Crítica: 'Los anillos de poder' 1x04 - La conexión de Galadriel con la Reina Míriel y el secreto de los enanos
Hablamos del cuarto capítulo de 'El señor de los anillos' con spoilers, donde se ha presentado a Adar, el Padre de los Orcos.
16 septiembre, 2022 16:03Mientras el tercer capítulo de El señor de los anillos: Los anillos del poder seguía presentando a los personajes principales de esta gran epopeya y les sumergía poco a poco en la narrativa, el cuarto episodio de la serie de Amazon Prime Video, que se titula La gran ola, nos permite un descanso a los que nos costaba memorizar el nombre de todos los personajes y comienza el proceso de asentar la información mientras los protagonistas avanzan con mejor ritmo en sus respectivos caminos.
Wayne Che Yip continúa a los mandos de este episodio y nos permite un respiro después de mostrarnos a los horripilantes orcos y el reino de Númenor, acercándose a conocer más a fondo a los protagonistas y un poco de su pasado. Además, también habrá tiempo regresar a las Tierras del Sur y el reino bajo tierra de los enanos.
De hecho, actores como Cynthia Addai-Robinson, Trystan Gravelle, Maxim Baldry y Ema Horvath tendrán su oportunidad de brillar en pantalla, mientras que Morfydd Clark, Robert Aramayo, Owain Arthur y Sophia Nomvete tratan de avanzar hacia sus propios objetivos.
“Hay una tempestad dentro de mí”
En el Reino de Númenor -que apareció por primera vez en el capítulo anterior-, Galadriel sigue empeñándose en vengar la muerte de su hermano y como sabe que no puede enfrentarse a Sauron ella sola, intentará buscar aliados donde sea.
Una vez en la tierra de los hombres se dará de bruces contra la Reina Regente Míriel, que en sustitución de su padre, intenta mantener a salvo a su reino del futuro que se avecina. Lleva un tiempo teniendo las mismas pesadillas, en las que una gran ola arrasa con todo a su paso y cree que la elfa solo le traerá más problemas de los que ya tenía.
Encerrada en su celda, Galadriel establece el primer diálogo del episodio con Halbrand, que sigue sin mostrar del todo sus cartas y que le dice a la elfa que deje de actuar a lo loco. “¿Ves lo que pasa cuando dejas de galopar y te paras un rato a pensar?”, le interpela, dejándole caer que para lograr la unión de los elfos con el reino de los hombres, tendrá que reflexionar antes de actuar y comportarse con la Reina Regente.
Esto será un punto de inflexión para la protagonista, que finalmente logra acercarse a Míriel haciendo referencia a su padre, que está muy enfermo. Aquí, la serie se adentra un poco más en el pasado de Númenor y volvemos a ver el trágico futuro que le espera a través de una palantiri -una piedra mágica similar a una bola de cristal-.
Galadriel consigue conectar con la Reina Regente y vuelve a pedirle una alianza con su pueblo para luchar contra el Mal, pero Míriel vuelve a rechazar la oferta, porque para ella, “la fe puede atar un corazón, pero es un hilo demasiado delgado para que un reino cuelgue de él”.
“No es una empuñadura, es un poder”
Arondir sigue tratando de liberarse de los orcos y después de haber derrotado a muchos de los que le tenían cautivo, se verá las caras con Adar, un personaje al que no habíamos visto hasta ahora y que tiene un estrecho vínculo con los orcos. Adar deja marchar al elfo, pero le ordena llevarse con él un mensaje para los hombres de las Tierras del Sur: deberán renunciar a sus propias tierras si quieren vivir en paz.
Mientras tanto, Theo se marcha a investigar si hay comida en una aldea cercana, pero lo único que descubre es que los orcos han arrasado con todo a su paso y que además, están buscando la empuñadura que robó en el episodio anterior.
Theo queda atrapado allí, pero pronto recibe la ayuda de Arondir, que le ayuda a escapar en una de las escenas de persecución más épicas del episodio. Una vez regresan, Theo se encontrará con el anterior dueño de la empuñadura, que le revela el verdadero poder de la misma.
La empuñadura tiene el objetivo de crear siervos para Sauron y los hombres son un objetivo fácil, ya que su orgullo y frágil moral les hace más corruptibles.
“Elfos y enanos trabajando juntos”
Retomando el lugar donde vimos a Elrond por última vez, el elfo sigue retomando su amistad con el receloso Durin, que aún sigue sin confiar del todo en él. Poco a poco, logran acercarse un poco más y el enano le revelará un secreto esencial para su pueblo: la existencia de un mineral muy extraño y especial para ellos.
Este mineral solo se puede extraer en la Vieja Mina, situada bajo el Lago Espejo, y su extracción es tan peligrosa, que casi acaba con la vida de varios mineros. Por suerte, los cuatro que quedan enterrados bajo las rocas salen vivos de milagro, pero el rey Durin III decide dejar de extraerlo.
Bajo tierra tendrá lugar una de las conversaciones más emotivas del episodio, donde el joven príncipe escucha a su padre decir que no necesita ser rey para escuchar su voz. Asqueado por la decisión que acaba de tomar su progenitor, Durin se enfada con él, pero Elrond le pide que escuche a su padre mientras pueda, contándole cómo perdió al suyo cuando navegó a Valinor para no ser visto nunca más.
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“Lluvia de pétalos”
“Los fieles creen que cuando caen los pétalos del Árbol Blanco no es en vano, pero las mismísimas lágrimas de los Valar son un recordatorio de que sus ojos y su juicio están sobre nosotros”, comienza a decir la Reina Regente Míriel en la emblemática escena final de La gran ola, mientras invita a su pueblo a reflexionar sobre su destino.
Númenor no será como las esculturas de piedra que lo rodean y decidirá movilizarse por una causa justa y mayor, acompañando a Galadriel para ayudar a sus compañeros de las Tierras del Sur.
En esta aventura veremos a Isildur, que a pesar de haber sido expulsado junto a sus amigos de la Guardia del Mar, ha decidido participar y embarcarse en un nuevo viaje.
El señor de los anillos: Los anillos de poder mueve los hilos como mejor sabe, desde la prudencia y sin sobresaltos, y siendo capaz de tomarse el tiempo adecuado para emocionarnos mientras nos regala las mejores escenas de acción. El cuarto episodio avanza de manera acertada y aunque seguimos viendo cómo la serie se impone a nivel visual, se agradece que lo argumentativo gane terreno.
Poco a poco, las piezas de este inmenso puzzle comienzan a encajar y este cuarto episodio es el más equilibrado de lo que hemos visto hasta ahora en la serie. Seguimos estando ante una gran adaptación del universo de J. R. R. Tolkien y ya no necesitamos más razones para convencernos de ello.