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El 23 de octubre de 1940, Adolf Hitler y Francisco Franco mantuvieron una reunión en la ciudad de Hendaya, en la frontera entre Francia y España. Tras varias horas de reunión en el vagón restaurante del Erika, el tren especial que había transportado al dictador alemán hasta allí, este resumió el encuentro con una sentencia lapidaria: "Con estos tipos no hay nada que hacer".

Aquel día marcó para siempre la opinión de Hitler sobre Franco, al que veía como un sujeto mediocre, así como a los españoles como unos "vagos" con sangre de "moros" que adoraban a la "mayor ramera de la historia: Isabel la Católica".

Pero cuando Hitler los vio luchar, su juicio cambió, ya que, independientemente del bando en el que estuvieran, los españoles luchaban siempre como fieras. A partir de entonces, los calificaba de "andrajosos", pero también de valientes y decía que no conocía a seres más impasibles, ya que apenas se protegen y desafían a la muerte, lo que explicaba que los alemanes celebraran tenerlos luchando junto a ellos.

Erwin Rommel durante el asalto a Bir Hakeim.

Erwin Rommel durante el asalto a Bir Hakeim. Wikimedia Commons

El problema era que los españoles también luchaban en su contra. Así fue como los republicanos enrolados en la Legión Extranjera francesa aplastaron a los Afrika Korps de Erwin Rommel, el Zorro del Desierto.

Españoles en Francia

Tras el fin de la guerra civil española, miles de personas abandonaron España por los Pirineos. Al llegar a Francia, la mayoría fueron confinados en campos de refugiados, pero los que tenían experiencia militar pasaron a formar parte de la 13ª Semibrigada de la Legión Extranjera francesa, más conocida como la 13, que quedó bajo el mando del general Charles de Gaulle tras la rendición de París a los nazis en 1940.

Estos españoles, que lucharían en Noruega o en Dunkerque, eran considerados por los franceses unos alborotadores difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria, por lo que todos los querían tener a su lado.

La llegada de la 13 al norte de África se produjo mientras los Aliados y el Eje se disputaban el dominio de esta región. En diciembre de 1940, la presión del ejército británico sobre las tropas italianas en Libia provocó que Benito Mussolini solicitara refuerzos a Hitler, quien envió al general Erwin Rommel con una división Panzer para socorrer a su aliado.

Afrika Korps

Tras recibir nuevos refuerzos y preparar a sus hombres para el calor extremo, los Afrika Korps iniciaron la ofensiva con un objetivo esencial: Tobruk, una ciudad clave por su puerto y por ser la entrada a Egipto y al canal de Suez. Tras casi un año de asedio, Rommel tuvo que retroceder, pero poco tiempo después organizó una nueva ofensiva que obligó a los británicos a llamar a todas las unidades disponibles para defender la zona.

Entre ellas se encontraba la 13, quienes recibieron órdenes de movilizarse el 14 de febrero de 1942, mientras estaban encuadrados en la 1ª Brigada de la Francia Libre bajo el mando del general Marie-Pierre Koenig.

La defensa de Tobruk estaba asignada al VIII Ejército Británico, al mando del general Neil Ritchie, quien había diseñado un dispositivo formado por varios baluartes defensivos entre los que se encontraba un antiguo fuerte colonial otomano levantado en una encrucijada de rutas de caravanas y que tenía una posición estratégica en el avance: Bir Hakeim.

Defendiendo Bir Hakeim

Los 3.500 defensores de Bir Hakeim de la 1.ª Brigada de la Francia Libre eran de lo más variopinto: rusos, judíos, africanos… y en torno a unos 900 españoles de la 13. Contaban con 50.000 minas que habían enterrado en los alrededores del fortín, además de un centenar de cañones anticarro, aunque este contingente era superado ampliamente por las seis divisiones italianas y alemanas que tenían frente a sí y que sumaban en torno a 30.000 hombres.

La madrugada del 26 de mayo de 1942, la Luftwaffe lanzó bengalas desde el aire para marcar el objetivo en la oscuridad. En vanguardia iba una treintena de carros de combate seguidos por medio centenar de Panzer alemanes que fueron despachados por las minas y los cañones anticarro.

