Marifé, la muñeca flamenca y ‘facha’ que asesinaba gays y otros cuentos de terror cañí
Benja de la Rosa escribe y dirige 'Terror y Feria', una serie de Flooxer producida por Los Javis que es un homenaje al género.
25 abril, 2019 03:08Noticias relacionadas
Siempre se ha dicho que el terror era una radiografía de nuestros miedos como sociedad. Que detrás de criaturas, espíritus y asesinos en serie había un retrato preciso de aquello que escondíamos debajo de la alfombra. Aunque muchos creían que Hollywood se había domesticado, siempre ha habido realizadores que han aprovechado el género como arma.
Hasta el mainstream ha encumbrado a una figura como Jordan Peele, capaz de recaudar cientos de millones de euros con Déjame salir, retrato en clave de terror del racismo latente en EEUU, y con Nosotros, su último éxito con el que reivindica una revolución de los olvidados contra aquellos que les han dejado atrás por tener un barco y una casa tan grande como la del vecino blanco.
Precisamente Peele es también el ‘maestro de ceremonias’ de The twilight zone, igual que en su momento lo fuera Rod Serling en la versión de los años 50, y como también hicieran otros maestros del terror como Alfred Hitchcock en Alfred Hitchcock presenta o Narciso Ibáñez Serrador en Historias para no dormir. Nombres a los que quiere honrar con gracia y mucha sinvergonzonería Benja de la rosa, creador, guionista y director de Terror y Feria, la serie que estrena Flooxer, la plataforma online de Atresmedia que vio nacer otros fenómenos como Paquita Salas.
Los creadores de Paquita, Javi Calvo y Javi Ambrossi, han sido los impulsores de esta idea que a priori no entra en los cánones de la televisión en abierto en España. Homenajes a los tópicos de terror -exorcismos, muñecas poseídas, asesinatos, zombies...- pero todo pasado por un filtro cañí y mezclado con nuestro imaginario castizo. Cuentos de terror autoconclusivos que cuentan con la introducción del propio Benja de la Rosa.
El creador reconoce que la serie no hubiera sido una realidad “sin los javis”. “Yo llevo mucho tiempo en esta profesión,pero siempre en el off, en la escena alternativa, y allí no hay filtro. No tenía contactos con el mainstream y la testé en salas alternativas, y ellos la vieron y dijeron, ‘esto es una serie', pero claro yo les dije que yo no conocía a nadie, y ellos dijeron que lo moverían. La apuesta ha sido más por ellos que por mí”, dice con honestidad.
Es lo que hacía Chicho, siempre había una lectura, contaba algo del ser humano. No es sólo el zombie o el vampiro, hablamos del momento político, de Vox, de la homofobia...
Terror y feria es una serie irreverente de episodios de menos de 20 minutos de duración que mezclan todo. Imaginario del terror, del LGTB, frases de Belén Esteban o Manuela Trasobares -Las víctimas son la parodia de esta sociedad- y un puntito punk. En su aparente ligereza también es un caballo de Troya que cuela mensajes políticos todo el rato: desde la dictadura de las redes sociales, la homofobia, la sociedad absorta en los realities, el cuñadismo ilustrado… “No dejo títere con cabeza”, dice Benja de la Rosa riéndose como un pícaro y reconociendo que cree que les ha “colado un gol”.
El ejemplo perfecto es Marifé, su primer capítulo que cuenta la historia de una pareja de gays que compra una muñeca vestida de sevillana, la mítica que salía en los Morancos encima de la televisión. Lo vintage se convierte en su peor pesadilla, ya que Marifé, que así se llama el juguete, tiene dentro el espíritu de una mujer franquista que se venga de los gays asesinándolos. Es surrealista ver a una muñeca de 15 centímetros gritar ‘maricón’ a Jimmy Castro y Antonio Pagudo, o verla gritar '¡Franco, Franco!', una provocación que, sin quererlo, también habla del momento actual.
Los Javis y yo lo teníamos claro que la serie tenía que ser política y muy crítica. Terror y Feria es un reflejo de la sociedad
“Yo lo tenía claro, me lancé. Por eso creo que les he metido un gol y no sé si ellos lo tenían tan claro o se quedaron con la capa de frivolidad, pero Los Javis y yo lo teníamos claro que la serie tenía que ser política y muy crítica”, confiesa De la Rosa que considera Terror y Feria “un reflejo de la sociedad”. “Hay un capítulo que lo protagonizan dos trans, y es un terror costumbrista porque las asesinan, pero quería contar esa realidad que es muy fuerte. Es lo que hacía Hitchcock, o Chicho, que siempre había una lectura, contaban algo del ser humano. No es sólo el zombie o el vampiro, estamos hablando del momento político, de Vox, de la homofobia”, añade.
Aunque vista de frivolidad y petardeo su crítica, Benja de la Rosa también ha vivido la censura en forma de miedo a proyectar sus cortos o a producir sus historias. “Ahora tengo un corto que es muy violento y está funcionando en los festivales, pero en muchos me lo echan para atrás porque hay un momento donde se golpea a una mujer, bueno golpean a todos porque es un corto sobre la violencia. Son momentos raros, políticamente correctos, por eso esta serie es un gol y un milagro,porque es incorrecta, con espíritu punk en un momento en el que parece que podemos ser incorrectos pero realmente no podemos serlo, porque por un tuit te la pueden liar pardísima”, zanja.
Con esta serie puede salir del off’, aunque si lo hace será con varias de sus señas de identidad, entre ellas la defensa de una palabra denostada, ‘cañí’: “Es que me encanta, pero tienes razón que se ha quedado como algo folclórico, como la copla… me gusta mucho la palabra y creo que nos define muy bien”. Terror y Feria es cañí, es fantaterror, tiene un punto trash y además es un golpe a lo correcto.