Miguel Ángel Fernández Martínez, junto a David Broncano, en el Restaurante El Rincocito de Gredos en Ávila. Al lado, una imagen de este hostelero y camarero parapléjico, mostrando un rodaballo, una de las especialidades de su negocio.

Miguel Ángel Fernández Martínez, junto a David Broncano, en el Restaurante El Rincocito de Gredos en Ávila. Al lado, una imagen de este hostelero y camarero parapléjico, mostrando un rodaballo, una de las especialidades de su negocio. Cedidas

Reportajes

Miguel Ángel se quedó en silla de ruedas con 21 años y ahora triunfa con su restaurante: sirve a 70 clientes al día

El Restaurante El Rincocito de Gredos, ubicado en Cuevas del Valle en Ávila, tiene una puntuación de 4,5 en TripAdvisor y ha recibido a clientes ilustres, como el presentador David Broncano de TVE o al príncipe Kyril de Bulgaria.

26 septiembre, 2024 03:20

Los clientes que llegan al Restaurante El Rinconcito de Gredos en Ávila, se alegran cuando ven trabajando a Miguel Ángel sobre su silla de ruedas, debido a que piensan que se trata de un negocio inclusivo por contar con un empleado con discapacidad. Sin embargo, lo que no saben es que Miguel Ángel, además de ejercer de camarero siendo parapléjico, también es el dueño de este establecimiento hostelero, por cuyo comedor han pasado comensales ilustres. Tales como David Broncano, presentador de La Revuelta en TVE, o el príncipe Kyril de Bulgaria.

"A pesar de que a algunas personas no les gusta trabajar en la hostelería porque es muy sacrificada, para mí es mi pasión: es un sector excepcional", subraya Miguel Ángel Fernández Martínez (Madrid, 1973), fundador y propietario del citado restaurante que incluye un coqueto hotel rural -con quince habitaciones con vistas a la majestuosa Sierra de Gredos-.

"Como persona discapacitada, yo hago un servicio como el mejor de los camareros que pueda haber en este país", tal y como advierte a EL ESPAÑOL. "Eso es algo muy gratificante para mí porque la gente se sorprende de que haya una persona en silla de ruedas que sirva las mesas, debido a que muchos creen que eso no se puede hacer, pero yo jamás me he puesto ningún límite a la hora de hacer cosas y de sacar adelante mi negocio".

La historia de superación de Miguel Ángel, cocinada entre comandas de carnes a la brasa de leña, de patatas revolconas que quitan el hipo y de un exquisito rodaballo, ya ha sido objeto de un cortometraje documental que ha recibido dos premios y que se ha proyectado en el prestigioso Festival de Cine de Sitges:Vivir dos veces.

"Yo le quito importancia a lo que hago", afirma con humildad este hostelero, a pesar de que es uno de los pocos camareros que hay en toda España sirviendo mesas sobre una silla de ruedas. "Yo no me levanto todos los días para superarme, yo me levanto para disfrutar de la vida".

Miguel Ángel, con su silla de ruedas, sirviendo una comanda de platos en el Restaurante El Rincocito de Gredos en Cuevas del Valle (Ávila).

Tanto el Restaurante El Rinconcito de Gredos como su acogedor hotel rural se levantan en Cuevas del Valle, desde el año 2005, frente al frondoso paisaje de la Sierra de Gredos. Por las mesas de su comedor, con capacidad para 70 comensales, se mueve con soltura Miguel Ángel: con la mano derecha empuja su silla de ruedas, desde la cocina hasta el salón, mientras sujeta con su mano izquierda un par de platos con el pulso de un equilibrista circense.

"La versatilidad que tengo para moverme con la silla por el restaurante y entre las mesas de los clientes, se debe a que fui jugador profesional de baloncesto adaptado", según confiesa este madrileño de 51 años.

En concreto, Miguel Ángel jugó de escolta durante once años con el Club Deportivo Fundosa de la ONCE, con el que ganó nueve ligas, se alzó tres veces con la Copa del Rey, se hizo con dos subcampeonatos de Europa, incluso fue internacional con España y apareció como figurante junto al oscarizado Javier Bardem en la película Carne Trémula de Pedro Almodóvar. "Ahora practico tiro al plato, esquío y juego al pádel". 

El actor Javier Bardem, sujetando una pelota de baloncesto, junto a varios jugadores de la selección española entre los que se encuentra Miguel Ángel.

