ¡Me veo un año organizando el parón de un año!

Álvaro.– Bueno, lo tenemos, ya está, volvemos.

Pucho.– Podría ocurrir esto, ¿eh? (siguen riendo).

Álvaro.– A ver, nosotros no hemos pasado mucho tiempo sin vernos nunca, pero sí alguna temporada de parón entre discos, y bueno, yo creo que sí nos hemos echado de menos.

Pucho.– Yo creo que sí, que al final nos acabamos echando un poquito de menos.

Álvaro.– A nosotros y al proyecto. A mí me gusta mucho el proyecto.

P.– ¿Qué han sentido durante tanto tiempo girando sin parar, con tanto viaje, tanta fecha y promoción? ¡Y durante tantos años!

Pucho.– lo que decías antes de que todos somos muchos es así. Lo que a mí me ocurre en un sólo día es tan frenético, pasan tantas cosas que hace que ningún día sea igual que el siguiente. Lo jodido es procesar todo lo que pasa, para eso están los parones, para colocar todo.

P.– Juanma, decía hace unos meses en una entrevista que su oficio es el de relatores, como lo es también el de periodista. Los periodistas no tenemos mucha censura hoy día, pero sí sentimos presiones. ¿Han sentido alguna presión por parte de algún sector?

Juanma.– Yo creo que somos un grupo afortunado porque realizamos nuestra carrera sin ningún tipo de presión. Lo hemos hecho siempre y hemos tenido la suerte de encontrar un canal de comunicación amplio, con un número de seguidores mayor del que nos hubiéramos atrevido a soñar nunca. Hemos tenido suerte con eso o nos lo hemos planteado de otra manera: la música siempre ha sido para nosotros lo importante. Y creo que hay algo de no terminar de asimilar que la música es nuestra profesión que es saludable, porque no estás sometido al miedo a perderlo. Creo que nunca hemos tenido miedo de perder esto, y eso es positivo porque nos ha permitido no tomar decisiones que estén alejadas de la intuición o de lo que el corazón nos dice que tenemos que hacer, sólo por querer conservar esto. Al final todos los ámbitos laborales tienen sus presiones, y si tienes miedo a perderlo puedes llegar a ceder. Y otras veces son las expectativas de resultado las que nos llevan a presionarnos a nosotros mismos. Muchos condicionamientos, al menos hoy día, son autoimpuestos.

Vetusta Morla.

Vetusta Morla. Europa Press

P.– Y, como exponentes de la cultura actual, ¿cómo ven algunas muestras de censura como el intento de retirada de las calles de Paco Rabal y Asunción Balaguer en Alpedrete?

Juanma.– Yo creo que cualquier uso partidista de la cultura pone de relieve una ceguera ante el patrimonio que esta supone para la sociedad. Los cineastas, los novelistas, los actores…

Pucho.– Más allá de lo que voten…

Juanma.– Más allá de lo que voten crean un relato, unos lazos y dan identidad a la sociedad. Creo que la gran decepción que hay detrás de la censura o del uso partidista de lo cultural es que los que nacimos a finales de los 70 o principios de los 80 pensábamos que eso ya no pasaba, que en España y en general en Europa se había conseguido construir una sociedad con unos valores, una identidad y unos derechos ganados e inapelables. Bueno, pues no. Ha sido una sorpresa bastante desagradable y ahora nos encontramos en una situación en la que tenemos que defender lo que pensábamos que no era necesario ya. Hay una lección como en todo: no des nada por supuesto.

P.– Hablando de grandes nombres. Muchos estudiaron en el instituto José Luis Sampedro de Tres Cantos, ¿no?

Pucho.– Sí, todos en realidad, menos Álvaro.

P.– ¿Y hay algo en la figura de Sampedro que les haya inspirado?

Juanma.– Absolutamente nos ha inspirado. Y no sólo en su faceta literaria, sino también en su faceta de economista y de analista. Uno de los primeros libros que leí sobre globalización capitalista fue de José Luis Sampedro.

Pucho.– Yo he sido más de Gabriel García Márquez, que fue nuestro cole (ríen).

P.– ¿Con qué libro se queda?

Pucho.– Con Diario de un náufrago, por ejemplo, que es bastante periodístico, además. Y bueno, Cien años de soledad me parece increíble. Además, he estado en Aracataca, el pueblo en el que está inspirado. Y fue muy guay descubrirlo.

P.– Él siempre decía que sentía la presión tras ganar el Nobel con Cien años de soledad, pero luego escribió El amor en los tiempos del cólera y, para mi gusto, se superó. ¿Les ha pasado esto escribiendo después de haber publicado un hit, que han tenido muchos?

Pucho.– Eso no se sabe hasta después. En el proceso estás sacando. En el momento en que se convierte en un hit es porque lo hacen los demás.

Álvaro.– Eso es. Como el éxito. Mi gran frase de "el éxito está ahí fuera". Yo digo grandes frases que quedan en la historia de Vetusta.

Juanma.– Álvaro tiene una frase legendaria cada año.

P.– Última curiosidad: ¿por qué se han dividido así para las entrevistas? ¿Lo eligieron o…?

Pucho.– Desde luego nosotros no. Alguna de esas dos (señalan a su equipo de comunicación y ríen).