La receta del exministro luso que llevó a Portugal a superar a España en PISA: "Si quitas exámenes, cae el rendimiento"
- "Los currículos basados en competencias funcionan menos que los basados en contenidos" // "No me parecería bien que se sustituya el libro de texto por una tablet".
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Nuno Crato (Lisboa, 1952) es un hombre sencillo pese haber llevado a Portugal a la élite educativa. Fue el ministro de Educación y Ciencia del vecino país entre 2011 y 2015. Y, bajo su cargo, los estudiantes lusos obtuvieron los mejores resultados en el informe PISA de toda la serie histórica, iniciada en el año 2000.
Precisamente, en 2015, la media de los alumnos de Portugal de 15 y 16 años superó el promedio de los españoles. En Matemáticas, los estudiantes portugueses obtuvieron una media de 492, por encima del promedio español, situado en 486. En Lectura, la calificación de los lusos se situó en 498, dos puntos por encima de la española (496). Y, en Ciencia, los jóvenes del vecino país acumularon un promedio de 501, superando la media de España (493).
En buena medida, los excelentes resultados cosechados por Portugal respondieron a diversas políticas educativas que creó o reforzó el exministro Crato. Este jueves, en Madrid, el exministro y matemático portugués ha presentado un libro, Apología del libro de texto (Narcea ediciones), en cual ha defendido la utilidad de los libros de texto como piedra angular de la educación, ya que aportan “una estructura mejor” que incide en el correcto aprendizaje de los estudiantes.
Acompañado por Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas y del Máster en Políticas y Gobernanza de los Sistemas Educativos de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), Nuno Crato se ha enorgullecido de que su libro se haya publicado en castellano. “Aunque próximamente también se editará en portugués”, ha dicho.
En este contexto, el exministro de Educación ha concedido una entrevista a EL ESPAÑOL en la que ha abordado la receta que provocó la mejoría en la educación en Portugal, además de poner en valor los beneficios de seguir usando los libros de texto en los colegios.
“Nuno ha escrito un libro que profundiza en las bases racionales de los procesos de enseñanza y aprendizaje”, ha explicado López Rupérez, orgulloso de que esta nueva publicación se sume a la colección de libros sobre política educativa que edita la UCJC y Narcea ediciones. El exitoso exministro portugués, en este sentido, ha firmado el séptimo volumen.
Pregunta.– En la reforma educativa que realizó en Portugal entre 2011 y 2015, ¿qué cambió para que su país obtuviera los mejores resultados internacionales de su historia en 2015?
Respuesta.– Antes del primer informe PISA que se hizo, del año 2000, en Portugal pensábamos que la educación estaba bien, pero tanto ese informe como el TIMSS determinaron que no. Por ello, hubo un movimiento natural de la sociedad y la política que se tradujo en la mejora del currículo.
Por ello, cuando empecé mi etapa como ministro en 2011 continué una labor que ya existía: por un lado, mejorar los contenidos de los currículos educativos para hacerlos más rigurosos y eficientes y, por otro lado, establecer más evaluaciones y de mejor calidad que incentiven a los alumnos. Pero quizá, cuando fui ministro, se hizo aún más evidente.
P.– ¿Cómo?
R.– Nos centramos en mejorar los contenidos de las asignaturas esenciales, como Lectura, Matemáticas, Ciencia, Historia, Geografía… Es decir, mejoramos los saberes fundamentales. Y, a nivel de evaluación, establecimos pruebas para los alumnos de 4º, de 6º, de 12º [una suerte de reválidas]… En todo caso, cuando me preguntan qué es necesario para mejorar la situación educativa de un país, yo digo siempre que mejorar esos dos factores. Aun así, también apostamos por un tercer factor.
P.– ¿Cuál?
R.– En 2012, nosotros apostamos por una política educativa para establecer apoyos especiales para los alumnos con más dificultades. Creamos apoyos especiales cognitivos y no tanto sociales y emocionales, que también son importantes. Por ejemplo, los alumnos que tienen más dificultades en Lectura empezaron a tener más horas especiales en Lectura. Por la mejora de esos tres factores, Portugal obtuvo muy buenos resultados internacionales.
P.– Según los datos del Informe PISA 2022, Portugal obtuvo un resultado en Matemáticas de 472, dos puntos menos que la media de la UE; un 477 en Lectura, dos puntos por encima de la media de la UE; y un 484 en Ciencia, en la media de la UE. ¿Cree que se ha degradado el sistema educativo en su país?
R.– Sí, los resultados han empeorado, lamentablemente. Se debe a que estas políticas, que eran políticas de varios partidos y de varios gobiernos, fueron invertidas y cambiadas. Desde entonces, el currículo tiene más flexibilidad, pero peor organización de los contenidos.