El actor Javier Bardem, sujetando una pelota de baloncesto, junto a varios jugadores de la selección española entre los que se encuentra Miguel Ángel. Cedida

El diseño del comedor es el otro secreto de Miguel Ángel, para poder desenvolverse con su silla de ruedas con la bandeja o para anotar las comandas de los comensales que llegan deseosos de degustar una carta de cocina tradicional con la impronta de su madre: Pepa. "La distribución de las quince mesas la hizo una aparejadora técnica del Grupo Fundosa, para tener siempre espacios de giro para mi silla y un pasillo hacia cualquier zona del salón o de la cocina, para poder atender a todo el mundo".

- ¿Cómo reacciona la clientela cuando les atiende un camarero que está parapléjico?

- Les sorprende mi forma de manejarme por el restaurante. Me dicen: 'Da gusto verte', 'Hay camareros que tendrían que aprender de ti'... Eso me llena de satisfacción, pero yo no soy mejor que nadie: Dios me libre de eso. Yo siempre trato de ofrecer el mejor servicio posible al cliente.

Así que a la gente siempre le contesto lo mismo: 'Yo, posiblemente, no hago cosas que otras personasque pueden hacer, pero en mi disfrute que es este restaurante y en mi trabajo que consiste en servir de cara al público, lo realizo de la mejor manera posible'.

Tal filosofía de trabajo está avalada por la inclusión de su negocio entre los Soles de la Guía Repsol, así como una puntuación de 4,5 en TripAdvisor y 128 opiniones excelentes de un total de 172. "La comida estuvo espectacular, atención rápida, productos de primera…"; "Todo buenísimo. Punto y aparte para el dueño, Miguel Ángel: ¡¡¡cómo se mueve!!! ¡¡¡cómo dirige!!!"…; "Relación precio calidad muy adecuada, súper amable el personal. ¡¡El propietario es el más amable y carismático!!"…

El príncipe Kyril de Bulgaria junto a Miguel Ángel, en su restaurante.

El príncipe Kyril de Bulgaria junto a Miguel Ángel, en su restaurante. Cedida

Este hostelero madrileño recalca orgulloso que todo eso también es fruto de las dotes de su equipo: Eva María y Rosa, al frente de los fogones tras la jubilación de la madre de Miguel Ángel; la amabilidad de la camarera Alicia, su segunda de a bordo en el comedor, y el apoyo de Pedro, el extra de los fines de semana. "Radio Turismo nos ha dado un premio como el mejor restaurante abulense del año 2024 por los comentarios y críticas que hemos recibido". Las valoraciones del hotel rural también son formidables: 9,1 en Booking y 4,7 en Google.

"Prácticamente, todos los fines de semana estamos al cien por cien". En el restaurante, atienden al mes a una media de 700 comensales y esa cifra se eleva a 1.400 en verano. "La verdad es que no nos podemos quejar". Pero las cosas no le han ido siempre bien a Miguel Ángel: a los 21 años terminó en una silla de ruedas por un accidente de tráfico en moto. 

"Tengo pasión por las motos desde pequeño: mi abuelo tenía una Torrot en su parcela", recuerda. "A los 16 años tuve mi primera moto, una Rieju, y en la carpeta del instituto llevaba recortes de revistas con las fotos de pilotos como Sito Pons, Mick Doohan, Kevin Schwantz…".

- ¿Cómo fue el accidente que le dejó parapléjico?

- Ocurrió el 1 de mayo de 1994. La que era por aquel entonces mi cuñada, Alicia, me insistió en que le diera un paseo en mi moto: una Honda MTX de 125 centímetros cúbicos. Había pasado 250.000 veces por esa curva de la carretera comarcal que va de Villarejo del Valle a San Esteban del Valle, pero tuve la mala suerte de salirme porque la moto se me fue.

A ella no le pasó nada, gracias a Dios. El golpe me lo llevé yo. Salí volando diez metros, caí sobre un olivo y me rompí la médula, varias costillas, me hice una fractura abierta de tibia y peroné... Me dieron 48 horas de vida.

Miguel Ángel en moto, junto a sus amigos, durante su adolescencia, antes de sufrir el accidente que le dejo parapléjico.

