De ‘La casa de papel’ a ‘Veneno’: así es Álex Rodrigo, el director de todas las series de moda
Su nombre está en el equipo de dirección de todas las ficciones del año, y además ha levantado su proyecto soñado sobre Marianico
19 abril, 2020 02:28Noticias relacionadas
En el cine el director es dios. El que manda. El nombre que aparece en el cartel, puede que incluso en letras grandes. ¿Y en la series?, ¿quién dirige La casa de Papel o Élite? En la ficción televisiva o de las plataformas el director va un paso por detrás. Como mucho, la gente conoce el nombre del showrunner, esa palabreja inglesa que define al creador y mente pensante del proyecto que, rara vez, coincide con el que está detrás de las cámaras.
El showrunner de La cada de papel, por ejemplo, es Álex Pina, pero detrás de sus episodios se encuentra una nómina de realizadores entre los que se encuentra Álex Rodrigo. El mismo Álex Rodrigo que dirige dos episodios de Veneno, el biopic sobre Cristina Ortiz creado por Los Javis (que sí se colocan detrás de la cámara en unos episodios). También el mismo que ha creado una de las series revelación del año, El último show, una metaficción sobre Miguel Ángel Tirado, más conocido como Marianico el corto, que se interpreta a sí mismo en una maravillosa ficción producida en Aragón TV y que la ha comprado la mismísima HBO.
Él es uno de los nombres de moda en esta edad de oro de las series en España, pero un nombre que prefiere estar un paso detrás de los flashes. No para de trabajar, y en este confinamiento lleva currando más de diez horas cada día para seguir trabajando los episodios de Veneno y El último show. Es un seguro de vida para los equipos de dirección, y maneja presupuestos abultados igual que apela a lo íntimo para contar la historia de un cómico que quiere dirigir una película surrealista como su adorado Buñuel (maño como Marianico y el propio Álex Rodrigo).
Le “hubiera molado ir a la ESCAC o la ECAM”, pero “no tenía pasta”, así que fue a la Complutense con el sueño de dedicarse al audiovisual pero no demasiadas expectativas. Tampoco tenía “padrino”, algo que facilita las cosas. Salió de la facultad en los momentos difíciles de la crisis, pero él reconoce que ha “tenido bastante suerte”. “Ya desde el momento en que en mi círculo de la facultad todos querían hacer cortos y largos y a mí me dio por hacer una web serie en segundo de carrera. Todos me decían, ‘loco qué haces’, y luego ha llegado el boom de las series como fenómeno global. Desde que entré en Vis a Vis ha habido un camino con suerte y se ha creado un fenómeno en torno a las series que me ha permitido abrirme una carrera ahí”, cuenta Rodrigo a EL ESPAÑOL.
Ahora las series son “un icono cultural, e igual que la gente tiene una novela de cabecera tiene una serie de cabecera que consume en un ciclo de su vida, y en ese contexto las series españolas están muy bien posicionadas”, explica Álex Rodrigo y reconoce que antes dedicarse a esto era casi una utopía y ahora una realidad. Él forma parte del mayor fenómeno televisivo a nivel internacional de la historia de nuestra ficción, La casa de papel, pero reconoce que no es muy consciente, porque todo el fenómeno le ha pillado levantándose a las seis de la mañana para trabajar en todas las series que ha ido empalmando una con otra.
Las series son un icono cultural, e igual que la gente tiene una novela de cabecera tiene una serie de cabecera que consume en un ciclo de su vida
“Era como El show de Truman, no sabía si eso era cierto, todo me llegaba por internet, y luego ya he visto a la gente con los disfraces de la serie en Río, los partidos de fútbol, así que ya me dije, debe ser verdad, pero aquí cuando te levantas para rodar tampoco eres tan consciente. También es cierto que yo no estoy enfrente de la cámara y no hay ese reconocimiento por la calle, así que no te lo terminas de creer, no es como un actor que lo vive en primera persona”, explica aunque también confiesa que sí que le llega ahora algún e-mail pidiéndole salir en la serie de extra.
Ya estuvo en la primera temporada y ahora ha vivido el boom con Netflix y ese aumento del nivel de producción que tanto se ha notado en la televisión. Algo que cuenta que ya se veía en las lecturas de guion, que en la primera tanda les pedían bajar las peticiones y en la tercera nadie les paraba. “Yo pecaba de cauto y decía las cosas bajito, a ver si colaba”, dice con humor. Pero estos nuevos episodios ya se notaba que estaban “escritos con más ambición” y que se podían asumir ciertos derroches antes impensables.
Su sueño de niño
En La casa de papel es parte del equipo de directores de la serie, pero ha dado un paso adelante hasta convertirse en el showrunner -una palabra que no le gusta- de El último show, con la que ha cumplido un sueño de niño. Hacer una serie con Marianico el corto. Una ficción que es una de las sorpresas de la temporada y que nace de una anécdota de cuando él era niño. Fueron a la televisión de Aragón, y allí estaba Marianico, con su boina y su fajín. Su grupo de amigos se acercó a él, medio vacilando y esperando encontrarse al humorista de la televisión. Se encontraron con Miguel Ángel Tirado, la persona detrás del personaje, que les dejó sin palabras cuando les dijo: “fijaros en el universo lo grande que es y el ser humano lo pequeño”.
Desde aquel momento se obsesionó con esa idea de contar “qué hay detrás del cómico”. A todos sus amigos, cuando ya estudiaba audiovisuales, les contaba la historia de Marianico, pero pensaba que sería una frikada suya. El sueño comenzó a materializarse cuando una periodista le dio el teléfono del humorista. “Tenía planteada una serie más macarra, más gamberra, pero al conocerle me di cuenta de la ternura en la mirada, en cada gesto, y me dije, hostia, el concepto, es contar ese alma tan blanca y tan tierna en un mundillo donde hay canallismo, mucho ególatra, gente que eun una conversación los chistes los tiene que hacer él, y Miguel Ángel era el anticómico en ese sentido”, añade.
Álex Rodrigo era bastante escéptico con esta historia. Consideraba que “era algo demasiado personal y eso te hace tener más miedos como autor”. Quizás por ello intentó equilibrar la balanza mezclando “cosas muy frikis con lugares comunes”. “Hay gustos personales pero he sido muy pulcro porque nunca crees que va a ir más allá, así que como era escéptico con lo popular que pudiera ser y creía que era una oportunidad brutal para hacer una serie preciosa metí una trama familiar, di más peso a la nieta… para que fuera una serie para todos los públicos para Aragón Televisión, componentes más comerciales que se salían de la historia más pura que era la que me hacía más gracia”.
Al final su sueño de hacer una serie sobre Marianico se ha convertido en uno de los fenómenos del año, y HBO la ha comprado para tenerla en su catálogo. Un fenómeno que, “salvando las distancias”, se parece al de La casa de papel, porque “es una historia que a priori parece muy nuestra pero es universal y llega gracias a una plataforma a otros públicos que no llega en abierto”. Ahora, en pleno confiamiento, Álex Rodrigo sigue currando, y es ahí cuando uno se da cuenta de su “situación privilegiada, porque me paro a pensar en los técnicos y es una hostia esto, son muchos meses. Hay mucha gente dada de alta de autónomo o de falso autónomo, o en empresas que van a intentar limpiarse las manos”. Apunten su nombre, porque la ficción española de moda pasa por su cámara.