La "banda criminal" de los border collie: Lucky, Kollie y el misterio de los nueve perros robados en Girona en un mes
- Los Mossos d'Esquadra investigan el robo de los border collies en la Costa Brava, una operación "complicada" porque judicialmente son hurtos.
- Más información: El ladrón del perro secuestrado en Navata se niega a confesar: "No podemos estar más días sin ti, Lucky"
En una tranquila mañana de noviembre, Lucky, un border collie de año y medio, se movía despreocupado por el patio de su casa en La Navata, Girona. Minutos después, una cámara de seguridad capturaría un robo que conmocionaría a la zona. Un hombre encapuchado se acercó a la valla, atrajo a Lucky con gestos amigables y, tras sujetarlo por el collar, lo sacó por encima de la barrera y lo introdujo en una furgoneta que esperaba en la calle. Las imágenes, claras y desgarradoras, rápidamente se viralizaron en las redes sociales.
La dueña de Lucky, Noemí Martí, publicó un desesperado llamado: "Por favor, máxima difusión. Estamos desesperados". El incidente no sería un caso aislado, por lo que no estarían sólos. En las semanas siguientes, al menos otros ocho border collies desaparecieron en diferentes localidades de las comarcas gerundenses, como Caldes de Malavella, Besalú y Riumors.
La asociación animalista Lex Ànima, que lleva años luchando por los derechos de los animales, no tardó en levantar la voz. Según su portavoz, Magda Pujol, las desapariciones parecen formar parte de una red organizada dedicada al robo y tráfico de animales, posiblemente con fines de cría ilegal. La teoría principal apunta a que los perros robados serían cruzados con American Pitbulls para producir ejemplares híbridos conocidos como "bullygame", promocionados en redes sociales como mascotas de moda.
A pesar de la magnitud del problema y las pruebas contundentes, como las grabaciones de la matrícula de la furgoneta utilizada en el robo de Lucky, los Mossos d’Esquadra no han logrado avances significativos. Se realizó un seguimiento y se logró identificar a la persona que conducía el vehículo, pero ante su negación de declarar las autoridades no han podido hacer mucho más. No es un secuestro ni un robo. Según la legislación española, el delito, de probarse, sería un hurto.
Una operación criminal
La denuncia presentada por Lex Ànima señala que el caso de Lucky podría ser sólo la punta del iceberg de una operación criminal más amplia. Sin embargo, las autoridades, consultadas por EL ESPAÑOL, han tratado los robos como casos aislados, argumentando que cada desaparición tiene sus propias particularidades. En el caso de Caldes de Malavella, por ejemplo, el propietario de Kollie, otro border collie desaparecido, también sospecha de vecinos con antecedentes de conflictos personales.
Pero esa falta de resultados no sólo indigna a las familias afectadas, sino que también pone de manifiesto lagunas legales. Según la normativa actual, el robo de un perro está tipificado como hurto, un delito menor que, según las víctimas, "no refleja la gravedad emocional ni el impacto económico que representa". "No son objetos, son parte de nuestras familias", lamenta Josep Martí al hablar sobre Lucky.
Desde Lex Ànima han insistido en la necesidad de modificar la legislación para que estos delitos sean tratados como secuestros, un cambio que permitiría a la policía actuar con mayor contundencia. "Ya son nueve border collies robados en Girona y 17 en tota Cataluña. Y todos en 'extrañas circunstancias'", continúan. El fenómeno del tráfico de animales no es nuevo, pero en la Costa Brava parece haberse sofisticado.
Border collies
Los border collies son una de las razas más buscadas debido a su inteligencia y carácter dócil, cualidades que los convierten en perros ideales para diversos usos, desde la cría hasta actividades deportivas. Sin embargo, el auge de las redes sociales ha exacerbado el problema. Las cuentas que promocionan los anteriormente mencionados híbridos "bullygame" han generado un mercado negro lucrativo, donde los compradores a menudo ignoran, o eligen ignorar, los métodos ilícitos detrás de estas crías.
El caso de Lucky, con sus imágenes explícitas y la movilización comunitaria que generó, puso un rostro a este problema. En Banyoles, la furgoneta utilizada fue vista entrando a una finca poco después del robo, pero las investigaciones siguen estancadas. "Parece una mafia", explica Noemí Martí, también sobre Lucky. Mientras tanto, las redes sociales se han convertido en una herramienta crucial para rastrear casos similares.
"Gracias a las publicaciones hemos identificado ocho desapariciones adicionales en otras provincias catalanas", explica Pujol. Sin embargo, la asociación advierte que la falta de denuncias oficiales limita la capacidad de las autoridades para actuar. Y es que el caso de Lucky ha trascendido las fronteras de Girona y se ha convertido en un símbolo de la vulnerabilidad de los animales frente a redes criminales.
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Los activistas señalan que el problema no es exclusivo de Cataluña; el tráfico de animales es una realidad creciente en toda España. Según datos de organizaciones animalistas, los robos de perros han aumentado significativamente en los últimos años, impulsados por la demanda de razas específicas y la falta de regulación en la cría.
Para las familias afectadas, cada día que pasa sin noticias de sus mascotas es una agonía. Pero el caso también ha movilizado a comunidades enteras, desde vecinos que organizan búsquedas hasta miles de usuarios en redes sociales que comparten fotografías y actualizaciones.
Sin embargo, los esfuerzos individuales no son suficientes. Lex Ànima insiste en la necesidad de un enfoque más estructurado que combine cambios legislativos, mayores recursos para las fuerzas de seguridad y campañas de concienciación que desincentiven la compra de animales provenientes de fuentes ilegales.
A un mes del robo de Lucky, su destino sigue siendo incierto. Para su familia, cada día sin respuestas refuerza la sospecha de que el caso podría tener un desenlace trágico. Pero su lucha, al igual que la de otras familias en Girona, ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar el tráfico de animales como un problema sistémico. En palabras de Noemí Martí: "Si no encontramos a Lucky, al menos queremos asegurarnos de que esto no le pase a nadie más".