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"Todavía tenemos comida pero la cantidad está disminuyendo. Los líderes del barrio están intentando satisfacer las necesidades de la gente y asegurar el abastecimiento, claro que no sabemos qué pasará en el futuro porque las facciones [de islamistas] siguen asediando los dos barrios kurdos", explica a EL ESPAÑOL Hevin Musa esta misma semana desde uno de los dos únicos barrios de Alepo, Siria, que los salafistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) no lograron ocupar el pasado fin de semana.

La segunda mayor ciudad siria fue tomada durante una operación relámpago por una coalición de fuerzas islamistas bendecida por Ankara y Erdogan. La antigua Jabhat al-Nusra –liderada por Abu Mohammad al-Golani– avanzó desde Idlib hasta más allá de Alepo sin hallar casi resistencia por parte del ejército de Bashar al-Asad, una cáscara vacía de tropas mal pagadas y desmoralizadas donde menudean las deserciones. Esta misma semana le subió el sueldo a las tropas. Ahora cobran 17 euros mensuales.

La pinza militar se terminó de cerrar en las zonas rurales de la provincia con las fuerzas de los jenízaros turcos del Ejército Nacional de Siria (SNA) que avanzaron desde Afrin, coaligada con la franquicia siria de Al-Qaeda que comanda al-Golani. No obstante, las SNA no están presentes en la ciudad, completamente controlada por el HTS, el cual se coordinó a su vez con células durmientes que operaban desde dentro de Alepo y que impidieron el repliegue y la reorganización de las tropas gubernamentales que escaparon de estampida. La dramática toma de Alepo coincidió con una ofensiva del HTS en el norte de Hama y con el avance del SNA hacia los territorios orientales que administran los kurdos dentro de la balcanizada Siria.

Mapa de la situación de los distintos contendientes. A la izquierda, se muestra la distribución de las milicias y los ejércitos, en julio de 2019; en el la derecha muestra cómo estaban desplegados sobre el terreno el pasado viernes. En amarillo, la zona controlada por las SDF; en azul, los territorios en manos del Ejército Nacional de Siria (SNA); en verde, el feudo de los yihadistas del HTS en Idlib.

Mapa de la situación de los distintos contendientes. A la izquierda, se muestra la distribución de las milicias y los ejércitos, en julio de 2019; en el la derecha muestra cómo estaban desplegados sobre el terreno el pasado viernes. En amarillo, la zona controlada por las SDF; en azul, los territorios en manos del Ejército Nacional de Siria (SNA); en verde, el feudo de los yihadistas del HTS en Idlib. Rojava Information Center

En la madrugada del sábado día 1, ya pendía la bandera de los salafistas de la ciudadela de Alepo (junto a alguna enseña turca que alguién colgó por su cuenta) y apenas unas horas más tarde se habían hecho con el control de casi toda la ciudad, a excepción de los barrios de Asharafiyeh y Sheij Maqsud, que es justamente donde se encuentra Hevin Musa cercada por los islamistas junto al resto de sus vecinos. Hevin, de 46 años, es mujer y kurda, dos de las condiciones más odiadas por los yihadistas.

Aunque nació en Damasco, se mudó con su familia a Alepo cuando tenía cinco años. Ahora se halla atrapada junto al resto de su familia. Las Fuerzas Democráticas de Siria que lideran los kurdos no han logrado abrir un corredor que les conecte con la administración autónoma de Rojava (conocida por el acrónimo de DAANES), de modo que no es posible huir a ninguna parte sin saltar antes por las áreas de las que se han enseñoreado el conglomerado de sirios, turcómanos y barbudos mercenarios extranjeros que componen las milicias. Aunque todos gritan "Allahu akbar", existen ciertas diferencias entre ellos.

El pasado fin de semana sí hubo intercambio de disparos entre los ocupantes y las milicias kurdas, pero ahora reina en Alepo una calma tensa. Las imágenes que Musa y otros kurdos han tomado para nosotros muestran gentes en las calles y zocos todavía abiertos, aunque llenos de puestos desabastecidos o cubiertos con un toldo. Los precios de ciertos productos básicos como el azúcar se duplicaron casi de inmediato. El suministro de agua se ha restablecido y la gente ha abandonado sus colmenas de edificios y se aventura por las calles.

