El último asalto de Rabha Lyazidi, la boxeadora marroquí que llegó en patera y sueña con ser campeona de España
- "Al menos, el boxeo me ayuda a mantenerme fuerte y con confianza para poder luchar el día a día. Vivir aquí no es fácil para una mujer marroquí y sin papeles", asegura en conversación con EL ESPAÑOL.
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Atardece en las islas Canarias, y Rabha Lyazidi, una joven de 23 años originaria de Nador, Marruecos, se prepara para otro exigente entrenamiento en la Escuela de Boxeo de Gran Canaria, situada en el barrio de Schamann.
Hoy, como otros días, la sala se llena de jóvenes boxeadores, aunque Miriam y Rabha son las únicas mujeres entre los 40 asistentes. Con Matías González y Francisco Javier Giménez como entrenadores principales, la sesión promete ser dura, combinando una intensa parte física con una técnica orientada a golpes y defensa.
A pesar de la dureza del entrenamiento, Rabha mantiene la motivación intacta. "Me gusta mucho entrenar. Sé que tengo mucho que aprender y eso me anima a estar siempre motivada. No quiero hacer nada más que no sea boxear, para eso me subí a aquella patera en noviembre. Quiero estar preparada para todos los retos que me vienen por delante. No sólo como boxeadora, también como mujer marroquí viviendo en España", reflexiona con determinación.
Desde pequeña, Rabha siempre tuvo una conexión especial con el deporte. Su hermano Mohamed, con quien compartía su obsesión por el fútbol, fue su primera gran influencia. Juntos, en 2020, fundaron el Atletic Nojom Ait Ansar, un modesto club de fútbol femenino en su ciudad natal. "Siempre fui una persona muy activa y una gran amante del deporte. Mi hermano y yo estábamos hablando de fútbol a todas horas y, después de ver la situación de niñas como yo, decidí fundar un club. Quería dar la oportunidad a todas esas jóvenes de poder entrenar y avanzar en este mundo tan masculinizado".
Sin embargo, no sólo el fútbol ocupaba sus conversaciones. Mohamed, un apasionado del boxeo, también logró contagiarle a Rabha su afición por este deporte olímpico. "Cuando descubrí el boxeo… sabía que iba a ser mi deporte. Empecé a luchar en las calles de mi ciudad contra otros chicos más mayores que yo. Aunque había mucha gente en mi país que me animaba a dejarlo, yo preferí seguir luchando por aquello que tanto amaba. Nunca escuché a aquellos que me decían que el boxeo era un 'deporte de chicos'… Preferí seguir y luchar fuerte".
La vida de Rabha dio un giro drástico cuando decidió dejar su Marruecos natal y embarcarse en una peligrosa travesía hacia España. Las Palmas de Gran Canaria, están siendo testigos del arribo de numerosas pateras. 2023 fue un año que rompió récords de llegadas desde aquel primer desembarco registrado en Fuerteventura en 1994.
"Nos subieron a un camión enorme con más de 80 personas. Tan sólo éramos dos mujeres (mi prima y yo). Cuando el camión paró, bajamos y estuvimos siete horas durante la noche caminando por una montaña. Teníamos mucho miedo. La gente que estaba guiándonos llevaban cuchillos muy grandes y no paraban de chillar. A las 4 de la madrugada llegamos a la playa y nos subimos a la patera, mi prima, yo y otra chica marroquí. En la barca éramos tres mujeres y 47 hombres. Y aquella fría noche de noviembre, salimos de Agadir (Marruecos)".
"Mi viaje duró 5 días y fue la aventura más dura y cruel de toda mi vida. Nos perdimos en el mar, sin agua y con el mar enfurecido. Todos en la barca pensamos que íbamos a morir. Mi prima y yo perdimos, totalmente, la esperanza. Pero cuando todo parecía perdido, nos encontró Salvamento Marítimo de España. Fue un momento que recordaré toda la vida", explica la joven boxeadora.
Tras esta odisea, Rabha llegó a Las Palmas una fría madrugada de noviembre. "Eran las 5 de la madrugada y lo primero que hice cuando pisé tierra fue llamar a mi madre. Ella llevaba días sin dormir esperando noticias mías. No pudimos hablar casi porque no dejó de llorar. Nunca quiso que yo hiciera este viaje, pero sabía que era la única opción de salvarlos a todos. Mi familia está viviendo una situación muy difícil en Marruecos, y aunque mi madre no quiere decírmelo, sé que lo está pasando muy mal sin mí".
