Las cabalgatas sin ruido para los niños con autismo: “Nos miran como si tuviéramos que llevar el cartel de discapacidad”
- Una treintena de ayuntamientos de España toman medidas como eliminar la música en ciertos tramos del desfile o repartir auriculares para atenuar los sonidos.
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La ilusión por los Reyes Magos de Alicia, a sus 23 años, sigue intacta. Cada año el día de la cabalgata está marcado en su agenda. El trastorno autista que sufre le ha obligado a que algunos años haya tenido que decir basta por el excesivo ruido y el gentío. Este fin de semana una treintena de ayuntamientos de España han adaptado el desfile con tramos sin ruido para que las personas con autismo puedan disfrutar de la llegada de sus majestades.
El ayuntamiento de Ávila, uno de los primeros en adoptar esta medida, lleva desde 2020 elaborando parte de su cabalgata con un tramo sin ruido para personas con autismo. Los Reyes Magos pasean bajo las históricas murallas de la ciudad en silencio, sin música y ante la atenta mirada de pequeños y mayores. Lo mismo ocurrirá este domingo en Madrid, donde habrá un área reservada para las personas con autismo frente al Palacio de Cibeles, que al ser un espacio abierto tiene menor impacto acústico.
En Ibiza, las autoridades repartirán de forma gratuita en la cabalgata unos auriculares con cancelación de sonido a las personas con un Trastorno del Espectro Autista (TEA). El consistorio balear también hará una tramo con volumen reducido.
Por primera vez en la Cabalgata de Reyes de #Ávila se ha habilitado un tramo sin ruido para personas con autismo. La música y el bullicio fuera de la muralla, aunque luego se recuperó cerca de El Chico. Que nunca nos falte la ilusión. #ÁvilaEsNavidad pic.twitter.com/9BourwHWlF
— Rober Ponce Jiménez (@roberponce) January 5, 2020
Son una treintena de ayuntamientos en 12 comunidades autónomas, según datos recopilados por EFE, las que han adaptado su cabalgata de este fin de semana para los diagnosticados con TEA, que representan un 1% de la población de España. Unas 450.000 personas, entre las que está Alicia, que ya ha escrito la carta a su rey mago favorito, Baltasar.
Su madre, Paula Guijarro, aplaude la medida tras años y años de lucha para que su hija se adaptara al sonido después de que le fuera detectado un TEA e Hiperacusia -una enfermedad que reduce el umbral de tolerancia a los sonidos-.
"Ella, desde pequeña, no podía escuchar el teléfono, el timbre de la casa o el ruido de la calle", explica la mujer de 56 años. Alicia ahora soporta los sonidos estridentes hasta cierto punto gracias a terapias de sensibilización y a aprender a cuando decir "hasta aquí".
Madre e hija acuden cada año al desfile de sus majestades en Alcobendas, que reserva para las personas con discapacidad dos áreas en las calles más importantes de la ciudad. Pero que muchas veces se llena del público general.
"Les decimos: ‘Oye, perdona, por favor, dejarles este espacio que es de ellos’. Y te miran como si tuviéramos que llevar colgado el cartel de discapacidad", señala Guijarro en llamada telefónica.
A la madre de Alicia le harta tener que haber dado explicaciones durante los últimos 23 años. "No entienden que son chicos con autismo y que a pesar de ser mayores ellos no saben decir. ‘Oye, déjame mirar", explica la mujer.
El presidente de la Asociación de Personas con Discapacidad del Guadarrama (Adisgua), Óscar Jiménez, explica lo que sufren los niños autistas que se ven sobrecargados de estímulos –no exclusivamente sonoros- como las luces, la música a todo volumen o la gran cantidad de personas que desfilan y acuden a la cabalgata de los Reyes Magos. "Les da miedo, les da ansiedad, tienden a la huida. Se desubican", dice al otro lado del teléfono.
Su hijo de 16 años diagnosticado con un TEA hace un año tuvo que dejar la cabalgata de Collado de Villalba, llena de música y diversión. "No aguantó. Él andaba y nos cogió a su madre y a mí y nos sacó de la cabalgata", explica el hombre de 46 años.
En su localidad todavía no se han tomado medidas de este tipo. "Tenemos la sensación de que lo ven como que nosotros queremos prohibir o que no se hagan estas fiestas, y no es así, lo que luchamos es por la accesibilidad para todo el mundo", expresa Gutiérrez.
El hijo, que lleva el mismo nombre que su padre, usa cascos para atenuar los sonidos que entran a su oído. "Es una medida protectora. También hace que se habitúen a ellos [los sonidos]. Empiezan a conocer un ruido y empiezan a saber a qué atenerse", describe Gutiérrez.
Alicia tiene otra manera de defenderse de los ruidos fuertes. "A Alicia no le gustan los auriculares. Ella directamente se tapa los oídos cuando hay mucho ruido". La chica de 23 años ha trabajado muchísimo junto a su familia para que los sonidos como los que acompañan a Melchor, Gaspar y Baltasar cada vez sean menos lesivos.
"Íbamos al centro comercial y estábamos ahí 5 minutos. El ruido de la música la ponía de los nervios. Luego salíamos y, por haber aguantado esos cinco minutos, le daba un estímulo que le gustara mucho a ella, como unos mini muñecos o dar un paseo por el parque", explica su madre sobre uno de los métodos con los que trabajaron para que Alicia se habituara a los sonidos fuertes.
Este año en algunos municipios las personas con TEA podrán disfrutar de un tramo para ver a los Reyes Magos. Para Gutiérrez, una costumbre que debería extenderse a muchísimos más: "Es eliminar las barreras, nunca las fiestas"