Los dos barrios kurdos fuera del control de HTS han logrado mantener su autonomía tanto del gobierno de Assad como de la oposición islamista desde el inicio del conflicto sirio, lo que hacía de ellos un refugio seguro para cuantos huían de la violencia, la persecución y la represión violenta en otras partes de Alepo y Siria. Ahora ese refugio se ve comprometido.

Calma tensa en la barriada kurda de Alepo.

Calma tensa en la barriada kurda de Alepo. Ahmad Araj

Antes de la llamada revolución siria, en Sheij Maqsud y Asharafiyeh vivían unas 10.000 personas, que se incrementaron hasta las 100.000 hacia 2020. La mayoría son kurdas, pero también viven cristianos y algunos cientos de árabes y yazidíes. Cuando los salafistas de al-Golani conquistaran Alepo, este sector de la ciudad estaba enteramente gobernado por la Administración Autónoma Democrática del Norte y el Este de Siria (DAANES) y militarmente custodiado por las Unidades de Protección del Pueblo y de las Mujeres Kurdas (YPG e YPJ), junto con las Fuerzas de Seguridad Interna (Asayish).

Aunque esos dos distritos de Alepo se hallaban completamente aislados de las regiones contiguas gobernadas por los kurdos en el norte y el este del país, mantenían vínculos políticos con la DAANES y una relación pragmática con el gobierno de Assad que permitió la entrada de electricidad y agua. También se coordinaban con Damasco para proveer de educación a los chiquillos. En los pocos años de paz que han disfrutado, crearon una red de comunas inspiradas por su deseo de emancipar a las mujeres y de incorporar a las minorías a las tareas de gestión municipal.

Las relaciones con Al Asad no han sido, sin embargo, completamente idílicas. Desde que el dictador recuperó el control de la ciudad puso en varias ocasiones bajo asedio a los kurdos impidiendo la entrada de combustible y otros suministros esenciales. Tal y como afirma el Rojava Information Center, tras el espectacular avance, las fuerzas islamistas y yihadistas autoritarias han vuelto a tomar el control de todas las regiones circundantes de Alepo, dejando los barrios bajo nuevas condiciones de asedio.

Inicialmente, hubo estallidos de violencia en los aledaños, incluidos disparos de francotiradores y la supuesta captura de combatientes femeninas de las YPJ por parte del HTS. Desde hace varios días no llega comida fresca y hace poco se cortó el suministro de agua, aunque luego fue restablecido. Pero lo que más teme todo el mundo es que, aunque el HTS haya aprendido a sonreír, piensa en el fondo como el ISIS. ¿Cuánto tardarán en obligar a las mujeres a cubrirse la cabeza con hiyab o en convertir a los yazidíes en súbditos privados de derechos o en esclavizar a sus mujeres si llegan a ocupar esos dos vecindarios?

Miembros de las comunas kurdas han organizado patrullas de barrio para vigilar las calles de Sheij Maqsoud.

Miembros de las comunas kurdas han organizado patrullas de barrio para vigilar las calles de Sheij Maqsoud.

"Tengo amigos en otros barrios que están bajo el control de las milicias", afirma Hevin Musa. "Nos comunicamos diariamente y nos dicen que han saqueado las propiedades de la gente, han robado las casas y han confiscado propiedades, especialmente en al-Furqan. Hemos oído también que se han ensañado con la gente de los vecindarios de Al-Mydan y Surian, sin importar su origen. Y si saben que eres kurda es todavía peor. En Alepo hay kurdos en todas partes en proporciones variables, pero la mayoría vive en Sheij Maqsud y Ashrafiyeh. Hasta donde yo sé quedan muy pocos fuera de esos vecindarios. Hay cristianos e incluso árabes que se han venido aquí, con nosotros, porque se sienten más seguros que en las otras zonas".

A juzgar por lo que dice Hevin, no son muchos los kurdos que han abandonado la ciudad tras la llegada de los islamistas. "Yo ni siquiera me lo planteo", afirma. "No hay garantías para quien deja Alepo. No se sabe si llegarán a su destino o si serán sometidos a algún tipo de violencia. No hay una forma segura de salir. Nadie ha anunciado nada a ese respecto todavía".

