Manuel Bellod Álvarez de Lorenzana, dueño de la bodega más antigua de Galicia.

Manuel Bellod Álvarez de Lorenzana, dueño de la bodega más antigua de Galicia.

Reportajes

Las 14 generaciones que alumbran el vino único de la bodega de Manuel Bellod: desde 20 euros

Según una investigación de documentos realizada por el CSIC, en Pazo de la Cuesta se elebora vino desde 1608 en manos de la misma familia.

13 septiembre, 2024 02:01

Catorce generaciones han pasado por la bodega familiar más antigua de Galicia. Transcurría el año 1608 cuando el capitán Don Álvaro de Losada y Somoza hereda Pazo de la Cuesta, ubicado en el municipio de Ribas de Sil, en la provincia de Lugo, Galicia. Así lo acredita el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tras analizar unos documentos prácticamente destruidos que se encontraban en la casa. Y aunque se encontrarón documentos de 1416 sobre la primera actividad vitivinícola de la bodega, no se puede probar oficalmente.

Más de 400 años después la bodega sigue en manos de la misma familia, a cargo del último heredero del capitán hasta el momento, Manuel Bellod Álvarez de Lorenzana. Desde el 2020, Manuel ha asumido el compromiso de renovar la bodega y recuperar su histórico viñedo. Nacido en Madrid y criado en Marbella, visitó el pazo por primera vez a sus 14 años, momento en el que su padré lo heredó. Desde entonces, cada año pasaba un par de semanas en la vivienda familiar: "Me encantaba, me lo pasaba muy bien, y además consideraba una maravilla el poder disfrutar de algo que era familiar y traía tantos recuerdos".

Todo un trotamundos, Manuel estudió Empresariales en Madrid, al finalizar se fue a Boston para realizar un máster en Análisis de empresas y trabajó en la banca de inversión hasta hace ocho años. Tras retirarse hizo un máster de Matemáticas por la Universidad de Houston, y actualmente se encuentra estudiando otro máster de Matemáticas aplicadas en la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde lleva viviendo desde el año 1993. Además de estas grandes ciudades también ha pasado por Londres, Zúrich y Miami. 

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Una bodega con historia

Catorce hectáreas de viñedo prácticamente planas, protagonistas de catástrofes, plagas y guerras. La tatarabuela de Manuel, Pastoriza Florez de Losada, heredera del pazo, se casó con Manuel Batanero Montenegro, quien tuvo que ir a Francia en busca de cepas resistentes al oídio. Esta plaga que afectó a la vid, destruyó casi el 90% de las vides europeas en el siglo XIX.

En su viaje por Francia, dio con unas plantas resistentes a dicha plaga, la garnacha tintorera, consiguiendo de esta manera salvar el viñedo. Año tras año, elaboraba y comercializaba el vino bajo la marca "Palacio de la Cuesta", siendo la primera bodega del norte de España en etiquetar sus vinos. Pero desafortunadamente, la llegada de la Guerra Civil española impidió la continuación del negocio vitivinícola.

De hecho, conservan un cementerio de botellas desde 1860 hasta 1932, lo que le hace pensar que fue con la llegada del conflicto español, que se paró la comercialización del vino. Su bisabuelo fue el que tuvo que detener la venta, debido a las trágicas circunstancias que se vivían en España en ese momento, sin embargo, la eleboración no se detuvo. Los caseros que residían en esa época continuaron haciendo vino, pero únicamente para consumo propio.

Muros de 11 metros de altura, que conservan tinas y depósitos desde el siglo XIX.

Muros de 11 metros de altura, que conservan tinas y depósitos desde el siglo XIX.

Devolver el esplendor de antaño

Con el corazón dividido, al abandonar la banca de inversión, a Manuel se le ocurrieron dos cosas: estudiar matemáticas, que siempre había sido su pasión y por otra parte, reabrir la bodega. "Había descubierto que se elaboraba vino en épocas de mi tatarabuelo, que ganaba premios en exposiciones internacionales y que tenía una historia interesante que podía ser muy valiosa a la hora de formular una oferta de un vino nuevo".

Manuel reconoce que nunca había tenido un interés especial en el vino hasta ahora, "no más que a cualquiera que le guste el vino para disfrutarlo en una comida con amigos". Pero en los últimos años, le ha "picado el gusanillo" por conocer los procesos de elaboración y las características que te hacen disfrutar de un buen vino. Y por ello, esta realizando el WSET (Wine & Spirit Education Trust), una institución en formación de vino y alcoholes.