Además, se perdió el interés por los resultados cognitivos y se eliminaron algunas evaluaciones como las de 4º o 6º. Y es evidente que eliminar exámenes provoca que los alumnos se esfuercen menos. Eliminar exámenes provoca la caída inmediata del rendimiento de los alumnos, porque en el fondo es algo humano. Si a un niño le dices que no va a tener examen, va a estudiar menos. Por eso, además de otras causas como la pandemia, los resultados en PISA han ido decreciendo.
P.– En una entrevista usted dijo que la degradación del sistema educativo portugués se debe a la sustitución de un currículo basado en conocimientos por uno basado en competencias. Eso también pasa en España. ¿Por qué cree que un currículo basado en competencias, como es el vigente en Portugal o en España, no ayuda a que los alumnos aprendan mejor?
R.– Porque las competencias no se pueden asimilar bien si no se estudian unos contenidos como base. Esos contenidos son la estructura del aprendizaje y, a partir de ahí, se desarrollan las competencias de los niños. A día de hoy, el currículo ha pasado a estar menos definido, estructurado y más parcelado en competencias. Y creo que eso ha repercutido en la bajada de resultados. Creo que los currículos basados en competencias funcionan menos que los basados en contenidos.
P.– ¿Cree que la manera de educar implantada en los últimos años por los gobiernos de izquierda en España y Portugal, basada en las competencias, ha degradado la educación?
R.– Los gobiernos de izquierda no siempre han aplicado este tipo de políticas educativas. De 2002 a 2015, en Portugal hubo gobiernos de derechas y de izquierdas que alternaban el poder. Todos ellos apostaban por mejorar los contenidos de los currículos. Es decir, las izquierdas no siempre han aplicado un modelo de competencias.
Por ejemplo, si miramos en la Historia, los ministros de Mussolini aplicaban políticas idealistas y constructivistas basadas en las competencias, mientras que el Partido Comunista de Gramsci hizo críticas feroces a la teoría de las competencias, aunque no se llamaban así en aquel momento. Gramsci decía que había que enseñar contenidos a los alumnos, que el conocimiento que tenía la clase opresora también debía ser accesible para la clase dominada.
P.– En su libro, Apología del libro de texto, usted defiende los libros de texto como herramientas fundamentales para el aprendizaje. ¿Cree que hay que volver a usarlos como base?
R.– Los libros de texto son una base importantísima e indispensable para muchas asignaturas. En general, es el instrumento que los profesores, los alumnos y también los padres utilizan para organizar el aprendizaje. En los libros la estructura está bien hecha, ya que está hecha con mucho cuidado. Esta estructura y los contenidos han sido testados por equipos que contribuyeron a organizarla, pasando por muchos procesos de revisión, de corrección de errores…
P.– ¿Hay relación entre los libros de texto y los currículos basados en contenidos?
R.– Los libros de texto tienen unos contenidos definidos, que ayudan al maestro y mejoran lo que pueda diseñar por sí sólo de un día para otro. Los libros están estructurados, por eso son instrumentos de trabajo más perfectos que las fotocopias, los apuntes…
P.– ¿Habría que acabar con los ordenadores y las tablets en las clases?
R.– Cuando hago la defensa del libro de texto, no estoy hablando sólo del libro de papel, sino que estoy hablando de la defensa de un libro, ya sea digital, de papel, lo que sea… De un libro con las materias bien organizadas. Lo de las pantallas es otro problema, porque lo principal es que haya un currículo con buenos contenidos sea a través del formato que sea.
Aun así, es cierto que se está viendo que las pantallas son distractoras. Por eso estoy a favor de que las pantallas y los medios digitales se utilicen bajo la dirección del profesor en momentos especiales. Hay cosas que sólo se pueden hacer con pantallas, por ello se deben usar bien.
P.– Pero, a su juicio, ¿los estudiantes cómo aprenden más, utilizando libros de papel o libros digitales?
R.– Los de papel. Hay estudios y evidencias científicas que nos dicen que los alumnos aprenden más leyendo libros de texto de papel que leyendo digitales. Sin embargo, eso no ocurre, por ejemplo, leyendo una novela. Ahí el conocimiento se asimila de una manera más o menos igual. Pese a ello, eso no quiere decir que no puedan y deban existir los recursos digitales en las aulas. Tienen que ser complementarios, pero, en mi opinión, no deberíamos prescindir del libro de texto en papel. No me parecería bien que se sustituya el libro de texto por una tablet.
P.– ¿Qué dicen las evidencias científicas sobre el aprendizaje con libros de texto en papel?
R.– Se sabe que el alumno tiene una relación más directa con lo que lee. Es más fácil entender la estructura del conocimiento. Y, en general, el alumno aprende mejor con algo que puede tocar y manipular.