Sin embargo, el proceso de adaptación no fue fácil. "Durante 15 días no pude abrir la boca. Estuve alimentándome de líquidos todo el tiempo. Esas dos semanas después de llegar a España fueron una auténtica pesadilla. Todas las noches soñaba que la patera se hundía y que moríamos todos en ella. Mi cuerpo estaba físicamente en Las Palmas, pero mi mente estaba en el mar", concluye Rabha.
En su nueva vida en España, Rabha encontró un refugio temporal en el barrio de La Isleta, en Las Palmas, gracias a la ayuda de la Asociación Atlas Gran Canaria. Manuel Cabezudo, director de la organización, comenta: "Atlas y La Isleta, en general, somos un barrio muy solidario y comprometido. Intentamos echar una mano a todas las personas que llegan, ya sea para buscar residencia o en la búsqueda de su primer trabajo. Cuando vienen, muchas de ellas no tienen ninguna información y no saben cómo poder empezar a tramitar su documentación o saber al menos cuales son los primeros pasos que tienen que dar".
A pesar del apoyo recibido, la vida para una mujer marroquí sin papeles en España no es fácil. Rabha lo sabe bien: "No es nada fácil mi situación… Mis amigos en Marruecos me decían que después de llegar en patera… venía lo peor. Al menos, el boxeo me ayuda a mantenerme fuerte y con confianza para poder luchar el día a día. Vivir aquí en España no es fácil para una mujer marroquí y sin papeles. Cuando sale algún trabajo esporádico, te pagan muy mal… He llegado a trabajar los fines de semana de 12 a 13 horas diarias por 40 euros. E incluso dejar de comer algunos días para poder pagarme el alquiler de mi habitación".
A pesar de las adversidades, Rabha sigue enfocada en su sueño. Entrena cinco días a la semana, preparándose para su primer combate en España. Entre los pocos recuerdos que conserva de su vida en Marruecos, hay una foto junto a su antiguo entrenador, Najim Abdelaoui, del Club Mohamed Ali de Nador.
"Najim es, sin duda, una de las personas más importantes de mi vida. Él siempre ha sido un modelo de persona a seguir tanto en el mundo del boxeo como en la propia vida. Ha sido mi entrenador y fue mi primer gran fan. Me ha impulsado siempre a luchar por lo que más quiero y es la persona que más confía en mí. Sabe que con sacrificio me convertiré en la campeona que quiero ser".
Inspirada por figuras como Khadija Mardi, la primera mujer árabe y africana en ganar un título mundial de boxeo, Rabha entiende que la perseverancia es clave. "Aprendí algo muy importante de la gran boxeadora Khadija Mardi, y es que, aunque la vida se te ponga cuesta arriba, nunca hay que rendirse y luchar más fuerte si cabe", asegura Rabha, quien admira a Mardi por su capacidad de equilibrar su carrera deportiva con su rol de madre y esposa.
Al ver los logros de otras boxeadoras como María Jesús Rosa y Jennifer 'Tormenta' Miranda en España, Rabha se siente motivada para continuar luchando en este deporte, sabiendo que el boxeo femenino está alcanzando nuevas cotas de reconocimiento.
El camino de Rabha no ha sido sencillo. El desempleo juvenil en Marruecos, que alcanzó el 38,2% en sep?embre de 2023, fue una de las razones que la llevó a emigrar. "En Marruecos no existe el futuro para jóvenes como yo. Estudié derecho, obtuve diplomas y premios como cocinera, fundé un equipo de fútbol femenino, soy boxeadora y entrenadora".
"Con toda esta formación y experiencia no conseguía trabajar y mi única solución pasaba por emigrar al extranjero. En cuanto al boxeo, mi familia y amigos me dijeron que me olvidara y que me ocupara de la cocina, pero siempre he creído en ello y aquí estoy. En España boxeando para poder cumplir mi sueño".
Mirando al horizonte desde la costa española, Rabha vuelve a enfrentar sus miedos. "No me atrevía a venir, ya que me hace volver a recordar momentos muy duros en mi vida. Creo que las personas no deberían pasar esos tragos nunca. No somos los culpables, somos las víctimas de un país donde las cosas no funcionan".
La crisis migratoria global, que en 2024 llevó el número de personas desplazadas a un récord histórico, es una realidad que sigue afectando a miles de personas como Rabha, quienes buscan un futuro mejor lejos de su tierra natal.