"Los que huyeron de aquí no tenían como objetivo ir a los territorios controlados por Asad. Son conscientes de que tampoco allí estarían seguros debido a la Shabiha y a las facciones de la 4ª división (una división que opera dentro del ejército sirio y es famosa por torturar a la gente dentro de sus instalaciones). Un pequeño número fue a Afrin, pero la mayor cantidad de desplazados internos ha huido a las regiones de DAANES, que son las más seguras de Siria".

Hevin está casada y es madre de 5 hijos. Antes de la guerra era maestra de Matemáticas y Árabe. Cuando empezó el conflicto cambió de empleo muchas veces, aunque ejerció sobre todo de enfermera. Hace ahora siete años, tuvo que dejar Afrin tras la conquista del cantón kurdo por las milicias apoyadas por Turquía y, a tenor de este nuevo giro del destino, los islamistas llaman nuevamente a sus puertas.

El líder político kurdo Ahmad Araj continúa en Alepo.

El líder político kurdo Ahmad Araj continúa en Alepo.

"¿Que si tenemos miedo?", continúa Hevin. "No. No tenemos miedo de nada. Estamos todos juntos y unidos contra lo que venga. La gente sigue apoyándose mutuamente y se halla muy animada. Hasta ahora no ha habido destrucción en Sheij Maqsud. Los aviones de guerra rusos y de Assad no han bombardeado los barrios kurdos, pero sí han atacado las regiones que están controladas por las facciones [de islamistas] como los dormitorios de la universidad de Alepo y el hospital. Me siento triste por los niños y los jóvenes. Todos están enfadados porque se les priva de estudiar y porque la situación es continuamente inestable. Además, los acuerdos siempre se hacen a costa de la gente".

Es cierto, como dice Musa, que en la ciudad de Alepo se ha extendido un hervidero de rumores (casi nunca contrastados) sobre supuestos robos y agresiones, pero lo cierto es que, a diferencia de lo ocurrido en las zonas conquistadas por el Ejército Nacional de Siria (SNA), los salafistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) han mantenido casi a raya a sus barbudos desde la ocupación de la ciudad mientras repetían en bucle que todo el mundo está seguro. "No somos ISIS", vienen reiterando.

"Estamos junto a los kurdos y junto a todos los sectores del pueblo sirio en la construcción de una nueva Siria. Los kurdos tienen derecho a vivir con dignidad", aseguraba la nueva administración del Alepo 'liberado' en un comunicado.

Incluso el distinguido líder kurdo Saleh Muslim señalaba el pasado jueves en declaraciones a Al Arabiya que era optimista en relación al HTS: "También son sirios y deberían defender la diversidad de Siria". Muslim no solo elogió a las facciones de al-Golani, sino que los distinguió de los mercenarios del SNA respaldados por Turquía, que han protagonizado esta semana secuestros y agresiones a civiles y mujeres kurdas de las áreas rurales.

Los mercados kurdos comenzaron a estar desabastecidos de comida al poco de la llegada de los islamistas.

Los mercados kurdos comenzaron a estar desabastecidos de comida al poco de la llegada de los islamistas. Ahmad Araj

Esos ataques han sido bien documentados. Aterradores son los testimonios que portan consigo los desplazados que han huido de Shahba, que es como tradicionalmente se conocen a las partes de la gobernación norte de Alepo que están bajo el control administrativo de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria.

"Las facciones del SNA golpeaban, mataban y masacraban a la gente", se lamentaba el viernes uno de los huidos, Abdo Mohammed, en una entrevista divulgada por el Rojava Information Center. "Lo vi con mis propios ojos. En el camino hacia aquí vimos varios cadáveres junto a la carretera. Cuando llegamos a NES, dispararon contra nuestros coches".

Pese a los intentos de impedir la violencia sectaria contra los cristianos, los kurdos o los alauitas y a pesar del tono conciliador de las Hayat Tahrir al-Sham de al-Golani, nadie ha olvidado todavía las atrocidades cometidas por los islamistas en sus feudos de Idlib en el pasado. Por otro lado, incluso si al-Golani hiciera honor a su palabra, lo cierto es que él no controla a todas las facciones de mercenarios extranjeros al servicio de Turquía que sirven en las SNA.

"Yo no me puedo creer las promesas que se están haciendo", nos confiesa Hevin Musa. "En realidad, nadie aquí puede creer en las promesas de los islamistas porque las regiones que han tomado han sido ya testigo de la violencia. No podemos confiar en ellos".

