El 7 de junio de 1968 el líder de ETA Txabi Etxebarrieta cruzaba “la línea invisible” al matar a la primera víctima de la organización terrorista, el guardia civil gallego José Antonio Pardines. No era el objetivo que había marcado la banda para dar ese paso a la violencia y la sangre, sino que debería haber sido Melitón Manzanas, torturador franquista y azote del movimiento de izquierdas en el País Vasco.
Aquel momento cambió todo para siempre. Aquella banda que había nacido como grupo antifranquista y contra la represión sumirían a nuestro país en una pesadilla que duró décadas de dolor. Un momento histórico, que marcó nuestra historia y que hasta ahora no se había contado en la ficción española. Ha sido Mariano Barroso gracias a Movistar+ con La línea invisible -ya disponible- los que han puesto su mirada en la división sufrida dentro de la propia banda y que lleva a muchos miembros a abandonarla cuando deciden que matar entraba dentro de sus planes.
Para el director esta era una “oportunidad única para indagar en un pasado reciente tan poco contado y lleno de momentos extremos”. Cree que no se había contado porque vivimos “bajo esa máxima que siempre hay que mirar hacia adelante, y aquí hay que volver al pasado para recordarlo. Creo que era Freud el que decía que la única forma de olvidar es recordando. Es duro, porque ETA es lo más fuerte que nos ha pasado como país… quizás hasta ahora con el coronavirus. Era un trauma que se prolongaba en el tiempo, una pesadilla interminable que cada vez tomaba nuevas formas. Pero esa historia que todos conocemos nadie sabía cómo se inició, cómo surgió, cuáles eran sus orígenes, qué motivaciones tenían”, dice Barroso a EL ESPAÑOL.
Un momento en el que la lucha entre una izquierda obrera, que pedía unirse a otros movimientos antifascistas del país, pierden la lucha contra una facción más burguesa que cree que la lucha armada y la defensa de una identidad nacional y de unas señas que el franquismo había oprimido eran la única forma de seguir adelante. Una ruptura que para el director “cambia radicalmente todo”. “Hay dos facciones, y la segunda manipuló las cosas para convertirse en los dueños de ETA, y esa gente, con la excusa de la búsqueda de la identidad nacional, un concepto que vemos estos días, pues ese concepto de identidad nacional fue el que justificó para ellos la muerte de un semejante”, apunta.
La línea invisible cuenta con un reparto increíble, donde destaca, como siempre, Antonio de la Torre, que da vida a Melitón Manzanas, un personaje que le ha llevado a investigar como el buen periodista que lleva dentro. Una figura “de la que se sabe poco, muy polarizada, porque es el gran torturador franquista, pero quería saber cosas de él, humanizarle, pero siendo consciente de que desde el franquismo se torturaron a más de 3.500 personas hasta nuestros días”, explica el actor que intentó contactar con su familia y amigos para intentar enfocar a este personaje “poliédrico”.
ETA era un trauma que se prolongaba en el tiempo, una pesadilla interminable que cada vez tomaba nuevas formas
Para Antonio de la Torre la ficción debe “tener sentido, una utilidad, remover conciencias”, y por eso cree que La línea invisible es importante. Un retrato hasta ahora no contado con esa lucha de obreros y burgueses dentro de la banda, una visión que a él le parece muy interesante. “Fíjate, dije en Twitter, que es ese coliseo moderno, algo que pienso, que es que creo que una persona de izquierdas no puede ser nacionalista, debe ser internacionalista".
"Lo creo porque tengo una identidad nacional satisfecha, no tengo ningún conflicto con sentirme español y andaluz. Pero, además, con todo este tema del nacionalismo es interesante esta crisis del coronavirus, que está demostrando que la solución no son las fronteras, sino que esto se soluciona desde lo colectivo, y no desde esa gran mentira del neoliberalismo de que si te lo curras saldrás adelante. Yo, Antonio de la Torre he ascendido algún pisito en eso del ascensor social, pero mis padres eran unos currelas y sé que no es verdad”, apunta uniendo pasado y presente.
El coronavirus está demostrando que la solución no son las fronteras, sino que esto se soluciona desde lo colectivo, y no desde esa gran mentira del neoliberalismo
Tras La línea invisible llegará Patria, que ha tenido que posponer su fecha de estreno por el coronavirus, y para el actor esto muestra que “se ha perdido el miedo” y pertenece por fin “al pasado”. Un pasado que pertenece a la historia, una historia que, según Mariano Barroso, “puede ser maniquea cuando se escribe con H mayúscula, pero las historias con minúscula no pueden serlo porque no serían creíbles”. Por eso colocó el punto de vista en los terroristas y creó personajes complejos y contradictorios.
La serie se ha estrenado en plena crisis del coronavirus, y Movistar ha puesto los dos capítulos a disposición del público a través de Youtube, una situación que también ha hecho reflexionar a Antonio de la Torre, que reconoce que se encuentra entre ese “8% de privilegiados que vive de esto” pero que cree que este país no será el mismo: “Hay que pedir cuentas al capitalismo, a los grandes empresarios. Que donen, pero que lo hagan de manera fiscal. Es maravillosa una donación, pero que tributen más, esa es la gran donación para la construcción colectiva, esto no es el far west y hace falta un compromiso como sociedad, que lo pongan por escrito”.