La desaparición de Diana Quer no fue la única ni la última que tuvo lugar en las últimas semanas. Otras desapariciones posteriores como las de Iván Durán, Cristina Prisacarau o Mari Carmen Carracedo, tampoco. Son personas cuyo estado continúa sin resolverse. Estas se suman a las 1.270 denuncias activas por desaparición registradas por el Ministerio del Interior durante los ocho primeros meses del año.
En una base de datos interna, el Ministerio que dirige en funciones Jorge Fernández Díaz recopila las denuncias por desaparición presentadas ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Entre 2011 y 2015, la media anual fue de 19.010. De éstas, en la mayoría de los casos se termina encontrando a las personas (vivas o fallecidas), mientras que las denuncias activas anuales -es decir, de las que no se tiene noticia alguna- apenas alcanzan un porcentaje mínimo.
Sin embargo, es imposible conocer el número exacto de personas que permanecen desaparecidas. Como destacan fuentes internas del Ministerio, “en las denuncias activas (1.270 a 2 de septiembre de 2016) hay tanto denuncias por personas que siguen desaparecidas como denuncias por personas que ya han aparecido pero de las cuales las familias han olvidado retirar o dar de baja dicha denuncia”.
También hay una segunda variable que imposibilita conocer la dimensión del fenómeno en su totalidad: las cifras negras. Según la profesora de Derecho Penal de la Universidad de Valencia Lloria García, “hay desapariciones que no se denuncian en casos de exclusión social evidente, con personas a las que nadie echa de menos, y de situaciones irregulares en las que las familias no denuncian por miedo o desconocimiento”.
Cifras de desapariciones
Ante la ausencia de estadísticas oficiales sobre desapariciones vigentes, la Asociación Sosdesaparecidos recopila información propia sobre los casos que llegan a su conocimiento.
El presidente de la asociación y padre de un menor desaparecido, Joaquín Amills, se queja de que el Ministerio del Interior “no ofrece cifras claras y tampoco tiene la capacidad de escuchar ni de dialogar”. Amills asegura que el número de personas de las que se sigue sin tener noticia puede alcanzar “las 14.000". "Al menos, durante los últimos 15 años”, añade.
Entre 2011 y 2015, Sosdesaparecidos activó la alerta por desaparición en 1.085 ocasiones (este año llevan 1.640 casos atendidos). En la mayoría (un 43%), las personas aparecen vivas; en el 24,8%, fallecidas. Del resto, continúa sin conocerse su paradero.
En la página web de la asociación aparecen las fichas de 258 personas que continúan desaparecidas. Según Amills, los familiares se ponen en contacto con ellos para fomentar las labores de difusión. Y aunque no son todas las que siguen en desaparición, permite acercarse al perfil de desaparecidos en España.
Del análisis de estas estadísticas se destaca que siete de cada diez personas que siguen desaparecidas son hombres, pese a que representan algo menos de la mitad (el 49,1%) de la población española en 2015. Por lo que respecta a las mujeres, suponen el 28,3% del total de las desapariciones vigentes, aunque son más de la mitad de los habitantes del país.
En cuanto a la edad, los adultos de entre 18 y 69 años son el grupo de edad que más desaparecen, también el grupo representativo de la sociedad. Aun así, como denuncian asociaciones y familiares, es la franja más infrarrepresentada en los medios de comunicación. Los ancianos (70 años o más) y los menores (17 años o menos) representan el 18 y el 10% de las personas que siguen desaparecidas, respectivamente.
Por comunidades autónomas, los dos archipiélagos -el canario y el balear- son en las que más personas hay desaparecidas en la actualidad. En el archipiélago del océano Atlántico, 1,14 personas se encuentran todavía desaparecidas por cada 100.000 habitantes. En el del mar Mediterráneo, 0,9. Coincide, además, que ambas son zonas turísticas.
Por su parte, Orense, Santa Cruz de Tenerife y Málaga son las provincias en las que más personas continúan desaparecidos por cada 100.000 habitantes. En la provincia gallega, las cinco personas a las que no se ha podido encontrar hasta el momento tienen más de 70 años. Gumersinda Raña Raña, desaparecida en 2014, es la más longeva con 88.
Málaga y Santa Cruz de Tenerife suman 31 desaparecidos. Y la mayoría, con características similares a las destacadas de forma previa: hombres de mediana edad. Aun así, en la Costa del Sol se encuentra uno de los ejemplos más trágicos y lo representa un menor que desapareció con 14 años: David Guerrero Guevara, el niño pintor. Desaparecido el 6 de abril de 1987, nadie lo ha podido encontrar 29 años después.
En cuanto a las fechas de desaparición, la mayoría de las personas a las que se le ha perdido el rastro y de las que no hay noticias hasta el momento desaparecieron durante los últimos años. Sobre todo, a partir de 2008. Con el paso del tiempo se termina encontrando a las personas, ya estén vivas o fallecidas.
No obstante, hoy todavía hay ejemplos de desapariciones anteriores a los años ochenta. De esa década quedan cuatro personas por encontrar, además del citado Guerrero Guevara. Pero también hay ejemplos de desapariciones de los años setenta. En Cádiz, el 1 de marzo de 1977 se perdió la pista del joven Francisco Román Fontalba, que por aquel entonces tenía 16 años, del cual no se ha actualizado ninguna información relevante hasta la fecha.
En cuanto a los meses en los que desaparecieron las personas que todavía siguen ausentes, predominan las temporadas vacacionales y de descanso. En primer lugar, diciembre. Le siguen, julio y agosto.
La época navideña -desde el 25 de diciembre hasta el 8 de enero, de forma aproximada- es la peor: 18 personas que siguen sin conocerse su paradero desaparecieron durante estas dos semanas. Y sólo una de ellas supera los 70 años (Catalina Macías, con 77 años, desaparecida en 2011); el resto, por debajo.
Este patrón confirma la misma línea expuesta por los expertos: la mayoría de desapariciones -aunque luego se resuelvan encontrando a las personas vivas o muertas- se producen en los meses vacacionales.