De izq. a dcha.: el presidente de Global Exchange, Isidoro J. Alanís; y María del Rosario, Carlos y Juan Antonio Alanís, hermanos y también accionistas.

De izq. a dcha.: el presidente de Global Exchange, Isidoro J. Alanís; y María del Rosario, Carlos y Juan Antonio Alanís, hermanos y también accionistas. Cedida

Reportajes

Los Alanís, la familia española tras las oficinas de cambio de divisas con presencia en más países: facturan 266 millones

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Isidoro José Alanís (Salamanca, 1972) es descendiente de una familia de comerciantes y empresarios. Pertenece a la cuarta generación de esta saga salmantina al frente de algún tipo de comercio y explica a EL ESPAÑOL que existe “un gen empresarial” que empuja a los Alanís a los negocios. Actualmente, él, sus tres hermanos y su madre son accionistas de la cadena de oficinas de cambio de divisas más importante de España –y la segunda del mundo–: Global Exchange.

Todo empezó, sin embargo, en Fuentes de Oñoro (Salamanca), un pequeño pueblo de 1.043 habitantes situado en la frontera entre España y Portugal. Allí, en 1996, Isidoro J. Alanís abrió un local de cambio de divisas, donde, por su situación geográfica, destacaba el intercambio entre las antiguas pesetas y los escudos portugueses. Entonces, Isidoro sólo acumulaba 23 abriles y era “el único empleado de la oficina”, dice. Todavía no sabía que ése era el origen de una multinacional de talla mundial.

Global Exchange, en este sentido, se ha convertido en la cadena de cambio de divisas con presencia en más países del mundo, así como la que tiene más oficinas abiertas en los aeropuertos de todo el orbe. Esto se ha traducido en que la empresa de la familia Alanís cerró 2023 con una facturación de 266 millones de euros. Unas cifras que un joven Isidoro jamás imaginó que alcanzaría. Ni él ni sus otros tres hermanos, María del Rosario, Juan Antonio y Carlos Alanís, también accionistas de la multinacional.

Los cuatro hijos Alanís y su padre en 2007. De izq. a dcha., Carlos, Isidoro J., Juan Antonio, Juan Antonio (padre) y María del Rosario.

Los cuatro hijos Alanís y su padre en 2007. De izq. a dcha., Carlos, Isidoro J., Juan Antonio, Juan Antonio (padre) y María del Rosario. Cedida

Pero lo que sí sabía Isidoro cuando abrió aquella primera oficina es que contaba con el apoyo incondicional de sus padres. Es más, fueron ellos quienes le animaron a apostar por ese negocio al verlo como una oportunidad de mercado. “Mis padres, Juan Antonio Alanís y María del Rosario Marcos, en ese momento regentaban un centro comercial de 1.500 metros cuadrados en el pueblo y, como está en la frontera, la gente necesitaba cambiar de moneda para hacer sus transacciones y compras”, explica el presidente de Global Exchange a este diario.

Cuando concluyó sus estudios de Gestión y Administración de Empresas en la Universidad de Nebrija (Madrid) y tras vivir en Bruselas para aprender francés, Isidoro Alanís volvió a su pueblo atraído por la tarea que le iban a encomendar sus padres. Esa vuelta a sus orígenes marcó un hito en su vida y le hizo, a él y sus tres hermanos, desarrollar una de las empresas más importantes de Castilla y León. La madre de los cuatro, María del Rosario Marcos, es la quinta y última accionista de la familia a sus 82 años.

Generaciones de empresarios

Pese a que Isidoro Alanís preside una multinacional que no ha hecho más que crecer durante sus 28 años de historia, lo cierto es que él y sus hermanos proceden de una familia a la que siempre le gustó emprender. “Mi bisabuelo, Juan Antonio Alanís, levantó y regentó un ultramarinos en el municipio de Gallegos de Argañán (Salamanca). Luego, mi abuelo, Isidoro Alanís, amplió ese comercio llegando a ser uno de los más importantes de la comarca durante la posguerra”, desarrolla el presidente de Global Exchange.

