En 2022 se cumplirán 20 años del estreno de Confesiones de una mente peligrosa, la magnética comedia negra con la que George Clooney aprovechó su condición de estrella para saltar al otro lado de las cámaras y empezar a contar sus historias como director. Al vehículo de lucimiento de Sam Rockwell (la estrella de Urgencias siempre tuvo buen ojo para el talento ajeno, como evidenciaría su Oscar como productor por Argo) le siguió una de esas películas que nacen con aura de clásico: Buenas noches, y buena suerte. Cuando Hollywood creía que había encontrado un sucesor para Robert Redford, Clooney empezó a fallar. Una y otra vez. The Tender Bar, la película que estrena Amazon Prime Video, no endereza una tendencia que quizás ya no tenga vuelta atrás. Ni siquiera con un Ben Affleck fantástico.
Ella es el partido era una fallida comedia romántica de época que quería recuperar el espíritu de los encantadores romances de enredo de los años 30. Con Suburbicón, Clooney llevó al cine un guion no producido de los hermanos Coen, pero no sabe trasladar a la pantalla el inconfundible tono de sus colaboradores en Quemar después de leer y O Brother! The Monuments Men fue una aburrida e inerte vuelta de tuerca al cine de la Segunda Guerra Mundial. Con Cielo de medianoche consiguió lo imposible: que una película de supervivencia ambientada en el espacio fuera aburridísima. Solo Los idus de Marzo, una notable película sobre las cloacas de Washington protagonizada por Ryan Gosling y hoy injustamente olvidada, se salvó de la quema.
The Tender Bar recupera las memorias de infancia y juventud de J.R. Moehringer, un periodista y escritor estadounidense que acabaría ganando el premio Pulitzer por su actividad periodística en el año 2000. Cinco años más tarde llegó El bar de las grandes esperanzas (publicado en España bajo el sello Nefelibata), una mirada ficcionada de sus orígenes en un pequeño pueblo de Long Island donde vivía junto a su madre, una mujer soltera que fue abandonada por su pareja cuando J. R. no era más que un bebé. Un bar de copas se convierte en el segundo hogar de un niño obsesionado con la lectura que busca su lugar en el mundo y una figura paterna ausente que cubre su encantador tío Charlie y los clientes del pub que pasan un día tras otro sin una razón con la que esperar el mañana.
La octava película de Clooney como director comete dos pecados mortales. El primero es creer que tiene algo especial que decir en una historia de madurez vista una y otra vez con resultados mucho más interesantes. El segundo es más grave: el interés de The Tender Bar cae en picado después de una elipsis temporal en la que el protagonista pasa de ser un niño (un carismático Daniel Ranieri en su debut como actor con solo 10 niños) a un universitario que tropieza una y otra vez en la misma piedra con una chica que en realidad no quiere estar con él y que sigue batallando con el fantasma de su padre mientras intenta encontrar su voz como escritor en una de las universidades más prestigiosas del país. Tyle Sheridan demostró ser un talento en bruto en Joe, Mud y El árbol de la vida y acabamos de verle aguantando al plano a un inmenso Oscar Isaac en El contador de cartas, pero aquí es incapaz de insuflar vida a la enésima aproximación al coming of age de un escritor.
Para ser una historia sobre una vida que empieza, la última película de Clooney solo resulta arrebatadora y tiene alma cada vez que aparece en pantalla un Ben Affleck que resulta más interesante y auténtico cada año que pasa en su carrera como actor. Su premiada interpretación en Hollywoodland ha dejado de ser la excepción, como ya dejó claro el pasado año en el drama sobre la adicción The way back o su infravalorado trabajo en el Perdida de David Fincher. Tras pasárselo en grande este mismo año con el villano robaescenas de El último duelo, su tío Charlie rezuma toda la autenticidad y el encanto que le falta a una insípida película que no va a ninguna parte. Su sorprendente nominación a los Globos de Oro es una inspirada elección que, desgraciadamente, no tiene vistas de repetirse en los Oscar.
Qué pena que The Tender Bar no se quede con él y prefiera seguir los pasos de alguien que, desgraciadamente, no tiene nada interesante o nuevo que decir. George Clooney solo ha aparecido como actor en una película durante los últimos seis años. Quizá ha llegado el momento de decir eso de "Zapatero, a tus zapatos".
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