Para poder llevar a cabo el poyecto de renovación cuenta con un equipo especializado con una amplia experiencia tanto en vinos, como en el campo financiero y distribución del producto. Entre ellos se encuentra una eminencia en este sector, Luis Buitrón, el presidente de la Federación Española de Enólogos, actualmente, es el enólogo y director técnico de la bodega. "Lo que he hecho, es poner las piezas, en este caso las personas con una gran experiencia y asegurarme de que son los mejores, que no solamente aportan experiencias, sino que se han enamorado del proyecto y y tienen toda la ilusión de sacarlo adelante", explica Manuel a EL ESPAÑOL.

Reconoce que evidentemente, uno de los objetivos que tenía con la reapertura de la bodega era comercializarlo, querer crear un negocio rentable. Pero por otra parte, busca una recompensa emocional, "querer devolver el esplendor que tuvo en el siglo XIX a algo que ha estado prácticamente apartado".

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Los vinos

Actualmente, la bodega cuenta con cinco tipos de vinos autóctonos: La Garnacha Tintorera, Mencía, Godello, Treixadura y Brancellao. Este periódico le ha preguntado cuál es su favorito, y como si de un hijo se tratase, la elección fue complicada. Tras unos segundos de duda, se decantó por dos: La Garnacha Tintorera y el Brancellao, con un precio de 41 euros y 25,50 euros respectivamente. 

El primero reconoce que tiene que ver con la unión emocional, "saber que mi tatarabuelo trae unas cepas, las planta y sobreviven, de alguna manera las ves como verdaderas guerreras que han sobrevivido todo". Los entendidos de vino son capaces de reconocer estas historias en los aromas y como perciben el vino en boca y nariz, Manuel considera que hay una parte teatral, pero que no deja de ser importante a la hora de disfrutar esta bebida.

Y el Brancellao es su otro gran favorito, debido a que era la uva que predominaba en la Ribera Sacra y estuvo a punto de desaparecer con la plaga de la filoxeda. Los agricultores tras esta catástrofe se olvidan del Brancellao y deciden plantar una uva más fuerte, la Mencía. Por esta razón es uno de sus preferidos, queda muy poco en Galicia y afirma que es una maravilla.

Su próximo lanzamiento será uno muy especial. Como recuerdo a sus tatarabuelos sacará dos vinos, el Batanero y la Pastoriza, uno principalmente Mencía y el otro Godello. En este caso estarán envejecidos en unos recipientes especiales llamados tina y judre. Serán ediciones muy limitadas que probablemente no sacarán todos los años, únicamente cuando la uva esté en perfectas condiciones.

Cuatro tipos de vino que se producen la bodega del Pazo de la Cuesta.

Cuatro tipos de vino que se producen la bodega del Pazo de la Cuesta.

Perspectivas de futuro

Lanzarse al mercado internacional. Nacionalmente tienen prácticamente todo cubierto, desde Galicia, Málaga, Mallorca, Ibiza, Barcelona, hasta San Sebastián. Y ahora tienen el foco puesto en la exportación en países como Inglaterra, Suiza, Suecia, Noruega e incluso, Estados Unidos. Lugares donde considera que se le dará más valor a estos vinos

Manuel ve un claro problema en la Ribera Sacra. Nunca se han creído lo bueno que es el vino de esta zona y siempre se ha vendido a precios muy bajos, a pesar de los altos costes de producción. Dificultando de esta manera, justificar un precio más alto que la media. Mientras que en el extranjero si presentas un buen vino con una gran historia, no dudarán en comprarlo a un precio más elevado.

Cuando finalice el proceso de restauración, Manuel se ha planteado abrirlo al público.  Por el momento no tiene claro los detalles, aunque tiene pensado que sea de una manera exclusiva y ofrezca algo más que una cata, como una colaboración con un gran restaurante local. "Que vengan los típicos apasionados, japoneses, ingleses o franceses que estan dispuestos a pagar una cantidad considerable de dinero, por pasar un día inmersos en esta experiencia que es única en la Ribera Sacra".

Sabe que el turismo es muy importante, no solo como fuente adicional de ingresos, sino como un apoyo a la marca. Pero tiene claro que quiere ofrecer una experiencia única de visitar la bodega familiar más antigua de Galicia y una de las más antiguas de España.