Si Fargo ocurriera en España, tendría lugar en Andorra. Con sus paisajes nevados pasa lo mismo, son tan preciosos en la superficie como putrefactos en su interior. Un lugar en el que el crimen puede ocurrir sin que nadie cambie el ceño, hasta que a alguien le da por menear la mierda de debajo de la alfombra. Es lo que ocurre en Félix, la serie de Movistar+ y que se llama como su protagonista, un Leonardo Sbaraglia en estado de gracia que llega a un territorio inhóspito y se enamora a la primera de cambio de una mujer asiática que desaparece de la noche a la mañana.
Así comienza una búsqueda que le llevan a un mundo que mezcla el universo de los Coen y a Davd Lynch, todo pasado por el filtro cañí andorrano y ese tono tan personal de Cesc Gay, que aquí se arriesga en un thriller lleno de humor. Para Sbaraglia su personaje es una versión moderna de Don Quijote de la Mancha “que va a contracorriente, y todos creen que ve molinos de viento, hasta tiene su propio Sancho Panza, que es su vecino, Óscar”.
En un primer momento no entendía la motivación de su personaje, no comprendía “cómo alguien iba a hacer todo esto por alguien a quien casi no conoce, pero eso es lo llamativo y especial de Félix”. “Él tiene una profunda intuición, confía en eso que vio. Vio algo del hueso del otro, algo que se puede ver en una sonrisa, en la transparencia… y to eso lo puede entender, y creo que esa es la esencia de la serie, la de un hombre convencido por algo que intuye y que va a contrapelo de todo”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Félix es un hombre torpe, patoso, con un humor extraño y que no responde a ninguna definición clásica de la masculinidad, una de las señas características de los personajes de Cesc Gay que aquí se encarna en la piel de Leonardo Sabraglia, que está encantado de un personaje que muestra la crisis del sistema machista actual. “El hombre y la mujer están cambiando. El modelo femenino ha cambiado gracias a todo lo que está pasando tan positivamente. Son cambios sociales, y también de la propia masculinidad, porque el modelo de hombre era machista, y el hombre tenía que mostrase siempre de una manera fuerte, para entrar en el modelo de éxito masculino, que eso tenía algo de pose y de escudo. Pero el hombre hacía esa fuerza, igual que a la mujer se le pedía ser mujer para ese sistema machista, y el hombre hizo fuerza para sostener ese modelo machista que por suerte está en crisis profunda”, explica.
A la mujer se le pedía ser mujer para ese sistema machista, y el hombre hizo fuerza para sostener ese modelo machista que por suerte está en crisis profunda
Un cambio que le hace ser optimista, porque “nos estamos animando a ser más humanos, más transparentes, más naturales… no sé si naturales es la palabra, porque lo que al hombre le funcionaba hace moles de años ya no le funciona. Todo cambia. Nos estamos viendo cada vez más como seres humanos, con sus diversidades… con su gran diversidad sexual, porque cada ser humano representa en sí mismo una gran diversidad sexual, a cada ser humano le calientan cosas diferentes, pero todo tiende a unificarse, y si nos permitimos esa particularidad, esa diversidad, seremos más ricos como seres humanos”, añade.
Para construir este personaje que Cesc Gay califica como “uno de los más complejos” que ha escrito, el director le recomendó ver la primera temporada de Fargo, la serie que adapta la película de los Hermanos Coen, pero Sbaraglia no la vio hasta que terminó el rodaje, y optó por tirar de otros referentes más sorprendentes, como los personajes de Friends. “A mí me sirvió particularmente la serie Friends. La vi mucho, porque los actores están ubicados en el lugar del ridículo, y eso es algo muy bueno que tiene los actores de EEUU, y es que se ponen siempre en el ridículo. Nunca están acomodados, nunca ponen la voz de galán, están totalmente corridos de ese lugar de ‘hombre’ y están parados en situaciones de ridículo. Mira el personaje de Ross, que es que hasta físicamente es un clown. Así que tuvimos que ir con el personaje hacia ese Buster Keaton, hacia Chaplin, porque es un personaje que se pega con las paredes y pisa lugares incómodos. Eso me sirvió mucho”, apuntaba.
Félix es otra de las apuestas de Movistar+ en su desembarco en la ficción propia. Una aventura que comenzó con Velvet Colección y La zona, y que ha dado lugar a exitazos como La peste o Vergüenza, de la que se han confirmado segundas temporadas.