Uno de los ultimátum de Rommel.

Uno de los ultimátum de Rommel. Wikimedia Commons

En una segunda oleada, varios tanques italianos lograron penetrar en las líneas aliadas por el sector que defendían los legionarios españoles quienes, por encima del estruendo de la artillería comenzaron a gritar: "¡Como en Madrid, compañeros!", abandonando inmediatamente sus agujeros en la arena para recibir a los blindados con una lluvia de gasolina y cócteles molotov que acabaron por hacer huir retroceder a los atacantes.

Tras ver a los españoles actuar así, los legionarios del resto de nacionalidades bautizaron esas técnicas defensivas como "el recital español", gracias a las cuales destruyeron o inmovilizaron en torno a setenta carros blindados.

El resto de baluartes defensivos que el general Neil Ritchie había dispuesto fueron cayendo uno a uno a excepción del defendido por los españoles. Los Panzer de Rommel podían simplemente rebasar la posición y seguir hacia Tobruk, pero visto lo visto, aquella espina podría convertirse en un puñal y clavarse en sus líneas de abastecimiento, por lo que optó por reforzar el ataque y dirigir él mismo el asedio.

El 2 de junio se reanudó el ataque, pero de nuevo fueron rechazados, aunque en esta ocasión las fuerzas del Eje completaron el cerco. Bir Hakeim estaba completamente rodeada. Consciente de la situación de su enemigo, Rommel envió una oferta de rendición al mediodía de esa misma jornada.

Mientras el general Koenig valoraba la propuesta, uno de sus ayudantes españoles dijo: "Vamos a decirles que se vayan a la mierda, pero se lo diremos finamente". Koenig se inclinó por una contestación más correcta: "Digan al general Rommel que entre mis planes no figura el de entregarle esta posición sin luchar".

Tras recibir la negativa, el alemán ordenó el bombardeo continuo del baluarte, que se extendió durante una semana, mientras las ametralladoras y los aviones acribillaban el fuerte sin descanso.

Plano de Bir Hakeim.

Plano de Bir Hakeim. Wikimedia Commons

Bir Hakeim cayó finalmente el 11 de junio, y lo hizo porque sus defensores recibieron órdenes de abandonar la fortaleza. Ritchie ya no consideraba a Bir Hakeim esencial, así que el 7 de junio dio órdenes a Koenig de retirarse. El reto para los defensores era idear un plan para sortear el cerco y recorrer los doce kilómetros que los separaban del resto del VIII Ejército Británico.

Una huída de película

La madrugada del 10 al 11 de junio, los ingenieros franceses desactivaron cientos de minas para abrir un pasillo seguro que facilitase el tráfico de vehículos. Koenig puso al frente y a los flancos del convoy a los españoles para proteger el corredor y avanzaron a toda velocidad abriéndose camino entre nidos de ametralladoras, cañones y blindados, mientras un pequeño grupo de valientes se quedó en el fuerte para entretener a los invasores. En medio del caos se alzaban voces en español dando cuenta del último acto de Bir Hakeim: "¡A mí la Legión! ¡Adelante, legionarios! ¡Como en Madrid!".

Al amanecer, las fuerzas aliadas habían dejado atrás a Rommel, se habían dispersado para evitar ser un blanco fácil de la Luftwaffe y llegaron con relativa seguridad hasta las líneas británicas. A pesar de estar sitiado durante dos semanas, Koenig había perdido "solo" al 30 % de sus hombres, en su mayoría, españoles. Los alemanes registraron en torno a 3.000 bajas durante el asedio.

Con su resistencia, los soldados de la 1.ª Brigada de la Francia Libre habían ganado un tiempo vital para que el VIII Ejército Británico se retirase y reorganizase para alcanzar la victoria en la batalla de El Alamein. Churchill dijo: "Al retrasar quince días la ofensiva de Rommel, los franceses libres de Bir Hakeim han contribuido a salvaguardar la suerte de Egipto y del canal de Suez".

El general De Gaulle aprovechó los relatos sobre lo ocurrido en Bir Hakeim para hacer ver a británicos y estadounidenses que las fuerzas francesas eran combatientes de primer nivel. Lo que nunca dijo fue que, sin los españoles, jamás lo habrían conseguido.