Miguel Ángel en moto, junto a sus amigos, durante su adolescencia, antes de sufrir el accidente que le dejo parapléjico. Cedida

Un médico que le trató durante su rehabilitación le dijo que tenía que pelear por ser independiente: esa era la clave para recomponerse de un siniestro que segó su juventud. Desde entonces, no ha dejado de serlo año tras año. Tanto es así que se puso a estudiar FP de Administración y Dirección de Empresas, pasó a formar parte de la ONCE, comenzó a trabajar como vendedor de coches adaptados en una empresa de inclusión social del Grupo Fundosa y se convirtió en jugador profesional de baloncesto en silla.

Pero su hambre de independencia no se saciaba y decidió emprender un negocio hostelero. "Vengo de una familia de autónomos y de emprendedores", remarca agradecido por los valores que le han inculcado sus progenitores. "Mi madre, Pepa, era de Cuevas del Valle que es mi segundo hogar, pero ella se fue a Madrid a trabajar como empleada de hogar y allí conoció a mi padre, Miguel Ángel, que tenía una ferretería".

- ¿Qué le dijeron sus padres cuando se embarcó en montar un hotel y un restaurante dependiendo de una silla de ruedas?

- Mi madre no quería, me dijo que estaba loco si me iba de la ONCE porque en la hostelería no iba a tener vida. Le hice caso omiso y al principio, ella acabó de cocinera en mi restaurante. Mi madre, Pepa, le transmitió a la carta que hoy tenemos ese sabor a cocina tradicional muy casera.

- ¿Por qué motivo emprendió un negocio en la hostelería en vez de hacerlo en otro sector más adaptado a su discapacidad?

- Tenía experiencia. Cuando era un adolescente, me pasaba los veranos trabajando en las barras de las fiestas de Villarejo del Valle y de San Esteban del Valle. Lo hacía para tener 3.000 o 4.000 pesetas en el bolsillo cuando salía con mis amigos.

El Hotel - Restaurante El Rincocito de Gredos está situado frente a la sierra, en un pueblo de Ávila llamado un pueblo llamado Cuevas del Valle.

El Hotel - Restaurante El Rincocito de Gredos está situado frente a la sierra, en un pueblo de Ávila llamado un pueblo llamado Cuevas del Valle. Cedida

El Restaurante El Rinconcito de Gredos es singular por su dueño y por su carta que va más allá del famoso chuletón de Ávila, un manjar típico en toda la zona, pero este negocio hostelero enclavado en un pueblecito de 508 habitantes ofrece al visitante una gama de pescado fresco propia de una zona marítima. "Tenemos lomo de rodaballo, atún rojo, calamar de potera, bacalao confitado, lubina salvaje a la brasa o merluza rellena de setas y gambas con salsa americana", según enumera Miguel Ángel.

"También hemos empezado a trabajar la carne madurada del País Vasco, aunque lo que más se vende es el chuletón de ternera avileña y el solomillo que se deshace en la boca como la mantequilla", tal y como remarca este hostelero. "Lo que más diferencia a mi restaurante-hotel, es que trabajamos productos de primera calidad y que nuestra accesibilidad es universal para todos los clientes. Hay rampa de acceso, aseos adaptados, las cartas del menú están en braille…". Un atractivo más para los turistas que llegan a Cuevas del Valle a disfrutar del turismo gastronómico y de naturaleza.

- ¿Usted conoce a otros camareros que ejerzan esta profesión siendo parapléjicos?

- No lo sé. La clientela que viene a mi restaurante me suele decir que nunca habían visto antes a un camarero en silla de ruedas. Creo que es difícil ver en la hostelería a una persona que vaya en silla.

La historia de Miguel Ángel ha captado el interés de la prometedora cineasta Lucía Acosta, de 24 años, con la que ha entablado una gran amistad, tras haberle convertido en el protagonista de Vivir dos veces (2022). Este cortometraje documental escrito, dirigido y producido por Acosta se ha llevado el Premio Zoco del XV Concurso Corto Joven Ciudad de Toledo y el Premio a Mejor Documental 2023 en el FIC Andaina (Pontevedra).

A pesar de todo, este pequeño empresario hostelero le quita hierro a su trabajo como camarero sobre una silla de ruedas: "No le doy importancia porque es mi día a día. Por el mero hecho de estar en una silla de ruedas, no me creo más que nadie: todo lo contrario. Me levanto y hago lo mismo que cualquiera: trabajar. Da igual la dificultad que puedas tener. Al fin y al cabo, lo que hay que tener son ganar de vivir".