El centro comercial de la familia Alanís que levantó el bisabuelo en Gallegos de Argañán. La foto fue tomaba cuando lo regentaba Isidoro Alanís, el abuelo.

El centro comercial de la familia Alanís que levantó el bisabuelo en Gallegos de Argañán. La foto fue tomaba cuando lo regentaba Isidoro Alanís, el abuelo. Cedida

Habría que esperar hasta 1970 hasta el siguiente hito de la familia Alanís en el mundo de los negocios. Éste fue obra de Juan Antonio Alanís, el padre de los cuatros hermanos fallecido en 2008, y María del Rosario Marcos, quien también tenía algún antepasado en el mundo empresarial. Fueron ellos quienes abrieron un centro comercial en Fuentes de Oñoro que atraía a decenas de turistas al encontrarse en la frontera hispano-portuguesa.

“Y como la banca cerraba a las 14:00, a mis padres se les ocurrió que abriéramos una oficina de cambio de divisas. Por ello, solicitaron el permiso al Banco de España y empezamos en el negocio cuando nos lo permitieron, es decir, en 1996”, continúa el presidente de Global Exchange, quien desvela que la compañía se llamó Eurodivisas durante los primeros cinco años de vida del negocio.

La primera oficina de cambio de divisas abierta por Isidoro J. Alanís en 1996.

La primera oficina de cambio de divisas abierta por Isidoro J. Alanís en 1996. Cedida

Hasta 2001, de hecho, las oficinas de cambio de divisas sólo operaban en Europa, pero cuando llegó el euro la esencia del negocio se perdía. Con la misma moneda, no era necesario cambiar divisas. “Por eso hubo que reinventar el negocio, porque perdimos cerca del 90 % clientes con la llegada del euro. Lo que hicimos fue buscar oportunidades en países fuera de la zona euro. Empezamos por Argentina, donde sufrimos el corralito al final de aquel año y ahí descubrimos las sorpresas que da la internacionalización”, recuerda Isidoro Alanís.

De Salamanca al mundo

Recuperados de ese primer bache, Argentina pronto se volvió un país receptor de turismo y, por tanto, la actividad de Global Exchange se hizo imprescindible para intercambiar divisas entre los que llegaban y los que se iban. A partir de ahí, la cascada de nuevas oficinas por todo el mundo no ha parado de gotear. Uruguay y Costa Rica fueron los siguientes países colonizados por Global Exchange.

Y, después, decenas por todo el mundo como Marruecos o Jamaica en 2010; Australia, en 2016; o Hong Kong, en 2018. “Esos años y esas aperturas fueron muy importantes para abrirnos mercado en continentes como Oceanía o Asia”, explica el empresario. Pese a ese continuo crecimiento, hubo un duro golpe al que la familia Alanís tuvo que hacer frente: la pandemia de la Covid-19. “Ten en cuenta que el mundo quedó paralizado y, si no hay viajes, no hay turistas. Es decir, las oficinas de cambio de divisas quedaron paralizadas”, recuerda.

Rápidamente, la sala de máquinas de Global Exchange se puso a trabajar para ver cómo enfrentaban esa situación anormal. Lo que hicieron fue acceder a préstamos como los ICO que se concedieron en España para proteger el tejido empresarial y, al poco tiempo, al salir de la situación de pandemia, pudieron “devolver todo e incluso cancelar varios préstamos”. Global Exchange se recuperó bien.

Isidoro J. Alanís, presidente de Global Exchange.

Isidoro J. Alanís, presidente de Global Exchange. Cedida

El crecimiento de Global Exchange, de hecho, ha continuado hasta el punto que a día de hoy tiene abiertas alrededor de 475 oficinas de cambio por todo el mundo, teniendo presencia en 71 aeropuertos. “Aunque aspiramos a cerrar el año con presencia en 82 aeropuertos”, vaticina el presidente de Global Exchange.

Isidoro J. Alanís, nombrado este año presidente de la empresa familiar de Castilla y León, cuando abrió aquella primera oficina en 1996 jamás imaginó el brillante futuro de su empresa. Casi 30 años después, su compañía –y la del resto de la familia– se ha convertido en una de las multinacionales más potentes del mundo en el sector de cambio de divisas.