Mujeres campesinas kurdas sacan a la venta unos pocos tomates.

Mujeres campesinas kurdas sacan a la venta unos pocos tomates. Ahmad Araj

"La situación en el campo de Alepo era antes muy mala y sigue siendo así", corrobora Ahmad Araj, que es otro de los kurdos que se ha quedado atrapado en el barrio de Sheij Maqsud. Ahmad, de 39 años, trabajaba antes de la guerra en los campos de la educación y de la agricultura. A raíz de las masacres cometidas por el Daesh, Al Nusra y ciertas facciones de la oposición, fundó junto a varios camaradas una formación política de la que es secretario general, el Partido de la Alianza Democrática Nacional Siria. Enarbolan dos banderas: la pluralidad y la democracia.

"Debido al ataque de los terroristas disfrazados como oposición y debido, también, a la retirada de las fuerzas gubernamentales del ejército sirio, más de medio millón de desplazados de Afrín, Al-Bab y Azaz que estaban en campamentos del área de Tel Rifaat, en el campo de Alepo, han tenido que ser reubicados al este del Éufrates, en Siria", nos dice Araj.

"Ahora, en los barrios de Sheij Maqsud y Ashrafieh hay cientos de miles de personas que se resisten a la entrada de esos terroristas y que no conocen su destino. Decidieron quedarse en Alepo y protegerse a sí mismos y a la diversidad étnica. De hecho, estos vecindarios son el último remanso donde se respeta la diversidad en la ciudad de Alepo. Los cristianos son vecinos de los kurdos en los barrios de al-Syriac, al-Midan y al-Suleimaniyah y nos pidieron que interviniéramos para protegerlos de los terroristas después de la retirada de las fuerzas gubernamentales".

Y continúa: "Lamentablemente, no pudimos llegar a ellos debido al rápido avance de las facciones islamistas. Por lo demás, la situación actual en los barrios kurdos es relativamente tranquila gracias a la presencia de nuestras fuerzas, que impiden la entrada o el avance de Hayat Tahrir al-Sham".

La población de los dos grandes barrios kurdos de Estambul intentó hacer acopio de comida, en previsión de lo que pudiera venir.

La población de los dos grandes barrios kurdos de Estambul intentó hacer acopio de comida, en previsión de lo que pudiera venir. Ahmad Araj

En efecto, por las calles de los barrios kurdos que los yihadistas no han logrado ocupar hay patrullas de seguridad organizadas por las comunas las 24 horas del día y los siete días de la semana. Los kurdos se refieren a ellos como "unidades de protección comunitaria". Y en las patrullas hay, naturalmente, mujeres armadas.

"Es verdad que ahora no hay enfrentamientos, pero enfrentamos grandes dificultades para garantizar las necesidades logísticas básicas debido a que ambos vecindarios están sitiados. Resulta necesario ejercer presión internacional para que se creen corredores humanitarios y se impida la entrada de los terroristas. Los riesgos siguen presentes a pesar de esa engañosa calma tensa".

Al igual que Hevin Musa, Ahmad Araj tampoco cree en las promesas de los islamistas. "Es que los ataques contra los kurdos no han cesado, especialmente por parte de la oposición apoyada por Turquía (SNA)", sostiene.

"Se ha secuestrado gente en los campos de desplazados de la zona rural de Shahba en Alepo. La mayoría logró escapar al este del Éufrates, pero algunos de los que se quedaron fueron detenidos o asesinados. Uno de mis compañeros del buró político, Abdulrahman Murshid, se encontraba entre los desplazados que trataban de salir a través del corredor seguro. Sin embargo, su convoy fue atacado por algunos hombres armados apoyados por Turquía y los detuvieron".

En la imagen de satélite, se aprecia la situación y la extensión de los dos barrios kurdos de la ciudad.

En la imagen de satélite, se aprecia la situación y la extensión de los dos barrios kurdos de la ciudad.

Al igual que la mayoría de los kurdos, Araj pide a los occidentales que no se dejen engañar por la propaganda de los salafistas. "Al principio de la guerra en Siria, el pueblo pretendía cambiar la dictadura por una democracia, pero Turquía explotó al pueblo sirio y cambió su hoja de ruta apoyando a todas esas facciones con la mentalidad islamista y terrorista de la Hermandad Musulmana", afirma.