Los amigos de Mateo muestran una camiseta con su nombre durante un homenaje en Mocejón, Toledo.

Los amigos de Mateo muestran una camiseta con su nombre durante un homenaje en Mocejón, Toledo. E. E.

Reportajes INVESTIGACIÓN

La Guardia Civil cree que Juan, el asesino de Mateo, preparó el ataque: después se duchó y se fue a misa

El instituto armado, que intenta clarificar el móvil del crimen, sostiene que habría irrumpido de manera premeditada en el polideportivo.

21 agosto, 2024 02:37
Mocejón (Toledo)

Los motivos por los que Juan Pérez se despertó el domingo, tomó un cuchillo, caminó kilómetro y medio, se coló en el polideportivo municipal y asesinó a un niño de once años con el rostro tapado son todavía una gran incógnita. Tras su detención transcendió rápidamente el hecho de que es una persona con una supuesta discapacidad psíquica grave, desde niño, y algunos vecinos dijeron que "debería haber estado ingresado en un hospital". Sin embargo, la investigación policial trata ahora de clarificar un posible móvil, lejos de la simple enajenación, que hubiera hecho que el joven de 20 años planificara el crimen.

"El detenido camina desde una punta del pueblo [ubicación de la casa de su padre] hasta la otra [polideportivo municipal] a una hora temprana. Con él, lleva un arma blanca, que sabe que puede utilizar, y agarra algo para tapar su rostro como previsión a ser reconocido. Después de atacar hasta la muerte a un menor, huye a pie dirección a la casa de sus abuelos, que está mucho más cerca del lugar del crimen que la de su padre.  Lo hace a través de un descampado en el que difícilmente ser visto y donde, además, se supone que abandona el arma. Y, por último, al llegar a casa pone su ropa a lavar. Es difícil no pensar que hubo una planificación", explican fuentes reservadas de la investigación.

Las mismas fuentes sostienen que Juan Pérez, un casi desconocido para la mayoría de personas en Mocejón (Toledo) desde que se marchó a Madrid a vivir con su madre y su hermano, tendría "relación" con uno de los menores que se encontraban en ese momento en el polideportivo. Ese factor es clave, apuntan los investigadores, pues podría haber sido el detonante del suceso. Según los testigos, en el lugar de los hechos se encontraba jugando un partido de fútbol un grupo de adolescentes, de entre 16 y 17 años, entre los que se encontraba un vecino y conocido del asesino confeso.

Polideportivo Municipal Ángel Tardío de Mocejón (Toledo), donde fue asesinado Mateo de 11 años.

Polideportivo Municipal Ángel Tardío de Mocejón (Toledo), donde fue asesinado Mateo de 11 años. Javier Longobardo.

En lugar de dirigirse a estos, quienes llegaron a verle "con un objeto metálico en la mano", se ensañó con un grupo de niños de años, con los que no tenía ningún vínculo, entre los que se encontraba Mateo. El tipo de relación de uno de los otros adolescentes que estaba presente en el campo de fútbol con Juan todavía se desconoce. Pero esa investigación actual, centrada en la información vertida del teléfono móvil y el ordenador del asesino, debería probar o desmentir una de las nuevas hipótesis: Juan asesinó a Mateo tras asestarle once puñaladas, pero en realidad había acudido al campo de fútbol con la intención de agredir a otro niño.

Fue a misa después del crimen

La familia de Juan Pérez compartió el domingo con él sin saber que entre ellos se encontraba la persona más buscada de España. No fueron capaces de unir los puntos de un suceso que se produjo sobre las 09:45 horas: el padre sabía que su hijo había salido de casa, en la Calle de Dalí, pasadas las 9:00 horas. Mientras que su abuela le vio llegar a su residencia, en la Calle Juan XXIII, sobre las 10:00 horas.

Entre el lugar del crimen y la casa de sus abuelos hay menos de un kilómetro. Tras un recorrido "a la huida" por un terreno sin urbanizar, Juan se habría deshecho del arma. Y, al llegar a la residencia de su abuela, habría puesto a lavar su ropa, deshaciéndose de resto de ADN. Después, se dio una ducha y acudió junto a su padre a misa en la Parroquia San Esteban Protomártir. Para después volver a comer "de manera normal", según la familia, a la casa de sus abuelos. 

Por aquel entonces, en la jornada del domingo, agentes de la Guardia Civil ya rastreaban las cámaras de seguridad de todo el pueblo y preguntaban a los vecinos por posibles pistas. La investigación se centró rápidamente en alguien del pueblo, según lo que habían recabado, y al descartarse de manera rápida la teoría de que el autor había huido en un vehículo. A primera hora del lunes llegaron, incluso, a preguntar en la casa de Juan Pérez, siendo ya el principal sospechoso, para observar una posible reacción suya. 

En ese mismo momento notaron que podría tener alguna discapacidad, a pesar de que no habló y fue su padre, Francisco, quien declaró no saber nada. Horas más tarde, ya detenido, Juan Pérez confesó el crimen y dijo "que se sintió como en un videojuego", pero también habló en tercera persona y mostró algunas conductas poco coherentes.

Después, su padre diría a los medios de comunicación presentes que Juan sufre una "discapacidad intelectual del 75%", aunque reconoció que el joven no se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico. Aunque las mismas fuentes de la investigación citadas anteriormente sostienen que esa documentación está todavía pendiente de ser acreditada, por lo que el detenido deberá someterse a los exámenes oportunos.

Imagen de Fernando, padre de Juan, a las puertas de su casa en Mocejón.

Imagen de Fernando, padre de Juan, a las puertas de su casa en Mocejón. Javier Longobardo.

Posiblemente inimputable

Según el artículo 20 del Código Penal, una persona que padece una anomalía o alteración psíquica que le impide comprender la ilicitud de sus actos o actuar conforme a esa comprensión, puede ser declarada inimputable. Esto significa que, en lugar de enfrentar una pena de prisión, podría ser sometido a una medida de seguridad como el internamiento en un centro psiquiátrico.

"Sin embargo, es importante considerar la naturaleza de la acción y la premeditación del acto. Aunque Juan Pérez haya confesado el crimen y esté diagnosticado con una discapacidad mental significativa, si se determina que tenía la capacidad para planificar y ejecutar el asesinato con plena conciencia de sus actos, podría enfrentar una condena penal, aunque esta pudiera ser atenuada por su condición mental. En estos casos, la evaluación psiquiátrica será fundamental para que el tribunal determine el grado de responsabilidad penal", explica a EL ESPAÑOL un experto en derecho penal.

Su padre y algunos vecinos han declarado que Juan Pérez debería estar internado en un centro psiquiátrico debido a su comportamiento y un posible trastorno mental grave. Sin embargo, en el ámbito legal, la inimputabilidad no se presume, sino que debe ser probada con informes periciales contundentes. En última instancia, será un tribunal quien determine si Juan, asesino confeso, es penalmente responsable y, en caso afirmativo, cuál sería la pena o medida de seguridad correspondiente.